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Todo empezó por curiosa (padre e hija)

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Me declaro una observadora serial, en mis diecinueve años solamente había experimentado el hecho de masturbarme y reconozco que asiduamente. Es algo que me encanta, esa sensación hermosa del orgasmo, la tranquilidad y sosiego que me ofrece.

Soy medio ignorante en el tema sexo, solo cosas que he leído, ya que mis padres tienen en el sistema de internet bloqueado o mejor dicho conectado el control parental por mi hermano menor (pagando yo los platos rotos).

La casa donde vivimos tiene dos plantas, en la baja se encuentran: la cocina, comedor, living o sala de estar, la pieza de mama y papa, con baño en suite, arriba tres piezas, una para cada uno de nosotros dos y una tercera que mis padres la llaman de huéspedes, con un baño.

Cierta noche, bajando por algo para beber, escucho uno ruidos extraños que provenían de la pieza de mis padres, pensando que podía estar pasando algo me acerco a la puerta para escuchar mejor, al hacerlo, reconocí los sonidos, lo que me hizo detener y retroceder, eran suspiros profundos, gemidos y jadeos, casi imperceptibles, pero en el silencio de la casa se dejaban oír.

Mi cabecita loca comenzó a imaginar la situación.

Tome en la forma más silenciosa posible un vaso de jugo regresando a mi habitación. Ya en ella, mi mente daba vueltas pensando la situación.

Obvio que en el colegio había hablado y visto fotos de parejas haciendo el amor, mis compañeras, con más suerte que yo, tenían acceso, lo que de forma indirecta me llegaba información, hasta un par de videos me habían mostrado.

Alguna había contado en rueda de recreo escolar, sus experiencias sexuales.

Las imágenes que tenía en mi cabeza de lo visto en esos videos como en fotos, ahora tenían el rostro de mis padres, pero no me podía imaginar a mi madre disfrutando, ni el miembro de mi padre, si era grande, gordo, chico, fino, con o sin venas, lo real era que quería creer un gran miembro, debido a lo que escuche de la boca de mama.

Con todas esas armas tenía algo con que “trabajar”, pensando en eso comencé a tocarme la ya empapada vagina, mis labios estaban hinchados, el clítoris duro, masajeando por todo el contorno, a veces introduciendo los dedos en su interior, llegue al clítoris encerrado en el capullo de mi mariposa, lo que hizo provocar un tremendo orgasmo en tiempo récord, saliendo un poco de líquido a presión, que luego sabría el por qué.

A partir de esa noche comencé a prestar atención a señales que me dirían si habría posibilidad inminente de sexo paternal.

Al otro día, ambos estaban muy contentos y charlatanes, mucho hablar entre susurros y sutiles besos, como así también alguna palmada en el trasero de mi mama.

Dicen que con mama nos parecemos, tanto en fisonomía como en físico, nariz aguileña que resaltaba con nuestros ojos esmeralda, labios finos, casi un metro sesenta y nueve ella, yo un metro sesenta y cinco, senos redondos y turgentes, pequeña cintura con piernas musculosas (genética pura) y variaba un poco el culo, el de mi madre es más grande que el mío, pero ambos duros y parados, es difícil, dicen diferenciarnos cuando estamos cerca de quien nos observa, a mi mama por ese motivo le dicen fotocopiadora, le manifiestan que me saco igual, salvo el pelo, que ella lo tiene corto y el mío llega a media espalda.

Papa es un hombretón más grande que mama, mide aproximadamente un metro ochenta, anchos hombros, brazos fuertes y ni que hablar de sus manos, son inmensas, creo debido a su profesión, es tornero, un poquito panzón, pero de una belleza como definirla… rustica, para nosotras, es hermoso, pelo crespo corto y unos ojos azules que ya hubiera querido heredarlos yo.

Tres días después mi “descubrimiento involuntario” hubo señas, mama hizo la cena temprano, preparo la ropa de papa en el baño luego de bañarse ella, estaba con un salto de cama que dejaba ver su lencería.

Al llegar el hombre de la casa, le dio un gran beso y un abrazo, que hasta a mí me hizo mojar, le agarro un glúteo y siguió hacia el baño. A su salida fue hasta la cocina donde estaba ella y tomándola de atrás le dio un beso en la nuca, arrimando su paquete, lo que la hizo sonreír, acoto que era habitual, pero nunca había prestado atención hasta el otro día…

Luego de cenar lavamos lo utilizado, vimos un programa de tv de concursos, ellos café de por medio y luego a ¿dormir?

Ya cada uno en su habitación y aprovechando que mi hermanito se quedó en casa de la abuela, me fui a su habitación que estaba menos lejos de la escalera, intentando escuchar algo que me avise si empezó la acción.

Aproximadamente en dos horas y ya casi cuando los ojos se me cerraban, escuche “quejarse” a la cama, haciendo los ruidos propios de la madera al moverse. Abrí suavemente la puerta, que por suerte no hace ruido, para bajar hacia mi posición privilegiada, no sabía, me iba a brindar un espectáculo genial.

Había un poco de luz por debajo de la puerta y música suave, supuse venia del televisor.

Ese rechinar se vio apagado por los gemidos de ella y los jadeos de papa (tenía que saber que ocurría, pero… ¿Cómo?)

Hasta que se me ocurrió mirar por el ojo de la cerradura, por ahí, tenía suerte y podía observar algo, vaya que la tuve, gracias a quien haya inventado el espejo (después averigüe que fue un tal Justus Von Liebig, ¡¡¡el que hoy es mi mejor amigo!!!) al agacharme y poner mi ojo pude observar que la visión me daba justo en “ese” espejo, tan bien ubicado sin querer, para que me viera el espectáculo en vivo y en directo. Mi madre acostada boca arriba y mi padre hundiendo su cabeza entre las piernas, lamentablemente llegue solo a esa parte porque no se veía mucho más, pero me basto para mojarme nuevamente, sobre todo cuando se apreció un movimiento que parecía ser de acomode, viendo fugazmente que mi madre se ponía en cuatro y mi papa detrás de ella, solo podía escuchar los empujones que daba mi padre y los golpes que daban los cuerpos, baje la mano a la zona ardiente de mi cuerpo para disfrutar también, no necesite mucho tiempo para alcanzar la plenitud del orgasmo, que me pareció fue de los tres a la vez, pues los gritos ahogados que dieron, taparon el gemido del mío, casi fui soldado caído, menos mal que no descubrieron mi posición. Me aleje sigilosamente como había llegado, con el corazón palpitando a full del cagazo que me pegue al no poder controlar mi gemido, casi grito.

Sin poder dormir pensando en lo ocurrido, necesitaba ver más, el tema era como, ¿esconderme en el placar? ¿Abrir la puerta de golpe? ¿Pedir permiso para ver? No, ninguna era posible, ni siquiera posicionar bien el espejo, pues se darían cuenta.

Mañana seria otro día, ya veremos.

Al otro día y siendo fin de semana, sin ir a la facultad, me puse a navegar en internet buscando ideas, llegando a una que me pareció espectacular, existe una app que enlaza dos teléfonos utilizando uno como emisor y otro como receptor. Me puse a buscar mi teléfono en desuso, descargando dicha aplicación en ambos, lo probé y anduvo fantástico, ahora… como esconder estratégicamente el emisor sin que se den cuenta. Aprovechando la soledad de la casa investigue y puse el emisor en varios lados para ver cuál de ellos me da la mejor visión del panorama. Para mi suerte, en la pared hay colgado un muñeco bastante grande e ignorado por ellos, solo esta como decoración, una vez por año se descuelga, (cuando hacemos limpieza general y para eso falta mucho) y me da la mejor visión. Lo desarme con cuidado escondiendo el teléfono dentro, para coserlo cuidadosamente, una vez instalado no podías darte cuenta que había algo dentro, punto para Pilar.

Ahora restaba esperar las señales que indicarían la acción para ponerlo en funcionamiento.

Nunca imagine que esa misma noche podría probarlo, deleitarme y saber que hacían mama y papa dentro de esas cuatro paredes, teniendo la posibilidad de sacarme la gran duda, ¿Cómo era el aparato de papa que hacía gozar tanto a su querida esposa? No podía imaginármelo, pero quería saber.

Luego del ritual del baño cena y televisión, les digo.

-Bueno gente linda, me voy a dormir, estoy muy cansada, hoy hice limpieza en mi cuarto y salí a correr un rato por el parque, estoy rendida, hasta mañana.

-Hasta maña hija, que descanses. (dijeron con una sonrisa en su rostro)

Ya en mi habitación me dispuse a observar, disfrutar, aprender y quien te dice… algo más.

Luz, cámara, acción… y vaya si comenzó la acción, ambos estaban totalmente desnudos, mi madre con su físico monumental y mi padre, mi padre… ¡¡¡que pedazo de miembro!!! Gordo, largo y lleno de venas he ahí el motivo de los gemidos y gritos ahogados de mi mama.

Quisiera describir lo que vi, pero me parece más jugoso lo que paso en días sucesivos, sin obviar que mientras mantenían su sesión de sexo comencé a tocarme hasta quedar extenuada.

La semana transcurrió, para ellos tranquilos, la mía, demasiado agitada, veía el video todos los días, inclusive hasta dos o tres veces, con la consecuencia masturbatoria que ello merecía.

El día viernes mi mama tuvo que viajar de urgencia a un pueblo del centro de la provincia, distante quinientos kilómetros, debido a un accidente que sufrió su hermana, nada grave pero si complicado y he aquí donde comienza la parte jugosa para mí, nunca pensé pasar de espectador a protagonista.

Esa misma tarde, recibo un mensaje de papa, que decía, -no prepares cena, a lo que estamos solos llevo algo preparado.

Mi corazón saltaba de alegría, zafaba un día de cocinar, prefiero hacer el aseo a encerrarme en la cocina.

Luego de un reparador baño, sin querer hacerlo a propósito, me cambio con ropa de entrecasa, un short que fue el resultado de una calza recortada por sus piernas, ajustado, marcaba exageradamente mis firmes nalgas, y como dicen los chicos hoy, el “sapo”, definiendo bien la división de mi vagina recién afeitada, una remera del tipo musculosa, robada a mi hermanito, que dejaba ver los laterales de mis pechos desnudos por debajo de ella, completando con mis tenis blancas, impolutas.

Casi al terminar de prepararle el baño tal cual lo hace mi mama, llego dejando la cena en la mesada, me dio un beso a media boca (sin querer, creo que fue la costumbre de saludar a mama) metiéndose al baño.

Me grita desde adentro del baño.

-Gracias por la ropa, ya te pareces a tu mama.

Al salir, la mesa estaba servida con la cena, milanesas a la napolitana con papas fritas, se veían espectaculares, comprobándolo después.

Al finalizar, lave todo, acomode el comedor y prendí la tv para ver su programa sentados en el sillón, acomode mi cabeza sobre su pecho, paso su gran mano por detrás de mi cuello abrazándome, fue una sensación indescriptible, encima estaba ocupando el lugar que había dejado temporalmente vacío mama. Ojala pudiera ocupar también el sitio que dejo en su lado de la cama.

Espero no se dé cuenta, en mi entrepierna se divisaba un color más oscuro producto de la humedad que destilaba, y cada vez más liquido al ver el bulto que se le marcaba, teniendo la referencia que ya lo conocía y el morbo de saber que él lo ignoraba.

Me ofreció ver a continuación una película o un documental, cosa que acepte de buen gusto, no quería que pasara este hermoso momento a solas.

Me pidió que buscara algo para ver mientras iba al baño, se levantó me dio un beso, nuevamente nuestros labios se encontraron giro sobre sus pasos y se fue como si nada. Así sorprendida como estaba busque una película, me encanto el título, señales.

A su regreso, observo su entrepierna, el pantalón abultado no podía ocultar la erección que traía, sentí más humedad que mojaba mi ropa interior y mis pezones que hacían fuerza contra la liviana remera impulsando hacia adelante esos dos minúsculos centímetros de tela. Nuevamente tomamos la posición anterior, ahora su mano colgaba por mi parte delantera, casi llegaba a mis tetas, me descubrí alzando el pecho para que se hiciera realidad el toque con su mano, pero quedaba muy evidente, así que me llame a sosiego.

-Bien a ver si te gusta la película que elegí.

-¿Cómo se llama?

-Señales.

-¿por algo en especial?

-No, por nada en especial.

-Por qué me parece que señales hay muchas.

-¿no entiendo?

Al tiempo que me decía… “por esto”… llevaba su mano a mi entrepierna, las bocas se encontraron con la lengua que danzaba en el interior, la novedad que estaba entrando por mi boca me hizo estremecer, se dio cuenta.

Tomo mi mano llevándola a su miembro, por primera vez sentí un pene real, duro e inquieto. Mientras yo buscaba bajar su pantalón deportivo, el me sacaba la remera dejando mis tetas a merced de su boca, que chupaba como un niño el biberón, con su imponente fuerza me ayudo a ponerme de pie para completar el proceso de quedar totalmente desnudos, frente a frente, con su gran miembro palpitante a escasos centímetros de mi abdomen.

-Amorcito, ¿ya has hecho esto?

-No papi, nunca lo he hecho.

-Voy a tratar que sea tu mejor experiencia.

Dicho esto me hizo arrodillar en el sillón, como había visto lo hacía mama, quería copiar todo lo visto en el video, quería disfrutar como lo hacía la perra de mi madre.

Apoyo la cabeza en el respaldo elevando bien mis nalgas, separo mis rodillas lo más que puedo y espero la embestida, muy por el contrario, mi sensación fue de algo tibio que recorría toda mi ardiente y mojada vagina haciendo que la piel se me ponga erizada, al llegar con esa hábil lengua a mi clítoris comenzaron esas sensaciones que siento al masturbarme avisándome que llega ese momento sublime en que expulso toda mi calentura por el canal del placer. Gimo, grito, suspiro, vuelvo a gemir, se repite el ciclo cada vez más fuerte hasta que por primera vez puedo exteriorizar a viva voz mi orgasmo tantas veces reprimido cuando realizaba mis tareas “manuales”.

-Ahhh si papito me voy (solo atine a decir)

-Ahora viene lo mejor, (dijo esto entre pequeñas risas casi inaudibles)

Siento que se para detrás, abandonando la tarea que me había dado tanto placer dejando mi sexo palpitante y mojado como nunca. Apoya la punta de su miembro en la entrada, siento como poco a poco va pidiendo el paso y sorteando obstáculos, molestaba por ahora, no dolía. Llego a esa parte de mi virginal canal donde hizo tope.

-¿Estas segura de quererlo?

-Si papa, quien mejor que vos para poseer mí, hasta ahora, más preciado tesoro.

-Bien hija, ya no hay un vuelta atrás.

Comenzó a presionar hacia el interior, el obstáculo que me separaba de niña a mujer cedió, sentí millones de agujas que perforaban mi interior, esboce un grito, de los ojos comenzaron a salir lágrimas, que eran mezcla de dolor y felicidad.

Se detuvo preguntando si estaba bien, si quería parar, si quería que finalizáramos. Bajo ningún concepto, le dije, seguí por favor, igualmente espero unos minutos para continuar, solo me acariciaba, sus manos recorrían mi espalda, glúteos, pechos, hasta hizo una pasada por mi orificio anal, que, debo decir estuvo rico.

Muy lentamente sus movimientos volvieron a hacerse sentir en el interior, salía casi toda y entraba hasta hacer tope en el útero, la sensación era indescriptible, mis entrañas parecían moverse, ¿o se movían?

Escuche esos sonidos que ya había experimentado, tanto con el video o escondida detrás de la puerta, salía de su boca toda clase de sonidos, presentí la inminente descarga, sus movimientos se hicieron más rudos y rápidos, el dolor se había transformado en placer, siento otro explosivo orgasmo y seguido otro, casi me desmayo de la sensación hermosa que tuve, mi grito se hizo escuchar, lo que hizo a mi papa retirar su venosa verga y descargar su semen sobre mi espalda. Hice lo mismo que vi hacer a mama, me di vuelta lleve su verga a mi boca para eliminar todo vestigio de lo sucedido, sus ojos estaban en blanco.

Se dio vuelta yendo a la mesa, tomando papel regreso para limpiarme, me beso, agarro mi mano para dirigirnos al baño.

Ya debajo de la ducha me acicalo como cuando era niña, ese hermoso miembro al que le había brindado mi inocencia hacia solo un rato, volvía a erguirse gallardo, me tomo por debajo de los hombros apoyándome contra la pared, introdujo su miembro, cruce mis piernas instintivamente sobre sus caderas, no sé si fue por mi primer vez, pero tuve otros dos orgasmos seguidos. En esta sesión, tardo un poco más que antes, pero no se pudo controlar y lanzo cantidad de semen caliente que chocaba contra mi interior, que rico se sintió, miles de sensaciones experimento mi cuerpo en ese momento, jadeantes y agitados, me deposito en el piso, nos terminamos de bañar saliendo hacia el sillón, pasamos un rato hablando de lo sucedido.

-Que rico papa, me encanto, no sabía que era así.

-Me alegro por dos cosas, que te haya gustado y que la experiencia fuera buena, como así también haber sido yo tu primer hombre.

-Seguí hablando mi hombre, yo quiero algo más.

Sinceramente no sé qué mas dijo, baje hasta su miembro y metiéndolo en la boca comencé a chuparlo, no me cabía todo dentro, pero me las arregle para sacarle todo su jugo, el que me había quedado con ganas de probar, lanzo tanto que casi me ahogo, pero su dulzor me cautivo, creo que me voy a hacer adicta al semen.

-Hija, esto está de más decirlo, pero debe quedar entre nosotros.

-Por supuesto papito, es nuestro secreto.

Tan secreto como el mío con la cámara que oculte, que dicho sea de paso, la sigo usando para aprender más y sorprender a papa.

Esa noche lo hicimos dos veces más y varias veces hasta que regreso mama, que, ahí hasta la fecha, pudimos tener solo un encuentro sexual más.

Me olvidaba, ya tenemos pensado en un futuro muy próximo, no sé si será el próximo encuentro, tener sexo anal. Como le pedí que desbloqueara el control parental, puedo buscar información referente al sexo y estoy con la información y a la búsqueda de un dilatador anal para poder recibir el gran miembro de mi padre sin problemas.

Por suerte, esa primera eyaculación en la ducha que lleno mi vagina de leche, no me dejo embarazada, pero con el susto que me pegue, decidí tomar anticonceptivos, los que me van a permitir disfrutar del semen tibio invadiendo mi ser.

(9,50)