Me comí las tetas de mi cuñada que tanto había deseado
Era un día de verano, un verano de esos calurosos como suelen ser en esta zona de España. Yo era un chico de 28 años, casado desde hacía ya cuatro, pero sin hijos todavía. Mi mujer era una chica con un cuerpo fabuloso, una larga cabellera negra y unos ojos marrones profundos como el océano