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Por el momento - III (Zacarías)

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A la mañana siguiente me costó levantarme; y salí, medio atontado, a comprar a Mercadona.

La Isa (hermana de Pablo), que me había visto varias veces y no me había, ni siquiera, saludado, me espetó a voces desde la ventana de su casa.

VAYA JUERGUECITA LA DE ANOCHE, ¿EH?

La miré, como diciendo: ¿que dices, rubia?

¡SI,SI! NO TE HAGAS EL LOCO PORQUE OS VI LLEGAR ¡EH!

- ¡COÑO, PERO SI HABLAS!… CREÍ QUE NO ME CONOCÍAS...

- ES QUE, COMO ERES TAN ORGULLOSO…

- ¡Bueno Isa!, que ya nos conocemos ¿vale?

Cerré la puerta del portal y me fui.

Estuve comprando algunas cosillas que necesitaba y me metí a desayunar en la churrería del barrio.

También recibí un wassap de Toño, diciéndome que no podríamos vernos hasta la noche

- “Anda, pasate a dormir, tío”

- “ No sé Toño. Hoy no sé que voy a hacer. Estoy muy cansado. Luego te llamo ¿vale?”

y regresé a casa.

Estuve liado con mis cosas, la comida etc... hasta la hora de comer. Y, a las cuatro, mas o menos, suena el timbre de la puerta.

La verdad, es que le oí porque me pilló saliendo del baño, que esta al lado, sino, ni me entero. Suena muy poco... o, yo me estoy quedando sordo. No sé.

- Vengo a tomar café, ¿se puede?….

Le abracé y sentí una gran alegría. Era Pablo...

 y, mientras le cedía el paso, para que pasara a dentro...

- ¿Que?, ¿ya te has escapado de casa?

- Si. Es que, la Isa se pone muy pesada… ¿tu sabes?. Menuda mañanita llevo. Y, menos mal, que fue contigo con quien me vio llegar; que, por eso, te traje a casa anoche ¡eh!. Porque, Toño quería que nos quedáramos a dormir con él, pero yo quería que la bruja me viera llegar contigo. Así, no le importaría demasiado la hora a la que llego. Si se me ocurre hacerle caso a Toño y nos quedamos a dormir con él. La Isa me echa de casa.

Fue lo primero que me dijo cuando le propuse vivir juntos – “Si, pero a casa por la noche ¡eh!; si no, para nada” – y yo, se lo juré por nuestra madre.

- Vale Pablo. Que estuvo genial que me trajeras anoche, no te preocupes.

- Ya la he oído esta mañana. Pero he preferido hacer mutis por el foro, que ya ves la cruz que tengo. Primero, mi ex. Y ahora, mi hermana... ¡si, es que, les gusta tenerme bien atáo, oye! ¡de verdad! ¡que cruz, coño!

- Es que, estás muy bueno ¡joder!...y saben que peligras ¡jajajaja!

- ¡Si, eso!. Encima cachondeito…

- Que no ¡joder!. Que estás muy bueno ¡coño!; O, es que, no tienes espejo en casa.

- ¡Vale Jose, vale!…

 ¡que gracioso!, que estoy muy bueno, dice...

 el que está muy bueno, de verdad, es mi Ari . Ese si que está bueno, el cabrón.

- ¿Tu Ari?...

- El hijo de la Isa. Zacarías, le puso. La muy moderna...

 pero, yo se lo he cambiado, porque es muy largo; y todos le llamamos Ari., Menos su madre ¡claro!

- ¡Ah!… ya entiendo. ¡Tu sobrino, vamos!

- Mi sobrino, mi niño, mi amor, mi Ari…

- ¡Coño, Pablo!, no sabía…

- Es que, como no tuvimos hijos la Magda y yo…

...¡Es precioso!. Ya te lo traeré para que lo conozcas; además, también le va la marcha, como a nosotros...

- ¿Que me dices?. Pero ¿cuantos años tiene?

- Creo que ya ha cumplido los ventitres, o quizás, los venticuatro… no estoy muy seguro. Pero es un verdadero efebo. Además es muy gracioso e inteligente. ¡Tiene unas salidas!

- ¿Vive con tu hermana?

- ¡Que va!. Le ha pillado una chavalita del gimnasio al que va en Aranjuez; y vive con ella. La empresa para la que trabaja también está allí. Y, como es socio, además de currante, pues le conviene vivir en Aranjuez. Suele estar muy liado. Ese es el problema. Y, apenas le vemos…

Pero, podemos inventarnos algo ¿no?. ¿tu quieres conocerlo?. Te aseguro que te va a encantar.

- A ver Pablo, ¿me estás diciendo que quieres presentarme a tu sobrino porque está muy bueno y le va la marcha?

- ¡De verdad, Jose!... no pienses mal. Vámonos a Aranjuez ¡coño!; que quiero que lo conozcas.

Cogimos el coche y nos presentamos en Aranjuez. Y nada mas entrar en el pueblo, Pablo se alborotó y empezó a sacar el brazo por la ventanilla... ¡ARI!...¡ARI!...

- Ahí está mi Ari.

Mire donde me indicaba y vi a un muchacho que se acercaba al coche.

- Ola, mi niño ¿donde vas?

- Hey, ¿que pasa? ¿que haces tu por aquí?

- Te traigo a alguien que quiero que conozcas

- ¿que estás haciendo? ¿tienes alguna chapuza por esta zona?

- No, tío. La verdad, es que estaba dando una vuelta para despejarme

- ¿Despejarte?… que pasa ¿estás cansado? ¿has currado mucho?

- No. Es Ana. Hemos tenido una bronca y estoy un poco afectado... ¡pero nada grave!.

- Y ¿que vas a hacer?

- No sé. Ahora que te veo aquí, casi me dan ganas de irme a Madrid contigo y quitarme del medio un par de días. Además, así también veo a mi madre, que seguro que se muere de ganas de verme.

Nos lo trajimos a Madrid ¡claro!. Y subimos a mi casa a cenar, que ya eran las once y media.

Me metí en la cocina a partir un poco jamón, y también preparé una buena ensalada; y unas cervecitas ¡claro!.

Le dijo a su sobrino que yo era un amigo de la infancia y que tenía que ser buena gente conmigo; y, durante la cena, pude comprobar que era un encanto de chaval. Simpático y despierto; como a mi me gustan. Y, como decía su tío, un verdadero efebo

¡De repente!, me di cuenta de que me había olvidado de Toño; y, enseguida, cogí el móvil para ponerle un wassap:

 “ Toño, disculpa por no haberme podido poner en contacto contigo. He tenido que acercarme a Aranjuez esta tarde y se me ha ido la olla totalmente. ¡Perdoname!. No puedo irme a dormir contigo ¡lo siento!, mañana te llamo. Un beso.”

Casi me puse triste por el olvido de Toño; y me lo debió de notar Pablo, porque enseguida le dijo a Ari.

-¿Que?, ¿que te parece mi amigo Jose?. Es guapo el cabrón ¿verdad?… y no veas como folla…

El chico, se puso colorado como un tomate, bajó la mirada y se sonrió tímidamente.

- Que bruto eres Pablo, dije...

- Pero si mi Ari y yo follamos muy a menudo ¿verdad?. ¡No le digas nunca que no, a Jose!. Que no sabes lo que te pierdes…

Ari, levantó la mirada y me clavó sus ojos verdes

- ¿Tu también follas con mi tío?

- ¡JAJAJAJA!

La gran carcajada, que soltó Pablo, nos puso a reír como descosidos…

- ¡Cabrón!…

- Es maravilloso ¿verdad?, le dije a Ari.

- Llevo enamorado de el, desde que apareció por mi casa

Y se levantó; y le dio un beso

- Ahora vete a casa tío, que ya son mas de las doce y sabes como es mi madre. Yo apareceré mañana ¿vale?

- Cuida de él Jose, que es mi tesoro.

Se levantó. Y se fue…

- ¡Oye, Ari!, estás en tu casa ¡eh!. Así que, si quieres ponerte cómodo...

- ¡Gracias, Jose!

Se quitó la camiseta y yo le ofrecí unos pantalones cortos; hacía calor...

- No, no hace falta Jose. Me quedo en calzoncillos, que es como a mí me gusta estar en casa. ¿Te importa?

- En absoluto Ari. Así, disfrutaré, mucho mejor, de tu precioso cuerpo. ¡Jejeje!

Puse la Tele y le advertí de que solo había una cama para los dos.

- A no ser, que quieras pasar la noche en el sofá...

- Si. ¡No te preocupes Jose!, este sofá es grande.

La visión de Ari, casi desnudo; con esos calzoncillitos de algodón, superfinitos y casi transparentes, me excitó muchisimo.

- ¿Te parece si vemos el nuevo episodio de “Mar de Plástico”, que estoy enganchado?

- ¡Ah! Si, si. ¡Por supuesto! Es una de mis series favoritas…

- ¡Perfecto!

Cogí el mando de “Tivo” y le dí al “play”

Me senté en el sillón de mimbre que me regaló mi hermana y dejé que Ari se tumbara en el sofá.

Era todo un espectáculo. Tenía la impresión de tener en mi casa una verdadera obra de arte.

No era, ni mucho menos, tan viril como Pablo. Pero era un ejemplar extraordinario.

El capitulo terminó, y, yo, la verdad, me sentía cansado; así que me despedí de Ari y me fui a la cama

Pero estaba inquieto, me alteraba saber que, al otro lado Ari continuaba viendo la tele.

No duré mucho en la cama…

- He puesto el aire acondicionado, pero no consigo dormirme Ari, lo siento. ¿te importa que me quede contigo un ratito mas?

- ¡Que va, Jose! para nada. Yo tampoco puedo dormir.

- Ana, ¿no?

- No, es el calor, ¡de verdad!

- ¿Quieres que te traiga otro ventilador?. Es que, en esta habitación, no sé porque el propietario no ha instalado el aire ¡coño!

- No te preocupes, estoy acostumbrado…

Sin darme cuenta me había quedado de pie, estático. Y miraba su cuerpo fijamente. Pero, cuando Ari se dio la vuelta y se colocó boca abajo. Reaccioné.

- ¡Perdona, chaval!, es que no estoy acostumbrado.

- No pasa nada Jose. Puedes mirar. ¡No te cortes!.

Me senté en una esquina del sofá. Y, a pesar de mi cansancio, no pude contenerme; comencé a tocarle los pies disimuladamente. Viendo que Arí no decía nada, poco a poco, fui subiendo las manos hasta llegar a las rodillas, después le estuve acaricié las piernas durante unos minutos, pero las manos se me iban con los ojos a la entrepierna; y de las rodillas pasé a los muslos. Entonces el chico abrió las piernas y se ofreció sin remilgos.

Le eché mano a los huevos y empecé a tocárselos suavemente. Se los tocaba; a la par que hundía mis dedos en la raja de ese culo...

- ¡Que tela más suave! ¿Donde te los compras?

- Estos, concretamente, me los regaló Ana. Así que no sé. Pero, los que yo me compro son muy parecidos y muy suaves también. Suelo comprarlos en una boutique de lencería que hay en mi calle.

Hice intención de quitárselos y se incorporó, para que pudiera sacárselos; quedándose de rodillas y con los codos apoyados en el brazo del sofá.

¡Madre mía!.¡Que culo!.

Tiré de ellos y descubrí ese ojete que estaba oculto tras la tela. ¡Guau! ¡que maravilla!. Acerqué la nariz y me deleité con ese olor; y luego le metí la lengua a fondo; y estuve comiéndoselo como un obseso

- ¡Mmmmm!… cabrón... que culazo mas rico tienes...¡ffffffff!… como me gustas, Ari…

El chaval se dejaba hacer, como su tío; y le di la vuelta para poder levantarle las piernas y comerle la polla a gusto, Mientras, con mis manos le acariciaba el pecho y jugaba con sus pezones.

Me tenía enganchado. Y aunque empezaba a acusar el cansancio, cada vez más; no podía dejar de chuparle, de besarle, de tocarle. ¡Que preciosidad!. Quería follármelo.

Le pedí que se colocara boca abajo y le metí un cojín en los cojones, para que subiera el culo; y le dí toda le lengua que pude, para dejarle el culo chorreando. Era evidente que no hacía falta ningún otro tipo de lubricante. Ese culo sabía latín. Me coloqué sobre él y cogiéndomela con la mano se la fuí metiendo lentamente.

- ¡ffffff, que culo mas rico!. ¡Que gustazo!…

- ¡Agghhh!… ¡como me gusta!… creí que no te ibas a decidir…

- ¿Te gusta, eh? …

- ¡Mmmmmm!… ¡que rico!. Dale tío, dale...

Me sentía en la gloria metiéndosela hasta el fondo…

... y, poco a poco, me fui abandonando a esa felicidad… y me dejé atrapar por el placer de sentirme dentro de él, hasta tal punto, que perdí la noción del tiempo…

Nos despertamos pegados como perros; con mi polla metida en su culo y llenos de sudor.

- Ari, ¡que rico estás!; y empecé a mover la cadera. ¡Que rico estás!

- ¡Ay, Jose!... ¿que hora es?

Miré hacia arriba y en el reloj de la estantería vi que eran las doce menos cuarto.

- Son casi las doce, Ari.

- ¡No jodas! . Tengo que ponerme a funcionar ya.

Empezó a mover el culo para que me quitara de encima.

- ¡Venga, Jose!. ¡Sácamela ya!

Y no paró de moverlohasta quese la saqué.Entonces reaccioné

- ¿Nos duchamos juntos?

- Si, pero no podemos enrollarnos ¡eh!; que no tengo tiempo.

- Entonces voy a preparar el desayuno. Yo me ducho luego.

Prepare café, bien cargado y metí un par de manzanas en el horno.

- ¿TE GUSTAN LAS MANZANA ASADAS, ARI?

- ¿PARA DESAYUNAR?… NO SÉ, PERO ME APETECEN, SI… ¿DONDE ESTÁN LAS TOALLAS?

Se me había olvidado cambiar la toalla del baño; y tuve que entrar para darle una limpia.

Que bonito es Arí. Me encanta verle desnudo.

- ¿Te gustan?

- Están riquísimas; creo que me voy a aficionar.

- Ahora te tomas este café y ya verás que marcha. ¿Vas a ir a casa de tu madre?

- ¡Claro!, por eso tengo que irme; ella sabe a que hora llega el tren y no debe sospechar nada.

- Quiero que sepas que ha sido un verdadero placer conocerte, Ari. Espero que no veamos alguna vez mas ¿vale?

- ¡Claro!, tío; tu también me gustas mucho

Le dí el primer beso en la boca y nos despedimos

- ¡Ciao! Jose.

- ¡Ciao! Ari

Me quedé relamiéndome y pensando en ese beso de despedida.

- Ari...

(9,40)