Nuevos relatos publicados: 0

Como cerdos al matadero

  • 5
  • 9.312
  • 8,86 (14 Val.)
  • 0

Veinteañeras prácticamente todas; salvo Eva, que tenía recién 18. Recién cumplidos.

Habíamos salido en dos camionetas, pues Mariana y yo habíamos cada una salido en las nuestras, por lo que todas nos repartimos tres chicas en una, y cuatro en la otra. Siete, éramos nosotras en total.

Allá en un encuentro que tuvimos cuando salimos, con otra chica que trabajaba en una clínica veterinaria y nos contó acerca de una nueva droga que había aparecido `para excitar a los cerdos antes de juntarlos con las cerdas y que tuvieran así una excelente performance sexual, juntas con ella nos hacíamos el show de risas y carcajadas comentando tal cosa, hasta que esa misma chica nos contó que tal droga, algunas mujeres ya habían comenzado a usarla dándosela a los hombres, aunque existía una peligrosa realidad de que esto, les provocaba un estado de inconciencia dejándolos como lelos luego de ser suministrados, aunque el resultado esperado de una óptima performance sexual, estaba harto garantizada.

La chica andaba con varias ampollas de esa droga, y como curiosidad, le pedimos si podía regalarnos algunas, cosa que de inmediato lo hizo, saliendo nosotras a las carcajadas con el calientacerdos aquél.

Guardamos la droga aquélla en la cartera de Mariana, y despidiéndonos de nuestra amiga, salimos rumbo a la noche de fiesta, no sin antes esta amiga gritarnos a las risas:

-¡Cuidadito con andar suministrándole éso a "algún cerdito" por ahí, ehhhh? -Con un coro de carcajadas, nos despedimos como respuesta.

Salimos pues en nuestras camionetas, cuando por allá por una placita nos detuvimos para comprar unas cervezas, y hacer allí un poco de tiempo disfrutando del calor de la noche maravillosa de primavera. No lejos de allí, un grupo de chicos -tal vez menores que nosotras-, comenzaron a mirarnos, reír, y decir estupideces de manera indirecta hacia nosotras. Sin darles importancia ni atención, continuamos en nuestra plácida estadía allí en unos bancos sentadas.

Eva...comenzó a mirarlos, estudiarlos, y hacernos comentarios acerca de ellos:

-"Son siete como nosotras, y a cuál de los siete... más imponentemente divinos!!!"

-"No nos convidan con cerveza..?" -Exclamó uno dirigiéndose a nosotras. Sin responderles, nos sonreímos entre todas, pero mirándolos ya, en desafiante actitud seductora. Entonces ellos, comenzaron a dirigirnos frases cada vez, más osadas...

Nosotras...nada les respondíamos.

De pronto, tres de ellos, comenzaron a extraer sus inmensos miembros ya erectos exhibiéndolos al aire, así diciéndonos:

-"¿Qué les parece esto para acompañar con esas cervecitas que están tomando...? no les agradaría...?" Sus estúpidas risitas y carcajadas, aderezaban ésos sus comentarios. En muy baja voz y entre nosotras, una de las chicas comentó:

-"Virgen santa qué tremendos chorizotes tienen esos degenerados!!!"

Tres habían sido los que eso de exhibir sus miembros habían hecho, pero enseguida, los otros se sumaron a tal "hazaña".

-"Vean esto, preciosas... ¡todavía más grandes!!! ¿lo ven???"

Tenían razón: ¡aquellos chorizos, eran todavía más escandalosamente grandes que los de los otros tres primeros!!!

Mariana, pidiéndonos con disimulo que la cubriésemos sin que ellos pudieran verla, comenzó a abrir su cartera... y rompiendo aquellas ampollas de vidrio donde estaban aquellas drogas que ella en su cartera había guardado, comenzó a volcarlas una a una, en una de las botellas de cerveza...

Obviamente todas, de inmediato comprendimos la idea. Las sonrisitas por demás cochinas en todas, comenzaron a brotar en las siete.

-¿"De veras que quieren cerveza, chicos..? los convidamos...vengannn!" -Les exclamó Mariana mostrándoles la botella.

Como accionados por un resorte, se levantaron acercándose hasta nosotras, exultantes de felicidad...! (jaa, ja, ja, ja, jaaa)

Mariana les alcanzó la botella, que de inmediato comenzaron uno tras otro a empinársela peleándose entre ellos para tomarla, hasta que entre los siete en cosa de un minutito...la vaciaron bebiéndosela todita. Nosotras, mirándonos... nos reíamos como las más perversas cochinas! Mirándolos para ver el efecto que aquello les hacía, no demoramos en ver cómo cada uno, rápidamente, comenzaban a mostrar síntomas de un estado de "rara" ebriedad, pero acompañada de una visible sobreexcitación erótica que los hacía suspirar y gemir, morderse los labios y como suplicantemente mirarnos implorándonos "amor", pero, ya, en un loco estado de extravío sin poder siquiera articular palabras y hasta retorciéndose de excitaciones sexuales imponentemente monstruosas.

Eva... bailaba alzando los brazos festejando cochinamente eufórica, moviéndoles el culo para encenderlos más de lo que ya, aquellos pobres estaban.

-"¡Chicas...esto es demasiado fácil!!!" Exclamó riéndose una, y agarrando al primero mientras nos indicaba que había llegado la hora de llevárnoslos a todos, sin demoras ni escrúpulos, comenzamos la operación de agarrar cada una a cada uno, saliendo raudamente hacia las camionetas llevándolos, marchando ellos como muñecos que caminaban sin oponer resistencia ninguna.

Los íbamos metiendo en las camionetas con la mayor velocidad posible, mientras ya las puertas iban cerrándose en aquellos portazos ¡slam! ¡slam!  ¡slam! ¡slam! y ya todas nosotras y ellos adentro.... ¡ZUUUUUMMMMMMM! ¡Como flecha salimos de allí!

Como volando ya las camionetas por una ruta, las siete íbamos meta carcajadas y gritos, mientras ellos eran un continuo gemir y suspirar sin poder hacer nada más que demostrar una hiper-calentura sexual que los había dejado sin fuerzas en los brazos pero ardiendo virilmente como verdaderos volcanes, mientras los llevábamos hasta una finca de campo abandonada donde solíamos reunirnos en nuestros paseos, para allí, tenerlos en aquel cautiverio erótico que en capítulo siguiente si acaso éste recibiera comentarios aprobatorios, continuaría para contar "en detalles", lo que aquello fue entre nosotras y aquellos hermosos "cerditos" que con nosotras, aquella noche marcharon..."como cerdos al matadero".

(8,86)