Nicolás estaba orinando en el inodoro, su hermana Dora, con el cabello recogido en una coleta, la bata de casa abierta y enseñando las tetas y su coño peludo, le dijo:
-Deja que te haga una mamada cuando acabes, Nico.
-¡Ya me cortaste la meada!
-Quiero que me des tu lechita, hermanito.
-Te dije mil y una veces que no voy a follar contigo, Dora. No puedo hacerle eso a tu marido.
-Un polvo, por fa, un polvo y nos olvidamos de que lo hicimos.
Nicolás guardó la verga, y harto de su hermana, le dijo:
-¡No puedo, Dora, no puedo! Me voy a trabajar.
Dora tuvo que hacerse otro dedo. Por culpa de su hermano se estaba matando a pajas.
Nicolás tenía 20 años, era moreno, de ojos marrones. Su hermana tenía 25 años y era morena de ojos azules. Él era un tipo del montón, sin pareja y a ella se le amontonaban los moscones a pesar de estar casada. Él era un tipo recto y ella una zorra, pero una zorra con un cuerpazo. La obsesión con su hermano comenzara tres semanas atrás cuando Nicolás estaba sentado en la taza haciendo una paja y vio su verga. Se tapara la boca con una mano y después solo pudo decir:
-¡Pedazo de pepino!
Era, era un buen pepino, Nicolás calzaba un veintiséis y bien gordo.
Dos días después a la mesa de un bar tomando unas cervezas Estrella Galicia y picando unas bolsas de patatas fritas Lays a punto de sal estaban sentadas Dora y tres de sus amigas, Laura, Rosa y Nuria, de 25, 23 y 26 años, casadas y sin hijos. Las tres eran bonitas y lo tenían todo muy bien puesto. Laura, apodada la Calentorra, que era muy morena, le decía a Dora:
-Eres una enferma, Lagarta. Una hermana no folla con su hermano.
-Enferma tú que follaste con tu suegro, Calentorra.
Ya no le volvería a llamar enferma. Le preguntó:
-¿Qué coño le ves a tu hermano? No es guapo, no es alto y…
-Y tiene una polla que acomplejaría al mismísimo Nacho Vidal.
Nuria, la Roja, que era la pelirroja de grupo, le dijo:
-Ya no será la cosa para tanto.
-Es para más.
Rosa, apodada la Curiosa, se apresuró a decir:
-Me gustaría ver esa maravilla.
Dora les dijo:
-Se me acaba de ocurrir una idea cojonuda.
-Habla -le dijo la Curiosa.
-La cosa iría así…
Tres días después y por la tarde, Rosa, la Curiosa, empotraba a Nicolás contra la pared de la habitación de matrimonio de su casa y le comía la boca, luego le bajó la cremallera del pantalón y sacó su enorme verga. La chupó hasta ponerla dura, y después meneándola, le dijo:
-Es demasiado grande. Tengo que ser yo quien la maneje.
-Haz conmigo lo que quieras.
Lo que hizo fue desnudarlo y atar sus manos a los barrotes de la cabecera y sus pies a los de la de la cama. Una vez atado a la cama entraron en la habitación Dora, Laura y Nuria. Venían cubiertas con toallas. A Nicolás le costaba creer lo que estaba viendo.
-¡Qué coño es esto!
Su hermana, le dijo:
-Te vamos a follar las cuatro.
-¡Seréis putas!
Dora se acercó a la cama con un vaso que tenía una poquita agua, le apretó la nariz a su hermano y cuando abrió la boca le hizo tragar el agua en la que estaba disuelta una pastilla de viagra. La polla ya estaba dura e iba a seguir así unas horas más. Luego cogió su polla y comenzó a menearla y a mamarla. Las otras se quitaron las toallas y Nicolás vio los gordos pezones y las tetas medianas tirando a grandes con areolas rosadas, marrones, y casi negras de Laura, Nuria y Rosa, que luciendo sus coños peludos y meneando sus caderas se acercaron a la cama. Laura por un lado y Rosa por el otro le pusieron los pezones de sus tetas en los labios. Nicolás los rechazó girando la cabeza. Se besaron y se mamaron las tetas una a la otra. Rosa se puso al lado de Dora para ayudarle a mamar la polla, cosa que comenzó a hacer cuando Dora se desnudó, luego mientras una lamía y chupaba los tremendos huevos la otra mamaba y masturbaba, y viceversa.
Cuando Dora se subió encima de su hermano dándole la espalda y cogió la verga y la puso en la entrada del coño, seis ojos estaban expectantes para ver cómo entraba aquel cipote en el coño. Lentamente entró la cabeza puntiaguda de aquella verga que parecía un misil… Después entraba un poquito, salía mojada y volvía a entrar. Lo mismo hacían en sus coños los dedos de Laura, Rosa y Nuria. Con toda la verga dentro del coño, les dijo Dora a sus amigas:
-¡Un beso, que alguien me dé un beso!
Laura le comió la boca y Rosa y Nuria le comieron las tetas mientras la verga empapada de jugos entraba y salía de su coño. Algo después ametralló la verga de su hermano con su coño hasta bañársela con los jugos de una inmensa corrida. Dora ahogó sus gemidos en la boca de Laura, que al ver cómo se corría le chupó la lengua con tanta fuerza que mismo parecía que se estaba corriendo ella.
Al acabar de correrse su hermana, Nicolás, le dijo:
-¡Suéltame, puta!
Dora le preguntó:
-¿No vas a empezar a repartir hostias?
-¿Para qué digáis que os violé yo a vosotras? No soy tan tonto.
Lo soltaron. Laura, que era una morena, con tetazas y un culazo, subió encima de él, pero Nicolás, enrabietado, le dio la vuelta y le clavó la cabeza de la polla sin miramientos.
-¡Ayyy!
Poniendo cara de sádico, le dijo:
-¿Te dolió, zorra?
-Sí, cabrón.
-¡No haberte metido con quien no debías!
Laura le agarró el culo, tiró hacia ella y la polla entró hasta el fondo.
-Pero no dije que no me gustara.
Rosa y Nuria de pie al lado de la cama y esperando su turno seguían masturbándose y ya sus dedos chapoteaban al entrar en los coños. Se miraron y ya no se pudieron aguantar más. Rosa echándose boca arriba sobre la alfombra arrastró a Nuria con ella. Nuria en la posición del 69 le puso el coño en la boca y le comió el coño a su amiga. Ni cinco minutos tardó Nuria en correrse en la boca de Rosa. Acabara de correrse cuando oyeron a Laura decir.
-¡Me corro!
Rosa se puso en pie, se metió en cama, quitó a Nicolás de encima de Laura, lo montó y se clavó la cabeza de la verga en el coño. Sus ojos se cerraron, dijo: "¡Ay!", y deslizándose la verga por su coño engrasado se corrió con tanta fuerza que parecía una loca sufriendo un ataque epiléptico.
Dora se había puesto un arnés con polla, Nicolás al verla, dijo:
-¡No! ¡¡Eso no!!
Dora les dijo a sus amigas:
-Atarlo boca abajo, chicas.
Las tres zorras se le echaron encima y Nicolás, a pesar de resistirse, acabó con el culo a disposición de su hermana. No iban a ser rudas como fuera él con Laura, de hecho Laura le pasó un dedo por la columna vertebral de abajo a arriba marcando un camino que después siguió su lengua. Nuria le levantó el culo y le cogió la polla y Rosa le abrió las nalgas, le dio un par de cachetes y le lamió el ojete. Se dejara poner a cuatro patas sabiendo que su hermana lo iba a penetrar con la polla de goma. Nuria comenzó a ordeñarlo. Laura fue a por su boca. Nicolás se la dio sin mucho entusiasmo. La lengua de Rosa hizo estragos en su culo, la de Laura en su boca y la mano de Nuria en su polla. Jadeaba cómo un perro cuando sintió la polla de goma lubricada rozar su ojete. Dora empujó… La polla llegó al fondo con suma facilidad. Lo folló despacito, pero ni así, duró lo que duró, un par de minutos. Nuria al ver que se corría tiró de la verga y se la mamó. Salió de ella tal cantidad de leche que mismo parecía que se corriera un toro. Tanta salió que a Nuria le caía por la comisura de los labios, ya que no daba tragado.
La verga no se bajaba. Las mujeres estaban cada vez más cachondas. Dora le dio la vuelta, le puse el coño en la boca, le agarró los pelos con las dos manos, y le dijo:
-Come mi coño, si no lo comes te arranco la cabellera.
Dora puso el coño en la boca de su hermano y este sacó la lengua. Rosa subió encima de Nicolás y fue metiendo el cipote poco a poco mientras magreaba las tetas de Dora.
Nuria y Laura se besaron y comenzaron a darse el lote. Dora mirando cómo Nuria se agachaba delante de Laura y le comía el coño, movió su culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás… Nicolás no se movía, dejaba que Rosa lo follara. Rosa estaba tan cachonda que en el momento que acelerase se corría cómo una cerda… Poco después sintiendo los gemidos pre orgasmo de Dora, Rosa, aceleró el mete y saca y se corrió cómo una cerda sobre la verga, se corrió Nicolás dentro de su coño y se corrió Dora en la boca de su hermano.
Al acabar, Nicolás, miró para Laura, que estaba a punto de correrse, y dijo:
-Sois más putas que las gallinas.
Dora le dijo a su hermano:
-¡Payaso! En tu vida te lo pasaste tan bien. Cuatro mujeres para ti solo.
Nicolás le preguntó:
-¡¿A ti te gustaría que te follaran cuatro hombres, Lagarta?!
-Es una de mis fantasías, Lagarto.
-Ya veremos si es cierto.
Dora no lo había entendido.
-¿Qué has dicho?
-Nada, no dije nada.
Quique.