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Fiesta negra

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Cuando uno vive esperando a que se le realicen todos sus deseos es muy probable que nunca ocurran, pero en la mayoría de los casos las cosas pasan por algo, ya sea para aprender o simplemente para gozarlas mientras dure la magia.

Esta historia me sucedió y como dije sin planearlo ni imaginarlo y llego a ser el best seller de las cuestiones amorosas y sexuales que me tocó vivir y seguramente muchos han querido tener esta oportunidad pero nunca pudieron.

Corría el año 2001 cuando me encontraba trabajando en un proyecto para realizar la fabricación a nivel industrial de zapatillas deportivas. En ese año y a pesar de la crisis nos iba bastante bien y lo lógico era buscar un futuro que acentuara nuestro nivel económico y por ende empecé a buscar el apoyo de posibles clientes que pudieran comprarme mis productos y así obtener una producción constante y duradera.

Fue así que en una de esas citas de negocios conocí a Benicius, un hombre un tanto mayor que yo, de pelo cano, barba, no muy delgado, pero sobre todo muy atento y simpático. Su aspecto no concordaba con su status en la alta sociedad, pues él se movía en el mundo de las grandes finanzas como pez en el agua, aun así ese día de la entrevista decidió atenderme personalmente y de inmediato empezamos a congeniar de un modo increíble. Desde un primer momento ambos nos sentimos cómodos para expresar nuestros anhelos principalmente yo que a su lado era como una cucaracha enfrente de un elefante.

En esa época yo tenía apenas dos empleados para armar miles de zapatillas que salían como pan caliente y poco a poco veíamos que el fruto de nuestro sacrificio valía la pena.

Una tarde recibo la llamada de Benicio para que lo acompañe en una cena de negocios en su casa y como se imaginaran cuando corte empecé a saltar de alegría, en fin yo estaba como loco, algo que nunca me había imaginado me estaba ocurriendo en ese instante. Y aunque no me quería poner demasiado nervioso comencé a pensar y a reflexionar que haría yo ante esos gigantes de la industria deportiva. Por un lado estaba súper feliz por la invitación pero aun no me sentía seguro de ir a enfrentar a toda esa gente desconocida. Gracias a mis empleados que me hincharon tanto comencé a tomar coraje y buscando mi mejor traje, a la hora de la cita me hice presente en la enorme mansión de un barrio privado.

A los pocos minutos toque a la puerta, y de forma sencilla fui recibido por Rita la mujer de Benicios, que extendiéndome su mano me hizo pasar cautivándome de inmediato con su amplia sonrisa y una simpatía sin igual de anfitriona que me hizo sentir muy cómodo desde el primer momento.

Una vez adentro Benicius me presento a los demás invitados y Rita me alcanzo una copa de vino espumante que acepte complacido con una reverencia respondiendo con un

—Gracias Sra. ante su amable accionar

Una vez ubicado y mientras escuchaba los aportes de algunos de los presentes yo me dedique a observar a Rita que lucía un hermoso vestido color natural con flores rojas que le quedaba de maravillas, su generoso escote era fruncido demarcando dos voluminoso pechos, redondeados por el sutiens sin armadura que trataban de explotar en cualquier momento hacia arriba buscando una salida.

Sus caderas estaban sobrecargadas de grasa sobre sus costados mientras que su coxis marcaba una curva peligrosa sobre sus muslos que al andar los dejaba sueltos ante la gravedad que los movía sensualmente. Sus piernas eran gruesas hasta los tobillos y sus pequeños pies parecían imposibles de sostener su monumental cuerpo.

A su lado permanecían otras mujeres que no tenían nada que envidiarle, pero yo me preguntaba para mis adentros (Que comen estas yeguas para estar así?)

Mientras se sucedía dicha reunión sentí la mirada de Rita todo el tiempo en mi nuca y cada vez que levantaba mi vista la encontraba mirándome y en respuesta me levantaba la copa en señal de saludo

Llego un momento que me puse muy nervioso y tuve que tratar de ignorarla para que no interfiriera en mis conversaciones con otros empresarios.

Durante la cena Benicios me pidió que me sentara enfrente de Rita y creo que su perfume me provoco una erección involuntaria que me puso al borde del colapso. Mientras ella parecía hacerlo a propósito sin importarle la presencia de su esposo.

Su hija Pupé se sentó a mi lado y ambas trataban de atenderme como si fuera alguien especial y esto aflojaba un poco mi tensión del momento.

Cuando termino aquella reunión salí a la calle y respire profundo para sentirme nuevamente libre de tanta presión que tenía acumulada.

Al día siguiente Benicius me llamo súper contento, la reunión había dado sus frutos y todo había salido de maravillas para él y por consiguiente para mí también ya que debería duplicar mi producción y todo pasaría al siguiente nivel. En realidad no sabía como iba a afrontar todo este cambio pero de todos modos le seguí la corriente para ver como surgiría todo.

—jajajajaja aaaayyy Raul, todo salió perfecto. Me decía muy convencido

—Bueno cuanto me alegro Benicius, vos sos el precursor de todo esto.

—Bueno si pero vos me has traído mucha suerte Raúl!!! Quiero invitarte a la quinta este fin de semana.

—Bueno... no sé!! Porque tenía otros planes. Le dije disculpándome

—No no no tenes que venir que van a venir chicas muy lindas y te va a gustar.

—Bueno, pero… como voy vestido? Le pregunto porque no sabía con que me iba a salir

—jajaja venite informal nomas, que vamos a tener un día de pileta y baile hasta la madrugada

—Bueno, allí estaré entonces y gracias por invitarme. Le conteste y colgué

 El sábado a la mañana me subo al auto con dirección al campo donde me esperaba Benicius, pero de salida ya tenía mis dudas con respecto a la gente invitada, quizás serian toda gente cogotuda y/o de mala onda. Pero igualmente me llevaba la idea de ver de nuevo a Rita que estaría allí para recibirme una vez más con su hermosa sonrisa.

Cuando pase la entrada vi una gran cantidad de autos estacionado bajo los árboles y trate de colocar el mío no tan cerca de los últimos modelos o camionetas 4 x 4 que abundaban por todos los rincones.

Un muchacho muy atento que aparentaba encargarse del estacionamiento se acercó a mí

—Buenos Días señor! Esta usted invitado? Me pregunto amablemente

—Si soy invitado del Sr Benicius! Exclame

—Ahh bien… lo acompañare hasta él. Me contesto y yo lo seguí mientras sentía una algarabía y ruido de agua que rápidamente imagine que sería gente divirtiéndose en la pileta.

Al entrar al hall central vi a Benicius que venía a mi encuentro con una sonrisa.

—heyyy amigazo que alegría verte.

—Hola como estas? Exclame a su bienvenida.

—Pero pasa, pasa te presentare a alguno de mis invitados

A medida que avanzábamos él me iba presentando como si yo recordaría todos los nombres de los presentes, y al pasar por la pileta vi un montón de mujeres que estaban semi desnudas jugando a algo con una pelota y al ser presentado todas contestaron a coro

—Holaaaaa rauuulll!!

Así llegue hasta una antesala donde vi a Rita que lucía una infartante y diminuta maya de dos piezas, pero sus mejores partes las tapaba una larga bata de baño, tenía su pelo mojado y su mirada parecía comerme sin piedad.

—Bueno acá te lo dejo. Exclamo Benicius

—Yo me acerque para darle la mano pero ella me dio un pequeño beso en la boca y eso me saco de mi razón aunque sentí vergüenza por Benicius que nos miraba, pero el solo sonrió y se marchó hacia el patio.

Al quedarme a solas con Rita yo no podía articular palabra a lo que ella comenzó a hablarme muy suave para que me relajara.

—Trajiste traje de baño Raúl? Me dijo con su voz seductora

—No, la verdad no sabía

—Bueno veni… vamos a ver que encontramos

Me tomo de la mano y me llevo hasta su dormitorio, luego me pidió que me sentara en la cama y empezó a revisar el placar sacando algunos pantaloncito a los que me media a distancia calculando mi cuerpo.

De pronto no sé si por el calor o por darme un poco mas de confianza se saco la bata dejando al descubierto su hermoso culo que solo estaba atravesado por un hilo dental que desaparecía entre sus glúteos imponentes y firmes.

Ella se dio cuenta que yo la observaba detenidamente y con todo descaro me pregunto

—Te gusta? Abriendo simultáneamente sus glúteos con ambas manos.

—Si realmente estas hermosa!! Le dije un poco temeroso de su esposo que andaba por ahí

Ella avanzo hacia mí y se sentó a mi lado para seducirme, mientras mi traspiración parecía brotar al igual que mi sexo ante el fruto prohibido.

—Quieres que cierre la puerta?

—Si por favor le dije con mi vos temblorosa desbordado por la lujuria.

Cuando regreso hacia mi le clave mis garras sobre sus glúteos y levantando su sutiens dejo que empezara a lamer y chupar sus enormes pechos que trataban de escaparse de mi boca, pero dándose cuenta de ello los mantuvo firme para que yo los siguiera chupando.

Mis manos exploradoras ya habían bajado la diminuta tanga hasta las rodillas y mi pija trataba de escapar a la inminente explosión dentro de mis pantalones.

Cuando se bajo me miro el bulto esperando a que yo liberara a la bestia y despues sin decir palabras lo comenzó a chupar hasta el tronco produciendo hilos de saliva que brotaban de su boca y ahogaban sus intentos de clavárselo en la garganta.

Cuando me tire sobre la cama ella me termino de sacar la ropa, se paró y rodeo la cama para aparecer por detrás mío, me dio un hermoso beso y siguió camino hasta mi pija dejándome enfrente a su panochita jugosa con ganas de ser chupada.

Cuando la tome nuevamente de sus glúteos y roce mi lengua en su clítoris sentí su liquido caliente que bajaba por mis labios hasta mi cuello y cada vez que lo hacía me pedía que siguiera mientras mi pija parecía adormecida ante la presión de sus labios.

En un momento cambiamos los roles y yo me subí arriba para clavar mi pija hasta su garganta mientras chupaba su panochita y su ano a la vez envuelto en una lujuria incontenible ante aquel cuerpo maravilloso que me estaba a punto de coger.

Cuando enfrente su panochita estaba tan mojada que mi Berga se perdió inmediatamente entre sus carnes pero a pesar del goce que estábamos viviendo me pidió que acabara en su boca carnosa que esperaba semi abierta. Cuando sentí mi momento de explotar corrí arrodillado hasta sus boca y descargue mi semen sobre sus labios que apenas se abrieron para rozar mi glande e inundar su hermosa boca que trataba de absorber todo mis fluidos y tragarlos como el mejor manjar sobre la tierra.

Ambos nos quedamos tendidos en la cama y a pesar de lo que había vivido con Rita aun me preocupaba la postura de Benicius en todo esto.

Aún era la mañana y esto se estaba poniendo más que hermoso, todos almorzamos semi desnudos pero a pesar de ello todos habían conseguido pareja para relajarse, allí no había matrimonios ni novios solo se entrecruzaban las parejas que tenían afinidad y después de eso una siesta obligatoria para seguir amándose hasta que el cuerpo aguante.

Benicius estaba acompañado por una hermosa chica mucho mas joven que él, pero allí comprendí que no había prejuicios ni reproches, solo sexo y disfrute mientras durara la fiesta.

Cuando volvimos a la habitación Rita se desnudó completamente y me llamaba para que estuviera junto a ella, yo quizás no había tenido la suerte de elegir una joven, pero igual me conformaba con Rita que a pesar de su incipiente celulitis mantenía un cuerpo impresionante y con solo rosarme lograba una erección espectacular con la que le gustaba jugar.

Cuando nos levantamos fuimos a la pileta, pero ya en ese marco no necesitaba traje de baño pues todos estaban desnudos jugando en el agua o acariciándose sobre una colchoneta.

En un principio sentí un poco de pudor pero viendo que los demás no se molestaban por su desnudes yo también comencé a perder la vergüenza.

Los más jóvenes inventaban juegos como la ruleta rusa, un juego que nunca había visto y que me llamo la atención, porque se trataba de penetrar a varias señoritas en círculo y el primero que acabara perdía.

Mirando a Rita descansar a mi lado comencé a acariciarle el culo, al llegar a su ano le introduje uno de mis dedos mientras habría sus glúteos para verlo perderse en aquel maravilloso agujero negro y de inmediato mi pene se puso listo para penetrarla.

Al ver mis deseos tan efervescentes Rita se levantó, me tomo de la mano y nos fuimos adentro. Nos metimos en un baño y sin mediar palabras se puso de rodillas para chupar y lamer mi pija que se encontraba completamente erecta, luego se puso sobre el lavabo frente al espejo y me ofreció su enorme culo que comencé a penetrar muy suave,

—_aaaaahhhhggg nooooo aaaaaahhhhh nooooo. Eran sus quejidos entre el goce y el dolor

—_Espera que le pongo mas crema, exclame viendo su carita de dolor

Cuando me retire puse algo de crema en la puerta de su orificio y otro poco en mi pene y nuevamente la empecé a penetrar.

Su coxis se curvaba más para enfrentar mi pija que avanzaba sin piedad entre sus carnes, hasta que llegue hasta el tronco sintiendo su esfínter que me apretaba como un anillo tenso y mantenía mi pija erguida como un palo.

Cuando la empecé a serruchar una pareja entro al baño pero al vernos tan desesperado nos pidieron perdón y se retiraron de inmediato, quizás ellos buscaban hacer lo mismo que nosotros pero ese era nuestro lugar y nuestro momento y no lo cambiaría por nada.

Mientras ella aguantaba mis duras embestidas nos besamos como dos enamorados, por momentos me retiraba un poco abriendo sus nalgas para ver nuestra unión y el efecto que causaba el grosor de mi pija en su estirado ano pero quizás por la misma excitación y sus movimientos solo pude aguantar un par de minutos hasta que acabe en sus entrañas y ambos nos sentimos felices de haberlo logrado.

Cuando salimos todo aquello era Sodoma y Gomorra, había gente cogiendo, chupando pijas y conchas por todos lados, todo el mundo disfrutaba a su manera inclusive los homosexuales que se sentían como en un festival mirando todo tipo de pijas.

Cuando cayó la noche cenamos tranquilos y después de bailar un rato nos fuimos a dormir. Cuando llegamos a la habitación nos encontramos con Pupé que se había quedado dormida en nuestra cama, pero yo era el menos preocupado ya que esa noche me garantizaba que dormiría con dos mujeres.

Cuando me desperté sentí una sensación muy rica, pues ambas estaban chupando mis huevos y mi pija así que aproveche la fiaca mañanera para comerme los dos culitos que me ofrecían mama y su hija. Cuando termino la fiesta cada uno partió a su rutina y para muchos solo había quedado el recuerdo de una noche de locura, pero Rita y yo seguimos cogiendo mas que nunca de contrabando. Ella me ayuda en todo inclusive económicamente y yo la atiendo como se merece porque su culo sigue siendo la frutilla de la torta en cada uno de nuestros encuentros.

Si quieren saber más detalles pregunten que les contare. ¡Gracias por leerme!

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