La reunión tanto del grupo lésbico conformado por seis parejas de mujeres como la del grupo Swinger a los que asistieron en total unas cinco parejas de hombre y mujer continuó sin mayor trascendencia. Mi tío Carlos fue quien atendió al grupo SW en la parte de arriba de la casa donde se tenía un salón bien puesto y que tanto Frida como Karla se encargaron de servir los canapés que se habían ordenado. Mi hermano Francisco a quien antes de haber salido de la reunión lésbica les había presentado como mi marido, he de mencionar que también lo estuvo observando con cierta insistencia la misma pareja que comentó que la tía LuzMa y yo teníamos los mismos rasgos que nos identificaban más como tía y sobrina –algo bien cierto que por supuesto no íbamos a corroborar- que como simples amigas y conocidas, tal vez y sin lugar a dudas porque tanto Francisco como nuestra tía, nuestro tío y como yo poseemos ese aire familiar que nos distingue, pero que siempre nos hicimos los occisos. Lo bueno es que no teníamos por qué demostrarlo con una prueba de ADN, porque si no hubiera sido tal vez algo penoso admitir que éramos familia y que en realidad ni Francisco ni yo, éramos esposos, ni mucho menos que Luz Marina y Carlos tampoco eran esposos sino hermanos y ellos nuestros tíos, luego de nosotras posar desnudas o querer hacerlo, como en mi caso, que familia tan liberal, pues.
La señora Carolina junto con su esposa Aurora que son las que habían hecho la observación de nuestro parecido físico de mi tía y el mío no se me despegaban durante la presentación de las pinturas y fotografías en las cuales posaba nuestra tía LuzMa al lado de Lidia y de Sofía que según nos dijo a mi hermano y a mí que eran sus asistentes, ¿de verdad? además de ser las inquilinas y quienes además de todo también posaban para el logro de aquellas tomas y cuadros al oleo de una perfección tal que podían confundirse con simples fotografías. Indudablemente nuestro tío era un gran artista del pincel y no de la brocha mojada que tenía como se lo había dicho yo al tío mientras le acariciaba la suculenta verga que tenía.
– Mi esposa y yo creemos que tú vas a lograr junto con la señora Luz Marina muy buenos resultados, a propósito nos gustaría que pudieras ir a visitarnos para tomar esa tasa de café que te prometimos, ¿crees que puedas vernos éste martes próximo?
– Me encantaría, desde luego que sí, por qué no nos ponemos de acuerdo por teléfono el lunes y para la hora y el lugar.
– Bueno, pensábamos mi esposa y yo que podría ser en nuestro departamento si no tienes inconveniente.
– Por supuesto que no, me gusta la idea, así podemos conocernos con más tranquilidad.
– No tendrás ningún problema con tu marido.
– No, por supuesto que él me deja tener mis propias amistades y ustedes me parecen muy buenas personas.
Creo haber causado una buena impresión porque parecía más bien una franca insinuación para llegar a algo más, puesto que una de las manos de Carolina rodeaba con cierta insistencia mi brazo acariciando con sus dedos uno de mis pechos, provocando que mi calzón empezara a mojarse deliciosamente, de modo que pretextando ir a la cocina por más canapés, me siguieron ella y su esposa, sin siquiera reparar en la presencia de Frida. Aurora la esposa de Carolina, aprovechando el momento, hizo a un lado mi escote –que era bastante pronunciado- para frotar mis senos con sus manos, en tanto Carolina me besaba en la boca y yo correspondía con mi lengua a su beso. Frida me sonreía haciéndose la occisa, mientras yo la miraba también sonriéndole.
– Bien querida, no me cabe la menor duda de que adquiriré todos tus cuadros, aunque a decir verdad me gustaría verte posar con dos mujeres ¿sabes? Me excitan los tríos y los cuarteros, así que me gustaría una foto especial en donde aparezcas con Luz Marina y con Lidia y Sofía que son las asistentes de tu amiga. Si quieres yo hablo con ella para pedirle esto tan especial, me gustaría tener un cuadro donde que estés con Luz Marina haciendo la tijera en tanto Lidia y Sofía les besan sus culos, Me encantaría tener esa foto en grande para adornar nuestra recámara, independientemente de que vengas con nosotras el martes. ¿qué opinas, preciosa?
– Me encantan los tríos, Carolina y Aurora, den por hecho que así se hará lo que desean.
– No te vas a arrepentir querida, mi esposa y yo somos muy agradecidas, además no sé qué es lo que tienen Lidia y Sofía que nos tienen impactadas a mi esposa y a mí, algo que no se explicar, pero que me gusta sobremanera. –yo también pensaba lo mismo.
¿Qué podría ser eso que las tenía impactadas? Yo misma me lo preguntaba desde que conocí a ellas dos, que también eran un par de jovencitas muy atractivas, sabía que ambas eran pareja pero había algo más que también me parecía algo extraño en ellas y que ni siquiera me podía haber imaginado en ese momento, pero pronto se le preguntaría a la tía.
El pequeño pero grandioso secreto de los tíos
Esa misma noche mi hermano Francisco y yo quedamos en ir a la recámara de nuestros tíos para divertirnos un rato, y pasar un rato de incesto increíble ya que la calentura nos tenía a punto a los cuatro, al menos así lo pensamos mi hermano y yo, después de que terminaran las reuniones y se lograra la venta de varios cuadros, en su mayoría oleos de gran tamaño y fotografías muy explícitas adquiridas por el grupo SW, nos dispusimos a celebrarlo desnudos en una pequeña orgía familiar a la cual también asistieron Lidia y Sofía así cómo Karla y Frida aún ellas cuando no formaban parte de nuestro nucleó familiar pero que ya las habían considerado los tíos como parte de la familia… ¿O qué…?
Las inquilinas y asistentes de nuestros tíos Lidia de 19 y Sofía de 21 dos muchachitas muy hermosas que como dije estudiaban arte en la academia de San Carlos, resulta que ambas como dije, eran pareja porque tenían una foto donde ambas estaban vestidas de novias y otras donde también con sus vestidos de novia se estaban besando en la boca aunque en realidad no estaban casadas y es que aún no existía eso en la Ciudad de México del matrimonio entre personas del mismo género. La tía nos había mostrado a mi hermano y a mí sus actas de nacimiento, la verdad dicho sea de paso, sentí que no tenía importancia en ese momento que nos enterara de ello y aunque también tenían ciertos rasgos que nos parecían familiares, al menos yo no le tomé mayor importancia y es que ellas llevaban apellidos distintos por lo que no podían ser familiares, sin embargo también la tía Luz Marina y el tío Carlos tenían apellidos distintos, esto yo misma lo vi cuando nos mostró ella sus actas de nacimiento que habían obtenido para poder casarse por la ley y en donde aparecían con distintos apellidos. Solo nosotros sabíamos que ellos en realidad llevaban los mismos apellidos de nuestra madre y que eran hermanos, pero resulta que después nos enteraríamos que existían otros documentos de nacimiento de los tíos y de nuestra madre que no nos habían mostrado. El tío Carlos resulta que tenía muchos contactos con personas importantes en el gobierno, para poder hacerse de otros documentos oficiales, de tal modo que no podía haber impedimento para que ellos pudieran casarse, cómo de hecho lo hicieron. ¡Vaya familia la nuestra! No podíamos negar que las delicias del incesto estaban bien marcadas en nuestros genes recorriendo todo nuestro torrente sanguíneo e impactando toda su esencia por nuestras venas, algo que confirmaríamos categóricamente una vez más al entrar en la recámara de los tíos.
Cuando advertí que las ninfas, como les pusimos mi hermano y yo por lo hermosas que eran, Lidia y Sofía se nos habían adelantado a Francisco y a mí, no pude menos que sorprenderme nuevamente de la belleza de esas mujercitas desnudas en todo su esplendor. Estaban haciendo maquinita de tres con la tía Luz Marina y se veían francamente deliciosas. Cuando una de ellas le dijo “mamá” solo pudimos imaginar mi hermano Francisco y yo que estaban jugando al rol en el que ambas eran hijas de la pareja conformada por la tía LuzMa y el tío Carlos, algo que es muy común a veces entre parejas y nos pudimos menos que sonreír ante tal ocurrencia.
Lidia estaba lamiendo con indudables ansias la vagina de Luz Marina, sus labios y su lengua lo denotaban por la forma de sorber y chupar su clítoris, estirándolo entre sus labios, a la vez que con su lengua acariciaba esos labios vaginales tan maravillosos e hinchados de placer. Luego de ello vimos que Lidia hacía la tijera cruzando sus piernas para montar su vagina pegándola con la de nuestra tía de tal modo que los labios de ambas vaginas se tocaban entre sí tratando de restregar sus clítoris en tanto Sofía se montaba sobre la boca de nuestra tía y se decían Sofía y Lidia, “hermana te amo” mientras se besaban entre ellas. Complementando ese cuadro maravilloso nuestro tío al que ambas le decían “papá” que besaba las nalgas de su supuesta “hija” y trataba de lamerle el ano, algo un poco complicado pero no imposible por la posición que había adoptado Lidia con la tía LuzMa.
Fue en ese momento que pude darme cuenta de que también los pezones de ambas, lucían tan parecidos como los de la tía LuzMa. Algo que no había advertido en los cuadros y pinturas. Eso me produjo algo tan raro y una especie de presentimiento tal que me hizo temblar de pies a cabeza, provocando que mi vagina empezara a lubricar tan intensamente que no pude controlar una inminente especie de orgasmo que aparentemente no tenía razón de ser en ese momento, pues era tal la sensación tan poderosa que sentí cómo me empezaban a escurrir por las piernas mis propios jugos. ¡Qué orgasmo tan extraño!, jamás me había pasado algo igual.
– Vengan mis queridos sobrinos, vengan para conocer uno más de los pequeño secretos que les teníamos guardado mi hermano Enrique y yo.
– ¿A qué secretos te refieres, tía? ¿Y a qué te refieres con eso de Enrique, no es Carlos?
– Bueno en sí su nombre es Carlos Enrique y eso es parte de algo que como familia nuestra deben ya saber, por encargo de la madre de ustedes así también mi nombre no es Luz Marina, que es el que le gustó ponerme a mi hermano, en el acta de nuestro matrimonio mi verdadero nombre es María Soledad así como el de su madre no es María del Pilar, sino María del Consuelo. Pero eso es tan solo una parte ya que Lidia y Sofía en realidad sí son nuestras hijas, producto de las relaciones incestuosas que hemos tenido siempre entre mi hermano Enrique y yo, de modo que ellas son sus primas. ¿No les parecen exquisitas y apetecibles nuestras hijas?
– ¡No te lo puedo creer, tía!, pensé que estaban jugando a esos roles de hijas y padres ¿pero sí están bromeando, verdad?
– De ningún modo, cómo pueden ver el incesto es algo que tenemos muy arraigado en nuestra familia y que viene de generación en generación hasta donde sabemos, es como una religión que guarda ciertos rituales previos al coito, cómo pueden observar y percibir, la recámara posee un suave olor a incienso y las velas que están encendidas y lo cuadros y vasos con agua tienen un significado antes de que podamos cohabitar en familia o incluso con otros miembros como es el caso de Frida y Karla que nos acompañan en muchas ocasiones.
– ¡Hola primos!, qué gusto saber que papá y mamá también los tengan a ustedes –contestó Lidia con voz angelical, secundada por Sofía que intercambiaba lengua con nuestro tío. –ambas sonreían ante nuestra mirada atónita, me negaba a creer eso.
– ¿Estás besando en la boca a tu papá? –respondí sorprendida ante lo que veía.
– ¿Tú gustas, unirte a nuestro delicioso incesto familiar prima?
– Una pequeña orgía incestuosa solo entre familia, ¿no crees prima? –intervino Lidia
– Vengan con nosotros primos y no se hagan los remolones, ya supimos que estuvieron cogiendo con nuestros padres, además de completar el cuadro con Frida y con Karla. ¿A poco no son una delicia esas mujercitas?
– Sí, vengan a unirse a nuestra sesión de incesto familiar, una especie de mini orgía incestuosa donde lo que se trata es de coger todos con todos sin distinción de padres, hermanos o hijos, como parte de este hermoso ritual del coito que practicamos para venerar a nuestros abuelos y a la familia.
– ¿Han cogido con nuestra madre también?
– ¡Uf!, no te imaginas como es de caliente nuestra tía Consuelo o Pilar como la conocen ustedes, de seguro que cuando la prueben, les va a encantar. No hay nada que se le pueda comparar a coger en familia.
– Nuestras hijas son producto del amor que siempre nos hemos tenido su tío y yo y que la mamá de ustedes también conoce y ha compartido con nosotros éste ritual.
Junto a una de las velas que estaban sobre un librero se encontraba un cuadro de una fotografía en blanco y negro donde estaban retratados todos desnudos. Los tíos posaban junto a otra mujer joven y con otra más la cual distinguí cómo nuestra madre, la otra mujer no supe de momento de quien se trataba, pero los cuatro eran más jóvenes y se encontraban al lado de dos mujeres más maduras, ambas preciosas, una de ellas lucía un pene bien erecto, lo cual supuse en ese momento que se trataba de algo artificial. En ese momento mi tía volteó para decirme algo que luego confirmaría mi error, pero que ya debíamos unirnos a la celebración.
-Vengan primos, vengan para darnos de su lechita de mujer y de hombre -dijo Sofía en tanto me rodeaba entre sus brazos para besar mi boca y tomar el pene de Francisco entre sus nalgas a la vez que el tío Carlos besaba el culo de mi hermano.
Trenzamos nuestras bocas sin siquiera saber a quién estábamos besando, lo mismo nos daba si eran nuestras primas o los tíos, salivábamos mucho y se nos escurría toda esa baba por nuestros cuerpos. Lidia empezó viniéndose llenando la boca de la tía de tal forma que se desparramaba todo su néctar y no pudiendo retenerlo nos lo pasaba de boca a boca. Al mismo tiempo que mi hermano se venía también en la boca de Lidia que intercambiaba el esperma conmigo y con su hermana Sofía, producto de tanta excitación al enterarse de que estaban cogiendo padres con hijas y eso era lo máximo del incesto.
Nos la pasamos cogiendo sin parar y casi sin hablarnos, no hacía falta, solo queríamos desahogar todo nuestro amor en quienes formaban parte de nuestra familia.
Por fin Mamá nos habla
Al día siguiente, luego de despertarnos todos desparramados sobre la cama de los tíos, y sobre incluso la alfombra y uno de los sillones donde dormían nuestras primas aún abrazadas, haciendo honor al matrimonio que conformaban ya como hermanas y esposas una de la otra. Mi hermano Francisco me indicó que fuéramos a nuestra recámara para bañarnos y despejarnos de la noche tan intensa de sexo que jamás nos hubiéramos imaginado disfrutar de la manera en que lo hicimos. Todo era nuevo para nosotros. Después de salir del baño y besarnos intensamente, El teléfono sonó y corrí a contestar, iba desnuda a contestarlo, el aparato estaba sobre un pequeño librero que teníamos en nuestra recámara, era nuestra madre que quería saber cómo nos encontrábamos. Mi hermano como acostumbraba hacer, recargó su pene sobre mis nalgas para recorrerlas y meter sus dedos por dentro de mi culo, jalando una de las sillas para meter su miembro dentro de mi vagina, yo estando de frente a él con mis pechos recargados sobre el suyo, mientras yo hablaba con mamá.
– Ya supondrán que estaré enterada de lo que me dijo mi hermana que iban a celebrar nuestros rituales de familia.
– Así es mamá y mi hermano y yo estamos fascinados con todo esto.
– Conocieron entonces también a sus primas.
– Sí madre, las conocimos muy bien y de verdad que nos sorprendió conocer la verdad.
– No sé que piensen ahora de todo esto.
– Qué nos hiciste falta tú
– ¿De verdad lo dices en serio? ¿Qué piensa tu hermano?
– Te lo paso para que te salude –le pase la bocina mientras lo besaba en la boca e intercambiábamos lengua.
– ¡Hola madre!, de verdad como dice mi hermana, nos haces falta, mucha falta…
– ¡Hijo!… En verdad los quiero mucho a tu hermana y a ti y nada me haría más feliz…
– Madre, quiero que también tú seas nuestra mujer, de mi hermana y mía… no te lo podía confesar antes, pero siempre he pensado en ti de otra manera… igual que mi hermana…
– ¡Hijo!, por favor ahora no sigas porque no sé qué hacer con todo esto que siento ahora que me dices todo eso.
– Te deseamos madre, no tardes mucho en venir con nosotros.
– Yo también los deseo a los dos, hijo, a tu hermana y a ti, sobre todo ahora que ya saben más de mi familia, y más ahora que su padre se ha ido y me encuentro sola en esta casa.
– Nos tardamos madre, todos nos tardamos
– Pero ten por seguro que lo nuestro será algo muy especial.
– Me gustaría empezar junto con Ana Luisa por darte un buen masaje, madre
– No sigas, por favor, mejor espera a que llegué con ustedes.
– ¿Cuándo?
– Un poco tarde, hijo, tengo un compromiso, pero espero terminar pronto. Pero te prometo que estaré pensando en ustedes.
Luego de terminar de hablar con nuestra madre mi hermano y yo estábamos cogiendo de lo más delicioso, pues me había calentado mucho la plática con mamá igual que a mi hermano. Estábamos casi por terminar, cuando apareció Frida detrás de nosotros, ya ni siquiera teníamos por qué cerrar la puerta.
– Dice su tía que ya vengan a la mesa, está listo el desayuno
– Ven Frida, ven con mi hermana y conmigo y desvístete que quiero coger contigo mientras tú chupas la vagina de mi hermana y la haces venirse sobre tu boca.
– Encantada, sus deseos de su hermana y los suyos son órdenes para mí.
No tuvo necesidad de quitar mucha ropa, pues solo llevaba puesto un delantal con peto y por debajo nada, pues iba totalmente desnuda, al quitárselo rebotaron sus preciosos pechos y el pelambre de su vulva se apreciaba en todo su delicioso esplendor. La acomodó sobre la cama, Yo monté mi vagina sobre la cara de Frida, la que comenzó a chuparme y a sorber mi clítoris con gran destreza y entusiasmo, en tanto Francisco penetraba mi vagina.
– ¡Qué rico me hace sentir! –le dijo Frida a Francisco
– ¡Estás bien mojada, encanto! –dijo mi hermano
– Luego le digo a mi hermana que le mamemos la verga entre su hermana y la mía con una paleta de dulce para que vea lo que es salivar en serio.
– ¡Me encanta la idea! –le dije
Mi hermano y yo no perdíamos de vista nuestras miradas, pues mientras él le metía la verga a Frida, yo sentía como si en realidad me la estuviera metiendo a mí, me encantaba esa forma de juego que habíamos adoptado.
– ¿Le gusta como le chupo la vagina señorita Ana Luisa?
– ¿Así es como se la chupas a tu hermana, también? –repregunté
– Me encanta la vulva de mi hermana cuando se quita los calzones para que se la chupe
– ¿Y te gusta la verga de mi hermano?
– ¡Me encanta igual que la de su tío!
– ¿Y qué pensaste cuando mi hermano le mamó la verga a nuestro tío?
– ¡Me encantó verlos!, sobre todo cuando usted probó el esperma de su hermano y el de su tío combinados dentro de la boca tan sensual que tiene, señorita y luego se lo pasó a tu tía pero era tanto el que se le escurría por la boca y los pechos de la señora que tuvimos que limpiarlo entre mi hermana y yo con nuestras lenguas.
¡Qué maravilloso era estar cogiendo así mientras más nos calentaba nuestra propia plática, eso hacía que el morbo entre nosotros se hiciera más intenso y sí, por qué no decirlo, también tenía algo de romántico con la música instrumental que yo misma había puesto y que nos hacía movernos siguiendo el compás de la misma. No cabía la menor duda de que mi hermano y yo estábamos perdidamente enamorados uno del otro. Yo le guiñaba un ojo como aprobación y él me sonreía mostrándome su lengua como si quisiera insertarla dentro de mi boca, pero el momento de nuestro beso lleno del más ardiente incesto no se hizo esperar. Nuestras bocas se unieron en tanto él y yo uníamos nuestros orgasmos junto con el de Frida, casi al mismo tiempo, hasta parecíamos habernos cronometrado pues el esperma de mi hermano inundaba la vagina de Frida, al tiempo que ella llegaba mojando la verga de Francisco y yo eyaculaba todo mi néctar sobre la boca de ella que se atragantaba, escupiendo gran parte que se deslizaba por su cuello y que al momento de incorporarse se corrió por entre sus pechos. Fue algo grandioso.
Continuara…