Nuevos relatos publicados: 0

La mejor y más rara noche de mi vida

  • 7
  • 8.330
  • 9,15 (20 Val.)
  • 6

Hola, soy una mujer bisexual amante de los pies femeninos, afortunadamente he tenido la oportunidad de oler y tocar los pies de aproximadamente 500 mujeres, que son experiencias que si ustedes gustan les iré contando poco a poco, pero el día de hoy vengo a contarles como fue la primera vez que tuve contacto con unos pies, fue algo por demás extraño y fuera de lo común, pero ese día me marcó de por vida para bien.

Esto sucedió hace muchos años ya, como era la época decembrina íbamos a tener visitas de familiares en casa, entre ella una prima mía que es 4 años mayor que yo y que cuando éramos niñas nos llevábamos muy bien, sin embargo su papás, o sea mis tíos, se tuvieron que mudar y perdimos un poco el contacto y teníamos ya varios años sin saber nada una de la otra, así que me dio cierto gusto saber que la iba a volver a ver. Para cuidar su privacidad, no diré su nombre real, pero para efectos de la narración la llamaré Brenda.

Y pues un sábado por la noche llegaron y después de saludarnos y cenar nos pusimos de acuerdo en cuanto a cómo nos repartiríamos para dormir, total que a Brenda le tocó dormir en mi habitación, así que le cedí mi cama y yo me acomodé unas colchonetas en el suelo.

Cuando ya nos preparábamos para dormir, Brenda se quitó los tenis y las calcetas y se recostó en la cama, cuando le vi los pies, una sensación extraña me invadió, sentí cómo mi vulva empezaba a palpitar y sentía mucho calor en la pelvis y el vientre, traté de disimular un poco, me recosté en mi cama improvisada y comenzamos a platicar, cosas totalmente cotidianas, pero yo no podía dejar de ver sus pies, y en un momento dado ella se dio cuenta y me dijo: "oye, porque ves tanto mis pies, ¿Te gustan?". En ese momento yo no supe que responder, me quedé petrificada, estaba entre asustada, nerviosa y obviamente excitada y creo que ella se dio cuenta de eso, porque me dijo: "tranquila no pasa nada, no tiene nada de malo que te gusten mis pies, si quieres tócalos", y yo le dije: "no, como crees, si son bonitos pero..." entonces ella me interrumpió y me dijo: "nunca has tocado unos pies ¿verdad?, mira ven, acércate, pasa tus dedos por la planta" Y estando completamente nerviosa, me acerqué e hice lo que me dijo, la textura de sus pies fue algo increíble, muy suaves, jamás había sentido algo como eso, y cuando me acerqué más me llegó un aroma peculiar, que de alguna manera me parecía familiar, pero que esta vez me pareció absolutamente delicioso y adictivo, me acerqué un poco más y los olí más de cerca para confirmar que ese aroma especial se desprendía de sus pies y así fue, en ese momento percibí el que se convertiría en mi aroma favorito en todo el mundo, me volví adicta a los pies en ese momento, simplemente no podía dejar de olerlos y de disfrutar de su delicioso aroma. Cuando de pronto caí en cuenta de lo que estaba haciendo, voltee a ver a Brenda y ella estaba con una expresión de satisfacción en la cara que me sorprendió y poco y le dije: "¿por qué pones esa cara?" y me contestó: "¿A poco no adoras mis pies? Creo que tú también eres fetichista como yo" Y le dije: ¿Como tú? ¿A qué te refieres? y me contestó: "Mira, se llama podofilia y en pocas palabras es el gusto por los pies, yo lo descubrí cuando era muy pequeña y desde entonces me gusta mucho tocar los pies de otras personas, y creo que tú también tienes ese gusto. Y tranquilízate, no tiene nada de malo, de hecho es algo muy común, así que no es ninguna enfermedad o desviación sexual ni nada por el estilo, a lo mucho es un gusto raro, pero nada más".

Su explicación me tranquilizó un poco, aunque seguía sintiéndome muy extraña, le dije que en efecto, encontraba sumamente hermosos sus pies y que me encantaba el aroma, ella me dijo que podía seguir oliéndolos y tocándolos todo el tiempo que quisiera, así que proseguí, pero después de un par de minutos ella me dijo: "oye, ya que estamos en esto, ¿te molestaría si toco tus pies?" Me sentí muy sorprendida, apenas acababa de descubrir mi gusto por los pies, no sabía cómo reaccionaría a que alguien más tocara los míos, pero me dije a mi misma ¿Por qué no? ¿Qué puede pasar? Le dije que sí, que podía tocarme los pies, pero que por favor mantuviera en secreto lo que estábamos haciendo y ella prometió que así lo haría. Entonces me acomodé sobre la cama de manera que mi cara quedó junto a sus pies y mis pies junto a su cara, ella me quitó las calcetas y pegó su cara en la planta de mis pies, debo admitir que en ese momento sentí bastante incomodidad, fue raro la manera en que acepté tan naturalmente que me gustara el aroma de los pies, pero me costó mucho más trabajo sentirme a gusto con que olieran los míos. Después de un rato, sentí que Brenda comenzó a pasar su lengua por la planta y mis dedos, fue una sensación rarísima y mi reacción natural fue alejar un poco mis pies de su cara a lo que ella me dijo: "Oh, lamento haber hecho eso sin preguntarte antes, no te molestes por favor, si no te gusta no lo haré más", y yo le respondí que no me molestaba, que solo me había sorprendido, que si quería podía seguir haciéndolo, y no tardó ni un segundo en volver a lamer mis plantas, la sensación era muy extraña, se sentía bien pero al mismo tiempo quedaba ese remanente de incomodidad, pero en fin, ya de por sí era muy raro lo que estábamos haciendo, que importaba añadirle un poco más de rareza, entonces me entró la curiosidad por saber cómo sería el sabor de sus pies, entonces se los lamí un poco y aunque el sabor en sí no era nada del otro mundo, igual me fascinó, así que seguí chupándoselos una y otra vez, hasta que me di cuenta extrañamente que el olor de mi saliva estropeaba por completo el aroma de los pies, traté de limpiarlos con la sábana pero el daño ya estaba hecho, ya no tenían más que trazas de ese aroma mágico que me embrujó, ahora solo olían a mi saliva, así que me puse a acariciarlos mientras Brenda seguía chupando alegremente los míos, hasta que a ambas nos ganó el cansancio y decidimos acostarnos a dormir, cuando me acomodé en la colchoneta me di cuenta de que mi cuerpo estaba temblando de nervios y excitación, un temblor que no pude controlar hasta que me quedé dormida. Al otro día, cuando desperté por la mañana, Brenda ya se había levantada y bajado a desayunar, cuando yo bajé y la vi, de pronto note que ella se había convertido en la mujer más sexy del mundo para mí, tal vez un efecto secundario de mi reciente descubrimiento. Mi día transcurrió con completa normalidad y por la noche sentí gran alivio y emoción cuando Brenda me preguntó: "¿Te gustaría que se repitiera lo de ayer?... Ya se podrán imaginar mi respuesta jijiji.

En fin, Brenda y sus padres se quedaron en casa un par de semana, y todas y cada una de las noches se repitió el delicioso manjar de pies, sudor y saliva, fue la navidad más mágica de mi vida, y mi relación con Brenda mejoró muchísimo, al grado que después de eso mantuvimos contacto regular a pesar de que ella vive en otro estado de la república y a pesar de que ya está casada y es madre de 3 lindas niñas, aún hoy cada vez que nos vemos, buscamos un rinconcito donde tener un poco de privacidad y recordar aquella noche de diciembre. Y debo confesar que sus pies son cada vez más deliciosos que la vez anterior.

Espero que les haya gustado mi experiencia, y así como esa, tengo muchas más que contarles, díganme por favor si les gustaría leerlas. Hasta la próxima.

(9,15)