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Vacaciones con papá (5)

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Tras unas bonitas, interesantes y divertidas vacaciones llegaba la peor parte, la de volver a casa. El tiempo cuando estás de vacaciones siempre pasa más rápido, pero en mi caso, había volado, puede que no hubiera visitado tantos lugares como tenía planeados, ni tampoco me había hecho tantas fotos como se hubiera hecho cualquier chica de mi edad, es más las pocas fotos que tenía no eran las más adecuadas para enseñar a la familia y amigos cuando regresas de un viaje, pero habían sido las vacaciones más originales y excitantes de mi vida, por eso me daba tanta pena volver a casa.

M: Nena, ¿qué te pasa? No tienes buena cara.

Y: Nada mami, me da pena irme.

M: Bueno, tranquila, ya vendrán más vacaciones.

Y: Ya, pero no me apetece nada irme. Además, los viajes de vuelta nunca me han gustado, me parecen tan tristes.

M: Eso es verdad, pero bueno, ya sabes que somos una familia con recursos, algo se nos ocurrirá para que sea más divertido. Venga, coge las cosas que vamos a esperar a que venga papá con el coche en la calle.

Tras coger nuestras maletas, nos fuimos al ascensor, había bastante gente esperando, así que nos tocó esperar nuestro turno. En ese momento llegó un señor de unos 70 años, con buena apariencia, se colocó detrás de nosotras a esperar su turno para el ascensor.

El hombre me miraba de manera descarada, yo iba vestida con unos shorts bastante cortos, de color negro y una camiseta de tirantes del mismo color. De repente noté su mano por mi espalda, me giré y lo miré con cara de sorpresa.

S: Perdona, no he podido evitar tocarte, tienes un pelo muy bonito, tan largo y tan rubio, da gusto tocártelo.

Y: ¡Gracias!

S: Seguro que los chicos se vuelven locos cuando te lo agarran mientras te follan, tiene que ser maravilloso.

M: Ya lo creo que se vuelven locos.

Y: ¡Mamá! A este señor no le importa lo que me hacen cuando me follan.

S: Bueno, no me importaría que me contaras algo. Veo difícil ser yo el que te agarra del pelo mientras te follan, pero si me quieres contar algo, estoy dispuesto a escucharte.

En ese momento llegó el ascensor y por fin nos tocaba a nosotras. Cogimos todo nuestro equipaje y entramos.

S: Señoritas, ¿les importa que entre con ustedes en el ascensor?

M: Claro que no, pase, entramos todos.

S: A parte de guapas, son muy amables y tu rubita tienes un polvazo.

M: Vaya que cosas nos dice, usted sí que es amable.

Lo miré con cara de incrédula, no era la primera vez que un hombre me decía ese tipo de cosas, estaba más que acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero lo que no me terminaba de creer es que, en esa ciudad, todo el mundo parecía querer sexo conmigo.

Al final el hombre entró en el ascensor, quedando pegado a mi espalda y mi madre en un lateral. A través del espejo podía ver su mirada llena de lujuria. Cuando fui a darle al botón para bajar, él se adelantó pulsando todos los botones de todos los pisos. Genial, estaba en un ascensor, con mi madre, un señor salido y todo nuestro equipaje, parando en los 14 pisos que tenía el edificio. Según se cerraron las puestas, noté como el hombre se agarraba a mi culo y frotaba su polla. Mi madre no lo dudó y se la sacó para comenzar a masturbarlo, el hombre cada vez se agarraba más a mi culo y yo a través del espejo veía como su cara se iba poniendo roja, se notaba que estaba a punto de correrse y yo no sabía cómo ponerme, para que no me salpicara nada.

Mi madre que me miraba a través del espejo, me dio a entender con sus ojos, que no me moviera, que lo dejara como estaba, el panel del ascensor, anunciaba el piso 3, por suerte, los que estaban esperando el ascensor, en los otros pisos no se daban cuenta de lo que estaba sucediendo. Cuando se cerraron las puertas del tercer piso, mamá se movió de tal manera que consiguió agacharse para meterse la polla del hombre en la boca, antes de llegar al piso 2, el hombre ya se había corrido en la boca de mi madre. El hombre seguía rojo, llegando a tener un color preocupante, pero seguía agarrado a mi culo.

Cuando por fin llegamos a la recepción, salimos del ascensor, el hombre, le dio a mi madre su tarjeta con su número de teléfono, casualmente vivía en la misma ciudad que nosotros.

S: Muchas gracias por ayudarme a correrme, señoritas, hacía tiempo que no me corría así. Tienes una mano y una boca genial, pero el culo de tu hija es espectacular.

M: Ya lo creo que tiene buen culo. No eres el primero que se lo dice.

S: Espero que algún día me llamen y poder pasar un buen rato.

M: Claro, no dude en que lo llamaremos.

S: Y tú rubita, espero que algún día me dejes follarte, tienes que ser una delicia.

Y: Bueno, ya veremos…

M: Claro que te va a dejar, si ella está encantada.

S: Que tengan buen viaje señoritas.

M: Muchas gracias.

Y: Gracias.

Después de que el señor se fuera, mamá entró en el baño, yo me quedé esperando en la recepción, había mucha gente que llegaba y otra que se iba, pero la mayoría de los hombres que pasaban por delante de mí, me miraban de manera lasciva. Pensaba que era cosa mía, que mis padres me habían pervertido tanto que creía que todo el mundo quería follar conmigo. En ese momento, llegó mamá del baño.

M: Oye cariño, que te parece si nos vamos a esperar a papá a la calle.

Y: ¿Pero papá no había ido a buscar el coche? Lleva más de 40 minutos y el parking, está justo aquí.

M: Sí, pero antes de venir fue a hacer unas cosas.

En ese momento, pasaron un grupo de chicos, algo más mayores que yo. Se nos quedaron mirando y uno de ellos nos dijo.

C: Espere señora que le ayudamos con las maletas.

M: Muchas gracias, muy amable.

C: Y a ti preciosa ¿quieres que te ayude con algo más?

Y: No gracias, está todo bien.

C: Pues es una pena, porque tienes pinta de ser una fiera en la cama.

Y: Pues sí, pero te vas a quedar con las ganas de saberlo.

C: Espero volver a verte algún día, toma mi número de teléfono, me llamas y me demuestras lo fiera que eres.

Tras despedirnos de los chicos, mamá de manera más efusiva que yo, nos fuimos a una calle poco transitada que estaba al lado del hotel. Dejamos nuestro equipaje y esperamos allí a papá. De repente me fijo, que hay un hombre en la acera de enfrente, que no para de mirarnos, y por supuesto, mamá tampoco deja de mirarlo a él. Su cara me resulta familiar y me doy cuenta, de que es uno de los hombres que me miró al salir del hotel, mientras esperaba a mamá.

Nos sigue mirando, sonriendo con malicia, mientras, empieza a tocarse la polla por encima del pantalón. Era la segunda vez que un tío se masturbaba delante de mí en menos de una hora. Mamá me empezó a acariciar la espalda, para después pasar al culo. El hombre miraba a ambos lados de la calle, y nunca pasaba nadie, asique no se lo pensó dos veces y se sacó la polla. Empezó a masturbarse y mamá seguía provocándolo mientras me acariciaba el culo y posteriormente el coño, por encima de la ropa, delante del hombre. Estuvimos así cerca de 10 minutos yo me empezaba a cansar de la situación, así que cogí a mamá y comencé a besarla, el hombre cada vez se masturbaba más rápido, sabía que era cuestión de segundos que se corriera, por suerte para mí, esta vez no había riesgo de que me salpicara. Cuando el hombre terminó, se limpió como pudo, y entró en una tienda, donde estaba su mujer y sus hijos. En ese momento llegó papá. Tras guardar el equipaje y subirnos al coche, comenzamos en camino de vuelta a casa.

P: ¿Se os ha hecho muy pesada la espera?

M: Para nada, hemos estado muy entretenidas, ¿verdad cielo?

Y: Sí mami, en especial tú.

M: Bueno, las dos.

P: A ver contarme que ha pasado.

Mamá comenzó a contarle todos nuestros encuentros de la mañana, tanto el del ascensor, como los chicos de la recepción y el hombre de la calle, papá escuchaba muy atento y con una gran sonrisa en su cara.

P: Vaya, veo que mis chicas se lo han pasado muy bien.

Y: Creo que me estáis pervirtiendo demasiado. Llevo toda la mañana con la sensación de que todo el mundo me miraba con intención de follarme.

M: A lo mejor es que quieren follarte. Ya has visto que te lo han dicho unos cuantos.

Y: Otra cosa que tampoco entiendo, no es muy normal, meterte en un ascensor y que el hombre empiece a masturbarse, así como si nada. Vamos a mí nunca me había pasado, hasta hoy.

P: Bueno cariño, los hombres tenemos nuestras necesidades, es normal que al verte se le haya puesto dura. Pero vamos, que con lo amable que es, seguro que te ha pedido permiso para correrse.

Y: ¿Cómo sabes que es amable? Ni mamá ni yo hemos mencionado su amabilidad ¿Lo conoces?

M: Venga, cuéntale la verdad a la niña.

P: Está bien. Digamos que mientras tú duermes mamá y yo hemos hecho amistades nuevas en el hotel. El hombre del ascensor, lo conocimos hace 2 días, nos había visto por el hotel y parece ser que le llamaste la atención, cuando nos vio en el bar se acercó para preguntar por ti.

M: Entre unas cosas y otras acabé haciendo un trio, con tu padre y con él. Tiene buen aguante para su edad. El pobre hombre se quedó con ganas de follarte, por eso esta mañana le he dejado que se metiera en el ascensor con nosotras.

Y: ¿En serio? Podías haberme dicho algo. ¿Y el resto de los chicos?

M: ¿Los de la recepción? Esos son encantadores, muy adecuados para ti. Conmigo fueron un encanto. Ayer por la noche, en el bar del hotel, fui al baño y al salir, uno de ellos, me dijo que estaba muy buena con la falda que llevaba, se acercó a mí y empezó a meterme mano. Por supuesto me dejé, no sabes las cosas tan buenas que sabía hacer ese chico con los dedos.

P: Después estuvimos tomando una copa con ellos y les hablamos de ti. Mamá les enseñó una foto tuya y se volvieron locos.

M: Por eso hoy estaban todos en la recepción, esperando a verte.

Y: Increíble. ¿Y el de la calle?

M: Bueno, ese solo es un mirón, nos vio a papá y a mi follar el otro día, en la calle, le gustó tanto, que nos va buscando por el hotel, para ver si le damos más espectáculo. Se ve que no folla mucho con su mujer y el pobre está necesitado, por eso todas las noches nos espera en la misma calle, para que le demos una alegría.

P: Nunca se ha querido unir, se conforma con mirar.

Y: Vamos que es lo que yo decía, todo el mundo me miraba con cara de querer follarme, porque realmente quieren follarme después de conoceros a vosotros. Y me pregunto yo ¿qué hacéis follando en la calle cuando tenéis una habitación?

M: No queremos despertarte, cielo.

Y: Claro, seguro que es por eso. ¿Y no será que os gusta que os miren?

M: jajaja puede ser.

Continuamos el viaje, mientras papá y mamá me contaban más aventuras que habían tenido por el hotel, con el camarero, el recepcionista de noche y varios clientes más. Sin duda, mis padres no solo me habían pervertido a mí, sino que habían convertido un bonito hotel para pasar unas vacaciones en familia, en el hotel más depravado de toda la ciudad. Tras terminar la conversación, me puse a escuchar música y al poco tiempo, me quedé dormida.

Cuando me desperté, el coche estaba parado y mis padres no estaban. Miré por la ventana, pero no sabía dónde estaba, se veía que era un área de descanso, en mitad de la nada. Por la carretera apenas pasaban coches y desde el coche no se veía gente por ningún sitio. Preocupada salí del coche en busca de mis padres. Según abrí la puerta, supe que estaban bien, ya que lo único que se escuchaban eran gemidos y sabía que solo podían ser ellos. Cuando me giré buscándolos me encontré una escena completamente diferente a la que me esperaba. Había otro coche a unos pocos metros del nuestro, sobre él, un hombre se estaba follando a mamá y una mujer haciéndole una mamada a papá. ¿Cómo era posible, que en mitad de la nada hubieran encontrado a una pareja con la que follar?

P: ¡Nena! ¿Qué tal has dormido?

M: ¡Cariño! No quisimos despertarte, estabas tan dormidita.

Estaba en shock, las palabras no me salían, solo pensaba como habían conocido a esta pareja. Al ver que no contestaba, papá comenzó a explicarme todo.

P: Paramos a estirar las piernas y nos encontramos con esta pareja tan agradable, que había tenido un pequeño problema con el coche, me ofrecí a ayudarlos y una vez solucionado el problema del coche quisieron compensarnos de alguna manera. Como ves, estamos en mitad de la nada y es un poco difícil que nos inviten a tomar algo en algún bar, por eso pensamos en esta manera de darnos las gracias.

M: Cariño te presento a Oscar y a Paula.

Y: Hola.

P: ¡Hola guapa!

O: ¡Hola! Joder con tu hija, sí que está buena. Si quieres me la follo a ella también.

P: Ni de coña chaval, nos estáis dando las gracias a nosotros si dejo que te la folles, sería un premio para ti.

O: Pues piensa que favor quieres que te haga y me dejas follármela.

Me apoyé sobre nuestro coche y me quedé viendo la película porno que se habían montado mis padres con esa pobre pareja. Una hora después por fin se despidieron y nos fuimos.

P: Vaya gilipollas el tío este, le arreglo el coche y pretende follarse a la niña.

M: La verdad es que no follaba nada bien, yo he gritado para que pareciera que me gustaba, pero nada más.

P: Si ella tampoco la chupaba nada bien y cuando me la he follado, una sosa.

M: Tenía cara de ello. Menos mal que no los vamos a volver a ver nunca.

Tras escucharlos hablar, no salía de mi asombro, como era posible que después de más de una hora de sexo, en la que hicieron prácticamente de todo, fueran diciendo todas esas cosas.

Continuamos el viaje, como una familia normal, o todo lo normal que se puede ser con unos padres adictos al sexo. Llegó la hora de comer y paramos en varias áreas de descanso, todas llenas de gente y con largas colas de espera. Decidimos irnos y comprar algo para comer por el camino, pero nos fue imposible, en todas las gasolineras que paramos, no tenían mucho donde elegir. Continuamos el viaje y volvimos a parar en otra área de descanso. Esta era diferente, un pequeño bar, en mitad de la carretera y en el aparcamiento solo había un coche.

Entramos en el bar, un sitio grande, pero bastante cutre, se notaba mucho, que por allí no pasaba mucha gente. Detrás de la barra un hombre, de unos 50 años, moreno, se nos quedó mirando sorprendido. No estaba muy acostumbrado a tener clientes.

C: Buenas tardes, ¿quieren algo?

P: Buenas tardes, nos preguntábamos si tendría algo para comer.

C: Pues no tengo nada.

P: Cualquier cosa, no tiene que ser muy elaborado. Estamos de viaje y nos ha sido imposible encontrar un sitio donde poder comer algo, todo estaba lleno. Mi pobre hija, tiene bastante hambre.

Y ahí estaba papá, haciéndole chantaje emocional al hombre conmigo. El hombre me miró, quizás demasiado, cuando escuché una voz detrás de mí.

S: Papá, es una pena, que una chica tan guapa pasé hambre. Mira a ver si hay algo para darle de comer.

C: Esta bien, iré a buscar a tu madre, a ver si puede hacer algo.

El chico en cuestión, se presentó, se llama Sergio, tenía 33 años, era alto, fuerte, con el pelo oscuro, un poco largo y guapo, creo que era demasiado guapo. Nos contó que allí vivían sus padres, su hermano, y él. El bar pertenecía a su abuelo y se lo dejó en herencia a su padre, el cual se negaba a traspasar. Hacía mucho tiempo que la gente dejó de parar allí, desde que arreglaron las carreteras, la gente paraba en otras áreas de descanso más modernas.

Mientras nos contaba su historia, notaba como su mano, me acariciaba la espalda, me miraba de reojo y como yo no ponía resistencia alguna, seguía bajando hasta llegar a mi culo.

Nos sentamos a esperar, hacía calor, mucho calor. Sergio mientras tanto, estaba arreglando no se qué aparato, que se le había estropeado a su padre, aunque no me quitaba el ojo de encima. Media hora después su padre no había regresado, el bar era un auténtico horno, ni un ventilador ni nada para poder refrescar algo el ambiente. Ya no podía más y me fui al único baño que había a refrescarme un poco.

Según entré abrí el grifo del agua, en ese momento noté mas calor y una presencia justo detrás de mí, levanté los ojos en dirección al espejo que tenía de frente y allí estaba él, mirándome con una mirada que solo decía follame. Se acercó más a mí, quedando su polla pegada a mi culo, la cuál se notaba que ya estaba lo suficientemente dura para volverme loca. Metió las manos en el agua, con intención de lavárselas, quedando yo en el medio de sus brazos. Cuando terminó, cerró el grifo y metió sus manos mojadas por el agua, debajo de mi camiseta, sujetándome por la cintura, mientras su boca comenzaba a jugar en mi cuello.

Sus manos seguían acariciándome por debajo de mi camiseta, mientras su boca se acercaba peligrosamente a la mía. Una mezcla de sensaciones corría por mi interior, por un lado, la humedad de sus manos, le daban un respiro a mi tan acalorado cuerpo, pero por otro, el contacto con el suyo, hacía que mi temperatura se disparara como una olla a presión a punto de explotar.

Antes de que nuestras bocas se juntaran, me giró y me cogió en brazos, quedando apoyada contra la pared y con mis piernas alrededor de su cintura, ya no tenía escapatoria, era suya, solo podía dejarle hacer conmigo lo que quisiera. Me miró y se lanzó a mí, comenzó a devorarme la boca de una forma salvaje, yo por supuesto, hacía lo mismo. Mientras nos besábamos, comenzamos a desnudarnos el uno al otro.

Sus manos comenzaron a acariciar cada centímetro de mi cuerpo, haciéndome desearlo cada vez más. Por fin noté sus dedos dentro de mí, mientras me follaba no dejaba de besarme ni un segundo, empezó lento y suave, pero mi cuerpo necesitaba más. Comencé a moverme abrazada a él, pues me seguía teniendo en sus brazos, cada vez más rápido, necesitaba correrme ya. Enseguida se dio cuenta y comenzó a mover sus dedos más rápido, en cuestión de minutos, noté como un orgasmo recorría todo mi cuerpo.

S: Joder nena, eres increíble. Me encantaría tener más tiempo para disfrutar contigo, hay demasiadas cosas que me gustaría hacerte. Pero no sé si voy a aguantar mucho mas sin follarte, además no tenemos mucho tiempo y seguro que tus padres están preocupados por no tenerte de vuelta.

Y: No te preocupes por mis padres, seguro que no me están echando mucho de menos. Ahora follame ya, te necesito dentro de mí ya.

Sin pensárselo dos veces, me la metió de un solo golpe, era una sensación increíble, aunque dudaba que pudiera moverme, ya que mi nuevo amigo tenía una polla, bastante grande. Como leyéndome el pensamiento fue el quién empezó a moverse, al igual que había hecho antes, de manera lenta y suave, algo que le agradecí enormemente. Cuando mi cuerpo se fue acostumbrando a él, comenzó a aumentar el ritmo, quizá demasiado. Tenía la sensación que me iba a partir en dos. No sé cuanto tiempo pasó, cuando noté que su cuerpo se tensaba, sabía que era cuestión de minutos que se corriera, solo de pensar como sería, empecé a notar como un orgasmo bastante más fuerte que el anterior empezaba a crecer en mí. Unos minutos después, los dos nos corrimos de una manera brutal.

S: Nena, hacía tiempo que no me corría así, follarte ha sido lo mejor que he hecho en mucho tiempo.

Y: No ha estado nada mal, la verdad.

S: Me encantaría quedarme aquí contigo, pero me imagino que ya va siendo hora de volver ¿no?

Y: Sí. Joder, llevamos más de una hora aquí. Creo que mis padres se han ido sin mí.

S: Mejor, así te quedas conmigo y lo seguimos pasando bien. Sabes, no puedo dejar te vayas, sin antes hacer una cosa.

Y: ¿El que?

Sin darme tiempo a reaccionar me volvió a coger, pero esta vez, me sentó en la encimera del lavabo, me abrió las piernas y metió su cabeza entre ellas. Seguía hambriento de mí, su boca en mi coño lo dejaba muy claro y la verdad es que no se le daba nada mal, no tardó mucho en conseguir que me corriera otra vez.

Tras vestirnos, lo más rápido posible, salimos del baño, cuando llegamos donde supuestamente deberían estar mis padres y el padre de Sergio, no había nadie. De repente, escuchamos gemidos y nos acercamos a la puerta de donde venían. Tras abrir la puerta, descubrimos a mis padres, con el padre de Sergio, otra mujer y otro chico, algo más joven, los cuales supuse que eran su madre y su hermano, follando como animales. Papá se follaba a su madre y mamá a su padre a la vez que se la chupaba a su hermano.

Sergio me miró con cara de sorpresa, estaba claro que no se lo esperaba, sin embargo, yo sí, sabía que después de todo el tiempo que habíamos estado en el baño, mis padres no habrían perdido mucho tiempo esperándome, como así era. Noté como la mano de Sergio iba bajando por mi espalda, hasta llegar a mi culo, lo miré y tenía la mirada perdida en la escena que tenía delante. Comencé a besarlo, me volvió a coger tal y como había hecho antes, me llevó a una de las muchas mesas que había y me tumbó, esta vez comenzó a desnudarme él. En ese momento mi madre me miró con una sonrisa y me dojo.

M: Vaya, veo que te has quedado con el más guapo de la familia. Ya sabía yo que a este no le decías que no.

Y: Jajaja, yo no soy como tú, que se folla a todo lo que se mueve.

M: No, ya veo, tu tienes un gusto más selectivo. Por cierto, el papá no se mueve nada mal jajaja.

Tras varias horas de sexo salvaje con Sergio, llegó el momento de seguir el camino. Nos vestimos y nos despedimos de la familia, no sin antes intercambiar nuestros teléfonos para volver a vernos. Ya en el coche, el día empezaba a tocar su fin y a nosotros todavía nos quedaba más de la mitad del largo camino.

P: Bueno, pues al final nos hemos quedado sin comer y creo que también sin cenar.

M: Sí hoy a dieta todos jajaja

P: Si queréis busco un sitio donde parar a cenar.

Y: Por mi no, cada vez que paramos os folláis a alguien.

M: Y tú también. Te recuerdo que está vez fuiste tú la que empezaste.

Y: Cierto. ¿Cómo habéis conseguido follaros a los padres y al hermano de Sergio?

M: Muy fácil. Vi que el hombre estaba agobiado y del mal humor, comenzamos a hablar del negocio, que no le va muy bien, y no sé cómo pues me lancé a él y comencé a chupársela. El hombre estaba muy estresado, en cuanto se corrió, le vinieron miles de ideas para redecorar el local, el problema es que su mujer nos vio y no le gustó mucho lo que estábamos haciendo.

P: Yo que soy mas razonable que mamá, conseguí que la mujer se calmara. Además, estaba estresada porque no encontraba nada para darnos de comer.

M: Y como tú, estabas follando como una loca con el hijo, pues decidimos no molestarte. Empezamos a follar los cuatro y luego apareció el otro hijo, que, por cierto, se nota que este no folla mucho, hay que darle mas caña al chico.

Y: Jajaja pues ya sabes mamá, tienes que enseñarle.

Mi día había sido una locura, lo que debía ser un viaje largo y aburrido, se convirtió, en un viaje largo, muy largo, lleno de paradas y de sexo salvaje. No podía más, estaba agotada y mis ojos poco a poco se fueron cerrando. Cuando me desperté, era de noche, pero por fin estábamos en casa. Habían sido unas vacaciones muy diferentes a las que había tenido otros años, pero sin duda eran unas vacaciones que no olvidaré jamás.

(9,17)