La piel morena de mi exsuegra y el sabor sucio de su traición
Me la sacó. La olió. Me la lamió despacio. Con hambre vieja. Con lengua espesa. Mientras manejaba hacia el motel, ella no se detuvo. En la habitación no hubo charlas. Le levanté el vestido. No tenía nada abajo. Estaba mojada. Y su olor era tal como lo había soñado: a...