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Una mañana diferente

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Hoy como todas las mañanas comencé mi jornada laboral Desayune algo contundente como siempre para así tener las energías suficientes para un día pesado de trabajo en las cabañas de mi jefe en la playa.

Mi jefe me pidió que fuera a recoger las hojas que habían ensuciado el patio después de una ventolera característica de una tarde en la playa.

Allí estuve temprano como siempre pasando el rastrillo y recogiendo todas esas hojas. Lo hice con cuidado y sin hacer mucho ruido ya que había una cabaña que estaba con huéspedes y no quería despertarlos.

Al cabo de unos minutos sentí que la puerta de una de las cabañas se abrió. Y lo que vieron mis ojos fue único. Una mujer de cabello negro azabache de unos 40 años, delgada de pechos no muy grandes pero muy bien formados, caderas anchas y unas piernas lindas y muy suaves por lo que pude apreciar. Vestía un pantalón corto muy ceñido y una polerita negra que moldeaba muy bien su linda figura. Mi asombro fue tal que en segundos tuve una erección que no pude disimular bajo mi pantalón. Con voz temblorosa le dije buenos días a lo cual ella respondió y con una sonrisa algo picarona se entró a su cabaña. Me puse rojo y no me quedó más que seguir con mis obligaciones.

Pasaron algunos minutos y no podía quitarme la imagen de esa mujer en la puerta de la cabaña, cuando escucho una voz muy dulce y armoniosa que me pregunta: Señor usted me puede ayudar hay una filtración en el lavamanos que al parecer la ocasione yo cuando resbale y al sujetarme moví la llave.

Claro que puedo le respondí. Tome mi maleta de herramientas y me dirigí con ella a ver lo sucedido.

Efectivamente había un daño en la llave así que me tire al suelo a repararla. No podía trabajar bien esa mujer me distraía mirar sus piernas cerca mío caminando de un lado a otro aumentaba mi temperatura cada vez más. Y mi entrepierna se abulto rápidamente. Cuando estaba terminando el arreglo sentí que desabotonaron mi pantalón y unas manos suaves y cálidas tomaron mi pene erecto y lo acariciaban con mucha ternura de arriba abajo. No lo podía creer esa bella mujer estaba haciéndome una rica pajita. Mi sorpresa fue mayor aun cuando sentí la humedad de su lengua recorrer mi aparato ya erguido en su totalidad y rozando con sus blancos dientes la cabeza de mi pene esa mujer me tenía en llamas. Así que no aguante más y sin salir de mi posición incline un poco mi cuerpo quite su pantalón corto y vi como sus labios vaginales estaban separados y muy mojados de calentura. Comencé de inmediato a devorarlos con mi golosa lengua pasándola también por su lindo agujero trasero y usando también mis deditos empapados con saliva a perforar tan lindo agujero mientras ella no dejaba de chupar mi pene que se ponía más y más grueso con cada succionada que esa guapa mujer le daba La calentura era mutua. De pronto ella dejó de mamar y se acomodó suavemente sobre mi dándome la espalda separo suavemente sus nalgas con ambas manos y permitió que mi grueso pene entrará por su cola. Se acomodó poco a poco apoyando sus manos en mis hombros y separando al máximo sus piernas para una penetración más profunda Ufff como se movía. De arriba a abajo .Y con cada movimiento que hacia apretaba mi pene con las paredes de su bello culo. Yo estaba entregado al placer sus gemidos eran excitantes y deliciosos. Su voz tan sensual los hacían únicos. Y la penetración cada vez era más y más dura los movimientos se aceleraban y nuestros cuerpos sudaban en cada embestida que yo le daba Sentí como acabo de manera deliciosa en dos ocasiones. Y nuestros cuerpos se agotaban lentamente. Fue allí cuando sentí que venía el momento final. Me puse de pie y lance un chorro de semen muy caliente que fue directo a su boca el cual ella recibió gustosa sin dejar escapar gota alguna. Entreabrió sus labios levemente mostrándome la cantidad de semen que había guardado en esa boca deseosa y la dejo caer a sus pequeños pero lindos pechos.

Se puso de pie y me susurro al oído diciéndome hoy por la noche necesito que me repares la ducha ya que tiene una gotera que no me deja dormir. Le respondí con seguridad que por la noche la ayudaría. Me vestí y salí a terminar mis labores.

Ya que era mediodía y yo aún sin pelar una papa.

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