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Aquella noche de mi violación

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La noche de mi violación

Como era de costumbre mi amiga Sofía y yo salíamos todos los fines de semana, fuera viernes o sábado, a mí no me interesaba mucho la vida nocturna o los bares, pero ella siempre frecuentaba lugares de mala muerte como antros y fiestas de personas que ni siquiera conocía. Pensaba que sería un sábado cualquiera en compañía de Sofí, así que decidí usar ropa ligera, me puse una falda que me llegaba un poco más arriba de las rodillas, una blusa de tirantes y calzado cómodo… A Sofía le gustaba lucir su escultural cuerpo, debo decirlo, tenía unas nalgas preciosas y pechos no de gran tamaño, pero sí muy apetitosos, su ropa siempre era muy reveladora y ese sábado no fue la excepción, ella llevaba una mini falda y una blusa que le quedaba encima del ombligo.

Sonó el timbre de mi casa y al abrir la puerta lo primero que vi son sus pezones erectos parados frente a mí.

Yo: ¿Sofía, no te has puesto un jodido brasier?

Sofía: No, ni siquiera me he puesto las pantaletas, escuche que Martin estará esta noche en la fiesta y no pienso irme sin que me dé una buena cogida.

Yo: ¿No dejaras de ser una zorra ni siquiera por esta noche? Jajaja, está bien Sofí, vámonos de una vez.

Llegando a la fiesta me percate que no era un buen lugar para una joven, era un ambiente muy pesado, a la entrada de la casa había varios sujetos que se nos quedaban viendo a Sofí y a mí, su mirada nos desnudaba completamente, el olor a cigarro era insoportable.

Pasado el rato en la fiesta Sofía se me acerca y me dice: Hey esos cuatro muchachos de allá nos quieren regalar algo de tomar, ¿porque no vamos?

Cuando Sofi me dijo eso voltee a verlos, eran sujetos de mal aspecto, incluso se podría decir que parecían criminales, a lo que yo le dije a sofi:

-Estás loca, se ven muy peligrosos, además no estoy como para una copa, mejor ya vámonos.

Sofía: ¡Ándale! ¡Vamos! Solo un vaso y te prometo que nos vamos.

Prácticamente Sofía me llevo arrastras hacia ese montón de sujetos, quienes nos sirvieron las bebidas en unos vasos desechables, el alcohol no tenía un buen sabor, era una sensación extraña. Los desconocidos nos miraban de una manera muy inquietante, parecían desnudarnos con la mirada y recorrer cada centímetro de nuestra piel desnuda con los ojos.

Después de un rato empecé a sentirme mareada y muy débil, sentía como el piso se movía a mi alrededor, incluso al dar un paso casi caigo al suelo, al percatarse de esto los tipejos me tomaron del brazo junto con Sofía y nos dirigieron a la parte de arriba de la casa.

Trate de gritar y oponerme a que me llevaran, pero no podía emitir sonido alguno o forcejear, tan pronto nos llevaron arriba nos metieron en un cuarto que tenía una cama y un sillón, en este punto Sofía intento gritar, pero rápidamente le dieron un golpe en la cara con el puño cerrado, cosa que la tiro al suelo y aprovechando esto, uno de los tipos le arranco la camisa dejando sus grandes pechos expuestos.

Conmigo fueron menos agresivos, uno de ellos se me acerco y empezó a manosearme el busto, metía sus manos frías y ásperas debajo de mi blusa de tirantes -Que ricas tetas tienes preciosa- me decía en una voz muy gruesa mientras apretaba mis pezones con sus dedos índice y pulgar.

De un jalón hacia arriba me quito la blusa dejándome solo con el brasier expuesto, y de un tirón bajo mi falda hasta que cayó al suelo, ahora me encontraba solo con mi ropa interior, cuando voltee a ver a Sofía vi con horror que estaba completamente desnuda, uno de los hombres estaba metiéndole los dedos en el ano y otro de ellos le chupaba los pezones, a ella la colocaron en el sillón, a mí me tiraron en la cama y el más alto y robusto de ellos empezó a besar mis labios, bajando por mi cuello hasta mis senos, donde empezó a lamer mis pezones que estaban erectos y llenos de saliva.

Escuche un grito de dolor ahogado por la mano de uno de los sujetos, era Sofía, cuando la mire estaba uno de ellos debajo de ella, con su verga metida en el culo de Sofía, penetrando su trasero una y otra vez, mientras que otro estaba encima con su verga ensartada en su vagina moviéndose hacia atrás y hacia adelante muy fuertemente, Sofía quería gritar del dolor intenso que sentía, pero el que la estaba montando encima le tapaba la boca con las manos.

Mientras a Sofía la cogían salvajemente entre dos, a mí me mordían los pezones y volvían a chuparlos, sentía unas manos grandes agarrando mis nalgas y estrujando mi trasero a la vez que sus pulgares entraban en mi ano de una manera brusca y dolorosa.

No podía creer lo que pasaba, las lágrimas me brotaban y hacia pequeños quejidos de dolor, sabía lo que pasaría a continuación, uno de ellos se acostó en la cama y el que ya mordía mis pezones me subió encima, fue ahí cuando sentí la cabeza de su verga acariciarse contra mi estrecho trasero, lo movía de una manera que parecía darle pequeños golpecitos a mi agujero como advirtiéndole lo que pasaría.

De repente sentí como una gran verga empalaba mi estrecho trasero de una manera violenta, mis gritos de dolor eran ahogados por un sujeto que se subió encima de mí, de igual manera primero acaricio su palo contra mi vagina para después empujarlo de manera intempestiva y forzada dentro de mí.

Estando los dos tipos dentro de mi empezaron a moverse al mismo tiempo, penetrando mi trasero y mi vagina al mismo ritmo, yo sentía que me partirían en dos, la experiencia fue muy dolorosa, las lágrimas rodaban por mi cara cuando sentía esas grandes vergas rasgando mi interior.

Un tercero se acercó y me abofeteo, abrió mi boca a la fuerza para hacer que le mamara su verga, primero me hizo lamerla, a este punto yo gritaba como una zorra en celo por la tremenda cogida que me estaban dando, para callar mis gritos introdujo toda su verga en mi boca, sintiéndola llegar hasta mi garganta, empezando a moverse de atrás hacia delante una y otra vez, el sabor era delicioso.

Con la mirada volteaba a ver en ratos a Sofía, la cual estaba siendo montada por tres tipos a la vez igual que yo, veía como sus piernas botaban de arriba hacia abajo y sus tetas saltaban al ritmo del castigo que le estaban propinando, y así fue durante el resto de la noche, todos y cada uno de esos hombres se turnaban para cogernos por el trasero, la vagina o la boca, cada uno de ellos probo los tres agujeros tanto de Sofía como el mío.

Sentía como se venían dentro de mí, como mi ano se llenaba de dulce y cremoso semen, mi vagina sentía una cálida sensación de placer al ser impregnada con el líquido, y mi boca se daba un manjar al sentir la cantidad de crema que la llenaba de vez en cuando.

Así al terminar ellos nos dejaron ahí solas, desnudas y derrotadas, cubiertas de semen, ha pasado ya tiempo de esa experiencia, Sofía no ha tocado el tema ni una sola vez, y  la prueba de embarazo me ha resultado positiva.

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