A LOMOS DEL ACERO
Detroit divisó a lo lejos el túnel. Se colocó las gafas oscuras. Se puso los cascos de su m.p.3 y profirió un alarido lobuno al escuchar la banda sonora de la película La muerte tenía un precio. Después se ajustó sus guantes de cuero negro con la misma pretensión que Harry El Sucio...