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Sabrina

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Una noche de primavera salí beber con amigos y después terminamos en una disco del centro de Buenos Aires.

A mis veintinueve años el lugar me parecía demasiado lleno de chicas de secundaria.

Me aburría en la barra tomando un trago y charlando con mis amigos.

Entonces, entre la gente, veo venir hacia mi una cabellera rubia.

Entre el maquillaje, la ropa y la oscuridad del lugar me costó reconocer a mi prima Sabrina.

-Hola Pablo -dijo sonriendo.

-Hola Sabri ¿Cómo estás?¿Viniste sola? -pregunte al verla sin compañía.

Era muy raro verla sin su amiga Ludmila, eran carne y uña, iban juntas a todos lados.

No teníamos una relación demasiado fluida, yo era 10 años mayor. Pero nos veríamos seguido en reuniones familiares.

Sabrina es la hija mayor del hermano menor de mí papá.

Rubia de un metro setenta, con unos labios carnosos que desvían la mirada de un par de ojos azules. Llevaba puesta un musculosa negra que apenas disimulaba un par de tetas sensacionales y aunque desde mí punto de vista no lo veía, un culo carnoso de los que hacen las delicias de quién camina por detrás de ella, se escondía en un jean color índigo.

-Vine con Ludmi. Salimos porque ella estaba peleada con el novio. Pero cuando llegamos publicó una foto en instagram y al rato apareció el novio. Supongo que se reconciliaron por qué están a los besos por allá atrás.

-¿Quedaste sola? ¿Tu novio no vino?

-Es que se supone que era una salida de chicas -dijo mientras se mordía el labio inferior y apuntaba con sus ojos hacia el cielo.

Le convidé de mí trago y ella lo acepto y tomo un sorbo.

-Tengo que pedirte un favor primo.

-Decime. -conteste interesado.

- Seguro Ludmi va a volver a su casa con el novio y si voy con ellos voy a tener que dormir en la habitación del hermano mientras ellos están juntos. Súper incómodo.

- ¿Querés que te acompañe a tu casa? No hay problema prima.

Apunto con la barbilla al suelo y levanto los ojos hacia mí, como un niño que hizo una travesura.

-Es que en casa dije que iba a dormir de Ludmi para que no estuviera sola, no que salíamos a bailar. ¿Puedo ir a dormir a tu departamento?

-No sé... ¿Y si me llevo una chica de acá? Me arruinas la noche. -bromee.

-¿Estás desatado desde que no estás con Paula, no? -dijo refiriéndose a mí reciente separación de un noviazgo largo (y peculiar).

-Daleee por favor Pablo, por favor, te debo una, dale. -mientras me tiraba del brazo.

-Ok, hay problema Sabri (automáticamente abandone el prima) pero nos vamos a tener que acomodar. -conteste intentando que no se notase que el corazón latía a 150 pulsaciones.

-Les aviso a mis amigos y cuando quieras vamos.

-Dale, yo me voy a avisar a Ludmila.

Mientras se alejaba mire hacia mí derecha, mi amigo Pedro, que es un pirata de cuidado, me miraba fijamente desde la punta de la barra.

Me acerque, cuando intenté hablar me interrumpió.

-Que linda está Sabri.

-Si, y se viene a dormir a mi casa.

Abrió los ojos como huevos fritos.

-Hijo de puta, te vas a coger a tu primita?- Casi gritando.

-Si puedo, si. -en voz baja.- Cubrime con los pibes y no digas nada.

-Hecho.- guiñando un ojo.

Me aleje de Pedro hacía donde se acercaba Sabri, tratando que nadie interfiera en lo que estaba pasando. No quería que una palabra de más o un gesto de alguno de mis amigos echara todo a perder.

-Listo, ya le avisé a Ludmila.- Me miró a los ojos y siguió hablando. -Pero no hace falta que vayamos ahora sí te querés quedar con tus amigos.

La agarre del brazo y dije- ¿Tenés que pasar por el guardarropas? Vamos.

Retiramos nuestros abrigos y su cartera y salimos a la calle. Caminamos una cuadras y con la excusa del frío de la madrugada la abrace pasando el brazo sobre sus hombros.

Un par de cuadras más y encontramos un taxi. El viaje fue corto.

Mi departamento está sobre Avenida Córdoba, cerca de Pueyrredón.

Está en el piso 20, el último piso del edificio. El ascensor llega hasta el 19 y en el 20 solo está mi departamento que es el departamento del encargado y pertenece al consorcio. No hay encargado viviendo en el edificio, yo lo alquilo.

Me gusta porque no tengo vecinos de piso, tengo privacidad y salida desde la cocina a la terraza, donde tengo un mini deck con un par de reposeras.

Tomamos el ascensor.

El departamento estaba frío, así que serví una medida de whisky para los dos, quería que se relajara pero no que se emborrachase.

Pude un poco de música bajito.

-Supongo que en esa cartera no traes un pijama.

-ja, ja, ja- explotó en una risa involuntaria- No, claro que no.

En habitación busque una remera negra de mangas largas que, mido un metro ochenta, me queda un poco grande, calculando que a Sabri le quedaría como un vestido.

- Podes usar esto de pijama, si querés.- mientras la daba la remera.

Sabri tomo la remera, su cartera y entró al baño.

Tardo unos minutos en el baño y salió con el pelo recogido, sin maquillaje y con la remera puesta.

Le quedaba hermosa.

-Guau. Ahora se te reconozco, sos la misma potra rubia que me encontré en el boliche?, ja, ja, ja.

-Dale tonto... -respondió sonriendo.

Se sentó en living en el sillón frente al mío y muy coqueta cruzó las piernas para que no se le viera la ropa interior. Sonreía y se la veía cómoda.

Me cambié en la habitación, me puse un short de fútbol y una musculosa, lo que uso para dormir, pase por el baño y me lave los dientes.

Volví al living y Le ofrecí un café que tomamos mientras hablábamos cosas triviales.

-Sabri, terminate el café tranquila que yo preparo la cama en el piso para dormir yo y nos acostamos.

-Nooo, yo duermo en el piso. -Grito bajito.

-¿Estás loca? Sos mi huésped.

-Un huésped auto invitado. -comento sonriendo.

Prepare una cama improvisada tratando que se viera lo más incomoda posible. Volví al living apague las luces y pasamos a la habitación.

-¡Que buena tele tenés en la habitación! yo quiero una pero mi mamá no quiere.

-Yo la uso para dormirme pongo un capítulo de Game of Thrones y me duermo enseguida. -mentí descaradamente.

-¿Te gusta Game of Thrones? a mí me encanta. ¿Te gustó el final? ¿Ya lo viste?

-Si, ya lo vi. Pongamos el último capítulo así me duermo al toque, ja, ja. -Volví a mentir.

Agarre el control remoto y puse el último capítulo. Sabri estaba dentro de la cama tapada hasta el cuello. Me acosté en el piso, a los pocos minutos dije. -No veo nada desde acá y me subí a la cama, quedando sobre las sábanas sin taparme.

Sabrina no dijo nada. Seguimos viendo la serie. Sabri comentaba las escenas y yo dije- Me muero de frío y me metí bajo las sábanas. Después me empecé a hacerme el dormido. Sabía que Sabri no me iba a despertar para echarme de la cama.

Cuando terminó el capítulo Sabri apagó la tele y la luz del velador y se giró dándome la espalda. La luz de la luna entraba por la ventana abierta e iluminaba la habitación.

Yo en ese instante tenía el corazón a ciento veinte pulsaciones y dudaba en que hacer, si avanzar o no. Pero me la jugué y me mande a abrazar a Sabri de cucharita, de última si me decía algo le decía que dormido pensé que estaba con mi ex novia, con quien dormía en esa cama.

Cuando la abracé no hizo ningún movimiento, ni se sobresaltó.

Pase mi brazo derecho por sobre su cintura y la abrace a la altura de la panza.

Mi pene estaba duro a full y lo apoyaba contra sus glúteos. Mi nariz estaba pegada a su cuello y sentía su aroma a mujer joven.

Sabri hizo su primer movimiento y tomo mi mano con la suya dándome a entender que aprobaba mi avance.

Con su mano sobre la palma de mi mano fui bajando hasta su sexo, primero acariciándola sobre lo que se sentía como una bombacha de algodón.

-Ufff. -salió de su boca y mi pija estaba tan dura que me dolía.

Subí la mano hasta el borde de la bombacha y deslice mi mano por debajo y por el camino me encontré con un poblado monte de Venus. El tacto con sus vellos púbicos disparo mi lujuria hasta un nivel superlativo. Quería cogerla ya mismo, duro y profundo pero me contenía para avanzar a medida que ella de fuera dejándome ir más allá. Mis dedos encontraron su rajita y empezaron a acaricia suavemente su clítoris.

La poca luz me permitía ver qué tenía los ojos cerrados.

-shhh, shhh. -la escuchaba respirar profundamente con los dientes cerrados y veía su pecho subir y bajar rítmicamente.

Mi dedo índice abandonó su clítoris y entró directamente en una conchita ya muy mojada.

-¿Te gusta? -Pregunte en vos baja con los labios pegados a su oreja.

-siii- dejando escapar en aire con su afirmación.

Mis dedos jugaban a gusto dentro de ella y se notaba que la estaba pasando bien pero no sentía que se entregará a algo más que dejarse masturbar.

Estaba con el corazón a mil y la pija en la estratósfera de la calentura. Entonces con su mano derecha busco mi shorts paso la mano por mi ombligo y bajo a agarrar mi poronga y empezó a masturbarme así de espaldas.

Entonces giro, dejo de darme la espalda y quedó de frente a mi. Cambio de mano y empezó a masturbarme con la izquierda mientras me miraba a los ojos y sonreía pícara.

Un miraba que decía "Estoy dispuesta a todo."

Sabri gemía con cada ingreso y salida de mis dedos en su conchita mientras masajeaba mi pija con destreza.

La belleza de su cara de placer me alentó a querer comérmela toda y mi mano libre agarro su nuca y la acerque para que nos comiéramos a besos.

Su lengua exploró mi boca sin timidez preparándola para lo que mi mente quería hacer a continuación. Sin darme cuenta me puse sobre ella que abrió las piernas más que dispuesta a ser brutalmente cogida. Apoye el tronco de mi pija en su húmeda rajita pero no sé la metí, mis planes era otros.

Le dije bajito y al oído -Me tenés re caliente.

Una frase obvia, ya que la dureza de mi pija en su mano lo dejaba más que claro, pero yo no estaba pensando en escribir poesía si no en hacer a mi primita acabar mucho e intenso.

Con ese objetivo en mente la fui besando mientras descendía hacia el paraíso.

Sus tetas tenían unos pezones pequeños casi del mismo color que su piel y estaban muy duros y erguidos. Me detuve a chupar esas tetas con dedicación.

-Siii, Siii.-jadeo.

Su panza chata quedaba de camino hacia mi objetivo final y la recorrí con la punta de mi lengua, tomando un pequeño desvío en su ombligo.

Su monte de Venus natural y de un rubio vikinga fue una grata sorpresa visual que anticipo mi llegada a una hermosa y tersa conchita color rosado.

Olí su aroma a mujer y me sumergí en su sabor.

La recorrí a gusto, tanto su clítoris como cogiéndola con la lengua.

-mmm, mmmm, mmmm. -gemía.

Entrelazó sus dedos entre los pelos de mi cabeza y hundió mi cara en su sexo.

Su respiración si agito más y más hasta que tuvo un tembloroso y sonó orgasmo.

-Siii, Siii, que rico... -dijo arrastrando las palabras en un tono ronco que me enamoró.

Me tenía agarrado de la cabeza y me hizo subir para comerme la boca a besos mientras quedábamos en la posición del misionero.

-¿Que querés que haga? -La cabeza de mi pija estaba apoyada en la entrada de su vagina.

-Metemela, cogeme Pablo. Cógeme primo. -dijo mirándome a los ojos.

Muy lento le metí la cabeza de mi pija a hasta la mitad, la saqué y volví a introducirla hasta la mitad. Sabri estaba empapada y la pija entraba sin problemas.

Me miró a los ojos, con la barbilla pegada al pecho y su ojos hacia arriba como pidiendo que se la metiera toda. En la tercera embestida se la metí hasta el fondo y Sabri arqueo la espalda al tiempo que cerraba los ojos y decía -Siii, siii.

Pase mis brazos bajo sus piernas y me puse de rodillas mientras se la metía a fondo y brusco.

Sabri de mordía su dedo índice con los ojos cerrados mientras gemía -Ah, Ahh, Ahhh- Con cada una de mis embestidas a fondo.

Me gusta cambiar de ritmo así que baje sus piernas y me acerqué a ella y la besé mientras baja el ritmo metiéndola lento y hasta el fondo. Le comía la boca, le besaba el cuello y la oreja y volví a besarla.

-Me encanta Pabli, cogeme que me encanta, me encantas vos y tu pija en mi conchita. ¿Te gusta mi conchita? ¿Te gusta? Así, así, asssi.

-Me encanta tu chochita así toda mojadita. -respondí al tiempo que volví a incrementar el ritmo y la fuerza con la cual la penetraba.

Ella levantó la piernas doblando el cuerpo por completo dándome total acceso a su concha mientras yo le daba fuerte, duro y al fondo mientras jadeaba como un perro atado que quiere escapar.

Sus músculos se tensaron y arqueo la espalda, un signo de que llegaba al orgasmo por segunda vez.

-Ah, Ahhh, siii, siii, siii.-Y acabo en un sonoro orgasmo mientras todo su cuerpo temblaba.

Yo estaba desaforado y no había acabado, la di vuelta la puse en

cuatro y se la metí si darle la oportunidad a qué se opusiera.

La tomé de la cintura y la penetre brutalmente, a fondo y con toda mi fuerza. El corazón me latía a mil y quería llenarla de leche. Sabri giro la cabeza tratando de verme mientras con un brazo trataba de parar mis embestidas mientras que con el otro se mantenía en posición de perrito.

Solté su cintura, apoye mi panza sobre su espalda y tomen fuerte sus tetas que colgaba bajo ella.

-aiii, siii, argg. -gritaba con cada embestida.

Debió sentir que mi pija latía y estaba durísima porque que dijo .- Acabarme adentro que tomo pastillas.

Es eso momento acabe, dejando toda mi leche en su vagina y me desplome sobre ella.

Gire sobre mi y quedé sobre mi espalda al lado de Sabri que estaba todavía boca abajo.

Ella se puso junto a mi. Se levantó solo lo necesario para besarme con cariño en la boca y volvió a bajar cabeza para apoyarla en mi pecho. Así quedamos los dos abrazados, jadeábamos mientras nos recuperábamos del brutal polvo que habíamos echado.

Estábamos tapados cuando sentí la mano de ella jugar con mi pija intentando despertarla. Sabri levanto la sábana y fue directo a comerme la pija que ya estaba despertándose.

Mientras la sostenía con una la mano, lamía la cabeza con su lengua. Cuando mi pija ya estaba erecta se la metió en la boca. Primero la cabeza, dando chupadas cortas y muy húmedas que intercalaba con unas más profundas y cada tanto un chupada bien profunda hasta la garganta.

Su destreza para chupar la pija me asombro y tuve que decirlo.

- Que bien la chupas Sabri, sos una experta.

-Es que durante 2 años tuve miedo de debutar con mi novio y para dejarlo satisfecho solo se la chupaba.

-Aprendiste muy bien -dije mientras jadeaba.

-¿Te puedo montar? Mi novio nunca me pidió que lo monte y a mi me da vergüenza pedírselo.

-Me encantaría que me montes Sabri. -conteste maravillado.

Sabri paso una pierna sobre mí sin soltar mi pija y se la clavó en la conchita.

Comenzó a moverse a su propio ritmo mientras jadeaba suavemente.

Su caderas se movían a un ritmo lento y veía sus ojos celestes mirarme fijamente por detrás de sus hermosas tetas que se bamboleaban.

Se inclinó cuando deje de sostenerla de la cintura para jugar con sus tetas y me las puso lo más cerca que pudo de la boca para que pudiera saborearlas, cosa que hice con gusto.

Cuando los jadeos de Sabri evidenciaron que estaba por acabar yo comencé a moverme para intentar acabar al mismo tiempo. A Sabri le encantó y también aumento su ritmo. El cabo de unos minutos dijo- Estoy por acabar.

Yo también los estaba y bombeé a mayor ritmo. Ella Acabo y mientras lo hacía yo también acabé.

Sabrina se desplomó sobre mi, giro bajándose y se dejó caer sobre la cama.

De esta manera, en la misma posición en que empezamos la noche, nos quedamos dormidos.

Al despertar Sabri me daba la espalda, intenté abrazarla con toda la intención de tener un buen round mañanero pero ella quitó mi brazo enseguida.

Escuche que lloraba bajito.

Mi cabeza no entendía nada, después de los polvazos que no habíamos echado.

-¿Que te pasa Sabri?

-Es que TENGO NOVIO. -Grito casi histérica.

-Yo no soy así, yo no engaño a mi novio, yo lo amo, además sos MI PRIMO. -otra vez gritó.

-Anoche la pasamos muy bien, no lo podés negar.

-Si que la pasé bien y eso está malll. -lloraba.

Se levantó, ya tenía puesta la bombacha y se fue al baño tapándose las tetas. Cómo si yo no hubiese disfrutado de ellas la noche anterior.

Me cambié porque sabía que en cuanto saliera del baño iba a querer irse y así fue.

-Me voy- dijo salida del baño con la cartera bajo el brazo.

-Te acompaño a la casa de tu amiga.

-Me voy sola. -Completamente enojada.

-Que estés enojada, y espero que no conmigo, no quiere decir que te voy a dejar ir sola por la calle después de pasar la noche con vos. -dije tajantemente.

Bajamos en silencio y casi en silencio caminamos las 10 cuadras que separan mi departamento del de su amiga.

Al llegar al edificio de su amiga tocó el portero, intercambio unas palabras y la puerta se abrió.

Yo estaba parado a su lado.

Con la mitad de cuerpo dentro, sosteniendo la puerta Sabri miro a ambos lados asegurándose de que nadie más que yo la escuchaba.

-Pabli, anoche la pasé muy bien, en serio muy bien. Pero no puede volver a pasar.

Lamentablemente la vida no siempre cumple nuestros deseos.

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