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Pusiste mi mano ahí, en otro...

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Una de las cosas más deliciosas que has hecho por mí, fue cuando hicimos nuestro primer trío.

En el punto cuando más nerviosa estaba, llevaste mi mano para tomar el miembro de Nicolás.

Aquella noche lo que menos me esperaba era cruzar esa barrera. Yo era un manojo de nervios. Yo sé que tú me convenciste de intentarlo y yo siempre te dije que se me antojaba. Recuerdo que entramos al cuarto y te quedaste ahí parado a la expectativa. Vi a Nicolás muy quitado de la pena desnudándose como si nada. Miré su cuerpo bien trabajado y no pude evitar imaginarlo encima de mí, penetrándome. Ganas tenía y muchas. Estando sola no hubiera puesto el menor freno a concentrarme en cogerme al Nicolás pero sentía todavía mucho miedo de que te pusieras celoso. Me acerqué a ti y empecé a besarte en la boca.

Confieso que mientras te besaba ya estaba excitada por la expectativa de sentir adentro a Nicolás pero quería que esto fuera nuestro juego. Me fuiste quitando la ropa sin dejar de besarme. Me excitó aún más imaginar si Nicolás estaría viendo mi trasero y logrando por ello una erección. Te detuviste al dejarme en medias y ropa interior, haciéndome desear que las hubieras arrancado también. Me llevaste a la cama y yo sólo pensaba en lo que seguía. Fue ahí donde empecé a sentir que las manos que acariciaban mi cuerpo eran más de dos. Recuerdo que abriste mi sostén por el frente y que Nicolás y tú se inclinaron a besarme un pecho cada uno al mismo tiempo.

Me vuelvo a mojar de recordar que empezaste a bajarme la tanga pero que fue Nicolás quien la sacó por completo levantando mis piernas. Tú estabas inclinado a mi izquierda besándome en la boca y Nicolás haciendo no sé cuántas cosas con mi cuerpo sentado a mi derecha. Yo tenía tu cabeza tomada con ambas manos cuando tomaste mi mano derecha y la llevaste hasta el miembro de Nicolás. Prácticamente cerraste mi mano sobre una verga que no era tuya. Ese gesto fue muy significativo para que yo me dejara ir en favor del placer. Fue ahí cuando lo tomé y lo sentí duro, pulsando, caliente. Empecé a masturbarlo mientras te seguía besando. Entonces pusiste tu miembro en la boca.

Yo sabía desde el principio que veníamos a coger pero, ese punto de disfrutar de 2 vergas al mismo tiempo fue un antes y un después. Besar y sentir tus movimientos en mi boca mientras yo masturbaba a Nicolás me hizo sentir una excitación que pocas veces alcanzo tan rápidamente. No podía dejar de jugar con tu pene en mi boca pero quería ser penetrada cuanto antes. Yo misma jalé a Nicolás por el miembro y abrí mis piernas para enfilarlo a mi vagina. Fue tal vez el ver mis labios desnudos, húmedos y depilados que en vez de penetrarme, se inclinó para darme unos lengüetazos que no hicieron sino ponerme loca. Lo dejé hacer a sabiendas de que los jalones que le daba lo iban a mover en mi favor.

Me encantó el momento cuando se incorporó y se puso entre mis piernas. Me excitó aún peor la expectativa y sentía que se me reventaban los labios de las ganas de sentir que una verga, cualquier verga, empezaba a meterse en mi humedad. Resbaló delicioso cuando me penetró y pude por primera vez sentir que me cogían mientras mamaba otra verga al mismo tiempo. Cuando ya me viste disfrutando te hiciste a un lado. Nicolás puso su mejor empeño. Se movía con fuerza y rapidez encima de mí. Yo tuve mi primer orgasmo casi de inmediato. Fue apenas el primero de varios.

Como pocas veces, ni siquiera hizo falta cambiarme de posición. Nicolás me daba y me daba sin parar. En algún momento te vi de pie junto a la cama. Nunca olvidaré tu cara de placer, masturbándote mientras me mirabas ahí con Nicolás encima concentrado en lo suyo. Fue ahí cuando encontré el desconocido placer de gozar que me vieras cogiendo. Me encanta ver a los hombres masturbarse. Verte ahí haciéndolo y saber que lo estabas haciendo mientras me mirabas fue delicioso. Al mismo tiempo sentir mi propio placer con el miembro de Nicolás resbalando en mi vagina, fue una experiencia inolvidable.

Perdí la cuenta de mis orgasmos. En algún punto Nicolás levantó mis piernas para ponerlas sobre sus hombros y recuerdo que sin dejar de moverse adentro de mí, manoseaba mi trasero como si nunca hubiera visto uno igual. De pronto se apoyó un poco más, dejó mis piernas entre sus brazos y dejó caer su peso para poder atrapar mis pechos y apretar mis pezones con sus dedos. La cascada de placer fue tan intensa que yo ya no lo acariciaba a él como al principio. Relajé mis brazos y simplemente dejé llegar los orgasmos uno tras otro. Entre uno y otro clímax, me ayudaba mucho ver tu cara de sinvergüenza mirándome cogida por otro como siempre soñaste. Como pude te hice señas y sin dejar de masturbarte te acercaste apenas a tiempo para que los dos vaciaran su semen sobre mi cara y cuerpo mientras yo tenía el orgasmo más fuerte y prolongado de la noche.

Por un momento perdí la conciencia. Cuando volví en mí, ambos estaban sentados a cada lado mirándome y acariciándome suavemente. Nicolás me miraba aún con lujuria y casi sentí una punzada en la vagina cuando te dijo: '¡qué buena que está tu novia! Por eso en cuanto la vi sólo pensé en proponerles esto y poder coger con ella." Todavía me propuso coger más pero yo ya estaba exhausta aunque eso no evitó que tú y yo volviéramos a coger delicioso ya en casa al amanecer.

Un día de estos deberías volver a guiar mi mano como aquella noche mi amor...

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