Mi suegra es una mujer todavía joven, 48 años, luce como una potra, tetas, culo, delgada y muy pulcra.
Nuestra relación siempre fue cordial, desde el comienzo, tocamos temas íntimos sin problema, alguna vez en medio de risas le dije, “te salvás por ser mi suegra”, a lo que ella me decía,” no seas boludo, querés?”.
Bueno al tiempo una tarde llega a casa y luego del saludo me dice, y me quedé duro, “tenes buena cama con mi hija?” y si, le digo sorprendido, “cogen seguido? porque lo que es a mí, tu suegro ni me toca y yo todavía tengo ganas de joda”.
La miro un instante y le digo, “si precisas ayuda puedo colaborar”, serías capaz, me dijo, “y, si, no hay derecho que te tengas que pajear estando buena como estás”.
Dicho esto se arrimó a mí y arrimó su boca que no tardé en besar como loco, aclaro que mi mujer, su hija, estaba de viaje con el padre por un negocio en Buenos Aires, bueno, allí comenzó el manoseo y le empecé a quitar la ropa y nos encaminamos a la habitación, donde nos echamos el primer polvo de una historia que continuará.