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Sobrina y tío, sexo prohibido

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Sucedió una noche luego de una tarde de shopping con una amiga, me encontraba chateando con ella y compartiendo nuestras fotos probándonos la ropa nueva, mi amiga Rocío opinaba sobre cómo me quedaban las prendas y como debía combinarlas mientras yo le enviaba mis fotos utilizándolas, entonces en un descuido y apuro digité RO en el chat para enviar una foto más para mi amiga, pero en vez de enviar a Rocío, envié a Roberto, mi tío.

Al darme cuenta ya era tarde, la foto había sido enviada y yo con desespero escribí disculpándome rápidamente pero ya había sido vista mi foto. En ese momento mi tío, con quien no hablábamos por redes sino en algunas ocasiones en reuniones familiares, me hablo y me dijo que me despreocupara, que salía hermosa y que me agradecía por la equivocación, fue raro pero me sentí más aliviada, quise cortar la comunicación pero desde ese momento ya el empezó a hablar conmigo.

Él tiene 49, es casado con su esposa que llega a ser mi tía y tienen 3 hijos, yo solo soy universitaria, soltera de 24 años. Desde esa noche hablábamos de manera continua, nuestras charlas eran finalizando el día hasta las 2 o 3 de la madrugada, se preocupada por mí, por mi día, mis cosas y todo. Sentía que era quien de verdad poco a poco le interesaba más y más. A mí me gustaba contarle mi día, me sentía en confianza, le enviaba algunas fotos yendo al gimnasio, cuando iba a la universidad y las que más me gustaban.

Una noche cambió, como de costumbre hablábamos y le consultaba unos pantalones que quería comprarme, era la 1 de la mañana y yo le enviaba mis fotos en la tienda con todos los pantalones que me había probado, entonces poco a poco empezó a hablar de mis caderas y mi colita y que los pantalones me daban muy bien. Indecisa al día siguiente me llegaron todos los pantalones pagados que me había probado, él los había pagado todos.

Le escribí agradeciendo y en la noche decidí hacerme una sesión de fotos usando esos pants solo para él, se la envié y le encantaron, se calentó y empezó a decirme cosas sucias pero ricas, cosas que me alegraban porque era un agradecimiento de mi parte pero ello llevó a tener sexo virtual, terminamos cogiendo por comentarios y luego de masturbarme pensando en que me metía su pene tuve mucha vergüenza al día siguiente. Ninguno sabía que decir y no hablamos varios días.

Una tarde me dejó un mensaje pidiendo disculpas por lo ocurrido, que era su sobrina, él era casado y estaba mal lo hablado, me sentí con vergüenza y disculparnos fue lo mejor. No quería que siguiera así entonces viaje hacía donde vive, renté una habitación de un hotel y lo llame, sorprendido pidió permiso en su trabajo y fue al hotel donde estaba yo.

Muy avergonzado entró a la habitación y yo le di un abrazo, le dije que no se sintiera mal, que la culpa era mía por hacerme esa sesión de fotos y que de seguro se había calentado, ese momento solo le pedí que se relajara, que yo me encargaría de que se sintiera mejor, entré al baño y le hice un desfile en la habitación, con todos los pants que me regaló y los que más pegaditos me quedaran, que era una sobrina buena y agradecida, en un momento el saco su pene y se empezó a masturbar.

Dios mío, me mojé tan verlo; sentía como muy fluidos se quedaron impregnados en mis bragas. Me acerqué y lo tomé, mi tío si quiera se sorprendió, era como si supiera lo que iba a hacer. Le dije que ese para decirle que ese semen se va desperdiciar, que mejor lo echara en mi boca para disfrutarlo. De pronto me sujetó fuerte y me puso en cuatro, empezó a nalguearme, y me hizo chupar su verga.

Estaba convertido en un demonio, yo ahogada pero disfrutando cada centímetro de ese delicioso pene. "Mmmm, tío. Tienes una rica verga" –le digo. Me dio una nalgada más fuerte que sentí que me quemó por dentro y dijo: "Solo chupa zorra" y empezó a follarme la boca, entre mis fluidos, los suyos y su pene me sentía como una puta que complacía a su mejor cliente. Me tiró sobre la cama para luego romperme los pants y metérmela toda, no le importó si estaba húmeda o no, era un macho que solo quería satisfacer sus instintos y descargar en mí la calentura que le había provocado.

Me empezó a embestir con fuerza; tomado de mis caderas me decía que era una zorrita y que se había masturbado muchas noches con mis fotos, la que gozó de las consecuencias fue mi tía porque se la tuvo que follar como un toro en celo cada vez que veía mis fotos. Eso me calentó tanto, imaginar a la puta de mi tía follada por semejante hombre porque yo lo había provocado. Le pedí que me tratara como su perra y eyaculara dentro de mí.

Mi tío estaba decidido a aprovechar cada segundo y me dejaría escapar tan fácil; presentía que no sería el típico polvo rápido para después irse, sino que se encargaría de dejar su huella en mi interior o al menos en mis nalgas. Me tomó del pelo y al igual que si llevara las riendas de una yegua jalaba mi cabello y llevaba mi cabeza hacia atrás. Su ímpetu era tremendo, al igual que la intensidad de sus embestidas; se notaba su experiencia. Me dio un par de nalgadas que hicieron que me empezara a mover a su ritmo. Diablos, este hombre quería matarme o al menos hacerme saber que él tenía el control sobre mi cuerpo.

Por un momento se detuvo, se recostó sobre la cama y me ordenó que me subiera sobre él. Quería sentirme toda abierta y chorreando por él; me monté como lo solicitó y sus manos se posaron en mis tetas, las apretó con tal fuerza que me hizo casi gritar de placer y dijo mirándome a los ojos: "Mueve zorra". Esas palabras fueron un incentivo a mi morbosa mente y comencé a moverme despacio. Quería ver cómo su rostro cambiaba a medida que aumentaba mis movimientos. En ese momento, él era mi macho y yo era su puta, posado en mis tetas no dejaba de apretarlas ni moldearlas en las palmas de sus manos. Una capa de sudor me envolvía y gotas caían por mi frente y cara; en mi interior quería que acabara luego pero también quería seguir satisfaciendo a ese macho que me estremecía por completo.

En medio de aquella frenética lucha sexual que llevábamos a cabo, al fin pude sentir como sexo palpitaba y caí sobre su pecho gimiendo como poseída y dejando escapar mis fluidos por donde podían salir ya que mi tío no dejaba de moverse, creo que también quería explotar en mi interior. Al fin llenó mi vagina con su espeso y caliente semen dejándome cansada, pensando en lo que pasó. Al terminar de vestirse me dice: "Nos vamos a ver un fin de semana al mes y ocuparemos esta habitación para saciar nuestra lujuria". Yo sonreí y le dije que estaba loca por ser su amante para que me usara como él quisiera hacerlo.

Se despidió con un delicioso beso en mis labios y por Dios ya mi cuerpo comenzó a extrañarlo. Seguimos con los mensajes calientes casi todos los días hasta que llegó la fecha de nuestro siguiente encuentro; y bueno, ustedes ya saben la historia.

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