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La noche que mi Fredy me vendió a unos albañiles

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En las vacaciones entre la preparatoria y la universidad me busqué un empleo para ayudar en los gastos de mi familia, aunque no era una necesidad, pues vivíamos bien. Pero era diferente para mi primo Fredy, cuya familia no estaba bien con tantos primos y primas, y su mis tíos no tenían buenos ingresos. Un amigo mío que trabajaba de pintor me encargó un trabajo que él iba a realizar pero por un problema de salud de una de sus hermanas tendría que abandonar la ciudad por una semana o más tiempo. En esos días mi Fredy trabajaba para un albañil como ayudante y lo invité a que me ayudara para que al menos tuviera un mejor ingreso por unos días; pintaríamos una enorme casa en una colonia residencial que había sido remodelada.

Por tres días trabajamos con ahínco desde muy temprano hasta tarde pero entre descansos nos entregábamos a las caricias y hacíamos el amor al terminar la tarde; a veces llegaba el contratista pero casi siempre estábamos solos. Todos los muebles de la casa estaban cubiertos por nylon para protección, pero la cama la descubríamos cada tarde-noche. La noche del cuarto día, después de que me poseyera placenteramente una vez más, mi hombre me dijo que iba a invitar a unos amigos a ver el trabajo que hacíamos; me extrañó pero no puse mucha atención, la voluntad de mi Fredy era sagrada para mí.

Al día siguiente, casi al terminar el día se aparecieron en la casa 3 tipos que tenían toda la impresión de ser albañiles, no me imaginaba que eran los amigos que me había dicho mi primo. Mi Fredy les abrió la puerta y los pasó hacia el interior, yo los saludé normal pero noté que ellos lo hacían muy floreadamente, en especial uno que me apretó la mano con las dos suyas y me sonrió sensualmente mientras al retirar sus manos me acarició la mía; me dio entre vergüenza y vanidad, creo que se me escapó una sonrisa y me ruboricé.

Mi Fredy llevó a los hombres con edades de entre 20 y 30 años adentro y al rato me llamó. Fui a ver que se le ofrecía y al entrar a la recámara me dijo que los muchachos iban a cogerme en su lugar, que le iban a pagar muy bien por hacerlos felices con mi culo y con mi boca. Me quedé azorado sin palabras y me empecé a irritar, quise salir de ahí y romper con mi primo, pero él me abrazó y me plantó un beso largo y profundo que poco a poco me fue relajando, sus manos estrujaron mis nalgas mientras pasaba su lengua por mi cuello, lo que me hizo lanzar un ronroneo que significaba sumisión; me soltó y me entregó a aquellos machos que ya estaban excitados acariciando sus genitales.

Mi Fredy salió y quedé a expensas de los señores albañiles.

-Te espero afuera, nalgas bonitas- así me dice mi primo desde que me vio el trasero por primera vez

-Si amor- me dije entre triste y resignado

El más alto de los hombres se me acercó y me empujó de los hombros hacia abajo indicando que me arrodillara

-A ver si valió la pena los billetes que pagamos, empieza mamando, luego Paquito te va a follar-

-Sí señor, espero que le guste- me arrodillé y lo desvestí de la cintura hacia abajo, apareció una verga llena de venas resaltadas que se puso erecta al momento que la acaricié con mis dos manos. Una cabeza pequeña pero muy dura y un tronco alargado me indicaron que aquello me entraría muy profundamente; la jugué con mi lengua y mis labios, mis manos la masajearon  y poco a poco me tragué su miembro con movimientos obscenos

-Mmmmmhhhh que macana tan rica- la saqué de mi boca para decir eso y de inmediato me la metí de nuevo, ahora con avidez

-Ooooooh asiii putito, sigue mamando- me tomó de la cabeza y me cogió por la boca arriscándome su glande hasta la garganta

-¡Mmmmmffffff! ¡slurrppp!- de mi boca salían extraños ruidos que parecían excitar más a mi hombre, Paquito.

- Asssssiiii maaaaaassss, ooooohhh puutttaaaaa-

Entonces otro de los hombres se acercó y me quitó la ropa, yo le ayudé

-Parece que te encanta la verga, muñeco. Pero la del negro te va a gustar más- acto seguido Paquito me ayudó a levantar y me llevó a la cama, que ya estaba descubierta; me acostó de tal forma que mis glúteos apuntaba hacia arriba y cabeza quedaba en el aire. Por adelante apareció el que dijo ser el negro, se puso delante mío y levantó mi cabeza de los pelos, así que su monda, muy morena y gruesa me quedó a la altura de mi boca que en esa posición me quedó abierta.

Aprovechó eso mi negro para sambutirmela y con movimientos suaves acarició su verga mi lengua y mi paladar, yo estaba tan excitado que sentía orgasmos en mi garganta al sentir su glande llegar hasta el fondo. El aroma de mi macho no era agradable, pues sus olores a sudor eran muy concentrados.

-¡Ggggggggmmmmmffff! ¡shrpppp!- -¡yuuuuugggg-! mis ruidos de gozo y los de mi negro se mezclaron y luego sentí que mi Paquito me abría las nalgas con sus manos y pasaba su lengua áspera presionando duro por mi ano. Levanté mis glúteos y mis gemidos atrapados en la verga de mi negro se tornaron más extraños aún; Paquito se excitó y me dio duro con la lengua que paseaba entre mis nalgas. Mis manos se crisparon en el cobertor de la cama y como pude saqué la monda de mi negro para exigir

-¡Viólame, Paquitoooo! ¡porfa, ensártame yaaaaaaa! Mi negro me soltó y se retiró mientras se acercaba el otro macho, el que me saludó muy sexy. Paquito se acostó sobre mi cuerpo y su verga venuda buscó mi rajada mientras mi otro macho me tomaba de la cabeza y me enseñó su verga cabezona y brillante. -Ahora va la mía, muñequito mamador; Aaron te va a enseñar el significado de la felicidad sexual.

En el instante que Paquito encontró mi hueco y me sambutió violentamente su dura verga, mi Aarón me llenó la boca con su cabezona y me la dejó ir toda, así que no pude emitir los gritos de dolor que me causaban en mi esfínter y en mi garganta. Sólo me sacudía entre la satisfacción y el dolor se sentirme partido por partida doble, mis machos me tenían fuertemente atrapada en sus brazos y ninguno sacaba de mi cuerpo sus miembros, me hizo falta la respiración y me arqueaba tratando de zafarme; afortunadamente Aaron sacó su pito y se retiró, quedándome con resuello y una tos que hacía temblar la cama. Mi Paquito me arremetió con furia sacando y metiendo su venudo, resoplando y gimiendo me llegaba su verga larga muy adentro y así mi dolor se turnó en placer de inmediato. Su vientre y su pecho correosos provocaban que mi piel se erizara y me causaba que boqueara; fueron minutos hermosos y me vine un poco antes que él, que terminó vaciando sus huevos con un largo alarido.

Apenas se retiró Paquito sentí que se subió el negro y acomodó su gruesa verga entre mis nalgas y me la empujó inmisericorde dándome de nuevo un gran dolor; me reventó el esfínter, quise llorar y huir de aquel salvaje pero no quise hacer quedar mal a mi Fredy. Soporté el dolor que no duró mucho porque el negro acabó rápido; eso sí, mis intestinos se llenaron de su voluminoso esperma que salió a grandes chorros por un buen tiempo.

-¿Te encantó, putito? ¿verdad que sí?- yo asentí aunque en realidad no lo gocé tanto como con Paquito. -¡yesss!- dijo el negro muy feliz.

Entonces resignado esperé a que Aarón terminara con mi suplicio y abrí de nuevo mis nalgas cuando él se subió a la cama. Pero fue diferente, les dijo a los otros que salieran de la recámara y apenas se fueron me volteó boca arriba; me vio con ternura y mientras tomaba mi pene acercó su cara a la mía y me besó los labios. Me sorprendió pero inmediatamente supe que ahora sí tendría amor sexual; le correspondí y nos enlazamos en un abrazo y un beso por demás románticos, mi mano también buscó su verga y así estuvimos entre besos caricias y movimientos obscenos, sólo nuestros besos hacían un ruido hermoso. Luego bajó su boca por mi cuello, en mis tetillas se detuvo bastante ya que se dio cuenta que me causaba espasmos su lengüeteo, pasó su boca y lengua por mi vientre y llegó a mi verga; aquí se subió sobre mi de tal manera que la suya me quedó en la cara. Me estaba solicitando un 69 que de inmediato acepté agarrando su monda y metiéndomela en la boca con avidez, él jugó un rato con su lengua en la mía y finalmente también se la tragó.

-¡Mmmmmgggg fffrrrrgggg shrrrrpppp ggggllllllhhhh! que bella melodía de amor sexual nos prodigamos. Se levantó y se acostó sobre mi normal y me pidió que levantara las piernas para que mis rodillas quedaran a un lado de mis costillas, lo hice y mi ano quedó expuesto a su antojo. Colocó su verga y se acostó sobre mi mientras me penetraba dulcemente haciéndome exclamar ronroneos muy femeninos, en esa posición su boca quedó a la altura de mis tetillas y me las chupó tiernamente mientras sus caderas se movian rítmicamente metiendo y sacando su preciosa verga; mi piel erizada, mi boca emitiendo gemidos muy aputados, mi recto siendo acariciado con amor.

-Oooooh cielo mío, eres el macho perfecto, Aaroooon-

-Mamacita, tu eres una hembra de verdad, no sabes cuanto estoy gozando con tu cuerpo, nena-

-¡Te amoooooo!-

-Eres mi diosaaaa!-

Su ritmo se hizo rápido y mi cuerpo se retorció de placer

-¡Ammmmmmmmmmmooooooooorrrrr!-

-¡Aaaaaaaaaaaahhhh! ¡puta hermossaaaaa!-

Sacó su verga, me volteó boca abajo y me enterró su miembro se nuevo dándome nuevos goces, me clavó miles de veces y me atrapó con sus fuertes manazas de los hombros. Mi macho Aaron resollaba en mis oídos y yo gemía como una gran puta, parecía interminable aquella grandiosa cogida pero finalmente entre gritos, resuellos, alaridos y gemidos, mi hombre me regaló toda su lechita de macho mientras su verga se inflaba con cada volumen de semen que iba expulsando.

-Oooohh amor! nunca había gozado tanto papacito!-

Mi Aaron me metió la lengua en el oído y sin decir nada así siguió, era tal vez lo que necesitaba yo para tener también mi orgasmo, que sentí muy dulce aplastado bajo mi macho.

-¿Quieres ser mía todos los días, mamacita?-

-¡Siiiiiii!, por siempre mi cielo- En ese momento me estaba olvidando de mi Fredy

-¿Dónde te busco cada día?- Entonces pensé en mi primo precioso que por supuesto no quería perder

-Mejor dime donde te busco yo, mi cielo- Después buscamos donde vernos ¿si?-

-Mejor nos ponemos de acuerdo en algún lugar ¿ok?- Al parecer él también tenía otro compromiso

-Si, ¿que te parece en la zona roja? el motel Noctrunal es de una amiga mía que nos puede facilitar nuestros encuentros-

-Perfecto, muñeca; ahí seremos felices hasta que dure-

-Okis, hermoso- nos vemos allá pero ya noche, como a las 10-

-Muy bien, hasta mañana-

Nos vestimos y nos dimos un largo y sensual beso de despedida

Cuando salimos no había nadie y era muy oscuro, entonces mi Aaron me abrazó y me acompañó hasta la parada de camiones pero ya no había servicio por lo que pedimos taxis. Ambos íbamos a destinos opuestos; el resto de la noche solo estuve recordando lo fascinante que lo pasé con mi Aaron, mi nuevo amante.

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