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Siento delirio por mi cuñada

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La hermana menor de mi esposa esta buenísima, tiene 35 años, va a diario al gimnasio, hace yoga, se alimenta bien. Tiene un rico y cultural cuerpo, es morena de pelo corto, piel suave y calidad, un trasero por el que me desvivo, siempre he soñado y me he masturbado pensando que copulábamos.

Pero hoy ha sido un día especial. Ella ha llegado a mi casa, después de su sesión de gimnasio, yo estaba solo, mi esposa había salido de compras, así que cuando ella entra en casa.

Cuñada: Carlos, ¿Esta el baño libre?, necesito darme una ducha y cambiarme de ropas.

Yo me he quedado en silencio, mirándola, esa camisa blanca ceñida a su cuerpo, resaltaban sus pezones, y ese pantalón de gimnasia, ceñido, resaltaba su vulva y su trasero. Reacciono y le comento.

Carlos: Si el baño está a tu disposición cuñada.

Ella se va para el baño y yo regreso a mi lectura del libro que estaba leyendo “Puerto escondido”, tras un buen rato, vuelvo a sentir su voz.

Cañada: Carlos ¿Dónde tiene mi hermana el secador? Le digo voy.

Carlos: delante de la puerta del baño, ¿se puede pasar?

Cuñada: si Carlos pasa, estoy envuelta en la toalla.

El secador, lo guarda ella, en ese estante de arriba.

Cuñada: Gracias amor.

Tras un pequeño rato escuchando el subido del secador, este para de funcionar y ella sale del baño, envuelta en la toalla, para cambiarse en la habitación de invitados. Carlos piensa – Uff si se le cayese la toalla-. Al poco tiempo sala de la habitación de invitados, viste un pantalón vaquero ceñido, una blusa de mangas cortas de color blanco, y calza unas zapatillas deportivas de tacón. Se acerca al salón – donde me encontraba ensimismado de la lectura, y me comenta.

Cuñada: Cuñado, no vea que baño más relajante me he dado.

Carlos: Te habrás quedado relajada del todo.

Cuñada: Uff un masaje me vendría de perlas ahora, así se me relajan los músculos de las piernas y el culo, después del gimnasio.

Carlos, pero eso te lo haría que haber dado antes de la ducha, ella argumenta

-Es igual, no tengo pereza en desnudarme si fuese necesario.

Carlos tímidamente, le comenta, yo te lo puedo dar, algo se de esos masajes, de mi etapa de monitor de gimnasia.

Cuñada: Si cuñado, ¿tú serias capaz de darme ese masaje?

Así que tras conversar unos minutos, ella se marcha para la habitación de invitados y Carlos al baño, por aceite.

Cuando Carlos llega a la habitación, se encuentra a su cuñada, tendida boca abajo, ya se ha desprendido del pantalón y se ha quitado también la blusa, con lo que Carlos, se encuentra a su cuñada en sujetador y un ligero tanguita. Coge aire y respira profundamente y piensa – Hoy serás mía.

Conversan sobre en qué zona desea el masaje, ella le pude a Carlos, que sea de las piernas hasta la espalda, es decir cuñado todo mi cuerpo. Ok.

Carlos se frota las manos, para calentarlas un poco, y toma el bote del aceite, que derrama entre los muslos y nalgas de su cuñada, he inicia un masaje del muslo izquierdo, bajando al pie y cambiando al otro muslo, sube poco a poco hasta sus nalgas, las que masajea enérgicamente, así hasta abrir un poco las piernas, donde se deja entrever un rico coño, con poco pelo.

Mientras tanto su cuñada, se estremece y se excita, pidiéndole a su cuñado, que suba hasta su espalda.

Carlos derrama más aceite ahora en su espada y cuello, para iniciar el masaje de esta zona, del cuerpo, ¿te puedo quitar la toalla que cubre tu trasero?, si cariño, quítame lo que me tengas que quitar. Carlos retira la toalla y sigue masajeando el cuerpo de su cuñada, cada vez él se siente más caliente, al punto que su pene se está poniendo duro por momentos. Cariño ponte boca arriba, te voy a dar el masaje por la barriga, ella se cambia de postura, y se retira el sujetador, Carlos ve unos ricos pechos morenos, y un pezón delicioso, vuelca el aceite ahora en los pechos, e inicia el masaje de ellos, la cuñada, tiene la cabeza entre las piernas de Carlos, y cada vez que este se extiende para llegar a la pelvis, ella siente la dureza del pene de su cuñado sobre su boca, en una de estas ocasiones, ella sube las manos y le dice a su cuñado -¿Carlos se te ha pesto dura la cosa?, si cuñada, tú eres mucha mujer. Ella se sienta de repente sobre la cama, y le dice al cuñado, ven siéntate aquí a mi lado y déjame ser yo ahora la que te el masaje.

Carlos obedece, y en qué momento, ella le baja los pantalones, que Carlos suelta en el suelo, él se desprende de la camisa de mangas cortas, ahora los dos sentados en el borde de la cama, se miran, se mojan sus labios y se acercan uno al otro, fundiéndose en un profundo y largo beso, Carlos, da un rico sobeo a los pechos de su cuñada y ella esta agarrando fuertemente el pene de Carlos, ella tiende a Carlos sobre la cama, e inicia una rica y profunda mamada del pene de Carlos, este se relaja y deja que su cuñada, lleve toda la iniciativa, ella continua comiéndose ese rico pene de su cuñado, ahora ella se desprende su tanga y se sube en la cama, para bajar hasta tener el pene cerca de su coño, Carlos siente como entra su pene en ese coño caliente y bien dilatado de su cuñada, esta cabalga a su cuñado con rapidez, como si le fuese la vida en ello, Carlos gimen de placer y ella grita de como lo está pasando, una vez ella ha bajado el ritmo, se recuesta de lado (cuchara), de su cuñado, y este se la mete nuevamente, inicia Carlos, unos movimientos de van y ven, que llevan a su pelvis unirse al culo de su cuñada, ella le pide más que se corre, mas cuñado, Carlos saca su pee del interior de la vagina y ella suelta sus líquidos vaginales en señal de que ha tenido un rico y placentero orgasmo.

Pero no desea dejar a su cuñado, en las puertas y retoma la mamada del pene, este entra y sale de su boca cada vez más rápida, cuando Carlos eyacula, lo hace directamente sobre la boca de su cuñada, ella lamia el semen y se traga el del interior. Al terminar los dos se felicitan con un largo besos.

Cuñada: Carlos ha sido maravilloso, no sabía yo que tenía un cuñado tan bueno en la cama. Él le comenta. –Sabes que he soñado y me he masturbado pensando este momento. Ella le responde –Pues ha sido hoy realidad, cuando quieras o surja la ocasión lo repetimos.

Se besan y se apresuran a vestirse y recomponerse, no sea que entre su mujer.

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