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¡Si me duele, pero me gusta sentir su verga en mi culo!

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En estos días festivos que han pasado y por esto de la pandemia hemos evitado celebrar en grande y esto se ha limitado con estar con la familia más allegada. No lo había pensado tanto, pero desde la segunda semana de diciembre no me había llevado a ninguna chica a la cama y de repente ayer por la mañana recibo una llamada de una linda chica que conocí hace ya cinco años. Sofía es una chica muy hermosa que hoy debe tener alrededor de unos 32 años y la última vez que me la follé, quizá haya sido hace un par de años. La verdad que no me recordaba de ella, pues debo decir que Sofía, es una chica de renta.

La primera vez que follamos fue una grata experiencia que narré por estos medios. La segunda vez me lo dio gratis un mes después. Luego me la he follado una vez por año por dos años consecutivos y cada vez le pagué $300.00 por la hora, aunque en realidad hemos pasado follando más de una hora. Ayer por la mañana me sorprendió pues han pasado ya dos años desde la última vez y me hizo una oferta que fue difícil de rechazar, especialmente que tenía ya tres semanas sin echarme un buen palo. Me llama y me dice: -Tony, tengo una amiga de 19 años que se quiere iniciar y pensé en ti, pues tú le podrías dar una buena follada a mi amiga.

Al principio me habló de $700.00 por hora, pero finalmente quedamos que le pagaría $500.00 y que haríamos un trío pero que quería darle la oportunidad a su amiga que comenzara la sesión conmigo y que luego le diera mi opinión de cómo se había desenvuelto en su inicio como chica de renta. Me envió unas fotografías de Marisol vistiendo unos bien ceñidos leggings color negro y una blusa de un color rosa pastel. Me gustó mucho su rostro y su cabello largo y oscuro que le llegaba a media espalda, pero su trasero se miraba divino y la sola idea de quitarle esos leggings y follarme ese culo me provocó una potente erección y después de más de tres semanas sin follar, realmente sí que era una potente erección. Quedamos en que llegaría en una hora, que no habría tiempo estipulado, que podría follármelas las veces de que quisiera y como yo quisiera y esto incluía sin lugar a duda sexo anal, pues ya Sofía me conoce muy bien pues a ella le he echado unos cuantos polvos y la he hecho acabar dándole por el culo. Lo único que me pedía era que la sesión la comenzaría Marisol para ver cómo se manejaba y que luego ella se uniría para hacer un trío.

Me dio el domicilio, pues cada vez que la he visitado es un domicilio nuevo. Llego a un edificio de apartamentos en una zona muy bonita de la ciudad y toco la puerta. Es Marisol quien la abre y veo a una chica esbelta de aproximadamente un metro sesenta y cinco vistiendo los leggings que les mencioné y cuando ella da la vuelta para dirigirme a la sala, veo como esos leggings se le meten en una bien pero bien definidas nalgas. Obviamente mi amiguito se despertó, especialmente que lo he tenido descansando por varias semanas sin taladrar ningún agujero. Caminó frente de mí y me gustó ver ese vaivén sensual de sus caderas. Me invitó a algo de tomar y tan pronto le di un par de tragos a un jugo de naranja, me hizo la oferta de pasar a bañarnos.

Me tomó de la mano y me llevó por un pasillo y Marisol comenzó ayudándome a desvestirme. Yo le asistí con su blusa y su sostén. Tiene unos pechos redondos de medio tamaño, quizá de una copa C, sus pezones café estaban ya erectos, pues por esta zona hace frío. Ella misma se quitó los leggings y no lleva bragas y solo pude observar que en sus leggings queda pegado una toalla femenina. Me he acercado a Marisol y huele a uno de esos perfumes dulces y juveniles. Tiene poco maquillaje y se cubre el cabello con una gorra plástica y me dice que no se quiere mojar su rostro. Marisol tiene unas piernas alargadas y quizá se le miran así, pues está en la línea de las chicas esbeltas, abdomen plano, glúteos puntiagudos y unos pechos que sobresalen pues sus extremidades son de aspecto delgado.

Ella se encarga de echarme jabón y prácticamente ella me baña. Ella remoja su cuerpo, me permite que la restriegue con una esponja y aprovecho para besar sus pezones. Me dice que tiene cosquillas. En ese momento aprovecho para hacer plática y conocerla un poco antes de conllevar el coito. Le pregunto:

-Así… que hoy te inicias… ¿Nerviosa?

-¡Un poco! Bueno… mucho.

-¿Tienes novio?

-¡Si! En Honduras.

-Imagino que él no sabe nada de esto.

-¡Por Dios! Me mata si lo supiera.

-¿Y por qué lo haces? ¿Te convenció Sofía?

-Bueno… más que todo es esa curiosidad. Sofía me habló de esto el año pasado que vine a visitarla y me dijo que le iba muy bien. Yo no vivo aquí, solo tengo visa y vine por dos meses y ya en dos semanas me regreso. Hace dos días he escuchado como Sofía gozaba de unos buenos orgasmos y me puso cachonda pues no he visto a mi novio por más de dos meses y ella me lo propuso para saciar mi curiosidad y quizá mis ganas.

-¿Te coge seguido tu novio?

-¡Realmente no! Últimamente le ha tocado viajar mucho a Panamá y nos hemos visto muy poco.

-¿Estas deseosa de una buena cogida?

-¡Honestamente si! – y Marisol se ríe.

Mientras me restregaba la verga y mis bolas hacíamos esta plática. Vio como esta se puso erecta cuando la masajeó con sus manos y me dijo con un sentido de sorpresa y con su acento centroamericano algo así:

-¡Usted tiene una cosa muy grande y… muy gruesa!

-¿Te parece? ¿La de tu novio es algo similar?

-No creo… quizá un poco más de la mitad de la suya y menos gruesa.

-¿Se te antoja una verga así de grande o más grande?

-La verdad que siempre he fantaseado con una verga grande, pero nunca la imaginé gruesa como la suya. Sofía me habló de usted y me dijo que además de tener un buen miembro, tiene muy buena experiencia con el sexo.

-¿Qué es lo que más te gusta del sexo? ¿Cuál es tu posición favorita y que te gusta que te hagan y que te gusta hacer?

-Bueno, me gusta el sexo oral, dar y recibir. Me gustan todas las posiciones, pero me gusta de perrito, aunque nunca regularmente me voy. Cuando estoy ya cerca de correrme, mi novio regularmente se corre antes que yo.

-¿Sexo anal?

-¡Sexo anal! Nunca lo he experimentado, aunque Sofía me habló de que es algo que usted quiere y que me da a mí la curiosidad experimentar.

-¿Sofía te habló de que haríamos un trio? ¿Has hecho un trío antes?

-¡No… nunca! Eso también me despertó el morbo para decidirme a hacer esto, pues me enciende imaginar que alguien me ve cogiendo y también nunca he visto a nadie coger ante mi vista en persona. He escuchado cuando alguien experimenta un orgasmo, pero nunca he visto el acto en sí.

-¿Qué te parece la idea de hacerlo con una persona mayor como yo?

-La verdad que Sofía nunca me habló de su edad. Me dijo que usted le parecía un hombre muy guapo y todo un caballero. La verdad que creo no se equivoca. ¿Cuántos años tiene si se puede saber?

-Tengo 53. ¡Podría ser tu padre! – ella solo ríe.

-Mi papá tiene 47, pero no está tan cuidado como usted. No lo digo por quedar bien con usted, pero usted se mira más joven. Se nota que se cuida.

Nos secamos y a mí me parecía que, hacía suficiente calor, pues por aquí es época de invierno, pero Marisol además de la calefacción central, tenía un aparato adicional para crear esa sensación del ambiente subtropical de donde ella es. Nos envolvimos en una cobija y comencé a besarle el cuello y sus dos redondos y sólidos pechos. Sus pezones estaban erectos y su piel se erizaba al contacto de mi lengua. Como ella tenía todavía frío y yo mucho calor, se cobijó de la cintura para arriba y me dejó esa conchita pequeña y bien afeitada y me di gusto al ver como se miraba su brillo de sus jugos vaginales al abrirle las piernas. Me lancé a lamerle su conchita donde comencé con un ritmo semi lento y delicado. Solo escuché su expresión con su voz sensual: ¡Qué rico! Ya me vas hacer entrar en calor. -me dijo.

Era una cama de tamaño matrimonial y cuyo espaldar era un espejo. A un lado había un tocador con un enorme espejo y al otro lado otro espejo de esos que se usan para verse de pie a cabeza y ver como alguien luce cuando se viste. Subí la velocidad del movimiento de mi lengua sobre su clítoris y se lo chupé con intensidad hasta verla corresponder con ese vaivén de sus caderas al sentir la sensación que se le acercaba su primer orgasmo. Creo que ambos necesitábamos de una buen follada y Marisol no tardó mucho en correrse, no creo haber pasado más de diez minutos chupándole la conchita cuando escuché sus gemidos y me dijo: ¡Me estás haciendo correr!

Se la seguí chupando hasta que se calmó de nuevo y no mucho tiempo después en esa posición del misionero le dejo ir mi verga lentamente. Dio un quejido, pero luego me dijo con una expresión de placer: ¡Qué rico… que rica se siente su verga! En ese momento de un sexo semi lento y viéndole a sus chispeantes ojos oscuros comenzamos con una erótica plática:

-¿Te gusta?

-¡Uf…! ¡Qué rica se siente su verga después que me acabas de hacer acabar!

-Estabas caliente… te has corrido en unos cuantos minutos.

-De solo imaginar que me meterías tremenda verga me habías calentado.

-¿Te gusta así lento o quieres que le dé más verga a tu conchita?

-¡Así está rico! Sentir como esa tremenda verga entra y sale es una delicia.

-¿Te gusta?

-¡Me fascina! Y dígame don Tony… ¿le gusto?

-Tú me fascinas igual… eres una chica muy linda.

-¿Qué es lo que más le gusta más de mí?

-Me la pones muy difícil… me gustan tus pechos, tienes un rostro muy lindo, me gustan tus labios… los de arriba y los de abajo.

-Eso le iba a preguntar… ¿Cuáles? Sabe lo que me gusta más de usted… usted es un hombre muy guapo, pero ver esa pija, a cualquier mujer enciende.

-¿Te provoca tanto?

-Si… especialmente como la mueve. Me gusta el ritmo y como la mueve que siento que me va hacer acabar otra vez.

-Marisol… ¿Te puedo decir algo al oído?

-Dígame. -me dijo mientras seguíamos con ese vaivén y me le acerque al oído.

-Sabes… me gusta como aprieta tu conchita, solo imagino como ha de apretar tu culito.

-¿Usted cree que me entra? -lo decía con un gemido.

-¡Haré todo lo posible para sentir mi verga adentro de tu precioso culo!

-¿Le gusta mi trasero?

-Me gusta tanto que, pienso comérmelo a besos y quiero sentir como la punta de mi lengua se hunde en él.

-¡Eso me provocó escalofríos! De solo escucharlo me está haciendo acabar. -dijo.

Marisol comenzó con un vaivén más acelerado y yo comencé con unos embates más potentes. Solo escuchaba que decía: ¡Ay… así… siga así… me voy a correr por Dios! -De repente me abrazó y sus piernas le temblaban. Me metió sus uñas en la espalda y comencé con un taladreo y solo se podía escuchar el golpeteo de la cama y como mi pelvis chocaba con su pubis y Marisol gimió anunciándome su orgasmo. No paré ese taladreo hasta que sentí esa electricidad por mi columna vertebral y recorrió mis piernas. Le descargué una buena corrida que llenamos las sabanas de la cama. Y salimos de nuevo al baño a darnos una corta ducha.

En esta ocasión estaba tan agitada que el frío desapareció cuando salió de la ducha. Yo la esperaba y ella me vio sentado a la orilla de la cama y mi verga ya había tomado esa condición pasiva. Se sentó frente a mí y me dijo de esta manera: ¿Puedo chupársela? – No esperó por mi respuesta y se dirigió a mi verga que reaccionó con el toque de sus manos, jugó con masajear mis testículos y se metió mi pene flácido y Marisol se sorprendió de cómo en segundos volvía a tomar grosor y después de tenerlo todo adentro, solo podía con meterse mi glande a su boca. Ella solo me dijo: ¡Usted tiene una cosa inmensa! -me chupó los huevos y estuvo pajeándome y chupándome la verga por unos diez minutos.

Me había parado la verga de nuevo y le pedí que se pusiera de perrito y le dije en una manera amenazante en broma, que le llegaba la hora para cogerme ese culito. Ella respondió también en forma de broma: ¡Hoy quizá me toca pagar algo a mí! -Le pedí que se pusiera en la orilla en posición de perrito, puse una especie de banca acolchonada, algo que en algunos lugares he escuchado le llaman otomán. En esa posición ella podía ver lo que pasaba en los espejos, pero en vez de asomarle mi glande me senté en esa banca y me dirigí a chuparle el ojete a morir. También a mí me daba la oportunidad de mirar a través de los espejos las expresiones faciales de esta niña, que disfrutaba plenamente cuando paseaba mi lengua a través del canal de sus dos hermosas nalgas y chupaba su conchita hasta llegar a su clítoris. Ella solo exclamó algo así: ¡Por Dios! Así me vas hacer acabar rápido… Usted si sabe lo que hace. – Me decía.

Su conchita se mojó rápidamente y su culo solo miraba como apretaba el ojete cada vez que sentía mi lengua. Podía observar su piel erizada y sus dientes frontales mordiendo sus labios. Me paré y la puse con su cuerpo más horizontal y no con ese ángulo de sus tetas chocando con la superficie de la cama. Ella podía ver cómo le acerqué mi glande, le escupí el ojete y comencé a hundirle uno de mis dedos. Reaccionó a la invasión con un gemido y le pregunté: ¿Te dolió? -Me explicó que era una sensación rara e incómoda, pero me dijo que le gustaba. Le dije que si quería mientras yo le invadía el culo con mis dedos, que se masturbara. Ella respondió que le daba pena hacerlo… que nunca se había masturbado en frente de nadie. Le insistí un poco y pude ver que se comenzó a tocar el clítoris. Eso muchas veces relaja a las chicas mientras uno intenta invadir ese apretado ojete.

Le comencé a restregar su ojete con mi glande pues a pesar de mi edad produzco mucho líquido pre seminal. Le golpeaba el culo con mi verga y Marisol volteaba a ver al espejo y me dijo: -¡Que rico se mira eso! En ese espejo se le mira mucho más grade su cosa. – Me decía sonriendo. Ya mi pulgar se había hundido y el dedo de en medio se había hundido en su totalidad. Le volví a escupir el ojete y le empujé mi glande para empezar la invasión. Gimió cuando apenas se le hundió diciendo: ¡Cabrón… si duele, pero que rico se siente! -Me fui despacio y podía ver todas esas expresiones faciales de Marisol y parecía que aturraba la cara del dolor y se lo tuve que preguntar: ¡Si me duele, pero me gusta sentir su verga en mi culo! – me contestó. Estaba toda adentro y ya sintiendo como su ojete se contraía, yo también le contraía mi verga. Marisol comenzó con esta plática:

-¿Le gusta? A mí me gusta como la mueve por dentro.

-¡Estas rica Marisol… tienes un culo muy deseable!

-¡Me cogió el culo… nunca imaginé que podría con esa tremenda cosa!

-¿Te lo imaginabas así?

-Sabía que me iba a doler, pero era algo que quería intentar. Nunca pensé que me tocaría una verga como la suya.

-Nunca lo intentaste con un vibrador o algo así.

-No tengo… vivo con mis papás y me moriría de vergüenza que algún día ellos encontraran algún aparato así en mi habitación. Sofía me lo aconsejo, pero no me gusta esa sensación del plástico. Pienso que lo natural es mucho mejor.

-¿Te gusta esta posición o quieres intentar algo que te haya pasado por tu mente?

-Me gustaría experimentar cabalgando, pero siempre he fantaseado que alguien me coge analmente y yo estoy sobre él con mis espaldas por sobre su pecho.

-¿Quieres hacerlo así?

-¡Me gustaría!

Le pompeé el culo por unos cinco minutos en esa posición de perrito y luego tomamos posición y me acosté por sobre mis espaldas y Marisol se vino sobre mí, con su espalda acostada sobre mi pecho. Tuvimos un poco de contratiempo al acomodarnos, pero luego ella ponía sus piernas alargadas por sobre las mías en esa posición donde a la vez yo podía masturbar su clítoris. Le gustaba que le besara el lóbulo, le tomara de los pezones mientras mi verga le pompeaba en esa posición el culo. Para esto, se me había olvidado de que Sofía tendría que ser parte de un trío y quizá ya teníamos alrededor de una hora cogiendo con Marisol cuando escuchamos la puerta que se abre. Escuchamos la voz de Sofía diciendo: ¿Interrumpo algo?

¡Mira quién se lo está pasando de lo más rico! Imagino que te la estas gozando Mari. – Sofía llegaba casi semidesnuda, con solo un calzón cachetero que hacen ver más espectacular sus pronunciadas nalgas y con las tetas de una copa D, completamente desnudas. Marisol no dice nada y siento que Sofía se sube a la cama y no sé lo que hace, pues las espaldas de esta linda chica de nombre Marisol me bloquea en algo, pero escucho que dice lo siguiente: ¡Cabrona! ¿Qué haces? – Luego siento la lengua de Sofía chupándome los huevos y las entrepiernas. Realmente era una sensación rica y única, sentir unos labios mamándome los huevos mientras mi verga está en el culo de una linda chica. Se dedicaba unos dos minutos a mí y otros a darle placer oral a Marisol, quien explotó con tremendo orgasmo y yo no me pude aguantar, pues creo que le volvía loca aquella excitación y gimió como poseída y le descargué el segundo polvo en su rico culo. Realmente no me lo esperaba, primera vez que vivía algo así haciendo un trío con dos lesbianas o bisexuales. Luego Sofía abiertamente me decía que era una de las fantasías de Marisol, quería sentir placer oral, mientras alguien le perforaba el ano.

Nunca me había sentido confortable haciendo un trío, pero en esta ocasión lo disfruté al máximo y quizá fue así por el sencillo hecho que estas dos mujeres eran bisexuales. Lo había hecho con mujeres heterosexuales y lo único que uno puede hacer es penetrar a una y dar placer oral o dedear a otra, pero en esta ocasión mientras penetraba anal o vaginalmente a una, una le daba placer oral a la otra y eso creo me encendió un morbo nunca experimentado. Cogimos por un poco más de tres horas y me sacaron cinco polvos y no sé cuántos provoqué en ellas. Eso de penetrar a una chica mientras la otra te chupa el culo, eso lo quiero repetir y este próximo fin de semana hemos quedado darle la despedida a Marisol. Y debo ir, pues pasó algo que les hizo reír a ambas chicas. Al final me bañé y les he dado un beso a ambas de despedida y minutos después en el camino recibo una llamada y es Sofía y dice:

-Tony, disculpa que te moleste. Dice Marisol que nunca le diste la plata acordada.

-¡Disculpa Sofía! Todo transcurrió de una manera inesperada que también a mí se me ha olvidado.

-¿Puedes regresar o nos vemos el viernes?

-Si no le urge el dinero, lo llevo el viernes… ya estoy a medio camino.

-¡No hay problema Tony! Y confío en ti… Marisol va a necesitar de esa plata.

-En ese caso voy a regresar… solo dile que quiero que me dé su culo una vez más.

-De eso no hay problema… de seguro que te las querrá dar… dice que te da el culo las veces que tú quieras.

Regresé y mi verga se puso sólida y después de otra mamada de Marisol, le quebré el culo una vez más y me vine en ella, y me vine para mi casa y olvidé de nuevo el pago. Este viernes voy por otra gran follada y le voy a pagar lo que se merece Marisol. Esta chica coge rico y me gusta que desee experimentar lo que ella quiere. Solo deseo volver a llegar a ese apartamento, bajar sus leggings y follarme ese culo hasta morir.

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