Nuevos relatos publicados: 0

Lúcida erración

  • 32
  • 12.182
  • 9,60 (5 Val.)
  • 0

*Nota*

Este es un relato que se debe leer desde una perspectiva muy diferente a la que estamos acostumbrados a leer relatos eróticos. ¿Por qué?; porque a mi parecer no creo que tenga formato de relato, tiene una mezcla tremenda de cosas que ni yo mismo comprendí al principio pero que con el final espero que todo encaje con todo. Esta historia trato de narrarla desde la mente de un desquiciado, de un enfermo mental o como quieran llamarlo. El punto está en que las ideas no están claras, mientras  lees todo pareciera no tener sentido, pero poco a poco lo va tomando (creo)… espero no recibir muchos tomatazos de su parte porque la escribí con muchos contratiempos

 

 

 

 

“Lúcida erración”

 

 

“El traje me queda grande y la corbata me pica… Y tú deberías estar conmigo.

Odio las iglesias y sus incomodas banquitas, odio la aburrida voz del sacerdote y el olor a perfume barato de los demás asistentes… Y tú deberías estar conmigo.

Aborrezco la expresión de tu rostro, y el horrendo vestido de tu prometida. Tus zapatos no hacen juego con tu camisa y tú… Tú deberías estar conmigo.

Me cuesta respirar, siento nauseas, pero no puedo pararme así como así y largarme, no, debo ver cómo estas parado en el altar, frente a ella, viéndola fijamente a los ojos, esperando el típico: “Los declaro marido y mujer… “

Debo soportar verla besándote en los labios… Esos que durante tanto tiempo me pertenecieron. Debo soportar el verte siendo feliz con alguien más, pero sigo pensándolo… Tú deberías estar conmigo.”

 

***

1.-

David:

Besar sus labios era aventurarse en ese mundo paralelo al que pocos se atreven a entrar. Ese mundo donde la palabra “morbo” es remplazada por la lujuria, donde el deseo de lo prohibido se convierte en el mejor de los placeres. Es en ese mundo donde la práctica del sexo va más allá de unos cuantos besos sin pasión, es más que una caricia vacía y fría, es más que sentirte el recipiente de semen de otra persona.

Estar con Omar era un frenesí intenso de lo que está mal, pero que te llena plenamente; Es esa droga maligna que destruye tu moral, pero la reemplaza con ilusiones y sueños que nunca se harán realidad.

Él fue el primer hombre en mi vida, quien robó mi virginidad, mi intimidad y mis días de felicidad. Ya ha pasado mucho tiempo desde aquel último beso, han transcurrido tantas noches en las que he sentido la nostalgia de aquel aroma tan delicado que desprendía su cuerpo, del rose de su tibia piel contra la mía, de esos “te amo” mentirosos que me hacían vibrar por dentro.

He añorado por tanto tiempo esos momentos mágicos que eran mi felicidad, no importaba que esos momentos fueran solo por instantes, no me importaba que no hubiera amor por su parte, no me importaba ser su amante.

Cuando decides tener una relación incestuosa todo lo bonito, perfecto y correcto de las relaciones pasa a segundo plano. Porque Omar más allá de ser mi amante era mi amigo, y más allá de ser mi amigo era parte de mi familia, era mi primo, mi casi hermano.

Y es que, ¿Cómo te puedes resistir a alguien que es tu debilidad?, ¿Cómo le puedes decir que no a esos labios que te besan con pasión y te embriagan poco a poco hasta que pierdes la cordura? Dime tú, ¿Cómo se puede escapar al hechizo de unos ojos que te miran con deseo?; Cuando llegas a ese punto toxico no hay vuelta atrás, solo te queda disfrutar y esperar… esperar a que la vida cobre factura por tus actos, por tus bajas pasiones. Solo queda esperar esa lenta, cruel y despiadada muerte espiritual que te va llenando de un vacío que ni la más fuerte fe puede sanar.

Creo que ahora estoy en ese punto muerto, atroz y toxico en el que ya no hay retorno, irónico es que ese lugar sea dentro de una iglesia, frente a un Cristo que cuelga en lo alto del lugar, como esperando pacientemente a que obtenga mi merecido. Y bien merecido lo tengo, está demás decirlo.

Omar me ha mirado por lo menos unas treinta veces por el rabillo del ojo. Una cantidad considerable teniendo en cuenta que la misa ha durado unos cuarenta minutos y contando, y justo cuando el sacerdote emite el que sería el último carraspear de su garganta para formalizar el matrimonio todo se vuelve obscuridad.  

“Omar Martínez, ¿Acepta a Martha Guerrero como su esposa? ¿Promete serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de su vida… hasta que la muerte los separe?”

 

 

 -Sí, acepto. 

***

 

2.-

“Tú eres mío, mío y de nadie más; Te quiero, te amo, y que no te quede la menor duda… Te amo David.”

“Me encanta estar contigo, verte, sentirte, abrazarte, tenerte… Me gusta lo que despiertas en mi”

“A veces me gustaría mandar todo a la mierda y hacer como si nada en esta vida importara, solo estar a tu lado. A veces me gustaría destruir el mundo, y crear uno nuevo solo para nosotros”

***

“David, he conocido a alguien… A una chica. Lo nuestro, nosotros… ¡Lo siento!”

 

Él no lo sentía de verdad, porque esas fueron las últimas palabras que me dirigió seguido de un beso que más que a despedida, me supo a remordimiento. Él no lo sentía porque nunca regreso, a pesar de que le dije que siempre iba a estar para él, nunca lo hizo.

Le envié mensajes, emails, cartas, incluso llamé a su emisora de radio favorita para decirle que aún lo quería, que volviera, pero nunca lo hizo. Los mensajes de texto nunca fueron respondidos, los emails ignorados, las cartas probablemente quemadas, y lo demás no importa ya. 

A pesar de la amargura que vivía en mi interior el tiempo siguió corriendo, lloré, me deprimí e hice algunas cosas de las que aún me arrepiento, y Omar seguía sin regresar.

En las fiestas familiares lo veía pasearse de un lado para otro con Martha, su novia; Presumiéndola cual trofeo de grandes senos y pocas neuronas. Ella no era una mala persona, muy ingenua y estúpida para mi gusto, pero en definitiva, era buena chica.

Poco a poco me fui dando a la idea de que ese amor había muerto. Me limpié las lágrimas, alcé la cabeza y decidí seguir con mi vida. Al poco tiempo y por fortuna para mí un chico lindo y atento llegó a mi vida para reforzar mí ya desquebrajado espíritu. Rubén me dio la atención y el cariño que necesitaba en ese momento, a la buena fue ganándose mi confianza y mis ganas de volver a querer a alguien, y Omar cada día iba desapareciendo de mi subconsciente… Hasta que un día, “regresó”.

***

3.-

¿Qué si volví a creer sus mentiras y corrí a sus brazos en el momento en que me lo pidió?, pues si, si lo hice. Sus palabras sonaban sinceras, sus manos me erizaban la piel y sus besos besaban suave… ¿Cómo no iba a creerle?

Pero no, Omar no regreso… no del todo. Vino amablemente a casa para invitarnos a su boda. Aún recuerdo la sonrisa estúpida que se formó en el rostro de mi madre y como corrió para abrazarlo y apretarle las mejillas. Aun no se el porqué, pero esa noche vino sin Martha; Después de la incómoda cena de celebración mis padres lo invitaron a quedarse a dormir en casa, pues era algo tarde y tanto él como mi padre estaban completamente ebrios.

Él acepto quedarse…

Les juro que yo no quería, cerré mis ojos con fuerza y solo pensé en Rubén, en lo bueno que había sido conmigo y en cómo me ayudó a salir de la crisis en la que estuve hundido por tantos años, pero todo fue inútil. Creí que Omar no se atrevería a venir a mi habitación, pero de pronto, en la quietud de la noche escuché sus determinados pasos arrastrarse sobre el suelo hasta que se detuvieron en la puerta del dormitorio.

Mi cuerpo comenzó a temblar y me envolví entre las sabanas, la perilla giro suavemente y la puerta emitió un rechinido que taladro mis oídos. Sin duda alguna era Omar, el olor de su piel era inconfundible para mis fosas nasales y esa respiración agitada tan característica de él me lo confirmaba… Estaba aquí.  

“Cruk, cruk, cruk” la madera crujió tres veces.

Luego todo era silencio.

“Tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac…” El reloj que colgaba en la cabecera de mi cama avanzaba cada vez con mayor intensidad.

Y otra vez, todo fue silencio.

“Cruk… Tic, tac, tic, tac, tic… tac… tic… tac… tic… tac… Cruk”

Mi respiración se aceleraba, un escalofrió recorría mi nuca, y de pronto la madera crujió por última vez… “Cruuk”. El colchón reacciono al peso de su cuerpo y tembló momentáneamente, y ya no se podía hacer más, me paralice por completo.

Sus manos comenzaron a acariciar mis rodillas y fueron subiendo hacia mis muslos. Tenía miedo, pero mi miembro comenzaba a reaccionar a sus cálidas caricias.  

¡Detente, ya no más… por favor! –Suplicaba en mi interior.

Yo no le temía a Omar, le temía a lo que su presencia le hacía a mi persona. Me temía a mí mismo; Porque ya no quería volver a llorar semanas enteras, ni caer en depresiones severas sin salir de casa ni probar bocado, ya no quería tener más noches sin dormir por solo pensar en él, no quería volver a recurrir a “métodos” clandestinos para olvidarlo… No quería volver a hacerme tanto daño por su culpa.

“Tú me amas porque rompí la soledad que te agobiaba desde hace tanto tiempo, te he recogido debajo del sucio puente de tu amargura, te he despertado de nuevo y por eso no puedes olvidarme… Porque la vida sin dolor no existe… Sigues siendo mío David, y aunque lo dudes, yo sigo siendo de ti.”

Sabía que sus palabras no eran buenas, pero me lancé a él y lo besé, recorrí cada parte de su cuerpo como en los viejos tiempos y me entregue a él de una forma que no es común. ¿Por qué?; Porque lo extrañaba tanto, porque lo quería… porque aunque sus palabras eran veneno, eran las más sinceras que me había dicho en mucho tiempo, y además, todas eran verdad.

***

4.-

No estoy loco.

No estoy loco.

No estoy loco.

Ya se los he dicho un millón de veces a los doctores, a las enfermeras, a mis amigos, a mis padres, pero nadie me cree. Siento que si dejo de repetirlo en mi cabeza, en un tiempo ni yo mismo lo voy a creer. Pero juro que yo no estoy loco, no sé cómo terminé en este lugar, pero no quiero estar más aquí, enserio quiero irme.   

Todo está obscuro, las paredes de este lugar parecieran ser colchones y por si no fuera poco mis manos están atadas alrededor de mi cuerpo con una camisa de fuerza; Me aprieta mucho, a veces ni si quiera puedo respirar.

El único contacto que tengo con el mundo exterior es una ventanita de 30cm x 30cm que está a la altura de mi cabeza. No hay mucho que hacer aquí, a cierta hora del día el guardia entra y me deja comida y agua. Ni si quiera puedo ir al baño solo, tengo que llamar a las enfermeras para hacerlo.   

La mayoría de las veces entran con mucho temor, caminando despacio y mirándome fijamente. Me miran como si fuera un monstruo, pero no lo soy. Lo único que quiero es una explicación del porque estoy aquí.

Paso la mayor parte del tiempo mirando por la pequeña ventanita, eso me ayuda a perder la noción del tiempo y cuando menos lo espero ya ha oscurecido, y estoy listo para dormir y así esperar el nuevo día tan idéntico a todos los otros que llevo encerrado en este lugar.

Me siento solo, muy solo.

Mis padres vienen a verme cada vez menos, pero siempre es lo mismo. Mi madre comienza a llorar desconsoladamente en el instante en que me ve y mi padre siempre tiene en sus ojos esa mirada de rabia y desprecio que no desaparece en los quince minutos que dura la visita.

Creo que vienen a verme solo por compromiso, o alguien los obliga a hacerlo, pues ya no recuerdo la última vez que me dijeron que todo iba estar bien, o que pronto me sacarían de aquí; Solo vienen, se sientan, hablan en silencio mientras me observan y después, se marchan.

En una ocasión Rubén me visito, lucia triste y sus ojos irradiaban una mirada muy diferente a la de los demás. Sus ojos me miraban con ternura, con cariño, y eso me hizo sentir bien momentáneamente. Luego preguntó “¿Por qué?” y yo no supe que responder porque comenzó a llorar; Cuando quise acercarme a él uno de los guardas se abalanzo sobre mí y me sujeto a la silla. Yo no quería hacerle daño, yo solo quería abrazarlo.

Después comenzó a decir cosas aleatorias que tampoco comprendí, “Yo te quería, no tenías por qué haber hecho eso”“Estabas conmigo, no tenías por qué buscarlo”“Me lo prometiste”“¿Por qué?”.

Ese día le dije que se fuera y ya no regresara. Ese día vi en sus ojos el mismo dolor y tristeza que yo sentí el día que desperté en este maldito lugar. Ese día preferí alejarlo de mí, porque no quería volver a verlo llorar, y menos por mi culpa. Y desde entonces, Rubén no ha vuelto a pararse por aquí.

Aún recuerdo la expresión de su rostro cuando cruzó esa puerta, y las últimas palabras que dijo antes de marcharse, dijo que me amaba, lo dijo aun con el corazón roto, lo dijo aun sintiéndose desecho por dentro, pero lo dijo de verdad; en verdad lo sentía.

¡Fui un pendejo al dejarlo ir!, pero yo no podía hacer nada, bueno, ni si quiera lo intenté.

A menudo pienso en él, lo imagino con un chico alto, rubio y guapo bajo la sombra de un gran árbol viendo el atardecer. Imagino la expresión del chico cuando siente el corazón de Rubén latir a mil por hora cuando se abrazan. Constantemente veo la imagen de Rubén besando a aquel chico y siento envidia, de la buena, porque en el fondo me gustaría haber sido ese chico cuando tuve la oportunidad.

Me gusta revivir a Rubén con mis recuerdos, porque siendo honesto ya he olvidado los rostros de muchas personas, incluyendo el mío. Tengo recuerdos vagos de las cosas que solía hacer con esas personas de las que también he olvidado sus nombres, es en verdad frustrante y triste, por eso no quiero que eso le pase al recuerdo de Rubén.

Solo espero que esté bien donde quiera que se encuentre. Que tenga una vida bonita y tranquila, que esté con alguien que lo quiera, que el sol brille cuando camine por la calle y que tenga más días buenos que malos.

Solo espero que de vez en cuando se acuerde de mí.

***

5.-

“Hola David, por allí leí que las cartas de amor nunca pasan de moda, y es por esa razón que me he decidido a escribirte ésta.

Sabes a la perfección que soy malo con las letras, tengo mala ortografía y me cuesta trabajo hacer que las cosas rimen, por esa razón es que tengo un diccionario a mi lado y la mejor de las intenciones para que ésta carta salga bonita. Espero que te guste.

Bueno, aquí voy:

A pesar de que llevamos mucho tiempo saliendo aun no puedo decir que te conozco a la perfección, eres un chico muy difícil de tratar y de hacer reír ni se diga, pero enserio lo intento y lo hago con la única intención de verte bien.

Sé por todo lo que has pasado, y sé también que lucho contra el fantasma del gran amor de tu vida, es una guerra complicada cuando se trata de suplantar el lugar del “primero” que dejó huella en tu corazón, por eso es que te pido que me des una oportunidad.

Quiero la oportunidad de hacerte sonreír y aunque se escuche soberbio, quiero ser ese en quien piensas antes de dormir, ser ese a quien busques un domingo por la tarde solo porque tienes ganas de besarlo; quiero ser ese chico que despierte en ti lo cursi para animarte a escribirle una carta. Quiero ser ese de quien te enamores locamente cada día y que no te importe conocer su pasado, ni sus viejos amores. Quiero ser ese nuevo huésped que viva en tu corazón, y se quede allí hasta que se haga viejito junto a ti.

Quiero ser ese quien te haga feliz.

Solo quiero que tú sientas todas esas cosas por mí, porque son las mismas que yo siento por ti en estos momentos.

Estoy consciente de que no fui el primero en tu vida, sé que no soy tu mágico primer beso, ni mucho menos ocupo grandes porciones de recuerdos bonitos en tu cabeza. Tampoco me interesa saber quién fue “él” de quien nunca quieres hablar, aunque sé que no puedes sacarlo de tus pensamientos ni si quiera cuando estás conmigo.

La verdad no lo veo como un enemigo, al contrario; le doy gracias por haberte enseñado a querer de esa manera, le doy gracias por haberte enseñado a besar tan apasionadamente; Le doy gracias también por haberte descuidado tanto y hacer que te sintieras solo, por dejar pasar la oportunidad de compartir su vida con alguien como tu; Le agradezco infinitamente que me dejara el camino libre para enamorarte, para hacer que lo olvides y te entregues a mí. Le doy gracias por ser el causante de esa tristeza y amargura que invadía tu corazón cuando te conocí y de la cual me enamoré, y de la que ahora estoy dispuesto a reemplazar con cariño y felicidad.

Y es que me gustas tanto, me gustas todo tú, tus espontaneas muestras de afecto, tus tímidos besos y la ternura de tus ojos cuando te abrazo fuerte. Me gusta tu estilo despistado, me gusta sentir tus ojos en mí cuando crees que no te veo; Me gusta que finjas no quererme aunque sea un poquito, porque sé que en el fondo comienzas a sentir cosas por mí. Y eso, David; Me gusta mucho.

Espero que no sientas todo esto tan inoportuno o empalagoso, pero es lo que en verdad me sale del corazón, y es que cuando te tengo enfrente es demasiado complicado decírtelo, por el hecho de que casi nunca me prestas atención. Sé que lo intentas, pero te mentiría si te dijera que no me haces sentir un poco mal.

Pero bueno, yo  te lo prometí… ¿Recuerdas?; Prometí que no te iba a presionar, prometí quererte y hacer que tú también me quieras. Prometí hacerte feliz y no fallarte y eso es lo que voy a hacer. Solo pon un poco, un poquito de tu parte, y te juro que lo haré. No te fallaré.

Te quiero mucho;

 

Con cariño: Rubén.”

***

 

6.-

-¿Qué es lo que ves aquí, David?

-Una mancha.

-Sé que es una mancha, pero ¿qué forma tiene?

-Forma de mancha, Doctor.

-Es inútil trabajar así David, prometiste poner de tu parte… ¿O es que no quieres salir de aquí?

-¿Me cree imbécil cierto?, yo no soy igual a los demás vegetales a los que atiende en este lugar, yo sé a qué va todo éste numerito Doctor, usted no me quiere ayudar, solo busca analizarme para encontrarme cada vez más complejos o esas cosas que tanto apunta en su cuaderno para seguir diciendo que estoy loco. ¿Cómo voy a cooperar, si no tengo la más mínima esperanza de salir de este lugar?

-David, a veces la única esperanza que debemos esperar es la nuestra, si no pones de tu parte y dejas de creer en ti, ¿Cómo puedes llegar a la conclusión de que no vale la pena seguir con el tratamiento?

-Porque lo siento Doctor, porque si mis amigos ni mi familia creen en mí, dudo que los especialistas lo hagan. Ya no quiero salir de aquí Doctor, porque allá fuera nadie me está esperando, nadie espera que esté bien… y ¿cómo puedo estar bien, si ni siquiera sé por qué estoy encerrando en este maldito lugar?, ¿Por qué carajos no me lo dice de una vez?

-Aún no hemos llegado a ese punto del tratamiento, aun no estás listo para escucharlo David.

-¿Y cuándo carajos voy a estarlo? ¡Haré lo que sea Doctor, lo que sea!

-No insistas más… por fav…

-Doctor, he escuchado varias cosas, a las enfermeras les da por charlar frente a mi celda, sé que me está usando para una investigación, y también sé, que obtendrá muchas “cosas” si logra usar sus métodos en mí, lo malo es que no lo dejan ¿Cierto?; ¿A que le temen Doctor?

-David, no creas lo que dicen las enfermeras, así como les da por charlar frente a tu celda, también les da por inventar cosas. Y bueno, como no llegaremos a nada con esta charla, mejor damos por terminada la sesión…

-Piénselo Doctor, si necesita el permiso de mis padres solo basta con decirles que me voy a poner bien, yo me encargo de que accedan… Solo piénselo.

-Ya veremos David… Ya veremos.  

***

 

7.-

-Recuerda David, si alguien pregunta es solo un examen de rutina, puede que sufras algunas jaquecas o mareos repentinos, pero es normal… ¿Entiendes?

-Si Doctor, solo explíqueme una vez mas que es lo que hará, por favor.

-Es básicamente a lo que le llaman “Terapia de electrochoques”, solo que en este caso usare la mínima cantidad de electricidad para evitar que tu cerebro colapse, lo único que haré es que te induciré en un estado convulsivo, en el proceso te haré una serie de preguntas y en el monitor que esta frente a ti veras una serie de imágenes… Cuando quieras parar basta con que presiones el botón que está a tu derecha y daré todo por finalizado, no tienes que temer. Todo saldrá bien.

-Está bien Doctor, comience por favor.

 

* * *

Estoy desnudo, recostado sobre un gran sillón de piel como el que usan los dentistas. Hace frio, creo que es media noche. Tengo muchos cables pegados en mi cabeza y otros más incrustados en mis brazos y piernas.

Frente a mi hay un monitor, lo debo tener a menos de medio metro de mi cara. Tengo una mezcla entre miedo y nerviosismo.

Tardé un poco en convencer al Doctor Macías de que hiciera sus pruebas en mí, no me importan los riesgos, solo quiero saber la verdad; además, mi vida es lo único que está en riesgo y para estas alturas no me importa mucho.

El Doctor Macías está preparando todo, lo veo ir de un lado a otro presionando botones y haciendo anotaciones en su bitácora. Estoy ansioso, mi corazón late con más fuerza a cada momento, y entonces todo comienza.

-Vas a sentir un pequeño cosquilleo que comenzara en la punta de los dedos de tus pies y recorrerá todo tu cuerpo hasta llegar a tu cabeza… ¿Listo?

-Listo…

-“00:14 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 1”

El cosquilleo no tarda nada en aparecer… el Doctor no dijo que sería tan molesto, a cada paso que avanza por mi cuerpo siento cada vez más incomodidad, por no decir dolor.

El monitor se enciende y veo la imagen de un niño llorando, luego la de un hombre golpeando a una mujer, después un disturbio en la calle de alguna cuidad, hay fuego por todas partes, policías y muchos cuerpos tirados en las aceras.

El cosquilleo llega a mi cabeza y mi vista se nubla. No logro coordinar mi visión, todo da vueltas y lo único que puedo hacer es aferrarme a los costados de la silla donde estoy atado.

-¿Qué recuerdas del 13 de diciembre del 2002, David? –Pregunta el doctor con voz grave. El sonido taladra mis oídos y hace que mi cabeza comience a doler.

-Llevo mucho tiempo sin saber la fecha actual Doctor, no sé ni si quiera en que año estamos… Y para ser honesto no recuerdo nada que tenga que ver con esa fecha.

-Vale, comenzare con el nivel dos de la prueba, ¿Te sientes bien?

-Sí, continúe por favor.

El dolor comienza a disminuir en cuanto la maquina se apaga. Mi visión regresa paulatinamente y de nuevo escucho al Doctor hacer sus anotaciones e ir de un lado para otro preparando la próxima prueba.  

-“00:24 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 2”

La máquina comienza a emitir una especie de sonidos raros; Mi corazón no para de latir cada vez más rápido, pues sabe perfectamente lo que se avecina. El cosquilleo que parece ser un poco más leve que el de la prueba anterior se hace presente en los dedos de mis pies y comienza a recorrer mi cuerpo lentamente.

Mi cuerpo reacciona a los estímulos y comienza a tensarse levemente. El dolor en mi cabeza aparece y el monitor se enciende.

¡¿Qué caraj…?! –Exclamo por lo bajo en cuanto la imagen llega a la retina de mis ojos.

-Ese eres tú, David… ¿Te reconoces? –Escucho decir al Doctor con voz de eco.

Una serie de flashbacks comienzan a llegar a mi cerebro rápidamente. Ese chico rubio de labios grandes y ojos marrones soy yo, claro que soy yo. ¡Lo recuerdo!; ¡Me recuerdo!

-Si doctor, si me reconozco –Escucho una alegría en mi voz que creí perdida. Todo comienza a ordenarse en mi cabeza, en verdad está funcionando.

-…

-“00:29 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 3”

El dolor de mi cabeza se intensifica radicalmente. Giro mi cabeza para ver al Doctor Macías quien ni si quiera le presta atención a las sacudidas involuntarias de mi cuerpo. Mis extremidades comienzan a tensarse de una manera sobrenatural, ¡Duele, duele mucho!

-¡¿Qué?! ¡¿Qué hace?! ¡Deténgase!... ¡Duele! –Grito con esfuerzo mientras observo al Doctor Macías, quien continúa en su labor de presionar botones y escribir.

-Lo siento David, no podemos detener el experimento ahora, tus ondas cerebrales no muestran cambios radicales, solo tienes que aguantar el dolor y concentrarte, vamos bien, solo aguanta un poco más.

Me tranquilizo al escuchar las palabras del Doctor Macías, si él dice que todo está bien, entonces debe estarlo. Escucho el sonido del monitor cuando cambia de imagen y allí estoy nuevamente yo, con… alguien más.

No escucho al Doctor Macías lanzar la pregunta correspondiente al ejercicio, así que me enfoco en la imagen. Me veo por largo rato mientras siento como mi cerebro se va a acostumbrando al dolor. Mi cuerpo se relaja un poco aunque puedo sentir de vez en cuando una descarga eléctrica que recorre libremente mi interior y provoca que de pequeños saltitos en la silla.  

-¿Reconoces al hombre que está contigo en la imagen? –Finalmente escucho la voz del Doctor, la cual parece un tanto siniestra.

Mis ojos giran rápidamente hacia la otra persona en la imagen, pero nada, no tengo ningún recuerdo sobre ese tipo.

-No Doctor… Lo siento.

El doctor Macías suelta un resoplo de frustración y el monitor comienza a lanzar imágenes con mayor velocidad, no dura ni si quiera tres segundos una imagen cuando otra ya ha aparecido en la pantalla. 

“Concéntrate en las imágenes, comienza a recordar David… ¿Quién ese ese hombre que estaba contigo en la imagen?”

Las imágenes van cambiando cada vez más rápido, no puedo ni si quiera pestañear; Reconozco mi rostro en una de las imágenes, luego veo a mis padres, a mi perro Chad, a la Tía Elisa, después vuelve a aparecer el misterioso tipo y la imagen en el monitor se congela.

-Su nombre es Omar Martínez Arizpe, ¿Sabes quién es? –Dice el Doctor Macías con el mismo tono siniestro y misterioso de la última vez.

Recuerda David…

Recuerda…

Recuerda…

“Omar Martínez Arizpe”

El nombre comienza a repetirse en mi cabeza una y otra vez. Veo la imagen detalladamente parte por parte y siento como mi cerebro comienza a punzar dentro de mi cráneo.

“-Me gustan tus ojos… son tan negros que parecieran no estar mirándome… ¿Pero lo hacen, verdad?

-Siempre lo hacen, siempre están pendientes de ti, siempre están observándote David…”

 ♥

***

8.-

-“00:56 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 4”

01:29 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 5”

01:54 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 6”

02:11 a.m. Paciente 0275, prueba de electrochoque nivel 7”

 

“2:32 a.m. Fin del experimento.

Estado del paciente: Critico.

Resultado final del experimento: Negativo

 

Observaciones: El paciente 0275 sufrió una fuerte crisis epiléptica tras ser sometido a siete de las diez pruebas que conlleva el experimento R710.

El estado de salud del paciente 0275 es grave.

Estará bajo medicación y observación intensiva por un tiempo; Si el paciente no responde bien al tratamiento en un par de semanas será consignado al departamento de cuidados especiales.

 

Ya hemos informado a sus padres del incidente pero estos se niegan a hacerse cargo del paciente 0275. Según los documentos firmados al Doctor Macías por los padres, estos quedan legalmente desprendidos de sus obligaciones para con el paciente 0275.

El único titular de ahora en adelante del paciente 0275 es el Doctor Juan Carlos Macías Rojas.

 

* * *

 

*** “Caos en el instituto psiquiátrico Belmont, encarcelan al Doctor Juan Carlos Macías Rojas, Director del instituto por realizar experimentos clandestinos a sus pacientes.” ***

*** “Mutilaciones, torturas, violaciones y hasta asesinatos son algunos de los crímenes por los que se investiga al Instituto psiquiátrico Belmont” ***

*** “Encuentran a los pacientes del instituto psiquiátrico Belmont en condiciones deplorables. Según informes de la comisaria, las enfermeras, guardias y personal en general del instituto psiquiátrico se dio a la fuga dejando a los pacientes a su suerte. La policía les sigue los pasos de cerca a los responsables” ***  

 *** “El asesino nupcial de victima a victimario en el instituto psiquiátrico Belmont. Fuentes confidenciales aseguran que David Martínez Aguirre fue una de las victimas más fatales del Doctor Juan Carlos Macías; Fue encontrado encadenado en el cuarto de máquinas del lugar; su estado de salud es crítico, los doctores no dan noticias alentadoras sobre su mejoría... ¿Justicia divina?, ¿Sera que al fin pague por sus crímenes como es debido?” ***

*** “La gente no logra olvidar el incidente del 13 de diciembre del 2002; Ya han pasado casi ocho años desde la masacre nupcial ejecutada por David Martínez Aguirre, y ahora que su rostro ha salido a la luz pública una vez más por el incidente de Belmont, la gente exige su erradicación” ***

*** “R710.avi es el título del video que se filtró del departamento de policía hace algunas horas. La cadena televisiva GNN fue la primera en obtener acceso a las escalofriantes imágenes donde una vez más, el rostro del asesino nupcial sale a relucir” ***

*** “Las grotescas imágenes en donde aparece el asesino nupcial, David Martínez Aguirre han conmocionado a la población. Crueldad, humillación, tortura, violación, daño físico y mental son solo algunas de las cosas que se pueden apreciar en las casi dos horas y media que duro el fatal experimento “R710” realizado por el Doctor Juan Carlos Macías. Las suplicas, gritos desgarradores de dolor y la casi muerte del ahora llamado “Paciente 0275” no fueron suficientes para que el experimento se detuviera. Muchas personas que anteriormente exigían “justicia” por los crímenes del asesino nupcial ahora solo piden que terminen con su sufrimiento.” ***

***

9.-

 Rubén:

 

-¿Se podrá bien? –Pregunté con voz temblorosa. Tenía miedo, y sabía que la respuesta no sería alentadora, pero quería escucharla.

-No es fácil decirte esto hijo, pero no creo que David esté bien, por más que trabajamos con él no vemos progresos. Necesitamos hacer más estudios para sacar un diagnóstico claro, pero al menos, en estos momentos su estado mental no es muy alentador; Se recuperó físicamente, pero me temo que los estragos hechos en su cerebro son irreversibles.

-Lo comprendo Doctor, ¿Cree que pueda verlo?

-Solo trata de no alterarlo, cualquier cosa puede hacerle recordar cosas y no sabemos cómo pueda reaccionar…  

-Gracias, lo tendré Doctor.

-Una última cosa… ¿Está seguro de lo que quiere hacer?, admiro su bondad, valentía o como quiera que se llame… pero, ¿Está usted seguro de esto?

-No puedo dejar que le hagan más daño Doctor, además, esto lo hago por mi… es algo personal.

-Lo comprendo hijo, eres un chico admirable y noble… confió plenamente en ti; Acompáñame por favor.

El Doctor Santomé me condujo por lo largo del pasillo hasta llegar al cuarto 503. Introdujo la llave y la puerta cedió al girar una pequeña perilla cromada, el doctor me miró con un gesto serio, y me invitó a entrar. Cuando lo hice cerró la puerta detrás de mí y lo escuché alejarse lentamente del lugar.

Era una habitación bastante amplia, dividida en dos partes, en la parte donde me encontraba había más iluminación y una pequeña mesita con dos sillas que estaban frente a la celda que dividía el cuarto. 

Caminé lentamente hasta una de las sillitas y me senté. Observé detalladamente el interior de la celda, todo es de color celeste a excepción de las paredes, las cuales están tapizadas por lo que parecen ser colchones de un exagerado color blanco. No hay más muebles que una triste cama individual, sus sabanas y lo que pareciera ser un recipiente que está pegado al suelo, donde probablemente es donde le sirven sus alimentos.

También se logra ver una cámara que está en operación, al parecer responde al movimiento pues se giró en mi dirección cuando me acerqué un poco para observar con más claridad las condiciones del lugar.

-¡No debes moverte de donde estas! –Se escuchó de pronto una voz roca y siseante que provenía debajo de la cama –Si lo haces no te deja de mirar, solo se queda así, con su foco rojo parpadeante… Observándote, analizándote. ¡No te deja tranquilo hasta que te quedas quieto! ¡No te deja en paz¡ ¡No te deja en paz!

-¿David?, ¿Eres tú? –Pregunté torpemente, obviamente era él, pero no sonaba para nada como él.

-No estoy loco, ¿Sabes?, Ya se lo he dicho un millón de veces a los doctores, a las enfermeras, a los guardias, pero nadie me cree. Pero yo lo seguiré diciendo, porque aún tengo la esperanza de que alguien me crea… No estoy loco, ¿Sabes?

-Yo, yo si te creo David… ¿Por qué no sales de allí?

-Porque no suenas convencido, y si salgo, esa cosa no me va a dejar tranquilo, no, no, no… no lo hará –Su voz era sollozante y hablaba entre susurros, era algo tétrico.

Ahora entendía lo que el Doctor Santomé trataba de decirme. Tenía mucho tiempo sin ver a David, la última vez que lo vi en el Instituto Psiquiátrico Belmont parecía “normal”. Claro que vi  y escuché todas las noticias que hablaban sobre lo ocurrido en ese lugar, pero en el fondo tenía la esperanza de que su estado de salud fuera un poco mejor al que tenía frente a mis ojos. 

-¿Sabes quién soy?, ¿Me recuerdas? –Le pregunté serenamente al bulto obscuro que se asomaba tímidamente por debajo de la cama.

-Cuando ellos quieren hablar conmigo, suelen presionar el “botón” para que puedan observarme –Dijo una vez más la tétrica voz mientras comenzaba a arrastrarse lentamente en mi dirección. 

No comprendí sus palabras hasta que voltee a mi derecha y vi un interruptor con un pequeño cartel que decía “CeldaB”  

-¿Es este? –Le pregunté dubitativo.

-Si… si, si, si, si… ¡Hazlo!

“Click”

Al presionar el botón un sonido extraño se escuchó en la celda. Pero no pasó nada, a los pocos segundos las luces del interior de la celda de David comenzaron a encenderse una a una. Y al fin lo vi.

Sin duda alguna era él, o lo que quedaba de él. Su cabello negro y espeso fue remplazado por mechones de lo que sería mejor llamado “pelo”. Las uñas de sus pies y manos estaban completamente ennegrecidas y su piel era de un gris espeluznante. Sus dientes eran amarillentos y afilados y entre sus labios se dibujaba una sonrisa siniestra.

-¿Qué te hicieron David? –Escuché mi voz quebrarse en cuanto susurre esas palabras.

David se puso de pie y se acercó hasta que los barrotes de la celda nos separaron el uno del otro por escasos centímetros. Sus bonitos ojos marrones habían perdido ese misterioso brillo que los caracterizaba y ahora estaban desorbitados y rojizos. 

-¿Por qué lloras?, ¿Tu también me tienes miedo? –Exclamó David con un timbre desolado que me erizo la piel.

-No David, yo no te tengo miedo; Estoy llorando porque estoy feliz de verte. Solo es eso…

-¿Estas feliz de verme?, ¿Por qué? ¿Quién eres?

-Soy Rubén, solíamos ser amigos… ¿Te acuerdas de mí, David? –Normalicé mi voz y limpie mis lágrimas al ver como David me miraba fijamente. Estaba haciendo un intento muy grande por recordarme, sus ojos me lo decían.

-Ru… rub… rube… ¿Rubén?

-Si David, soy Rubén… -Me quebré otra vez al escuchar su voz, ya no sonaba tan ronca ni tétrica, sonaba más como su verdadera voz y eso me conmovió bastante. 

Su expresión facial cambio rápidamente y comenzó a encajar sus afiladas “uñas” en sus piernas. Se arrodillo y comenzó a respirar agitadamente, me alteré e intente tranquilizarlo pero era en vano; A los pocos segundos se tranquilizó y la susurrante y ronca voz se escuchó de nuevo en la quietud de la habitación:    

Prometí hacerte feliz y no fallarte y eso es lo que voy a hacer. Solo pon un poco, un poquito de tu parte, y te juro que lo haré. No te fallaré.”

Mi corazón se detuvo al escuchar esas palabras, pues era un fragmento de la carta que le había escrito a David hace mucho tiempo, ¿Se habrá acordado de mí?  

A los pocos segundos la puerta detrás de mí se abrió y el Doctor Santomé junto con tres guardias entraron rápidamente a la habitación. 

-¿Todo está bien? –Preguntó agitadamente uno de los guardias.

-Todo está bajo control, no se preocupen…

En cuanto David vio a los guardias salió corriendo para adentrarse nuevamente debajo de su cama, volviendo así la hostilidad y el miedo que se veía en sus ojos minutos atrás.

No quería volver a ver esa mirada de miedo en sus ojos, sabía que aún quedaba algo del viejo David bajo ese ser que a simple vista daba miedo, pero que estaba seguro que con los tratos adecuados no volvería hacerle daño a nadie. David solo necesitaba lo que cualquier persona necesita, esté cuerda o no, él solo necesitaba un poco de amor.  

-Doctor… prepare todo, por favor; David se va conmigo esta misma tarde.

***

 

10.-

Parece mentira que fue hace seis meses que saqué a David de ese lugar. No fue fácil, pero al ser una persona que necesita cuidados especiales, y al no tener ningún tutor bajo su cuidado bastó solamente de un buen abogado y argumentos convincentes para que accedieran a dejarme a su cuidado.

Fue un cambio drástico para él el volver a salir al mundo exterior. No dejé que estuviera en la cuidad ni un instante, pues siento que un ambiente tan estresante como el que se vive allí podría alterarlo aún más. Con la ayuda de algunas personas que se solidarizaron con mi causa pude alquilar por el tiempo necesario una casa en el campo donde actualmente vivimos David, un enfermero especializado contratado por el gobierno y yo.

La vida transcurre lenta y tranquilamente por aquí, justamente lo que necesita David en estos momentos. Cuando recién nos instalamos fue duro volver a hacer que David se acostumbrara a las cosas rutinarias como ducharse a diario, comer en una mesa con platos y cubiertos, usar el excusado y ese tipo de cosas.

Pero poco a poco fue cambiando su conducta y ahora se le ve mucho mejor. Lo sometimos a extenuantes curaciones de sus uñas, piel y dentadura. Su rubia cabellera comienza a tomar fuerza y el brillo de sus ojos ha vuelto.

Lo veo correr a lo lejos persiguiendo a una mariposa, le gusta revolcarse en el césped y arranca cuidadosamente las flores silvestres para apreciar su aroma. Luce feliz… Solo espero que haya pasado sus últimos meses en paz, yo se lo prometí, lo intenté y solo espero que en verdad lo haya hecho feliz…

Veo a lo lejos un vehículo que se acerca rápidamente. Vienen por David porque ese fue el trato. A pesar de mis apelaciones no pude evitar que la sentencia del juez fuera revocada. Todo el asunto del “asesino nupcial” causo revuelo en las personas, la mayoría exigía que sentenciaran a muerte a David, unos por el rencor que aun sentían por sus crimines, y la otra parte porque llegaron a la conclusión de que era mejor acabar con su miserable vida, pues según ellos ya había sufrido bastante.

No estoy conforme con la ideología de ninguna de las dos partes, porque no me siento con el derecho de elegir sobre una vida, estoy en un punto neutro donde me resigné a solo tratar de que David pasara sus últimos días en un ambiente alejado de todo lo que estaba acostumbrado.

Muchas personas me han preguntado el porqué de mis acciones para con David. Algunos dicen que quiero fama, otros que estoy ganando remuneraciones económicas por hacer de todo esto un drama. Otros dicen que en cuanto se me dé la oportunidad escribiré un libro y sacare ventaja de donde pueda. Pero, la cosa es que no es por ninguna de esas razones.

Yo lo hago porque siento que David se lo merece, porque lo más triste de esta historia es que él sufrió tanto por amor, un amor enfermizo, desquiciado, imposible… pero amor a fin de cuentas. Nadie se merece sufrir, y menos por amor.

Quizás… hago todo esto porque en el fondo nunca dejé de quererlo.

El automóvil llega al fin y se estaciona frente a la casa. Edgar, el enfermero de David atiende a los fortachones que bajan del vehículo con cara de pocos amigos.

Veo a David sobresaltarse un poco, no está acostumbrado a ver muchos vehículos por aquí. Lo llamo desde lo alto de la colina y corre en dirección a mí con una amplia sonrisa. Se abalanza sobre mí con los brazos extendidos y lo abrazo con fuerza, le gusta poner su cabeza sobre mi pecho mientras lo abrazo y le hago mimos.

El sol comienza a ponerse y lo abrazo con más ímpetu tratando de ahogar mi llanto. Siento sus manos subir hasta mi rostro y comienza a limpiar torpemente las gotas de agua salada que caen de mis ojos.

-¿Estas feliz? –Pregunta con un tono inocente e infantil.

-¿Por qué lo preguntas? –Le digo entre sollozos tratando de tranquilizarme.

-Por qué siempre lloras cuando estas feliz, como el día que me rescataste… lloraste porque estabas feliz de verme.

-Si David, estoy feliz.

-Yo también lo estoy Rubén… ¡Estoy feliz!  

***

 

11.-

“Yo los maté, los maté a todos… Pero es que en verdad la corbata me picaba mucho, además, él no dejaba de mirarme”

 “No sé cómo llego el revolver de mi padre a mis manos, nunca había disparado un arma antes… pero ese primer disparo se sintió bien. ¡BAAAM!, ¡Directo en la cabeza de la zorra!; Ella no era una mala persona, muy ingenua y estúpida para mi gusto, pero en definitiva, era buena chica.”

“Él me dijo que siempre iba a ser mío… Yo solo estaba tomando lo que me pertenecía”

“Les juro que yo no quería, cerré mis ojos con fuerza y solo pensé en Rubén, en lo bueno que había sido conmigo y en cómo me ayudó a salir de la crisis en la que estuve hundido por tantos años, pero todo fue inútil… Las voces en mi cabeza me dijeron que lo hiciera, yo solo quería hacerlas callar”

Todos escuchan con atención las grabaciones que se le realizaron a David en los interrogatorios. Nadie dice nada, nadie hace nada… Solo escuchan y lo miran fijamente como el monstruo que muchos dicen que es.

Yo solo puedo ver a un tipo asustado que no entiende lo que pasa a su alrededor. Sus ojos me miran con impotencia y realiza intentos desesperados por zafarse de la silla de donde está atado. Pero yo no puedo hacer nada, bueno, ni siquiera lo intento.

Solo puedo verlo allí esperando su muerte no anunciada. Él no sabe que está a punto de morir, no hay que temer, no hay largas esperas, no habrá dolor. Solo se ira y no regresara más a este deplorable mundo. No sé si se irá al infierno o al cielo… Pero estoy seguro que vaya al lugar a donde vaya estará mejor que aquí. Lo envidio, sí que lo envidio.

La cinta con las confesiones al fin se detiene y un silencio absoluto se hace presente entre todos los asistentes. La hora ha llegado. El juez asiente con la cabeza al alguacil encargado de la ejecución; “La horca” va a ser el método que utilizaran.

Entre dos alguaciles más desatan a David y lo hacen subir al montículo donde se llevara a cabo la ejecución. David no se resiste, es como si en el último momento hubiera recobrado su cordura y supiera perfectamente lo que está a punto de pasar.

Sus ojos se tornan desolados pero no dejan de observarme fijamente. El alguacil coloca la soga sobre su cuello y espera la señal.

El tiempo comienza a ir muy lento, veo todo en cámara lenta y se rebobina con cada movimiento que hace el alguacil. Veo de nuevo esas imágenes donde David corre libremente y feliz por el inmenso campo y mis ojos comienzan a aguarse.

Ahora no, resiste.

Se fuerte, se fuerte;

Hazlo por él.

Mis ojos regresan nuevamente y se encuentran con los de David. Una sonrisa serena se dibuja en sus labios y luego veo su boca moverse suave y lentamente:

“Te amo” – Susurra un instante antes de que el suelo se abra sobre sus pies y caiga con el único sostén que el de la soga sobre su cuello.

Nunca olvidaré la expresión de su rostro segundos antes de que eso pasara. Ni tampoco olvidaré esas palabras de las que por tanto tiempo anhele ser merecedor. Me dijo que me amaba, lo dijo aun sabiendo que moriría, lo dijo como última plegaria a esta vida… Lo dijo de verdad; en verdad lo sentía.

Y yo solo espero haber cumplido mi promesa. Espero no haberle fallado. Espero que en verdad lo haya hecho feliz.

***

 

 

-FIN-

(9,60)