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Libertad, un relato gay

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Hola les quiero agradecer por leer mis relatos anteriores relatos sé que hay otros mejores pero hago mi mayor esfuerzo además de que lo hago como una manera de sacar todo lo que he guardado estos años.

Empezaré este relato contándoles lo que pasó después de la despedida con don José, cuando regresé a casa todo fue muy difícil para mí todas las noches despertaba con una ansiedad que solo podía controlar masturbándome lo hacía de una manera casi brutal.

Era hasta doloroso a veces pero solo así podía calmar mi ansiedad, los días pasaban muy lento pero las noches eran muy largas, pasaba recordando todas esas noches donde pasé por mucho dolor y placer a la vez.

Pasaron tres meses desde mi regreso a mi pueblo yo no salía de mi casa ya mis amigos no me buscaban, todo era muy diferente, la ansiedad era cada vez menos pero una tarda mi mamá nos dio la sorpresa de su regreso, al darse cuenta que la vida en la ciudad no era fácil decidió volver.

Me conto que le llamó a don José para despedirse de el pero que le pidió verse para darle unas cosas que me quería enviar, así que se vieron en la terminal de autobuses y el le dio un paquete para mí, yo me quedé muy intrigado cuando me dijo eso además de que tenia curiosidad por ver de qué se trataba.

Cuando me dio el paquete lo primero que hice fue irme a mi habitación para abrir ese paquete, al abrirlo lo primero que vi era un videojuego portátil que era de los mas caros en ese momento, pero al sacarlo de la caja venia un sobre oculto que al abrirlo contenía una carta y algo que me dejó helado al verlo.

Eran las fotografías que había tomado don Alfonso esa noche tan cruel para mi, en una se veía muy claro como dejaron mi ano sangrando y muy abierto en otras se veía mi cara con lagrimas pero también con la mirada perdida cuando don Alfonso me chupaba el pene.

Otra donde se veía como lo hacía yo empecé a llorar sin poder evitarlo también venía una nota que decía, este es un recuerdo para que no te olvides de mi, te extraño y desearía no haberte dejado ir.

No sabía que pensar pero era claro que el solo extrañaba el sexo y tenerme a su antojo como su juguete pero esa noche se intensificó mi ansiedad, por mucho tiempo no pude dejar de masturbarme sintiendo esa ansiedad.

Pasaron muchos meses en los que yo rara vez salía, siempre estaba en mi habitación, algunas veces me ponía a ver las fotos pero siempre me ponía mal, un año después de que empezó todo la ansiedad ya era menos pero no la podía superar del todo.

Un día cuando estaba en la calle sentado en una banca y sin estar del todo consiente me di cuenta que empecé a ponerle atención a los hombres que pasaban por ahí, pero solo a los mayores, cuando estuve consiente de la situación me aterré.

Salí corriendo a mi casa como si alguien me persiguiera, llegué directo a mi habitación me sentía avergonzado de mi mismo sin saber que hacer, dejé de salir varios días, pero una noche mientras dormía empecé a soñar que estaba con un hombre.

Al darme cuenta de que era uno de los que había visto en la calle desperté con la respiración muy agitada, mi corazón latía muy rápido como si se quisiera salir, me sentía muy confundido no sabía que me pasaba después de un rato de estar meditando y sin llegar a una conclusión.

Empecé a recordar mi sueño cerré los ojos, llevé mi mano hasta mi pene y comencé a masturbarme, esta vez era muy diferente ya no sentí ansiedad solo mucho placer, tuve que morderme los labios para no dejar escapar mis gemidos.

Al terminar me quedé profundamente dormido pero al día siguiente desperté con un sentimiento de culpa que me impidió volver a repetir lo de esa noche, pasó un tiempo para que volviera a salir hasta que mi mamá me pidió que la acompañara a comprar comida a un pueblo vecino.

No podía negarme así que la acompañé, todo me parecía muy aburrido pero me era muy difícil no mirar a los señores que pasaban por ahí, de pronto vi un letrero que decía psicóloga Hernández y el horario de consulta pensé que tal vez era lo que necesitaba pero ya no pude ir a preguntar debido a que mi mamá me llamó.

Me decidí a ir a preguntar, llegué y estaba la secretaria pedí algunos datos pero justo en ese momento llegó la psicóloga yo le hable de mi situación le dije que no quería que nadie lo supiera, me dijo que me ayudaría pero que la consulta seria en su casa.

Le agradecí mucho ella solo me dio su dirección, antes de salir le pregunté cuanto me cobraría a lo que respondió que eso lo veríamos después, que me esperaba en una semana en su casa por la tarde, me fui muy contento pero a la vez con algo de temor porque no quería que alguien que me conociera supiera de esto.

Toda la semana estuve impaciente hasta que se llegó el día, yo me llevé el videojuego para venderlo para tener dinero para pagarle a la psicóloga, fue fácil venderlo aunque no me pagaron mucho pero no me importaba, llegué a la casa de la psicóloga y ella ya me esperaba.

Me llevó a una oficina donde tenía un escritorio un par de sillas y un sofá me dijo que me sentara para empezar a hablar, yo no sabía cómo comenzar pero después de unos minutos le empecé a contar todo mientras ella me escuchaba después escribía en unas hojas.

Estuve dos horas hablando mientras ella escribía sin decir nada solo me decía continua cuando me quedaba callado, de pronto me dijo que hasta ahí que la sesión había terminado que las primeras sesiones solo me iba a escuchar para poder hacer un expediente y analizarme.

Le dije que estaba bien después le pregunté cuanto le debía a lo que contestó que después me decía, se me hizo raro pero le dije que estaba bien le agradecí y me fui las siguientes dos sesiones fueron igual yo ya no sabía si seguir yendo o no.

Fue hasta la cuarta sesión donde me dijo que ya tenía un diagnostico, me dijo que claramente veía que en mi caso había una variedad del síndrome de Estocolmo donde el agredido llega a enamorarse de su agresor y hacer lo que el quiere incluso sin que se lo pida como una forma de supervivencia.

Yo no quería aceptar lo que ella decía ya estaba a punto de irme pero me dijo que es normal que yo entrara en negación pero que si quería salir de todo eso tenía que empezar por aceptar lo que estaba sintiendo sin reprimirme y que sobre todo yo no tenía la culpa de nada.

Esa fue la última vez que fui, desde ese día pensaba en sus palabras pero no podía dejar de sentir miedo si alguien se enteraba, yo solo pensaba cómo hacer para olvidar todo y ser normal como cualquier chico de mi edad pero nunca pude hacerlo.

Las chicas no me llamaban la atención, mientras yo me daba cuenta de que cada día sentía más necesidad por estar con alguien pero el miedo era más grande que todo lo que sentía y necesitaba.

Pasaron tres años desde que conocí a don José y justo el día de mi cumpleaños tomé la decisión de irme de ahí, ya no aguantaba la situación, en mi casa me hacían comentarios por no tener una novia y en la calle yo solo miraba a los hombres ahora se que con deseo.

Esa noche mientras cenábamos les hablé  a mis padres de mis planes, mi mamá intentó convencerme de no hacerlo que ella había sufrido mucho cuando nos fuimos, le dije que lo sabia pero que conmigo iba a ser diferente y que nadie me iba hacer cambiar de opinión.

Pasaron unos días en los que me dediqué a conseguir un poco de dinero prestado para pasar los primeros días y arreglar todos mis papeles, así llegó el día me despedí de mi familia, para de inmediato irme a abordar el autobús.

En tres horas ya estaba en la ciudad de México, de inmediato busqué un taxi le pedí al chofer que me llevara a un hotel barato y en unos minutos ya estaba en uno que no era nada bonito pero era justo para lo que me alcanzaba por unos días.

Esa noche no pude dormir bien no estaba seguro de haber tomado la decisión correcta pero ya no me podía arrepentir, al día siguiente lo primero que hice fue comprar un periódico para buscar empleo, yo no tenía experiencia en nada y ese sería mi primer empleo.

El que más me interesó fue uno en un gimnasio donde buscaban a alguien que hiciera la limpieza, no era el mejor empleo pero si el más fácil además de que no necesitaba experiencia, me dirigí a la dirección y al preguntar por el dueño apareció una mujer.

Era la dueña, tenía como cuarenta años la verdad era guapa como de un 1.68 cms, morena, cabello rizado, con un cuerpo delgado, me preguntó que se me ofrecía que ella era la dueña, yo me presenté y le dije que iba por el empleo.

Ella me dijo que si yo sabía que el trabajo era haciendo la limpieza del lugar a lo que respondí que si que no importaba, me dijo que entonces el trabajo era mío pero que necesitaba a alguien que se pudiera quedar en las noches que había una bodega acondicionada.

Le dije que yo podía hacerlo sin saber me resolvió la vida, me dio instrucciones de lo que tenía que hacer y que en las noches tenía que salir a revisar que todo estuviera bien, que mi día de descanso era el domingo que podía irme desde el sábado en la tarde pero no tenía que dejar pendientes.

Fui por mis cosas después regresé a comenzar con mis labores, desde esa noche dormí como hace tiempo no lo hacía pero algunas noches despertaba por las pesadillas, después de un tiempo me gané la confianza de la dueña y la secretaria.

La secretaria tenia como 24 años, cabello lacio, como de 1.70 cms de estatura, delgada, muy linda, después de un tiempo ella me enseñó a usar la computadora y me dejaba de encargado cuando ella salía a comer o llegaba su novio.

Después de que ya sabía manejar la computadora me esperaba a que todos se fueran y la encendía, una noche cuando estaba navegando en internet por casualidad vi un portal de chats el cual me llamó la atención, al entrar habían varias categorías pero una llamó mi atención.

Decía hombre busca hombre, sin pensarlo pero también sin saber que esperar entré, de inmediato apareció una alerta donde especificaba que era para mayores de edad, le di en aceptar, me pedía un nombre, la verdad ya no recuerdo que escribí.

De inmediato aparecieron varias solicitudes para conversar pero solo me enfoqué en una el nombre era doctor hot, le contesté y empezaron las preguntas clásicas como, como estás de dónde eres cómo te llamas etc.

Cuando me empezó a hablar de sexo le dije que me tenía que ir a lo que respondió preguntando si me había ofendido, le respondí que no que ya era muy tarde y tenía que trabajar, el me hizo prometerle que al día siguiente iba a conectarme.

Le dije que estaba bien, apagué la computadora, después fui a revisar antes de acostarme, la noche siguiente estaba muy indeciso en si debía conectarme o no, después de tanto pensarlo encendí la computadora y entré al chat.

Lo busqué para escribirle pero él se adelantó, empezamos a hablar un largo rato hasta que me volvió a hablar de sexo, le dije que no me gustaba hablar de eso, el se disculpó y cambiamos de tema, así pasaron varios días en los cuales hablábamos todas las noches.

Ya tenía mucha confianza con el, bromeábamos y hablábamos todas las noches, hasta que el me preguntó porque no quería hablar de sexo, tomé valor para contarle a lo que el hacia muchas preguntas, durante las siguientes noches no hacía más que preguntarme del tema.

Después de unos días me empezó a preguntar si algo de lo que don José me hacia me gustaba, yo le platicaba todo mientras el seguía preguntando, una noche como cualquier otra me propuso conocernos, a lo que yo le pregunté para que.

El me respondió que tenía muchas ganas de conocerme, después de tanto insistir acepté, le pregunté donde y me dijo que en su departamento, supuestamente se llamaba Alberto de profesión doctor 50 años que era lo que más llamaba mi atención.

La cita era el sábado en la noche, cuando llegó el día yo estaba muy nervioso e indeciso si me arrepentía no pasaba nada, nunca le dije donde trabajaba ni nada de mí con lo que él me pudiera encontrar.

Ese día hice todas mis labores, le avisé a la dueña que me iba a ir, era la primera vez que salía desde que llegué, ella me dio unas indicaciones antes de irse, después de terminar todas mis labores me duché, lo hacía en las mismas regaderas del gimnasio.

Me arreglé lo mejor que pude después salí, tomé un taxi después de darle la dirección me llevó, estaba un poco lejos lo cual me impacientó un poco e incrementaba mi indecisión pero seguí hasta llegar al lugar.

En la entrada había un señor que era el conserje del edificio, le dije a que departamento iba y me dejó pasar, cuando por fin estaba frente a la puerta tenía muchas más dudas de tocar o irme, pero toqué, casi de inmediato se abrió la puerta.

Pero sorpresa el que abrió la puerta era un hombre de origen africano que media 1.80 de estatura, lo único que hice fue decir perdón me equivoqué de departamento y antes de dar un paso me dijo no no te equivocaste yo soy con quien chateabas.

Me sorprendí y sin darme tiempo de reaccionar me tomó del brazo para meterme de un jalón al departamento cerrando la puerta, no podía creer lo que estaba pasando, en un momento  pasaron por mi mente esas noches de tanto dolor para mí.

El me intentó tranquilizar al tiempo que me soltó, me dijo que no me asustara que el me iba a explicar todo, me dijo que me sentara pero yo solo quería salir corriendo de ahí, lo obedecí y me senté me dijo que no me había dicho la verdad porque no quería mi rechazo.

Que las personas lo discriminaban por su color de piel, se sentó junto a mi, después se disculpó por engañarme y yo solo le dije que yo no era asi que yo respetaba a las personas, la verdad es que no me importaba pero no me esperaba algo así.

Me dijo que si quería me fuera y la verdad si tenía ganas de irme tenía mucho miedo pero no quería que el pensara que yo lo discriminaba así que decidí quedarme, me ofreció algo de tomar pero no acepté nada no quería que me pasara lo mismo de nuevo.

Me empezó a contar que llegó muy joven de cuba y decidió quedarse a vivir aquí entre otras cosas, después de casi dos horas de hablar me tocó la pierna y yo di un salto de la sorpresa pero el hizo como que nada pasaba y siguió acariciándome.

Mientras me decía que era muy lindo que tenía muchas ganas de conocerme, yo solo bajé la mirada mientras sentía muy caliente mi cara, el lo notó y al darse cuenta que yo no decía nada siguió llevó su mano hasta mi cinturón con gran destreza lo desabrochó.

Después mi pantalón, sin perder tiempo metió su mano debajo de mi bóxer hasta tocar mi pene que en sus manos era tan pequeño, empezó a masturbarme yo tenía varios días sin tocarme asi que no tardé mucho en venirme dando un gran gemido.

El sacó su mano para luego llevarla hasta su boca y limpiar los restos de mi semen, yo estaba sudando ya pero sin dejarme reponer me tomó de la mano sin decir nada me llevó hasta una habitación que era muy extraña, tenía un espejo en cada pared en el techo,

No me dejó revisar bien me empujó a la cama, me quitó los zapatos y casi a jalones me sacó el bóxer que aun estaba en su lugar, después tomó mis pies en una acción inesperada los llevó a su boca metiéndolos después sacándolos varias veces.

Se veía como desesperado pero me encantaba lo que estaba haciendo, de repente se detuvo, se puso de pie y se empezó a quitar la camisa, no se veía musculoso pero si era muy fuerte, después desabotonó su pantalón dejándolo caer junto con su ropa interior.

De inmediato salió disparado su pene, la verdad no era tan grande como yo creía pero si tenia un tamaño superior al promedio, tenía una cabeza casi roja totalmente afuera y es que tenia circuncisión, yo me quedé mirándolo un momento pero el ya estaba impaciente.

Me levanté ahí sentado en la orilla de la cama no hizo falta mas que agacharme un poco para que quedara en mi boca, era la primera vez que veía un pene de ese color y totalmente depilado además olía muy rico.

Al probarlo no sabía mal es como si no tuviera ningún sabor ya estaba erecto pero era obvio que el quería aun mas, después de un rato de tenerlo en mi boca el se hizo para atrás y yo lo miré a la cara se agachó para levantar su pantalón sacando un condón.

Era la primera vez que veía uno, se lo puso después terminó por desnudarme, sin decir nada me empujó para acostarme, tomándome de los pies me giró con mis nalgas apuntando a él no sabía que esperar, las separó con ambas manos y empezó a lamer mi ano.

Recordé que eso le dije que me gustaba, pero él lo hacía mejor que don José, de nuevo mi pene se puso erecto casi hasta correrme pero el se detuvo, se acostó en la cama mientras yo me quedé sorprendido pero el me dijo te toca a ti, yo no supe que hacer asi que le pregunté.

Y me preguntó que si nunca había cabalgado, le dije que no y me dijo que me subiera era algo nuevo para mí y así lo hice me subí como si fuera mi caballo, el sostuvo su pene mientras yo me acomodé, para después empezar a dejarme caer.

Mientras iba entrando su pene yo sentía dolor casi como aquella primera vez, me detenía hasta que pasara y volvía a seguir, así hasta que entró todo, después me empecé a mover torpemente por un rato, fue cuando el ya no se aguantó.

Me tomó por la cadera sin sacar su pene me giró quedando yo acostado en la cama y el arriba, cuando empezaron sus movimientos eran bruscos pero no me incomodaba entraba, salía cada vez más rápido.

Yo no pude aguantar más, al tiempo que veía en uno de los espejos una imagen contrastante mi piel blanca y su piel morena, era tan excitante ver mi cara toda roja mientras el seguía como si me quisiera destrozar por dentro.

Después empezó a gemir para detenerse de inmediato sacó su pene se quitó el condón para acercar su pene a mi boca, lo metió mientras que con sus manos movía mi cabeza dejando salir chorros de su semen en mi boca era la primera vez que lo probaba.

Era salado la verdad me gustó, después de eso se acostó junto a mi y nos quedamos dormidos, al día siguiente yo desperté me vestí sin que el se diera cuenta y me fui al gimnasio.

Por fin había conseguido lo que tanto quería, desde esa noche yo empecé a buscar sexo con desconocidos.

De nuevo gracias por leerme espero escribir pronto.

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