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Nuestras aventuras con la prima Elvira
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Esto pasó por el año 2012, resulta que al estar viendo una exposición de pinturas en uno de los museos de Colima, de inmediato llamó mi atención una mujer con una blusa anaranjada con vivos en amarillo, pelo quebrado hasta la media espalda y un pantalón blanco medio ajustado que le hacía resaltar unas riquísimas nalgas paradas y unas piernas bastante sabrosas, motivo por el cual me acerqué y cuál fue mi sorpresa que era la prima a quien llamaré Elvira, la cual saludé de beso y abrazo, preguntándole que no esperaba verla ahí, diciéndome que por las tardes se aburría mucho y había querido salir a ver la exposición, a lo cual yo le dije que a verr que día nos tomábamos unas cervezas y me dijo que el siguiente viernes me esperaba a las 9 de la noche en su casa.

Ella en ese entonces tendría unos 46 años, separada, que se había venido a vivir a Colima con su madre y por las mañanas trabajaba en un kínder, sin embargo por la vida que le dio su aún marido, se había acostumbrado a tomar bastante cerveza y vino sin que se le subiera demasiado, ella es muy guapa, sin embargo es un poco pasadita de peso, pero eso si tiene unas nalgas espectaculares que desde aquel día, no me quitaba el pensamiento de cogérmela.

Resulta que el viernes como a eso de las 8 de la noche me mandó un mensaje diciéndome que solamente me llevara una botella de whisky que ella ahí tenía un six de cerveza y agua mineral, diciéndole que llegaría un poco más tarde, yo para ese entonces estaba separado de mi esposa, así que ni tardo ni perezoso llegue alrededor de las 9:20 de la noche toqué y ella se asomó por el balcón diciéndome que la puerta estaba abierta que subiera a la casa, así que subí y saludé a su mama, una persona ya mayor y después de la plática de costumbre nos dijo que ella se iba a dormir, así que nos dejaba, por lo cual nosotros nos fuimos al comedor de su casa, el cual está pegado a la cocina, y ahí estuvimos primero bebiendo cerveza como hasta las 11 once de la noche y oyendo música disco, recuerdo que la prima traía su pijama un pantalón pegadito que hacía que su bikini se le notara a media nalga, y un blusón también pegado a su cuerpo.

Ya en el calor de la plática que comentaba toda su vida de miserias que pasó con su aún marido, y el por qué decidió separarse de él, a lo cual yo le escuchaba con toda atención, resulta que yo le pregunté que desde su separación, no había estado con otro hombre, la cual me dijo que de repente tenía un amigo que le insinuaba algo, pero que a ella no le atraía, diciéndome que así de fodonga quien se iba a fijar en ella, a lo que de inmediato le dije que nada eso, que estaba como los vinos, mientras más maduros mejores, empezándose a reír, mientras yo tanteaba el momento de ver si su mama, ya estaba bien dormida, así serían las 12 de la noche hasta se acabaron los hielos y me dijo que iba a la cocina por más, para lo cual yo le pedí que si tenía un vaso de cristal, porque el whisky me gustaba en ese tipo de vasos.

La seguí hasta la cocina y me puse a sacar hielo del refrigerador, diciéndome que los vasos estaban en el estante más arriba, ella puso un banquito para alcanzarlos a pesar de ser una mujer alta, lo que yo aproveché para tomar su cadera y repegar mi verga con sus nalgas, a lo cual ella me dijo, “estate quieto”, lo que aproveche para voltearla hacia mí, y darle un beso húmedo en su boca, notando que se puso nerviosa y me dijo “que no ves que somos primos, mi mamá nos puede ver”, a lo que yo insistí en seguirla besando, y viendo que me correspondía, le agarré sus nalgas con mis manos, empezando a manosearla, diciéndome “para Paco, mi mama nos puede ver, además somos primos”, yo ya estaba bien caliente, así que la empecé a besar en su cuello, lo que hizo que ella se estremeciera, y me dijo, “Aquí no” otro día.

Así que nos volvimos a sentar en el comedor y serían como eso de las 2 de la mañana, que me despedí, no sin antes ya en la escalera para bajar a la calle, volví a repegar sus nalgas con mi falo, y se lo restregaba, mientras aprovechaba para besarle su cuello y con una de mis manos, masajear sus tetas y con la otra meterle un dedo por dentro de su calzón, para confirmar que estaba su pucha bien mojada, diciéndome “Paco mi mama nos puede ver, además somos primos”, yo para ese entonces estaba bien caliente, así que seguía con mi acometido dándole un faje de aquellos, sacando mi falo el cual repegaba con su culo, y después de un buen rato, de estar dándole dedo en su rica pucha y manoseándole sus tetas, y besándola a placer, sentí que me iba a ir, le bajé su pijama y le aventé todo el semen sobre su calzón, el cual no dejaba que se lo quitara, ella me dijo, “Paco, aquí no, mi mamá nos puede ver”, así que nos despedimos y quedamos de marcarnos al siguiente día.

Al día siguiente me marco, diciéndome que había amanecido muy cruda y que quería estar todo el día dormida, así que deje que pasarán los días y de repente sería entre semana recibí un mensaje de ella diciéndome que se le había descompuesto su carro y que le daba pena pero quería ver si le podía prestar dinero para arreglarlo, así que le dije que saliendo de su trabajo pasara a mi oficina, que a esa hora estaba cerrada, que la iba a dejar la puerta de entrada emparejada, que en cuanto llegara la cerrara, así que siendo las 4 de la tarde, oí que la puerta se cerró, y entro a la oficina, nos saludamos y me dijo que le daba pena, pero que ocupaba el dinero, así que la lleve a mi privado y lo cerré con seguro, ya dentro estuvimos platicando, y le di el dinero, la notaba como rara porque yo no le decía nada de nuestro encuentro anterior.

Así que cuando ella se disponía a salir de mi privado, la tomé de la cintura y la atraje hacia mí, y la empecé a besar, ella solamente me decía, “Paco ya me tengo que ir, mi mama me está esperando”, sin embargo yo no escuchaba de razones, y le quité el pantalón que traía puesto y la blusa dejándola solamente en ropa interior, así que el brassiere, lo desabroché y le empecé a besar y mordisquear sus pechos, viendo como sus pezones se ponían duros, y su respiración se hacía más profunda, para ese entonces mi verga ya la sentía cada vez más dura y con mucho líquido preseminal, así que le quite su calzón, y le abrí completamente sus piernas y la senté en el sillón de visitas y yo de rodillas, con uno de mis dedos, le penetraba su rica almeja y con mi boca y lengua me estaba dando un banquetazo, dándole una rica mamada de panocha, ella gemía “mmm, uff, que rico, augg…”, era tanta su calentura que mi mano y mi boca se empezaron a llenar de sus líquidos y su cara se descomponía del placer que sentía.

Cuando me paré y me disponía a sentarla sobre el escritorio para penetrarla, ella estaba que reventaba de caliente y me decía, “Ya Paco, métela, uff…” escuche a un compañero de oficina que llegó haciendo ruido, y eso nos puso fríos, lo que hizo que mejor nos vistiéramos y cuando salimos ella se despidió y todo quedó así.

Posteriormente les contaré lo que paso en semanas siguientes con la prima Elvira.

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