Nuevos relatos publicados: 12

Georgina… 33

  • 11
  • 17.269
  • 8,33 (12 Val.)
  • 2

Georgina…  toda una vida de travestismo.

 

CAPÍTULO 33. LA INCREÍBLE Y TRISTE HISTORIA DE LA CÁNDIDA GEORGINA EN LA BÚSQUEDA DE LAS NALGTAS TAN DESEADAS.

En el hospital Rubén y yo nos rehuíamos mutuamente, durante meses evitábamos estar presentes en cualquier lugar, el desagradable incidente del balneario dejó huella en ambos... como todo conflicto entre dos personas se formaron dos bandos entre nuestros conocidos y amigos, para algunos yo era la víctima y para otros yo era la villana y viceversa... Lo más notorio fue que Rubén abandonó sus aires de grandeza y padrote, ahora se comportaba menos altanero y vanidoso.

Yo por mi parte me volví más discreta, recordándome constantemente que nos todos los hombres aceptan relaciones con chicas travestis, a muchos les causamos repulsión... así que ahora era más cautelosa para relacionarme con los chicos del hospital.

Sin embargo Rubén seguía gustándome mucho... pero sus palabras quedaron grabadas en mi mente, recordaba una y otra vez lo que me dijo: que a él le gustan las chicas "frondosas" es decir; su mujer ideal era chichona, nalgona, bonita y con piernas gruesas.

Eso me llevaba a preguntarme repetidas veces si Rubén me habría rechazado si yo tuviera un par de nalgotas redondas y abultadas, unas tetas grandes y generosas así como un par de piernas gruesas y torneadas, estaba segura que él no me habría rechazado si yo tuviera un buen cuerpo.

Recordé las palabras de la enfermera que me atendió durante mi operación facial: "ahora sólo te faltan un par de buenas nalgas y chichotas para estar completa"... debería ponerme implantes para sentirme completa de una vez por todas.

Decidí como decimos en México: "tomar el toro por la verga"... o es por los cuernos?... como sea.

Estábamos en el año 1973 y en México eran totalmente desconocidos los implantes subcutáneos, consulté toda la escasa información que pude encontrar y (como siempre) recurrir a mi querida profesora... Ella me dijo que para no correr riesgos consultara al cirujano que me operó la cara pues había hecho un buen trabajo.

Finalmente consulte a mi cirujano que me dijo: mira Gina ese tipo de cirugía aún no se ha realizado en México, yo nunca lo he hecho... pero me gustaría ser el primer cirujano en hacerlo... dejame investigar y te llamo.

Tardó casi un mes en ponerse en contacto conmigo, en su consultorio me dijo: mira Gina localicé un laboratorio en Australia que fabrica implantes para glúteos y pecho a base de soluciones salinas, polímeros y tejido subcutáneo artificial pero la verdad son muy caros... A eso habría que sumar el costo del quirófano, recuperación y por supuesto mis honorarios.

El doctor al ver mi gesto de decepción agregó: sin embargo... yo tengo un especial interés en esto, creo que estos implantes van a tener un éxito rotundo, van a ser un negocio redondo. Cientos tal vez miles de mujeres van a querer aumentar su busto y glúteos y yo quiero ser el primer médico especializado en implantes aquí en México.

Yo solo lo escuchaba atentamente y lo miraba sin pronunciar palabra.

Continuó: Gina para que yo pueda especializarme en esto tengo que viajar a Australia para aprender los procedimientos, cuando regrese tengo que realizar la primera operación para obtener mi certificado

Que te parece que realice esa operación en tu cuerpo...

Lo interrumpí: ¿quiere decir que me va a utilizar como conejillo de indias?

Sonriendo repuso: si... puedes llamarlo así, pero tú mejor que nadie conoce mi trabajo lo ves todos los días en el espejo... tengo que hacer un trabajo perfecto en tu cuerpo para obtener mi certificado. Si aceptas no pagarías un solo centavo, ¿qué opinas?

Yo estaba muy confundida, pero él me estaba proponiendo algo razonable... y yo anhelaba poseer un par de nalgotas, así que le dije ¡acepto!

Siguió: de acuerdo, pero aún tenemos que aclarar algunos detalles... al aceptar tendrás que firmar un contrato de consentimiento el que me permite utilizar tus datos personales y tu historial médico para legalizar el tratamiento.

Contesté: por mí no hay problema...

Continuó: yo tengo que viajar a Australia para estudiar y familiarizarme con el proceso, serán unos cuatro meses aproximadamente, mientras tanto te voy a poner en manos de un grupo de especialistas para que te evalúen y tendrás que seguir el régimen que ellos crean conveniente para ti... ¿de acuerdo?

Casi llorando de emoción acepté y más tarde firmé el contrato y ese mismo día me entrevisté con los especialistas y terapeutas.

Me sometieron a una serie de análisis y estudios, el nutriólogo me sometió a una dieta pensada en aumentar mi peso, el fisioterapeuta me hizo inscribir en un gimnasio donde el kinesiólogo ¡me obligó a levantar pesas con las piernas! Le pregunté para que me dijo que era necesario aumentar la masa muscular de mis piernas... pues con mis piernitas tan flacuchas y unas nalgotas iba a parecer un pollo.

El primer día en el gimnasio fue un auténtico calvario, sentía que mis piernitas iban a quebrarse en cualquier momento... la primera semana fue puro sufrimiento mi terapeuta era un auténtico sargento, no me daba tregua y me acicateaba diciendo: ¿quieres tener unas nalgotas? pues no te van a caer del cielo Gina... tienes que esforzarte más para obtenerlas.

A las dos semanas ya había acostumbrado mi cuerpo a la rutina del gimnasio y día tras día aumentaba el peso en los aparatos que utilizaba, sumado a la dieta rica en carbohidratos y grasas así como las inyecciones que me aplicaban, mis piernas, caderas y nalgas fueron aumentando de volumen... cada semana me evaluaban y median mis progresos, cuando salí de vacaciones en la escuela incremente tres horas más mi horario de gimnasio.

A los cinco meses regresó el cirujano a México, cuando acudí a consulta me felicitó por mi progreso, pero me dijo que trabajaría dos meses más para alcanzar el peso y complexión necesarios para recibir los implantes... La buena noticia era que el laboratorio nos iba a enviar los implantes completamente gratis dentro de un mes.

No cabía en mi de gusto y emoción le di las gracias al doctor y comenzamos a hablar de mi estado de salud etc. mientras el doctor estudiaba mi expediente le dije que si bien mis piernas eran más del doble de gruesas... ¡parecían piernas de futbolista!... no se veían muy femeninas.

Sonriente me dijo: no te preocupes por eso lo importante era que ganaras masa muscular y lo lograste, dejame a mí la parte estética... recuerda que mi reputación como cirujano bien chingón está en juego.

Bueno no voy a aburrirles con los detalles de mi operación el caso es que después de ocho largos y difíciles entré al quirófano, mi recuperación fue más difícil y dolorosa que la anterior... estuve en recuperación tres semanas hasta que me dieron de alta y pude regresar a casa, retomé mis estudios y mi empleo.

Lógicamente mi nuevo aspecto dio para comentarios y reacciones de todo tipo, ahora cuando pasaba delante de los hombres muchos me miraban morbosamente poniendo especial atención en mis flamantes nalgotas... bien dice el refrán: "jalan más un par de nalgas que un par de bueyes"...

Afortunadamente la operación y el tratamiento post - operatorio me salieron gratis, porque tuve que comprar mucha ropa adecuada a mi nuevo cuerpo... durante un buen tiempo usé vestidos con la falda debajo de las rodillas para ocultar mis piernas de futbolista, pero gracias a una nueva rutina de ejercicios, inyecciones y el uso de medias muy apretadas para piernas varicosas, poco a poco mis piernas fueron tomando forma totalmente femenina.

Yo estaba muy contenta con mi nueva figura instalé espejos de cuerpo entero en el baño, y mientras me aseaba o me arreglaba admiraba mi nuevo par de nalgotas y piernas... me pasaba horas recreando mi vista admirando mi cuerpo en el espejo.

Mis nalgotas aumentaron mi atractivo con los hombres, incluso el pollo que me buscaba muy de vez en cuando y fue el último en enterarse de mi cambio comenzó a visitarme más a menudo... y que puedo decir de Joselinho y Mario, estaban encantados con mi nuevo cuerpo. Aproveché la situación y diciendo que debía comprar ropa adecuada... ellos comenzaron a regalarme ropa, zapatillas, etc. como es lógico los muy cabrones me regalaron ropa muy provocativa... la ropa que yo misma compré era más conservadora, adecuada para ir al trabajo y a la escuela, pero la ropa que esos cabrones me obsequiaron era ideal para salir a divertirme con mis amigas.

Cuando salía con "las chicas" me ponía minifalda o vestidos muy cortos casi enseñando mis hermosas nalgotas, por supuesto me llovieron galanes que estaban deseosos de culearme, ahora cuando les decía que soy travestí algunos dudaban un poco... pero cuando miraban mis nalgotas se animaban y terminaban llevándome al hotel, cada salida al antro terminaba en una deliciosa culeada.

Si antes cuando era flacucha me encantaba ver mi imagen en el espejo mientras me culeaban, ahora me extasiaba ver mis lindas nalgotas rebotando sobre la vergota de mi macho en turno mis picadores se daban gusto acariciando el hermoso par de balones que adornaban mi trasero.

Recibí unas culeadas memorables, mi éxito como nalgona fue rotundo, ahora sólo me faltaban mis chichotas para estar completa, cuando le pregunté al cirujano porque no me implantó senos (bubis, pechos, chiches, tetas) me dijo que recordara que la mía había sido su primera operación de implantes corporal y que no quería arriesgarse, sin embargo en unos meses más hasta asegurase que no había rechazo o efectos secundarios me implantaría mis nuevas chichotas.

Mientras, mi vida sexual se incrementó de manera deliciosa ya casi no recurría a mis consoladores... a principios de marzo de este año Sergio "el pollo" se casó y por obvias razones dejó de verme durante más de ocho meses, cuando por fin me llamó en noviembre para ir al hotel en cuanto me vio puso una cara de pendejo graciosísima... nos encontramos frente a la entrada del hotel y mientras me daba un beso me dijo: ¡mamacita... Que te hiciste Gina! ¡estas buenísima! a ver date una vuelta para verte completamente, giré para que admire mis nuevos atributos y finalmente entramos al hotel mientras él pagaba el encargado me miraba descaradamente las piernas... en cuanto entramos al cuarto Sergio levantó mi vestido por detrás diciendo: ¡mamacita que nalgotas tan sabrosas te pusieron! de inmediato me quitó las pantaletas dejando me en tanga y comenzó a sobar mis nalgotas... mientras yo me dejaba manosear con gusto.

Como desesperado me quitó el vestido dejándome en tanga, liguero y medias caminó alrededor de mi recorriéndome con su mirada diciendo: ¡no mames Gina!... en serio quedaste preciosa te ves bien buena... mira que piernotas tan ricas tienes... mientras se quitaba la ropa.

Cuando terminó de desnudarse mostrando una deliciosa erección me llevó a la cama de inmediato me empine sobre él para hacer nuestra versión del 69, mis nalgotas quedaron sobre su cara con el hilo de mi tanga metido entre ellas... Sergio hizo a un lado mi tanga metiendo un dedo en mi culo mientras yo mamaba su vergota completamente cachonda... mi macho no dejaba de decir: Gina... mamacita que culo tan hermoso tienes, tus nalgotas se ven espectaculares y comenzó a lamerme el culo de una manera deliciosa yo meneaba mis caderas, sin dejar de mamar... cuando Sergio sintió que se iba a venir me dijo: espera mamita no me quiero vaciar todavía, quiero probar esas ricas nalgotas...

Dejé de mamar y de inmediato me puse en cuatro patas, apoyé mi pecho y mi cabeza en la cama dejando mi culo en pompa, Sergio se colocó detrás mío y acariciando mis nalgotas las separó y apuntando su vergota en mi ano comenzó a meterla lentamente hasta que sus huevos tocaron mis nalgotas... entonces comenzó el delicioso mete y saca que tanto me gusta, yo echaba mis nalgotas hacia atrás para hacer más profunda la penetración... mientras Sergio me tomó de las caderas jalándome hacia atrás, yo presa de una inmensa calentura le decía: te gustan mis nalgotas amor? son tuyas papi !cógeme rico papi! ¡meteme toda tu vergota! ¡métemela toda! ¡qué rico me coges ml amor!

Mis nalgotas parecían el juguete nuevo del pollo, no cesaba de acariciarlas mientras me culeaba con frenesí metió su mano en la parte delantera de mi tanga y agarró mi verga completamente parada y comenzó a masturbarme al ritmo de la deliciosa culeada... mi ano se cerraba apretando su vergota y el gemía: ¡así mamita aprieta tu culito! ¡ay mamacita que rico aprietas mi verga! ¡mueve tus nalgotas! sácame la leche!

Cuando sentí que me iba a venir puse mi mano en la punta de mi verga, mientras Sergio seguía cogiéndome y masturbándome... recogí mi leche en ella y bebí mis propios mocos, unas estocadas más y Sergio se vino como burro llenando mi culo de rica leche, una de las cosas que más me gustan de coger con él es que parece que estamos sincronizados, fiel a su hermosa costumbre después de venirse copiosamente su vergota permaneció dura y firme incrustada dentro de mi culo.

Así sin sacar su vergota de mi culo caímos de costado izquierdo como "cucharas" la leche comenzó a salir de mi culo escurriendo por mi nalga izquierda, mientras Sergio a mis espaldas continuaba acariciando mis nalgotas y mis piernas diciendo que le gustaban mucho y entonces sacó su vergota y me quitó las zapatillas y las medias... comenzó a besar mis piernas desde los muslos hasta los tobillos y tomando mis pies comenzó a lamerlos y a besarlos, esto me puso cachonda nuevamente y cuando metió los deditos uno a uno en su boca chupando con deleite no pude más y le dije: ¡ay papi que rico! ya me pusiste cachonda otra vez ¡cógeme papacito! ¡cógeme otra vez!

Me tendí de espaldas y agarré mis piernas jalándolas hacia atrás, dobladas, con mis rodillas a la altura de mis hombros ofreciéndole mi culo totalmente abierto le pedí que pusiera una almohada bajo mi cintura... mis piernas brillantes por la saliva de mi macho estaban completamente abiertas, se acomodó entre mis piernas y apuntando su vergota contra mi dilatado ojete me clavó toda su vergota hasta el fondo.

Me cogía con mucha fuerza metía su vergota hasta los huevos y la sacaba toda para volver a ensartarme una y otra vez, yo solo pujaba y me quejaba pidiendo más verga... mi culo totalmente abierto recibía gustoso la tremenda verguiza, estuvimos mucho rato culeando así hasta que mi macho se vino otra vez dentro de mi culito, descansamos mientras bebíamos unas copas que nos trajeron al cuarto... reanudamos la culeada con más calma hasta que Sergio se vacío por tercera vez dentro de mi culo.

Nos bañamos y vestimos retirándonos del hotel, Sergio impresionado por el tamaño de mis pantaletas me las pidió como trofeo y para variar regrese otra vez a mi casa sin calzones… camino a mi casa pude admirar mi nueva figura en reflejada en los escaparates de las tiendas... y entonces supe que otra vez estaba profundamente enamorada... ¡estaba enamorada de mis nalgotas!

 

Continuará…

(8,33)