Nuevos relatos publicados: 0

Sexting en la oficina

  • 10
  • 18.941
  • 9,50 (20 Val.)
  • 7

Quiero contarles algo de la historia más excitante de mi vida. Mi nombre es Mónica, trabajo en una compañía de bienes raíces, tengo 36 años, felizmente casada y con dos hijos. Físicamente no me considero una súper modelo soy más bien de estatura media, más bien rellenita (sin ser gorda) pero la verdad siempre he tenido uno que otro admirador.

Luis es un compañero de trabajo con el que eventualmente salía a almorzar hablábamos como amigos sin ningún tipo de morbo ni nada por el estilo… bueno hasta que un día le dio por enviarme por el chat un chiste de esos de doble sentido, a mi me causó gracia y le contesté con risa, así que más adelante me envió otro un poco más subido de tono, a ese no le contesté aunque si me gustó y la verdad me pareció excitante.

Un rato después Luis se disculpó y pregunto si se había sobrepasado a lo que le respondí que para nada que me había gustado y de hecho le envié otro que me había enviado días atrás una amiga, creo que esto fue la puerta de entrada para que él se tomara confianza y todos los días me enviaba algo un poco más insinuante yo no ocultaba mi gusto por ello, al cabo de unos días no sé cómo pero la conversación pasó un poco más a lo personal y terminamos hablando, por chat, de que era lo que más nos gustaba en materia de sexo.

Yo estaba tan entusiasmada que respondía con sinceridad a todos sus cuestionamientos y le preguntaba también en los términos que Luis empleaba, por ejemplo le confesé lo mucho que me gustaba chuparle la verga a mi esposo y, la verdad es que tenía muchas ganas de probar otra porque a pesar de que antes de casarme había tenido sexo con un par de novios, a ninguno se la había chupado y era algo que en serio me excitaba mucho.

Un día Luis me dijo que si sería capaz de chupársela a él, a lo cual para seguirle el juego le dije que tendría que conocerla primero, así que sin asomo de vergüenza me envió una foto que la verdad me puso a imaginar, la tenía bastante gruesa y un poco más larga que la de mi esposo, que no estaba mal, pero si me imaginé inmediatamente que se sentiría tener ese trozo de verga entre mi boca y mientras lo imaginaba me mojaba como hace mucho no lo hacía.

Le contesté con emoticones diciéndole que se veía delicioso que me encantaría chupárselo y le pregunté que más le gustaría hacer, me dijo que le gustaría cogerme por detrás subirme la falda y clavármelo por la cuca, todas esas palabras me encendían tremendamente al punto de sentir la necesidad de tocarme cosa que no podía hacer porque me encontraba en la oficina, después de un rato de chatear con la misma intensidad y escribirle cosas como que quería que se viniera en mi boca y tragarme todo su semen me pidió que le enviara una foto de mis tetas, yo estaba tan emocionada que me metí al baño y me tome una foto en la que se veían casi completas mis tetas y sin dudarlo se la envié.

Por su puesto camino al trabajo yo borraba los chats para evitar que mi esposo los viera y a pesar de que me sentía un poco mal por hacerlo, era más fuerte la excitación que me producía la situación, además de alguna forma me sentía tranquila de que no era más que un juego virtual; me excitaba tanto que cuando tenía sexo con mi esposo por la noche recordaba las charlas y le pedía que me pusiera en las posiciones que me describía Luis, me imaginaba además que era Luis el que me lo estaba haciendo y eso me ponía súper caliente.

Casi siempre le contaba a Luis que me había imaginado teniendo sexo con él mientras lo hacía con mi esposo y como ya teníamos confianza Luis me decía que le gustaba que fuera así de putica, por alguna razón eso lejos de molestarme me excitaba. ¡Creo que me gustaba sentirme una puta!

Un día en la que estábamos sosteniendo una conversación igual a las que teníamos desde hace unas semanas me pidió que en verdad me sincerara, que si todo lo que yo le decía era verdad o solo por seguirle la corriente, que si de verdad me gustaba tanto el sexo como decía y la verdad es que si me gustaba, por lo tanto le respondí que si. Me dijo entonces que porque no pasábamos al siguiente nivel del juego, en ese momento me asusté porque una cosa era una infidelidad virtual y otra cosa era hacerlo ya físicamente.

Entonces le respondí temerosa que cuál sería el siguiente nivel a lo que me contestó que jugáramos un poco a hacer cosas que él me pidiera pero que por supuesto no me iba a obligar a nada, quedé un poco sorprendida y le pregunté que tipo de cosas, a lo que me pidió que primero le dijera si si estaba dispuesta, que no me asustara que solo era un juego, esto me asustó un poco, pero pensando en las sensaciones excitantes de las charlas anteriores, accedí.

Me dijo que empezáramos con cosas simples pero que me iban a calentar mucho, me pidió que a la hora del almuerzo cuando él se agachara a recoger algo bajo la mesa, abriera mis piernas para dejarle ver lo que tenía puesto, no me pareció tan grave así que así lo hicimos estábamos almorzando con 3 compañeras más, hablando de todo un poco cuando Luis dejó caer la tapa de la gaseosa que estaba tomando apenas se agachó me percaté de que nadie estuviera mirando y le abrí las piernas como me lo había pedido yo tenía puesta una tanga blanca, pero no sé si la pudo apreciar muy bien porque también tenía puestas unas pantimedias de color natural.

Cuando se levantó tomó un sorbo de su gaseosa y exclamó ¡que rico!, yo entendí que se estaba refiriendo a lo que vió entre mis piernas. Ese mismo día en la tarde me dijo que me tenía otra tarea, tenía que quitarme mi tanga y entregársela, le dije que estaba loco que como se le ocurría, pero la verdad es que toda esa situación me tenía tan excitada que terminé accediendo, pensé de verdad me estoy convirtiendo en una verdadera puta, me metí al baño me quité las pantimedias y posteriormente la tanga la guardé en mi bolso, me vestí y salí del baño, al comienzo me sentía un poco incómoda pero luego mientras trabajaba, pensar que estaba en falda y sin ropa interior me ponía súper caliente.

A la hora de salida quedamos con Luis para vernos en el primer piso y cuando me la pidió le metí rápidamente mi tanga en el bolsillo de su chaqueta sin que nadie viera la escena y nos despedimos. Después de un rato cuando yo estaba llegando a mi casa recibí un mensaje de Luis, era una foto de mi tanga enredada en su verga y me decía que se estaba masturbando con ella, eso me puso a mil y empecé a mojarme. Apenas llegué a mi casa entré directo a mi cuarto para buscar otros interiores antes de que me viera mi esposo y me metí al baño a tocar mi cuca mojada mientras miraba la foto de la gruesa verga de Luis masturbándose con mi tanga, me excité tanto que empecé a meterme uno a uno los dedos hasta llegar a meterme casi la mano completa.

Al día siguiente Luis me escribió preguntándome como estaba vestida, a lo que le dije que con una falta y una blusa de color blanco, me dijo súbete la falda lo que más puedas y desabotónate la blusa voy para tu puesto a llevarte un regalo, mi puesto está un poco aislado de los demás, así que accedí porque sabía que nadie iba a estar viéndome, me subí la falda hasta casi dejar ver el inicio de la punta de mi cuca y me desabotoné dos botones de la blusa para que se viera un escote profundo, toda esta situación me ponía el corazón a mil porque no podía creer lo que estaba haciendo.

Cuando llegó Luis se paró frente a mi silla y pudo ver el escote y mis piernas completamente descubiertas, es más, alcanzó a ver algo de los interiores que llevaba puestos, me entregó una bolsa me miró a los ojos y se fue, cuando estuve sola, me volví a acomodar la ropa y abrí la bolsa, eran mis tangas, casi al instante recibí un mensaje de Luis confesando que se había venido en ellas, en otras circunstancias esa situación me habría provocado asco, sin embargo no sé porque razón eso me excitó muchísimo.

Ese mismo día una compañera nuestra, estaba de cumpleaños y acostumbrábamos a ir a almorzar a un sitio especial que no quedaba tan cerca de la oficina, así que teníamos que irnos en taxi, así que Luis organizó para que compartiéramos el taxi Mario, un compañero nuestro que está como quiere, él y yo, Mario se sentó en el puesto de adelante y Luis y yo atrás. Tan pronto nos subimos vi que Luis me miró las piernas con ganas de tocarlas pero no creí que fuera capaz de hacerlo, pero… me equivoqué, en un momento en que Mario le daba indicaciones al conductor, Luis puso su mano sobre mi pierna y la acarició estirando sus dedos hasta llegar casi a tocarme la cuca, en ese momento sentí una sensación extraña, entre terror porque podrían haberlo visito, porque el hecho de ser una mujer casada, etc., pero también una tremenda excitación, no acababa yo de salir de mi asombro por lo que Luis acababa de hacer cuando puso mi mano sobre su verga y la cubrió con su chaqueta, en ese instante mi calentura era tal que empecé a frotar mi mano sintiendo como iba creciendo esa enorme verga entre mis dedos.

Casi finalizando el almuerzo, y sentados en la misma mesa, Luis empezó a escribirme en el chat lo excitado que lo había dejado, que tenía ganas de culearme como nunca lo habían hecho, que quería ponerme a mamarle la verga y ponerme en cuatro como la perra que era, nuevamente esas palabras lejos de ofenderme me excitaban un montón, saliendo del restaurante estaba dispuesta a volver a sentirle la verga de vuelta a la oficina pero él recibió una llamada y tuvo que ir a atender a un cliente, me devolví con Mario y otros compañeros con la calentura a flor de piel.

Esa noche, ya en la casa saqué la tanga que me había devuelto Luis, estaba tan excitada que nuevamente entré al baño me desnudé y comencé a restregarla en mi cuca me tomé una foto haciéndolo y se la envié a Luis, nuevamente me recordó lo caliente que lo ponía y lo puta que era, me despedí para evitar que siguiera escribiéndome porque mi esposo estaba por llegar, cuando llegó yo estaba tan caliente que lo busqué para tener sexo, mientras lo hacía le decía que me culeara que yo era una puta se lo mamé pensando en la verga de Luis y le pedí que se viniera en mi boca, estaba un poco temerosa de lo que me iba a decir por haberle dicho todas esas cosas en medio de la excitación pero me confesó que le gustaba que no sabía porque había llegado tan arrecha a la casa pero que fuera lo que fuera lo hiciera más seguido, así que estas palabras me dieron pie para continuar mi aventura erótica con Luis pero en un próximo relato les contaré como continuó el juego y como descubrí el verdadero placer sexual.

(9,50)