Leía un rico relato lésbico, sentía cada palabra y cada gemido de la autora, era delicioso, quería más, mi cuquita estaba tan húmeda que mis tanguitas ya escurrían de lo mojadas que estaban, puse a un lado mi laptop y miré al techo, estaba tan caliente y tan deseosa de sexo, de ese sexo que me vuelve loca y me hace encarnizarme... Pero la quería a ella, a Yaz, estudiábamos juntas... Yaz era hermosa tenía cabello negro, le llegaba a su diminuta cintura, ojos color miel, unas tetas que te dan ganas de chuparlas hasta el cansancio, un culo redondo y delicioso y una cuquita deseable, en las clases de educación física se ponía unos leggins que le hacían marcar toda su cuquita, mientras se estiraba se le notaban esos labios carnuditos pidiendo a gritos que alguien los saboree, siempre me quedaba hipnotizada viéndolos y deseando rosarlos contra la mía.
Empecé a bajar por mi abdomen hasta llegar a esa belleza húmeda que tenía entre mis piernas, tocando mi botoncito de placer imaginé a Yaz rosando su cuquita con la mía, imaginaba sus movimientos, sus gemidos y sus ricas tetas rebotando, dios quería tocarla y hacerla completamente mía... Quería saborear esa cuquita de arriba a abajo, tomar su clítoris entre mis labios y darle golpecitos con mi lengua, hacerla gritar hasta el cansancio... Pero fui yo la que terminé gritando, porque con esa sola imagen en mi mente logré tener un delicioso orgasmo...