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Elmer y la insoportable hechicería del arba (2ª parte)

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Entre al baño, y encontré los dos famosos potes. Empecé a sacarme la ropa y lo primero que note fue que mi erección ya era imparable, tremenda.

Abrí el pote verde y un aroma como mentolado me refresco todo. Comencé a esparcírmelo por el cuerpo y una sensación de relax me distendió, me relajo. Note que mi cuerpo tomaba un brillo especial, seguramente eso buscaba Mariana, resaltar mi físico trabajado. Una vez que termine con el embadurnamiento tome el segundo pote.

Ahí al abrirlo la fragancia otra vez, muy parecida a la que me invadía cuando entre al departamento. Me encontré un gel muy fresco y suave, ahí lo esparcí por mis pezones y mi pija y ahí sí que sentí una especie de potencia extra como nunca había sentido, mi pija adquirió una firmeza como nunca había sentido. Increíble, comencé a buscar desesperadamente la bata porque ya quería cogerme a Mariana.

La encontré colgada, una suave bata blanca tipo de seda que apenas alcanzaba a cubrir mis muslos y obviamente apenas podía cubrir mi pija parada como nunca la había sentido.

Al abrir la puerta el espectáculo que se me exhibía era increíble.

El sofá se había transformado en un sofá cama bastante grande, tipo una cama de plaza y media. Y parada a un costado Mariana, Con las botas de cuero aun, una tanga roja minúscula, no tipo hilo dental ya que su voluminoso cuerpo no la hubiese favorecido tanto, pero si lo suficientemente sexy para resaltar sus formas. Y sus tetas, sus tetas firmes, durísimas, con dos pezones grandes, parados.

El perfume ya era enloquecedor, entre lo que despedía mi cuerpo y unos inciensos que había encendido. Desaforado me abalance sobre ella y la bese. Su lengua grande, larga, carnosa jugaba en mi boca como ahogándome casi. Sus manos buscando sacar mi bata se abalanzaron sobre mi pija. Mi pija parecía mucho más grande que lo que estaba normalmente. En cuclillas sentí su lengua jugar sobre ella, la chupaba, la envolvía, entraba y salía hasta el fondo de su garganta. De pronto sus labios llegaban a la base de mi tronco de mis 23 x 5 ms. de pija, increíble... Así como en la casa de Beatriz un espejo que ahora descubría estratégicamente ubicado exhibía su tremendo culo. La tanga roja cubría una parte de sus nalgas y mostraba una mayor parte sin dejarle de perder la forma. De pronto se inclinó y se la quitó, todo mientras seguía chupándomela ardorosamente y levanto de una mesa un consolador que empezó a meter en su conchita para lubricarse.

Sus dedos masajeaban mi pecho, retorcían un poco mis pezones, manos mágicas, hechiceras sentía sobre el aceite ahora si un calor irrefrenable a pesar de que el aire mantenía el ambiente fresco, un calor interno. Ese era el objetivo de la crema descubrí, mantener la calentura en mi cuerpo.

Se levantó y volvió a besarme mientras acariciaba mi pija con las dos manos y me llevaba hacia el sillón.

Ahí se inclinó en cuatro patas y me mostro su hermosa concha, toda depilada, labios pequeños, jugosa por la previa con el consolador.

- Matame papito, haceme mierda, soy toda tuya - con lo que te pusiste y tomaste tenés para cogerme un largo rato.

Embestí con mi pija y sorpresa fue, que,  a pesar de la voluptuosidad tenía una conchita apretadita y muy jugosa. Tal vez el tamaño de mi miembro pero el combo le arranco un grito salvaje.

- Aaaaaaaaaaahhhhhhh, que hijo de puta que sos con ese pijon, rómpeme toda turro

Empecé a embestir y sentía que cuando mi poronga iba a fondo, Mariana se estremecía un poco, pero poco a poco el movimiento de mi pelvis empezó a dilatarla, sumado a la gran cantidad de fluidos que emanaban de su interior hizo la cosa extremadamente placentera. Cada embestida era mejor, yo la sacaba casi toda y al meterla rozaba su clítoris, esto la enloquecía más y más. Mientras la cojea tomo el consolador y comenzó a lamerlo, embestí fuerte y lo mordió para no gritar muy fuerte pero seguía contoneándose como una serpiente casi, con sus labios acariciándome.

La saque con un grito ahogado de ella y la puse boca abajo para atacarla y disfrutar de sus tetas. Empecé una turca que iba hasta su boca de entre medio de sus dos tetas, entrando y saliendo mientras con mi mano atrás la masturbaba y jugaba con su clítoris. Primero un dedo, después dos, su increíble dilatación pedía pija urgente así que me deslice por su pecho y se la metí con todo. Cubrí al unísono su boca con la mía para que su grito quedara en mi boca. Sus dedos tiraban de mi pelo, tensa, caliente pero diciéndome al oído.

- Quiero más guacho, dame más pija por favor

Volvió a besarme y empecé a jugar con mis dedos en su clítoris mientras la garchaba, empezó a moverse más caliente que nunca así que insistí. Incline mi pelvis hacia atrás para dejar espacio. Puse sus piernas sobre mis hombros y empecé a pajearle el clítoris mientras la cogía.

- Ahh... ayy... así, así, así, así por favor quiero acabar, dale, daleeee, daleeeeeeeeeee...AHHHHHH....!!!

El primer polvo fue con un grito largo, casi un aullido. Me asombro la cantidad de leche que derrame. Acostada sobre la alfombra Mariana se encargó de recogerla entre sus tetas, con su boca para ir tomándosela toda con los dedos, saboreándola, despacio y gustosa. Pero mayúscula fue mi sorpresa cuando note que mi pija pese al tremendo lechazo seguía erecta. Así que tome a Mariana que ya había bebido toda mi leche de su cuerpo y la puse en cuatro para ir por el preciado tesoro.

- Para loco que vas a...?

No alcanzo a completar la frase que ya me había lubricado con un poquito de crema que había en un pote y embestí contra el anillo de su ano.

Esta vez la entrada fue más suave pero sin pausa, sintiendo como me presionaba pero sin dejarle resquicio a dudas.

- Te voy a hacer ese culo hermoso de puta que tenés...

- Ayyy... pero tenés una pija muy graaaandeee... ahhh...ahhh...AHHHHH... metemela, no pares.

Cada embestida empezó a ser más intensa y sentía su culo como una boa constrictora que devoraba mi pedazo. Todavía firme empecé un bombeo cada vez más fuerte. Movía sus caderas como queriendo engullirlo más y más, la exhibición de sus muslos torneados y firmes me enloquecía más y más.

- Donde querés la leche guacha?

- Toda adentro papito, calentita en mi interioooooorrrr....!!!!

No alcanzo a terminar la frase y un desborde de guasca lleno su culo, la sentía salir por varios segundos, sin parar dentro de su ano, una embestida más y cuando la saque increíble ni una gota había quedado ni se había vertido sobre la alfombra.

- Me la absorbí toda, viste? Algún día te contare más como funciona mi energía sexual con el semen de los hombres.

Me levante y después de besarla suavemente en los labios me dirigí al baño.

No me pregunten pero ella, agotada, tirada sobre la alfombra, me miro, y al chasquear sus dedos suavemente, casi imperceptible sentí como mi pija volvía a su estado normal.

- Lo de mamita es de mamita, cuando quieras más volve.

Me lleve su carpeta y quede en traérsela, cada clienta nueva me obligaba a regresar, y con la duda de que volvería a encontrarme.

Antes de irme me dio un largo beso, con sus labios carnosos y su lengua aun vivaz y me regalo un pote de los rojos de crema y un frasquito con hierbas del té.

- Te espero potro, cuando tengas mis papeles llamame por favor. No me mates con los honorarios, con otra cosa si podes.

Un mundo nuevo se me abría, quien sabe que me seguiría deparando el destino ante esta cofradía de mujeres calientes.

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