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Te engañé, madre. No soy maricón

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Asier tenía 19 años, era rubio, de ojos azules, alto, delgado y muy guapo y además un buen estudiante. Su padre, Aitor, era soldado profesional. Su madre, Arantza, tenía una tienda de ropa.

Asier y su padre estaba en una terraza de un bar de Donosty. Nekane, una universitaria, morena, con todo más que bien puesto y conocida de Asier se acercó a ellos y le preguntó:

-¿Invitas a una Cocacola, Asier?

Aitor, el padre de Asier, que tenía la altura de su hijo, y que era rubio, fuerte y que llevaba una buena mierda encima, le dijo:

-Siéntate, siéntate y bebe lo que quieras.

Nekane se sentó a la mesa y le preguntó a Aitor:

-¿Es su padre?

-Sí, soy su padre, el que le enseñó todo lo que sabe. ¿A qué te comió bien el culo antes de encularte?

La chavala miró a Asier y rompió a reír. Asier saltó cómo un gato.

-¡No bebas más, papá!

Aitor, ni lo oyó. Siguió a lo suyo.

-¿Cuántas veces te hizo correr?

Nekane, que estudiaba segundo de derecho cómo Asier, no era de las remilgadas. Le respondió:

-Ninguna, pero porque no intentó follarme.

Aitor miró para su hijo, y le dijo:

-¿Ves? Hablando folla la gente.

Asier se armó de paciencia.

-Se entiende, papá, hablando se entiende la gente.

-Pues a ver si entendiste a este monumento. Te acaba de decir que si no la follas es porque no quieres.

Llegó el camarero. Nekane pidió una Coca-Cola y le preguntó a Aitor.

-¿A qué se dedica?

-Soy soldado profesional.

-¡Soldado! ¿Mató a alguien?

-La semana pasada en Basora dejé a una chica de tu edad medio muerta.

-Bromea.

-Nunca bromeo con esas cosas.

Nekane no se creía lo que estaba oyendo.

-¡¿La dejó medio muerta de verdad?!

-De verdad de la requetebuena.

Nekane ya le prestaba toda su atención.

-¡¿Qué le hizo la chica?!

Unas palomas se pusieron a picotear unas migas. Aitor, mirando para ellas, le respondió:

-Ponerse delante de mí- -le lanzó una patada a las palomas-. ¡Tuuuusa! -las palomas salieron volando-. Soy malo, muy malo.

Nekane siguió quitando de él.

-Pensaría que llevaba una bomba.

-La bomba era ella. Cuatro tiros le pegué.

-¿Dónde?

-En el coño, y cuatro veces se corrió la chavala.

Nekane rompió a reír y después le dijo:

-Los cuatro tiros eran cuatro polvos.

-Cómo cuatro soles, bonita.

Nekane le dijo a Asier:

-¡Tu padre es la hostia!

-La hostia es la que le metería mi madre si se enterase de que le metió los cuernos. Venga, papá, vamos para casa.

-Vete tú que yo estoy bien aquí.

-¿Qué le digo a mamá?

-Que voy a llegar tarde.

Asier le dijo a Nekane:

-Nos vemos, Nekane, y no le hagas mucho caso, de bebido miente más que habla.

Asier los dejó solos y regresó a casa. Pasaban de las diez de la noche, echó mano al bolsillo y se percató de que se había olvidado las llaves. Cómo la luz de la sala estaba encendida fue a tocar en el cristal de la ventana para que su madre le abriera. Miró por un hueco que dejaban las cortinas y la vio, desnuda, magreando sus grandes tetas y follando su coño con una polla de goma mientras miraba en la tele de plasma un vídeo en el que un muchacho joven y cachas le hacía sexo anal a otro joven que aún estaba más cachas que él. Aquello lo desconcertó.

Entendería, aunque le costaría, que su madre se excitara viendo a una mujer y a un hombre follando, pero dos hombres, es que no le cabía en la cabeza. No quiso molestarla e iba a esperar a que acabara para llamar al timbre de la puerta, pero la madre miró para la ventana y lo vio. Visiblemente nerviosa sacó la polla del coño, se tapó las tetas con una mano, cogió la bata del suelo, se dio la vuelta, Asier vio su culo y agarró un empalme del 18. Al ratito estaban madre e hijo en la sala. A Arantza se le caía la cara con la vergüenza. Sentada en el sofá donde se estaba masturbando, con la polla pringada de jugos sobre la alfombra y con su hijo enfrente, le dijo:

-Siento que vieras lo que has visto, pero no os esperaba hasta las doce.

Asier vio su oportunidad. Bajó la cabeza y mirando para la polla de goma, le dijo:

-Discutí con papá.

-¿Qué pasó?

Le mintió cómo un bellaco.

-Le confesé que soy gay y...

A Arantza la pilló por sorpresa, exclamó:

-¡Ay va la hostia!

-¿Tanto te importa que sea de la acera de enfrente?

-Hombre, eres nuestro único hijo y si eres maricón No vamos a tener nietos.

-Gay, mamá, gay.

-Maricón, hijo, maricón de toda la vida. Dime. ¿Te acostaste con alguna mujer?

Asier no sacaba la vista de la polla de goma.

-Las mujeres no me excitan, bueno, sus culos, si, es que yo culo veo, culo quiero, mamá.

-¿Has visto muchos culos de mujeres?

-Solo el tuyo hace un ratito.

-¿Te gusta mi culo?

-Sí, tienes un culo precioso, grande, redondo, morenito...

-Estás hablando del culo de tu madre.

-Estoy hablando de un culo, madre.

Arantza quiso llevar al hijo por el buen camino.

-A ver, cariño, a ver. ¿Probarías con una mujer?

-No sé. ¿Sabes de alguna que se preste al experimento?

-Cualquiera de mis amigas. Son mujeres con experiencia... Y veo cómo te miran.

-¿Cómo me miran?

-Con lujuria.

-No me ponen, no tienen tu culo -Asier, levantó la cabeza y miró a Aranza. Quiero probar contigo, mamá.

Arantza puso el grito en el cielo.

-¡¿Conmigo?! ¡¡No hijo no!!

-Si no es contigo no pruebo con ninguna mujer.

-Pues te quedas maricón para toda la vida.

-A lo mejor funciona. Piensa en tus nietos.

Aranza se sintió chantajeada.

-¡Serás hijo puta!

-Soy hijo de una madre maravillosa, otra madre ya no tendría esta conversación con su hijo.

-A ver, cariño. ¿Por qué no quieres desvirgarte con otra mujer que no sea yo?

-Por qué les tengo miedo, madre.

-Era eso.

-Sí, era eso.

-Si se entera tu padre que... No, no puedo, es que no puedo, ni puedo ni debo. Eres mi hijo.

Asier se hizo la víctima.

-Tendré que resignarme a ser lo que soy.

Arantza entró al trapo.

-Tú ganas, pero vas a hacer todo lo que te mande.

-Seré cómo un perrito fiel.

-Lo primero que vas a hacer, perrito fiel, es correr del todo la cortina, no vaya a ser que regrese tu padre y nos pille con las manos en la masa.

Asier fue y corrió la cortina. Arantza, que era una mujer de 36 años, morena, de estatura mediana y gordibuena, se levantó, se quitó la bata y quedó desnuda. Asier vio sus tetas, decaídas por lo grandes que eran y su coño peludo mojado en la raja Arantza, le dijo:

-Desnúdate, cariño.

Arantza soltó el moño. Una cascada de pelo negro cayó por sus hombros y por su espalda. Al ver a su hijo desnudo y con la polla morcillona, estiró una pierna y le dijo:

-Te voy a enseñar las cosas que le gusta que le hagan a una mujer. Coge mi pie que yo te digo lo que tienes que hacer.

Asier le cogió el pie e hizo paso a paso lo que le dijo su madre que le hiciera... Olerlo, darle besos. Dejar caer saliva sobre la planta un par de veces y con la saliva masajear planta, talones y tobillos. Después pasar la lengua por debajo de los dedos, chuparle el dedo gordo, y luego separar los dedos para chupar uno por uno... Acabó chupando todos los dedos juntos. Le cogió el otro pie y lo olió. Arantza viendo el tremendo empalme que tenía su hijo, comenzó a masturbarse acariciando el clítoris con dos dedos que previamente había humedecido con la lengua. Poco después, le decía:

-Sube besando y lamiendo mis muslos hasta llegar al coño.

Le fue diciendo cómo y cuándo hacerlo... Y así, muy lentamente, yendo de muslo a muslo, fue subiendo y lamiendo hasta llegar arriba. Al llegar le mandó lamer los dedos que estaban acariciando el clítoris y después el dorso de su mano. Arantza metió dos dedos dentro del coño y pringados de jugos se los dio a chupar. Después de chupárselos, le siguió dando instrucciones... Asier subió besando y lamiendo su vientre, besó y lamió su obligo y llegó a las tetas. Pasó su lengua por el pezón erecto de la teta izquierda y sintió a su madre temblar y gemir en bajito. Le preguntó:

-¿Te estás corriendo, mama?

-Sííí, hijooo, sííí.

Gozó cómo lo hace una cerda al revolcarse en el barro.

Al acabar de correrse, Arantza, pasó dos dedos por el coño y se los puso en los labios, está vez estaban pringados con los jugos blancos y espesos de su corrida, Asier, después de chuparlos volvió a hacer lo que le dijo su madre que le hiciera... Meter la cabeza entre sus piernas y lamer de abajo a arriba el clítoris con la punta de su legua, lamerlo transversalmente, hacer círculos, rozándolo, apretando la lengua contra él. Masajear las tetas. Apurar los movimientos de la lengua cada vez más, y más y más, hasta que Arantza, que no era de las que gemía, dejó de dar indicaciones, comenzó a jadear y dijo:

-¡Me corro cómo una perra!

Asier, con la parte superior de su lengua sobre el clítoris y el resto sobre el coño, sintió sus contracciones y cómo salían de él jugos calentitos. Maricón sería, pero el empalme que tenía no era de asco.

Arantza era insaciable.

-Ahora quiero follarte yo, hijo. Échate boca arriba sobre la alfombra.

Asier hizo lo que le dijo su madre. Arantza, dándole la espalda subió encima de él y comenzó a follarlo. La metía con fuerza, despacito, la metía cómo si la estuviera atornillando... Con la polla metida a tope movía el culo alrededor, y moviéndola así, Asier, le llenó el coño de leche.

Al acabar de correrse su hijo, Arantza, se dio la vuelta. Le volvió a meter la polla en el coño, y le preguntó:

-¿Te gusta que juegue contigo?

-Sí, madre.

Arantza apoyó las manos en la alfombra y movió el culo de atrás hacia delante y de delante hacía atrás, movimiento que también hacían sus tetas, tetas que Asier, cuando las tenía a tiro, iba mamando. Al rato se incorporó, echó las manos a las tetas y comenzó a follarlo con saña. En un par de minutos, se detuvo y volviendo a gemir en bajito, dijo:

-Me corro otra vez, amor.

Se corrió comiéndole la boca a su hijo.

Aun tirando del aliento volvió a apoyar las manos en la alfombra y lo volvió a follar despacito. Asier le amasó las tetas. Arantza volvió a acelerar los movimientos de culo y pasado un tiempo, le dijo:

-Me voy a correr de nuevo, hijo.

Asier le echó las manos a culo y acompasó sus movimientos. Arantza se volvió a venir, diciendo:

-¡Me corro, cariño!

Al acabar, Arantza, se quitó de encima y quedó espatarrada sobre la alfombra. No sabía que decir y dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

-¿Qué estará haciendo tu padre?

-Darle a la lengua.

Efectivamente, Aitor estaba dándole a la lengua dentro de un Seat Ibiza que tenía los asientos reclinados. Nekane se había levantado la falda y quitado las bragas. Tenía su camiseta blanca con el logo de los Stones subida y mostraba sus duras y redondas tetas. Aitor había abierto su coño con dos dedos y su lengua se metía y salía de su vagina, chupaba los labios, lamía de abajo arriba y lamia y chupaba su clítoris, un clítoris gordo y fuera del capuchón. Paró de lamer unos segundos, y le dijo:

-Tienes un coño delicioso.

-Estás a punto de conocer su sabor real.

Aitor estaba borracho, pero supo que le decía que se iba a correr. Siguió lamiendo hasta que Nekane levantó la pelvis, y le dijo:

-¡Te voy a ahogar!

Gimiendo desesperadamente, soltó una corrida en forma de chorros. Aitor los buscó con la boca, pero cómo Nekane movía la pelvis acabó con la cara perdida de jugos espesos y con textura mucosa.

Al acabar, Nekane, hizo que Aitor se echase en el asiento de al lado, lamió los jugos de su cara y después le dio un beso con lengua que en condiciones normales le pondría la polla tiesa, pero al estar bebido solo se le puso a media asta. Luego le desabotonó la camisa y le acarició y le chupó las tetillas, le bajó la cremallera del pantalón, le sacó la polla, la echó hacia atrás y le lamió, le besó y le chupó los huevos.

Después le mamó y le meneó la polla. Pasado un tiempo vio que no se la ponía dura. Subió encima de él, cogió la polla y la frotó en el culo y en el coño mientras Aitor le comía sus tetas, medianas, con areolas oscuras y pezones gordos cómo dedos. La vagina de Nekane se abría al rozarla la cabeza de la polla. Era como si la quisiera comer, y acabó comiéndola cuando Nekane la metió dentro. Luego apretó la polla y la fue metiendo hasta que le entró toda. Una vez dentro, movió el culo alrededor y froto su clítoris contra la pelvis de Aitor... A punto de correrse, le dijo:

-¿Tu polla sabe nadar? Si no sabe nadar dile que se ponga un flotador. ¡¡Ahí vaaa!!

Besando a Aitor se volvió a correr y le encharcó la polla de jugos. Aitor sintiendo cómo los músculos de la vagina se la apretaban, descargó dentro de ella.

Se había corrido juntos. Nekane, con una amplia sonrisa en los labios, le dio un pico, y después le dijo:

-Bad boy (chico malo).

-¡¿Chico malo?!

Le dio la vuelta, metió la cabeza entre sus piernas, y lamiendo su coño, le dijo:

-Sí, soy malo, malo cómo un diablo y más guarro que tú.

Siguió lamiendo su coño hasta que le volvió a poner la cara perdida de jugos.

Al acabar de correrse, lamiendo los jugos de su cara, le dijo:

-Tenemos que repetirlo cuando se te ponga dura. Si no te importa engañar a tu mujer una vez más.

-¡A saber qué hace ella cuando no está conmigo! Lo repetiremos.

Arantza lo que estaba haciendo, a cuatro patas, era dejar que su hijo le lamiera el culo. Sí, la lengua de Asier lamía el periné y el ojete de su madre, a lo que ayudaba que ella separase las nalgas con las dos manos. Arantza disfrutaba una cosa mala cuando la punta de la lengua entraba, salía de su culo, lamía su coño, su periné, lamía el ojete y lo volvía a follar. El hijo le comía el culo mejor que el marido... Cuando le metió el glande en el culo comenzó a jadear cómo una perra. Le dio un azote en el culo y se la metió un poquito, luego de azote en azote la polla llegó al fondo. La cogió por las caderas y la folló despacio un par de minutos, después la cogió por las tetas y apretándolas le dio caña brava. Sus huevos batían contra su coño y hacían que la mujer se pusiera negra. Tiempo después cuando ya el coño de Arantza goteaba, le dijo:

-Dime que estás sintiendo, hijo.

-Siento que te voy a llenar el culo de leche y veo un culo que me vuelve loco. ¿Y tú qué sientes, mamá?

-Siento que estoy en el Paraíso. Solo me falta que me comas el coño y correrme en tu boca.

Asier, tenía otros planes.

Le folló el culo a romper, y Arantza, sin querer queriendo, se corrió cómo una loca.

-¡¡¡¡Me corrooo!!!

Sus piernas comenzaron a temblar, su coño comenzó a desbordar y se desplomó sobre la cama cómo un fardo.

Al acabar, Asier, le dio la vuelta, le lamió el coño empapado, besó con lengua a su madre y después se la metió en el coño. Follándola, le dijo:

-Te tengo que decir algo.

-Ahora, no, hazme correr de nuevo y dímelo después.

Al rato, Arantza, estaba estremeciéndose, jadeando, con los ojos en blanco y el coño lleno de leche.

Cuando Asier se quitó de encima de ella, boca arriba y sin mirarla, le dijo lo que ya le quiera decir antes:

-Te engañe, madre. No soy maricón.

-No, hijo, no, pensaste que me engañabas.

Quique.

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