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Infidelidad con mi cuñado camionero (Parte 3)

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Como les había contado en el primer relato a mi cuñado José Luis le habían otorgado unos días de descanso y por eso había armado una fiesta familiar en la cual ustedes ya saben lo que sucedió, luego de esa fiesta pasaron 2 días en los que tuve asomos de arrepentimiento, de cargo de conciencia y me sentía mal cada que miraba a Eduardo y a mis hijos y aunque a veces recordaba lo que sucedió con José Luis y me mojaba no podía evitar sentirme mal.

Resulta que mi hermana Belén le propuso a José aprovechar aún más esos días que tenía de descanso y le propuso ir a pasear a la playa, específicamente a Cartagena, la idea era irse lo tres incluyendo obviamente a mi sobrino Carlos José.

Esto me lo contó Belén con la idea de que nosotros también nos animáramos y los acompañáramos para que el paseo fuera más entretenido y tener con quien conversar, beber algo y reír, a mí no me gustaba la idea de ir con ellos a ese paseo porque sabía que con solo ver José Luis corría serio riesgo de perder el juicio y de volver a portarme mal, pero Eduardo y mis hijos insistieron tanto que no me quedó de otra que aceptar, aunque me sorprendió la actitud de mi hijo Miguel considerando que aborrece a José, pues siempre ha sospechado de que mi cuñado tiene otras intensiones conmigo.

Mientras hacía maletas y empacada mis vestidos de baño y mi ropa interior ya no pensaba en que le gustaran a mi marido si no a mi cuñado.

Llegó el día de viajar y en el aeropuerto ya nos esperaban Belén, mi sobrino Carlos José y mi cuñado José Luis.

José: Hola familia, que bueno que se animaron a pasear con nosotros, les aseguro que la pasaremos muy pero muy bien…

En ese momento José y yo nos miramos y él me sonrió, yo ya sabía que no iba a desaprovechar la ocasión para hacerme suya de nuevo y lo peor era que yo también quería. El vuelo duró un poco más de 40 minutos y al llegar al hotel nos dispusimos a organizar la ropa en los armarios para luego salir a recorrer un poco y tomarnos algo para refrescarnos, en Cartagena hace mucho calor y el clima es bastante húmedo. Mis hijos y su primo Carlos José quisieron salir un rato a la playa mientras Eduardo y yo nos quedamos un rato en el bar del hotel, a los pocos minutos se nos unieron Belén y José…

Belén: y bueno, acá estamos familia para que la pasemos deli y descansemos, tanto trabajo también merece una recompensa

Eduardo: brindemos por ello y porque estos días sean más que placenteros.

José de vez en cuando me miraba y yo a veces lo miraba y otras miraba hacia otra parte. Eduardo me besó y dijo…

Eduardo: ups, se me quedó el celular en la habitación, ya regreso

Belén: mientras yo voy al baño

Se fueron cada uno a sus cosas, José se quedó en su lugar mirando su celular y yo mirando a Eduardo mientras se alejaba hacia los elevadores, cuando Edu entró José se acercó…

José: y qué cuentas cuñada, cómo te terminó de ir luego de la fiesta

Yo: perfecto, sin problemas, dormí bien y a ti?

José: bien, sin novedad alguna, Belén estaba un poco inquieta y pues, terminamos follando, eso me ayudó luego a dormir como un bebé.

Yo: mmm que bien…

José: aunque nada se compara con la que nos dimos tú y yo en la cocina

Yo: me parece que deberíamos dejar eso en el olvido, por el bien de mi familia y la tuya

José puso una mano en mi pierna y se me quedó mirando, mientras subía su mano…

José: olvidar? nunca voy a olvidar que por fin me follé a mi cuñada y estoy seguro que en este paseo va a suceder algo más, tú también quieres, solo que te haces la dura.

Su mano ya estaba en mi muslo y cerca de mi entrepierna, yo se la retiré y me moví hacia un lado para evitar el contacto visual de frente, de lo contrario podría suceder algo y ser vistos, así que tomé distancia, además Belén ya regresaba del baño.

Belén: de qué hablan?

José: del calor que hace acá, me muero por entrar a la piscina un rato

Belén: vale, vamos a la piscina, pero les cuento que esta noche hay pista de baile en el salón social del hotel y no me lo pienso perder, ya sabes Nora para que le cuentes a Edu y vamos los 4 a bailar un rato.

Llegó la noche y Edu y yo nos preparamos para bajar a la pista de baile y pasarla bien, yo me puse un enterizo color negro ajustado que llegaba hasta un poco arriba de las rodillas, tenía una tanga y el comienzo del hilo se notaba por debajo de dicho enterizo, no me puse brasier y mis pezones de vez en cuando resaltaban por debajo de la tela, nuestros hijos y su primo se quedaron en nuestra habitación viendo Netflix.

Al llegar ya nos esperaban en una mesa mi hermana y mi cuñado, por la disposición de la mesa me tocaba sentada al lado de José, pues mi lugar estaba un poco más ajustado y un hombre quedaría incómodo, el lugar ya estaba repleto de gente bailando, ellos aún no habían pedido y mi marido se levantó y se dirigió hacia la barra para comprar lo que beberíamos esa noche, en ese momento mientras hablaba con Belén José aprovechando la oscuridad del lugar comenzó a tocarme las piernas por debajo de la mesa, yo las tenía cruzadas, me tocaba el muslo derecho y yo miraba hacia la barra para que Edu no se diera cuenta de lo que pasaba, yo ya era cómplice del atrevimiento de mi cuñado, hasta que mi marido llegó de la barra y José retiró su mano, en ese momento comenzó un set de merengues seguidos y nos dispusimos a bailar, obviamente mi marido y yo y mi hermana con José, luego de varios minutos de dar vueltas y bailar apretados José propuso cambiar de parejas, Edu y yo accedimos y seguimos bailando pues el set aún no terminaba.

José: estas muy bella y provocativa con ese vestido

Yo: gracias, tú también te ves bien

José: que ricas piernas tienes, me moría por tocártelas, lástima que las tenías cruzadas

Yo: no empieces, nos vas a dañar el paseo a todos

José me apretó un poco más y mis tetas de nuevo se abultaron contra su pecho y una de sus manos bajó un poco más de mi cintura y se estacionó en el comienzo de mi culo.

José: tranquila cuñada, acá no va a pasar nada que tu no quieras que pase, aunque no te niego que me traes caliente y verte así vestida para mí me excita mucho, porque no me vas a negar que mientras te vestías pensabas en mí, pues te doy mi opinión, me gusta mucho tu vestido, provoca levantártelo y follarte con él aún puesto.

Los merengues acabaron y nos dispusimos a regresar a nuestra mesa, aquello que me dijo José con total atrevimiento me trajo a la memoria escenas de lo que habíamos vivido en la cocina de su propia casa y comencé a llenarme de razones para volver a follar con él sin consideración hacia a los demás, comenzó a sonar una bachata…

Yo: amor bailamos?

Eduardo: no amor, tu sabes que yo no sé bailar eso

Yo: José y tú, bailas bachata?

José: más o menos, pero bailemos que bailando es como se aprende

Salimos a la pista que se estaba llenando de parejas y sin querer nos fuimos perdiendo de vista de las nuestras, en parte yo estaba haciendo que eso pasara, José volvió a apretarme pero esta vez no encontró resistencia y mirando primero alrededor y segura que ni mi marido ni Belén nos veían me abracé a su cuello…

José: que rico bailas mi amor, sueño con volverte a hacer mía, que rico que me bailes así pero sin ropa

Yo: Eres un pícaro.

Sonreí y lo besé, nuestras lenguas se entrelazaron mientras José me manoseaba el culo…

Yo: para para para! Alguien nos puede ver

José: que culo cuñadita, que rica eres, te uniste al paseo porque quieres que te coma otra vez verdad?

Yo: si mi amor, quiero que me folles de nuevo, quedé con antojos de esa verga tan deliciosa que tienes, quiero ser tuya.

Nos volvimos a besar y José me dio un último apretón de nalgas antes de volver a la mesa, yo tenía la cabeza de nuevo en blanco, solo quería que aquel cuñado mujeriego me incluyera en su lista de víctimas, cuando nos sentamos no volví a cruzar mis piernas esperando a que la mano de José me volviera a tocar y así pasó, mientras Belén y Eduardo bailaban José metió su mano por debajo de la mesa y comenzó a tocarme, pero esta vez yo abrí un poco mis piernas para que pudiera tocarme la vagina que ya estaba húmeda y pidiendo a gritos por su verga…

José: que rica panochita mi amor, la tienes húmeda, me la quiero comer, la quiero penetrar hasta el fondo.

Yo: me muero porque me la metas

Eduardo y Belén volvieron a la mesa…

Eduardo ya se veía un poco mareado por el alcohol y quería irse para la habitación entonces José propuso pagar la cuenta, dejar a Edu en la habitación y salir un rato a un deck social un poco más lounge en el último piso del hotel para disfrutar de la brisa de la noche, José me acompañó a dejar a Edu mientras Belén siguió hacia el deck para separar la mesa y pedir unos cocteles, al dejar a mi marido en la habitación con los chicos José me tomó de la mano como si fuera su mujer y en el ascensor nos besamos frenéticamente.

José: qué tal si me la chupas en mi habitación antes de subir al deck

Yo: me da un poco de susto, pero si me prometes que no nos demoramos vamos

José apretó el botón del ascensor hacia el piso donde estaba hospedado mientras seguíamos besándonos, al llegar nos aseguramos que nadie nos viera entrar, al cerrar la puerta nos volvimos a besar pero era yo quien apretaba a mi cuñado y le cogía su rostro para asegurarme que no se me escapara y disfrutar de su boca, de su saliva y su lengua, mientras José se adueñaba de mi culo y me subía el vestido yo liberé mis tetas en su cara para que me las chupara, para que calmara el deseo de mis pezones por entrar en su boca y ser mordidos.

José: que rica mi amor, que cuerpo, que delicia, eres mía, eres mi puta por el resto del tiempo

Yo: por siempre soy tuya papacito

José sacó su verga y sin decirme nada yo me puse de rodillas y comencé a pasarle la lengua para deleitarme con sus venas, José me agarró del cabello, de inmediato me la metí toda a la boca, tenía un sabor delicioso por la mezcla de pre seminal y sudor, le daba lengüetazos en la punta como si fuese un helado, yo estaba convertida en toda una perra chupándole la verga a mi cuñado mientras mi hermana, su esposa, nos esperaba en el deck y mi marido dormía con mis hijos en nuestra habitación.

José: que rico como me la chupas cuñadita

Yo: quiero que me la metas pero rápido, no nos podemos demorar

Me puse de pie y José me terminó de subir el vestido, me mordió una nalga y me daba palmadas, me puso en cuatro con el vestido aún puesto, me corrió la tanga hacia un lado y me la metió de un empujón…

Yo: ajj ajj ajj que rico mi amor, dame así papacito hermoso, que pinga tan rica tienes, me llenas toda mi amor dame dame así.

José: que culo mi amor y es mío, todo mío, eres mi perra, mi mujer

Yo: si cuñadito es todo tuyo, ya te lo ganaste, seré tu mujer el tiempo que quieras.

Era un mete y saca delicioso, yo meneaba mi culo para que José gozara más y así gozaba yo también pues aceleraba el bombeo, le pertenecía, no había vuelta atrás, mi cuerpo tenía nuevo dueño y era mi cuñado José Luis y me encantaba saber que no sería la última vez que me dejaría comer por él.

José aceleró aún más el ritmo y era señal de que estaba a punto de estallar, me lo sacó y me bañó la espalda de su semen, se sentía tan rico, incluso hasta el último momento pensé en decirle que me llenara de su leche, que se viniera dentro de mí sin importar lo que pasara, si quedaba embarazada de él, me excitó mucho pensar en quedar preñada de mi cuñado, sentirme llena de él, quedar marcada con su semen, pero eso hacía parte de mi excitación, cuando me recompuse y aclaré un poco mi mente agradecí que terminara fuera de mí, nos limpiamos con unos pañitos húmedos y cuando me estaba terminando de acomodar el vestido sonó el celular de José, era mi hermana Belén preguntando si ya subíamos, José le dijo que si y colgaron, antes de salir de su habitación nos besamos de nuevo sellando así nuestro pacto de amantes, José salió primero para asegurarse que no hubiesen moros en la costa y tomamos el ascensor, llegamos al deck y luego de unos cuantos cocteles y de miradas cómplices delante de mi hermana la noche acabó y nos dirigimos a descansar a nuestras habitaciones, el problema era que yo ya no sentía arrepentimiento alguno, es más, ya quería que llegara otra oportunidad a solas con mi cuñado.

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