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Tiempo de lectura: 6 minutos

Procedo de una familia normal. Mis padres se casaron muy jóvenes, con 16 años mi madre, y se fueron a vivir a casa de mis abuelos paternos, porque la situación económica era precaria. En menos de un año de casados, ya tenían un hijo y estaba de nuevo embarazada de mí.

Nací con problemas físicos, que por un motivo u otro, donde vivían no me podían tratar, y me trajeron mis abuelos a su casa, para acudir al médico de familia de su ciudad. El tratamiento duró más de lo esperado, y mi madre, embarazada de nuevo. Por ello acabe criándome con ellos, por suerte para mí. Mis abuelos eran muy trabajadores, de clase media, emigrantes de Francia, y me criaron como hijo único, por lo que al contrario que a mis hermanos, nunca me faltó de nada. Yo sabía quién eran mis padres, mis hermanos, tenía contacto con ellos, y demás, pero mi familia, mis padres, eran mis abuelos.

Pasaron años, y cada uno hicimos nuestras vidas, en ciudades diferentes, y caminos diferentes. El azar, hizo que un tiempo después, mis padres biológicos, junto a mi hermana pequeña, vinieran a vivir a mi ciudad. Por aquel entonces la “peque”, ya tenía sus 24 años, muy bien puestos, en todos los sentidos. Era mi hermana, y la quería como tal, pero la falta de contacto diario, también me hacía verla como la mujer sexy que era, y eso me turbaba. Como buen hombre que soy, mis 30 años recién cumplidos, y con lo que me gusta el sexo, siempre pensé, que de haber nacido mujer, de haber sido yo mi hermana, que golfa iba a ser, jejeje

El tenerla cerca, y querer retomar el tiempo perdido de relación, hizo que pasáramos mucho tiempo juntos, y salíamos los fines de semana, con mi pareja y su novio, mas como amigos que hermanos.

Un fin de semana, de puente, nos fuimos los 4 a una casa rural en las afueras, cerca de una estación de sky, y para nuestra suerte, y a pesar de ser casi Abril, cayó una gran nevada, que nos hizo disfrutar de la casa, nieve, chimenea y juegos…

La diferencia de edad, 6 años, con ella y su novio, se notaban, en la madurez, cuando después de unas cuantas cervezas y bastantes chupitos, y juegos de mesa, Miriam, mi hermana, sugirió jugar a “yo nunca”, pero incluyendo una prenda, cuando tocara beber. Con el calor del alcohol, todos aceptamos de buen grado.

Varios yo nunca, y varios chupitos después, nos tenían a los 4 medio desnudos ya, y el juego empezó a calentarse con las afirmaciones.

Yo nunca me he masturbado pensando en mi hermano-a, dijo Fran, el novio de mi hermana.

Mi novia, María, mi hermana y yo, tras mirarnos pícaramente, bebimos.

María, solo en tanga ya, dejaba ver sin pudor el esplendor de su cuerpo. Unas generosas tetas, talla 95C, con unos pezones duros y erguidos, atravesados por sendos piercings, 1,65 de estatura y unos 48 kg de peso. Unas piernas muy tonificadas, y un culo duro y respingón. La transparente tela, del minúsculo tanga rosa, que apenas tapaba nada, dejaba ver su totalmente depilado pubis, y el tatuaje de un duende que tenía en el lado derecho del mismo.

Fran, no le quitaba ojo, y vi en su calzoncillo, que le gustaba lo que veía. Era un chaval deportista, muy fibrado, de cerca de metro noventa de estatura. Y debía de tener un buen instrumento.

Miriam, era alta, casi 1,75, delgada, con unas buenas tetas también, más pequeñas que las de mi novia, una talla menos, calculé a través de su sujetador, pero con la turgencia de la juventud. Sus pezones parecían querer rasgar la tela y saltar fuera. El tanga, dejaba entrever un monte de Venus recortado, tipo brasileño, y su culo, redondo y perfecto. Estaba muy buena. Un tatuaje de unas flores en su brazo, y varios piercing en las orejas.

Toco el turno a María.

Yo nunca he hecho un trío, dijo. Fran, bebió y calzoncillo fuera, medio empalmado ya. Para mi asombro, Miriam Bebió y sujetador fuera. Mi chica y yo, quedamos perplejos, y eso que nos considerábamos abiertos en el sexo.

Yo nunca bese a alguien de mi sexo, dije. Mi chica y mi hermana, bebieron y quedaron desnudas completamente. A mi hermana, en ese momento pude verle el piercing que asomaba en su entrepierna, en el clítoris. Joder, que buena estaba y que morbazo, imaginándola encima comer la boca a otra tía!!

Fran ya estaba completamente empalmado, y no disimulaba nada mirando a María, incluso se tocaba la polla haciéndolo.

Has ganado brother, me dijo mi hermana. Pero no es justo que no quedes en bolas.

María se le acercó y le dijo algo al oído. Que sensualidad desprendían, desnudas y tan cerca una de la otra, con los pechos rozándose, me empalmé de golpe.

Una pregunta final, si acierto te despelotas, me dijo

Ok, dije yo

Yo nunca he practicado Sado, dijo riendo.

Eres una cabrona, dije mirando a María. Y me despojé de mi calzoncillo. Mi pene era mas pequeño que el de Fran, pero bastante más grueso. Mi cuerpo, no tan atlético como el suyo, está muy trabajado de gimnasio, menos definido, pero también más voluminoso. Y voy totalmente depilado. Mi hermana miraba mi polla sin pudor.

Seguía muy pegada a María, y de repente, le tomo la cabeza por la nuca y empezó a besarle la boca. María le respondió, con una mano en la entrepierna, y Miriam se dejó hacer. Fran y yo nos miramos sin saber muy bien qué hacer. Se tumbaron cerca de la chimenea y nos mandaron acercarnos.

María se tumbó boca arriba, separó las piernas y con una mano, abrió sus húmedos labios, mirando a Fran, que aceptó la invitación sin titubear, tumbándose sobre ella, para empezar a comerle el coño. Mi hermana, a horcajadas sobre María, se dejaba comer también. Me acerque a ella, y le metí mi polla en la boca. Que placer, como la chupaba!! El piercing de la lengua, rozaba mi glande, y aportaba un plus de sensaciones. Estuvimos un buen rato así. Tomé la iniciativa. Puse a las 2 chicas haciendo un 69 sobre la mesa baja frente a la chimenea. Fran, empezó a alternar el coño de María con la boca de mi hermana. Yo empecé a follarmela desde detrás, mientras con un dedo empecé jugar en su culo. Escupí un par de veces para lubricarlo, hasta que conseguí meterlo entero. Jugueteé un rato, y lo intenté con un segundo. Ella pareció reticente, pero seguí igualmente. Le tenía el esfínter ya bien dilatado, por lo que saqué mi polla de su coño, empapada y brillante de los abundantes fluidos que de ella salían, y la apreté contra su ojete. Ofreció algo de resistencia, hasta que mi glande la penetró. Ella chilló un poco e intento apartarse, pero la polla de su novio le lleno la boca y le impidió la retirada. Aproveche para acabar de enterrársela por completo en el culo. La presión que sentía en toda mi vara, era una pasada. Me estaba costando no correrme. Estuve un poco sin moverme, hasta que la presión disminuyo. Empecé a meter y sacar poco a poco, y María acompaño el movimiento con la lengua en su clítoris. Deslicé una mano por un lado y le metí 2 dedos en la vagina. Mi hermana empezó a jadear y moverse acompasando el vaivén a mis envites.

Me corro, me corro ¡!! Empezó a decir. Y lo hizo. De qué manera, sobre la cara de mi mujer, que hacía lo mismo, con la polla de Fran dentro de nuevo. Las contracciones del esfínter de mi hermana, hicieron que el placer en mí aumentara, y acabé descargando un buen chorro de semen dentro de su culo

Agh, Gruñó Fran, mientras salía de mi chica y se corría sobre ella y en la cara de mi hermana, que empezó a chuparle la verga mientras aún descargaba sus huevos. Yo saque la mía de culo de mi hermana, y un hilo de blanca leche se deslizó de su interior, por sus labios a la boca de María, que se afanaba en limpiar mi polla y lamer todo lo que de mi hermana salía.

La juventud, en este caso, se hace ver, y Fran, aun empalmado, saco la polla de la boca de Miriam, ocupo mi lugar y mientras se la empezaba a meter por el culo, dijo:

Lo que llevo esperando este momento!! Y empezó a bombear con fuerza. María desde abajo empezó a lamerle los huevos, y el clítoris a Miriam

Yo me puse delante, y mi hermana se afanó en chupármela consiguiendo en mi una nueva erección. Se había ocupado en lamer todo el semen que Fran había soltado sobre María, me situé entre sus piernas, y se la metí de golpe. Empecé a follarmela mirando a la cara a mi hermana, que cerraba los ojos y abría la boca, con lujuria, empalada por el culo por segunda vez en su vida, mientras su clítoris era lamido y succionado por María. Las tetas colgando, rozando los pezones contra los de mi chica, con el vaivén de los empellones de Fran.

Miriam comenzó a jadear, y decir:

Me corro, me corro, me corro, ag, ag

Presa de la enculada y la comida de la que era presa, la lengua y la boca y manos de María hacían su magia en ella.

Fran se salió, con intención de correrse en su cara. Pero le detuve. Le mande sentarse en el sofá. Lleve a María y la senté sobre él, de frente, que inmediatamente la ensarto por el coño.

Yo por detrás, lubrique un poco su culo, y enterré mi polla en el. Al contrario que el de mi hermana, este ya tenía costumbre.

Empezamos a movernos, mientras mi hermana descansaba tendida en el suelo, destrozada, frente a la chimenea.

Fran tardo muy poco en correrse dentro de María, que lo hizo casi a la vez que el, entre gritos, jadeos y espasmos, que hacían que su esfínter se contrajera, atrapando con fuerza mi polla dentro de ella, y haciendo que me corriera de nuevo, esta vez, completamente dentro de ella. Estuvimos un rato quietos. Me salí, para ayudar a María a descabalgar de Fran. La acompañe donde mi hermana, y la tumbe al lado. De su culo y coño, salía abundante esperma, y Miriam, como hechizada por el olor, se colocó entre sus piernas lamiendo todo lo que de ella salía.

El despertador sonó, eran las 11 de la mañana. Me costó recordar que era domingo. A mi lado, en la cama, dormía María, completamente desnuda, como le gustaba hacerlo. Yo tenía una erección de caballo. Busqué a mí alrededor a Fran y Miriam. No estaban. María y yo, estábamos solos en su apartamento. Todo había sido un sueño. Qué diablos?

Aparté la sabana dejando el tremendo culo de María expuesto. Comencé a lamerle la raja del culo y meter mi lengua en su ojete, como queriendo follarmela con ella. Empezó a gemir y moverse. Cogí el lubricante de la mesilla, le puse una generosa cantidad y se lo restregué con la polla. Poco a poco fue entrando, mientras ella elevaba la cadera para facilitar la maniobra. Comencé a moverme mientras la pajeaba con una mano. Nos corrimos a la vez a los pocos minutos.

Joder, que despertares, me dijo. Sueños calientes? Me preguntó

Ni lo imaginas, le respondí, mientras la sacaba y se la acercaba a la boca, para que me la chupara

Que te parecería pasar un finde con mi hermana y su novio? Le pregunte mientras lo hacía.

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