Nuevos relatos publicados: 18

Satisfaciendo fantasías (2)

  • 3
  • 36.101
  • 9,30 (20 Val.)
  • 1

A partir de la primera vez que me hizo suya, mi padre aprovechaba cualquier oportunidad para seguir gozando de mi cuerpo; y me di cuenta que la experiencia de un hombre mayor da muchas satisfacciones.

Él es el único que me ha hecho derramarme y temblar incontrolable con el sexo oral; su lengua se mueve con maestría, despertando fibras en mi sexo, que ninguno de mis jóvenes amantes había logrado. Me excita ver su cara llena de mi néctar, observar cómo se regocija chupando sin desperdiciar nada, su falo a punto de explotar de la excitación de verme llegar al clímax y aún seguir chupando ese líquido blanco de dentro de mí.

Quería darle un muy especial regalo para su cumpleaños; y decidí cumplir otra de mis fantasías, haría que me quitara mi virginidad anal.

Ese día, le preparé su comida favorita y brindamos solos en su casa. Él quería cogerme y lo deje empezar a besarme y acariciarme. Me desnudó lentamente, cómo abriendo un regalo; se extasiaba al verme con mi lencería y tacones altos.

Comenzó con el sexo oral; se metió entre mis piernas, libando mi jugo y masajeando mis senos, aumentando mi excitación y mis jugos. Mientras me chupaba, le pedí que chupara más abajo, mis jugos y su saliva escurrían hasta mi culo. Con el primer contacto de su lengua con mi entrada trasera, sentí una descarga en todo mi cuerpo, sólo pude emitir un largo gemido de placer. Sentí un borbotón de jugo salir de mí y escurrir hasta donde él chupaba. Le supliqué que me introdujera su dedo. Dudo un momento, metió su dedo en mi vagina y lo chupó para lubricarlo y buscó mi entrada. Al sentir su dedo, mi entrada se cerró, traté de relajarme para darle acceso.

Entró un poco; el regresó a chupar mi clítoris. Su dedo inició un bombeo, entrando un poco más cada vez. Mi cabeza era un torbellino, mi placer se acrecentaba. Al entrar todo, se movió en círculos, ensanchando la entrada. Se salió y emití un suspiro; ahora metió 2 dedos e inició la misma operación.

Tenía un frasco de crema cerca y puso una cantidad generosa en mi entrada, tomó un poco más y se cubrió el falo. Estaba yo acostada boca arriba, me acomodó y se puso en mi entrada. Fue empujando poco a poco, puso sus manos en mis hombros y me empujaba hacia él; yo le clavaba mis uñas en los brazos. El placer y el dolor se conjuntaban en una deliciosa mezcla que me obnubilaba; pude ver su cara de placer y lujuria al desvirgarme, le excitaba más; su verga estaba dura, era un fierro caliente que me abría las entrañas. A pesar de que yo estaba dilatada, su verga estaba gruesa y larga y le costaba trabajo entrar. Su sudor caía sobre mis pechos, me excitaba ser abierta por él.

Bombeaba para ir avanzando hacia adentro un poco cada vez. En un momento, sentí que algo dentro de mi se abrió de golpe; él sonrió; me dijo que me acababa de romper, que mi culo era suyo, que se abriría cuando sintiera su verga en mi entrada.

Su falo taladraba mi culo, sus dedos estaban dentro de mi vagina y masturbando mi clítoris; en un momento, me llegó un orgasmo largo, intenso, profundo; como si me desmayara; el no detenía el bombeo.

Su verga no tardó en empezar a hincharse; yo sentía que mi culo no podía hacerse más grande; sentí los estertores de su venida antes de sentir el primer chorro ardiente dentro de mis entrañas, ese líquido dentro de mi y el verlo sudar, con las venas del cuello saltadas, mostrando que su placer era muy intenso, prolongó aún más mi orgasmo.

Cayó sobre mi, besando, lamiendo, chupando mi cuerpo; yo había logrado despertar la bestia dentro de él.

Dejó su verga dentro de mi hasta que mi cuerpo la expulsó, junto con mucho semen que había dejado.

Lo prohibido siempre será muy excitante…

(9,30)