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El complejo de Marisa

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Hola, me llamo Sergio tengo 25 años, mido 182 cm, y estoy delgado aunque ligeramente musculado, trabajo en una oficina, mi vida es totalmente normal, tengo novia desde hace 6 meses, pero lo que os quiero contar sucedió hace dos meses en la oficina donde trabajo.

Yo tengo tres jefes, Juan, Vicente y Marisa, de los cuales Vicente es el Presidente de la compañía, Juan encargo de personal y Marisa encargada económica.

Desde que entre a trabajar mi relación con ellos siempre ha sido buena, me sentí parte del equipo enseguida, llevando parte de la contabilidad es lógico que mi relación con Marisa fuera desde el principio constate, ya que era mi jefa directa.

Marisa tiene 25 años igual que yo, era hija del mejor amigo de Vicente por ello que cuando terminó la carrera enseguida entró a formar parte del equipo directivo de la Compañía. Ella medirá 1.60 aproximadamente, tiene el pelo color caoba (aunque el suyo natural es castaño), destaca su rostro, que el de una auténtica musa, tiene unos dientes perfectos que completan unos labios preciosos, nariz algo achatada y ojos marrones, alguna que otra pequilla y una sonrisa que quita el hipo, ella es muy risueña y siempre esta riendo. Con respecto a su cuerpo, ella es delgada, tiene un pequeño, pero bonito pecho y un culo de esos que te desmayan sólo de verlo, tiene culo, no es de esas que el culo se le caen, tiene de donde agarrar, aunque no es exagerado. sus medidas rondaran los 87-63-98. De ella físicamente cabe destacar su carita y su culo. Ella tenía una pega y es que al vestir, intentaba siempre ocultar su culo, tras camisas largas, jeseys o camisas anudadas en su cintura, las pocas veces que había tenido la oportunidad de ver en plenitud su trasero, me había dado cuenta que siempre utilizaba bragas, nunca tangas, las costuras le delataban. A mi me llamaba este dato la atención, ya que estando de moda el tanga para evitar lo feo que quedan las costuras, ella no los utilizaba, pese que cuando hablabas con ella te daba impresión de ser una tía muy moderna.

Después de 1 año con ella trabajando, se puede decir que eramos amigos, solíamos tomar copas después del trabajo, por lo menos una vez a la semana, uno de esos día habíamos bebido bastante los dos, acabamos hablando en la puerta de su casa en el coche, pues yo la había llevado. Entre la conversación en un momento se me ocurrió preguntarle:

-tu tienes algún complejo?

-(risa)yo?, no, por qué preguntas eso? Respondió

-mujer yo creo que si

-no se el que.

En ese momento dude, ya que nunca habíamos hablado de intimidades.

-Creo que te acomplejas de tu culo. Respondí.

-Que tonterías. Yo estoy muy orgullosa de mi culo.

Me sorprendió que entrara al trapo.

-Yo creo que no, dije, es más creo que estas muy acomplejada, pues siempre tratas de ocultarlo, además no te gusta llevar tangas porque eso destacaría mucho tu trasero.

Ella, mantuvo el silencio durante unos instantes, no hablaba y entonces le dije:

-Mujer, yo no te lo digo por mal, pero es que creo que tienes un bonito trasero, es más tu sabes que a los hombres le gustas mucho por tu trasero.

Ella lejos de enfadarse, me contestó:

-Sergio, cuando tenía quince años iba en una pandilla de amigos, y ellos se metían constantemente on mi culo, es verdad, que yo entonces estaba gordita, pero desde entonces, no hago más que acordarme no me gusta que la gente se ria de mi culo.

Era obvio, que había aceptado, desde ese momento, seguí hablándole convenciéndole que tenía un culo, de esos que gustan a los hombres y dan envidia a las mujeres. Finalmente nos despedimos todo quedo ahí.

En los días siguiente no noté ningún cambio en su forma de vestir ni nada. Hasta que llego el viernes siguiente, día que habíamos quedado unos cuentos para cenar después del trabajo.

Ese día ella apareció, con una blusa de color negro con estampados en rojo, con un generoso escote que dejaba ver un bonito sujetador de encaje granate, y un pantalón muy ceñido de color rojo, eso si llevaba anudada una sobrecamisa de tergar negra. No se, la noté más arreglada que nunca, maquillada, que ella no solía ir.

Al llegar a la cena, ella se sentó al lado e mi, una vez sentada se quito la camisa que llevaba anudada con mucho disimulo. Empezamos a cenar y una de las veces que se hizo hacia delante, me fije y vi asomar como el triangulo de un tanga rojo. Fue un instante, pero esto me puso, cachondo al momento, ella llevaba tanga, estaba casi seguro. Cada vez que podía miraba y me encantaba. Ya finalizando la cena me atreví a decirle:

-Marisa, veo que me has hecho caso.

-a que te refieres? Contestó.

-Llevas tanga, verdad?

-Si, claro, el pantalón era muy ajustado.

Lo reconoció, le insistí que no tenía porque taparse el culo, y ella finalmente me hizo caso, estuvimos tomando copas, y bailando con el resto de la gente y ella no se tapo, se veía genial, que culazo!!!.

Volví con ella a casa, la lleve yo, en el camino la veia contenta y le dije:

-Ves, todos se han fijado en tu culo, pero no para meterse, por admiración, es que hoy estabas genial.

-ya lo he visto, los hombres sois muy simples pero me ha gustado. El problema que tengo es que sólo tengo este que me regalo la novia de mi hermano en una nochevieja.

Diciendo esto, con un dedo por el lateral me enseñó el elástico del tanga, yo tenía mi pene a tope, pero por respeto no intenté nada. Quedamos en que le acompañaría a comprarse más.

Quedamos el sábado, ella llevaba braga, estuvimos eligiendo pero no tuve la suerte que se probará ninguno, pero compró doce, alguno de ellos verdaderamente escaso. A partir de ese día todos los días iba con pantalones ajustados y tanga, había cambiado. Y yo cada vez más cachondo intentando ver por el borde el triangulo del tanga para saber cual llevaba hoy.

Como 1 mes después, nos tocó ir a una convención Madrid, en el Hotel nos tocó a los dos en la misma habitación, eramos los 2 únicos de la empresa.

Cuando entramos ella entro al servicio a ducharse primero, al salir casi se me cae un huevo por cada camar, llevaba un pantalón blanco y un top negro, pero cuando la vi de culo llevaba bragas. Yo enseguida se lo recrimine, y ella me dijo que en ese pantalón se notaba mucho el tanga. Le convencí para que se lo probará. Me enseño tres tangas que tenía: 1 blanco de encaje, algo anchito de detrás, otro blanco de algodón un tercero rosita claro de encaje que por detrás in llegar a ser de hilo, era muy reducido. Ella al final se puso el más anchito de detrás, la verdad es que se veía muy claro pero estaba genial. Me dijo que me esperaba a bajo y yo me metí en la ducha. Salí con la toalla envuelta y alli estaba ella con el tanga rosita puesto en la habitación, tenía el culo en pompa casí. Estuve muy cerca de desmayarme, ella del susto se sentó en la cama, y me dijo que perdonara pero con el otro no se sentí cómoda y había suido a cambiárselo. Yo estaba petrificado, y con la polla a reventar, unos 17 centímetros, que hacía tienda de campaña con la toalla, yo le dije que tranquila, que total eramos compañeros y que no era la primera mujer en ropa interior q veía. Así que sin más me acerqué a mi cama y saque unos boxer ajustados negros que iba a ponerme deje caer la toalla, mi pene estaba a tope, y ella me dijo:

-tío, como te pasas?

-joder, no soy de piedra tienes un super culo.

-tu crees? contestó.

-ya te digo

Entonces se levantó y me dijo que yo no podía salir así, y se dio media vuelta poniendo su culo en pompa y enseñándome la mejor vista que nunca he contemplado. Y me dijo:

-Va si tanto te gusta, pajeate mirándolo, que me dejo, total es para que no vayas haciendo el ridículo, y total somos amigos.

Yo perplejo, me acerqué a ella y me agache y empecé a chuparle el ano, que por cierto tenía algún pelillo. Ella se dejó hacer, le aparté el hilo del tanga y le metí mi polla. Ella grito de dolor, me dijo que nunca lo había hecho por detrás, pero ya era tarde, yo había empezado el bombeo, mis huevos chascaban contra su culo, era genial. De momento se apartó de golpe, se arrodilló y se metió mi polla en su boca,l quinto meneo le solté todo el semen que llevaba dentro y ella trago. Se levantó, se quito el top y el sujetador, el tanga y se fue para el aseo, y me dijo:

-anda, ven a ducharte que estas algo pegajoso.

A partir de ahí, mi relación con ella mejoró....

(9,00)