Soy Belén, estoy casada tengo 45 años, y siempre me han gustado los curas, para tener sexo con ellos.
El primero fue el cura del internado. Ignacio se llamaba. El tío me ponía cachonda cada vez que lo veía. Me propuse intentar que me follara. Le conté mi primera experiencia sexual, cambiando los protagonistas y añadiendo otras cosas.
Le conté que ese verano me había desvirgado. Pero en vez con Carlos, que tenía mi edad, le conté que había sido el padre de este y un amigo suyo. Que había estado todo el verano mamando les las pollas.
Espere un par de minutos a que el Padre Ignacio me preguntará. Su pregunta fue si me había gustado. Si mucho, cada vez iba al pueblo, me volvían a follar. Qué edad tienen esos hombres. 48 años. Yo también tengo 48 años contesto el cura. Entonces me preguntó, tú me chuparías la polla a mí. Cuando usted quiera Padre. Entra aquí conmigo entre al confesionario y ya tenía la polla en las manos. Se la chupe hasta que me llenó la boca de semen.
Me subió la falda y como no llevaba bragas, me preguntó por qué no llevaba bragas.
Cada vez que me confieso vengo sin ellas por si usted quería FOLLARME. El cura me hizo subir encima de sus piernas y metiendo la polla en mi coño. Que casi no había de lo estrecho que toda vía lo tenía. No volvió a preguntar me nada.
Estuve 4 años follando con el todos los viernes. Él fue el cura que me caso, y me follo el último de soltera y el primero de casada.
Ahora cuando voy a otras ciudades, lo primero que visitó son las Iglesias, si el cura me gusta, Le pido que me confiese. Le digo que tengo un amante, que es cura y que me gusta follar con curas. Nunca me ha rechazado ninguno. Y van por lo menos 50.