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Gran fin de año

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En fin de año siempre nos vamos al pueblo de mis abuelos a pasar la nochevieja. Ese año tuvimos problemas en su casa, así que nos fuimos al pueblo de mi tía. A mí no me gustó la idea, ya que en ese pueblo no conocía a nadie.

Sobre la una de la mañana mi prima se fue de fiesta con sus amigos y como no tenía ningún plan me invito a ir con ellos. Ella tiene 18 años y yo ya tengo 22 y me sentía mayor y desplazado de su grupo. Una hora más tarde vinieron dos chicos. Uno de ellos era Daniel, un amigo de mi prima que tenía 20 años, del cual ella está enamorada pero no se lo ha dicho a nadie. El otro era Carlos, su hermano mayor, que tenía mi edad. Me presente y nos quedamos hablando mientras los demás bailaban como si no hubiese un mañana. Me lo estaba pasando genial. Estaba muy a gusto con Carlos. Me contaba que quería irse del pueblo, que era muy aburrido, siempre la misma gente, etc. Más tarde asamos a hablar sobre temas sentimentales. Me contó que tuvo una novia con la que había cortado hace meses porque no se entendían. Yo nunca había tenido una novia formal; tuve un par de líos, pero nada más. A medida que pasaba el tiempo me iba fijando más en él. No sé lo que me pasaba, nunca me había atraído un hombre, pero con Carlos me sentía distinto, a gusto. Me fije en sus ojos verdes, en su pelo rubio peinado como los futbolistas, en sus pectorales que se les marcaba con el sudor en la camisa.

Me quede embobado cuando me llamó:

—Alberto, que te has quedado embobado. En qué piensas.

—Emm nada, perdona debe ser el alcohol.

Me iba al baño cuando tropecé y me caí. Por suerte Carlos me cogió a tiempo y me sostuvo con sus brazos. Con disimulo los recorrí con mis manos. Estaban fuertes. Mi polla empezó a reaccionar por el contacto con mi nuevo amigo. Mientras me incorporaba nuestras miradas se cruzaron por un momento que a mí me parecieron horas. Creí ver una chispa de excitación en sus preciosos ojos. No sabía si era el alcohol, mi imaginación o que estaba pasando de verdad. Me recorrió el deseo de besarlo. De saborear sus labios, pero antes de que pudiese hacer nada su móvil sonó.

Cuando colgó me dijo que tenía que irse a ver a sus amigos que se encontraban por ahí. Me sentí decepcionado.

Eran ya algo más de las cinco de la mañana y la gente empezaba a irse. Yo me quede esperando por si regresaba para seguir con nuestra conversación, pero no venía. Decidí irme a casa, meterme en la cama y masturbarme pensando en Carlos hasta dormirme. Cuando iba camino de mi casa vi a mi prima correr hacia el garaje y cerrar la puerta. Extrañado fui a ver que sucedía. Entre en el garaje y vi a mi prima ya sus amigos rodeando a Daniel que estaba en una silla sentado, pálido. Me contaron que se había emborrachado y había vomitado. Enseguida fui a ayudarle. Lo levante como pude y lo lleve al sofá, lo tumbe de lado y lo tape con la primera manta que encontré mientras sus amigos estaban quietos de miedo. Les hice ir a buscar a Carlos para ver qué hacer. Unos minutos más tarde llego. Nuestros ojos se encontraron, pero se posaron rápidamente en su hermano que estaba dormido como un tronco. Nos explicaron lo que había pasado. Luego le pregunte si llamábamos a sus padres, pero me dijo que se habían ido de viaje y no volvían hasta dentro de tres días.

Decidimos llevarlo a casa. Carlos y yo lo cogimos como pudimos y conseguimos llevarle. En su casa lo subimos a la habitación y le empezamos a poner el pijama para que o durmiese con la ropa manchada. Me fije un poco en el cuerpo de su hermano y la verdad es que tampoco estaba mal, pero su hermano no tenía nada que envidiarle.

Una vez acostado fuimos a la cocina:

—Gracias por ayudarme con mi hermano. Es un inconsciente.

—No pasa nada. A todos nos ha pasado alguna vez.

—Jajaja tienes razón, pero de la bronca mañana no se libra.

—Pobrecillo – nos quedamos en silencio un rato- bueno me voy que querrás volver con tus amigos.

—No, ya me quedo en casa. Si quieres puedes quedarte un rato.

Nos sentamos en el sofá del salón, con un poco de agua para pasarnos la resaca:

—Vaya noche, empezamos bien el año –me dijo.

—Ya. Sobre todo, mi prima que quería liarse con tu hermano, pero se les fastidio la noche.

—Pues lo siento por tu prima, pero no se va a poder liar con mi hermano.

—¿Por qué? -pregunte extrañado.

—Bueno…esto es un secreto, solo me lo ha contado a mí. -se acercó más a mí para decírmelo al oído, cuando noté su aliento contra mi oreja me empecé a excitar de nuevo- mi hermano es gay.

Me quede de piedra al oírlo. No sabía cómo reaccionar. Carlos, en lugar de regresar a su sitio se quedó cerca de mí:

—No me lo esperaba de tu hermano.

—Ya ves. Me lo dijo hace un par de años, cuando le pille follando con otro chico.

—Vaya corte.

—Sí, pero desde ese día siempre me he preguntado una cosa.

—¿el qué?

—Pues…- se fue acercando más y más- lo que se siente al hacerlo con un chico. Tu nunca te lo has preguntado.

No me dejo tiempo de contestar. Antes de que me diese cuanta sus labios se posaron con los míos. Tarde en reaccionar, cuando sus labios empezaron a retirarse con mi mano agarré su nuca y le di otro beso. Nuestras lenguas empezaron a jugar, mientras mi excitación iba en aumento. Mi polla pedía ser liberada de mis pantalones, pero no podía parar de besarle, de saborear cada centímetro de su boca, de sus labios, de su lengua.

Al cabo de unos minutos nos separamos jadeantes. Note que en su pantalón también había una bestia que pedía ser liberada. Me cogió de la mano y subimos de nuevo a la planta de arriba. Nos metimos en una habitación que, a juzgar por la cama de matrimonio me figure que era la de sus padres. Se tumbó en la cama y yo me puse encima suyo. Mientras nos volvíamos a besar note como sus manos recorrían mi espalda, luego mi pecho, y finalmente mi polla que se restregaba con la suya. Me quito la camiseta rápidamente y empezó a lamerme los pezones suavemente. Estaba en el cielo mientras nuestras caderas se seguían moviendo. Luego me toco a mi quitarle la camisa. Con mi mano empecé a acariciar sus abdominales marcados, sus pectorales, sus duros pezones que no tarde en saborear. Luego fui bajando hasta su ombligo y seguí la fina línea de pelillos hasta sus pantalones. Los quites y ya en sus calzoncillos se notaba su polla erecta con una mancha de líquido preseminal alrededor.

Se los baje y ahí estaba, una polla de unos 18 cm, con un poco de vello apuntando directo a mi boca. No le hice de rogar más y me la metí. Primero le chupe la punta y note un sabor salado. Le fui despegando la piel hasta dejarlo al descubierto, y poco a poco iba entrando en mi boca. Con su mano, firme pero gentil me agarro de cuello y empezó a seguir mi movimiento. Estaba delicioso. Mientras se la chupaba me fui quitando las prendas que me quedaban hasta quedar totalmente desnudo. Mi polla, un poco más pequeña que la de mi amigo y con algo más de vello estaba reclamando también mi atención y empecé a masturbarme. Cuando Carlos me vio, me retiro, me tumbo en la cama y empezamos a hacer un 69. Cada vez que mi polla notaba el calor de su boca, su lengua jugueteando con mi miembro, cada succión; estaba en el éxtasis extremo. Finalmente note como la corrida se acercaba, así que le avise, pero no hizo gesto de querer retirase. Empezó a chupármela más rápido. Yo también empecé a hacerlo. Acto seguido ambos nos corrimos en la boca del otro. Note como sus descargas de semen entraban en abundancia en mi boca. Yo también tenía muchas descargas acumuladas, sobre todo después de la excitación de antes.

Me dio otro beso mientras se juntaban nuestros fluidos en ambas bocas.

—Me ha encantado -le dije.

—A mi también ahh mi cabeza no para de dar vueltas.

—Todavía la tienes dura -le dije mientras se la cogía.

—No soy el único por lo que parece -y me la agarro también.

Cuando me recupere. Me di la vuelta, juguetón. Carlos con una sonrisa que me calentó empezó a lamerme el ano y a lubricarlo con los restos de semen que había en su boca. Empezó a meter un dedo para abrírmelo. Nunca me la habían metido y esa era mi primera vez. Primero me dolió, pero aguante. Quería sentirlo dentro de mí. Ahora me empezó a meter la punta:

—Ahh está muy apretado.

—MMM despacio por favor.

—Tranquilo, relájate.

Poco a poco fue entrando hasta que me la metió entera. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no dije nada. Empezó a meterla y sacarla lentamente para que mi culo se fuera abriendo y acostumbrando.

—Ahh sí que bien se siente dentro de ti Alberto.

—Más deprisa Carlos. Me encanta como me follas.

—Sii a mí también Ahh Ahh

Siguió dándome más fuerte:

—Ahh Me voy a correeeer.

—Sii córrete dentro de mí.

—Ya vieeneee haaahhh

Su semen empezó a salir a chorros de su polla y notaba como llenaba mi interior.

Antes de que me diese cuenta fue Carlos el que empezó a mostrarme ahora su culo. Se lo lamí como el me lo había lamido a mí. Cuando le metí el dedo noté que entraba muy rápido y no le dolía tanto. Al notar mi desconcierto me dijo:

—Antes te he mentido.

—¿En qué?

—Ya lo había hecho antes con un chico.

—Vaya, así que no voy a ser el primero en follar tu culo -le dije fingiendo tristeza- y ¿quién fue el primero?

—Mi…mi hermano.

—¿Has follado con tu hermano?

—Cuando le descubrí follando con el otro chico me excite mucho y un día en la piscina no sé qué nos pasó y lo hicimos. Pero muy pocas veces lo hemos hecho, solo por el morbo que da.

No dije nada más, la verdad es que en ese momento no me importaba que se follase a su hermano, solo quería probar su culo. Asentí y se la empecé a meter. Como ya lo tenía dilatado era más fácil. Lo notaba cálido y con ayuda de mi corrida de antes mi pene se resbalaba dentro fácilmente:

—Dios me encanta follarte ahh.

—Si ahh puedo sentir como me llenas ahh.

—Te gusta eehh; más que la polla de tu hermano.

—Jajaja tu follas mucho mejor ahhh.

Segui mas fuerte, no se la razón pero me empece a excitar mucho mas. Mis manos iban recorriendo sus músculos mientras le follaba sin descanso. Luego me senté y él se puso mi polla otra vez en su ano mientras saltaba para que entrase.

—Sii estoy a punto de correrme ahh.

—No la saques Alberto quiero sentir tu semen en mi interior.

—Voy asa… voy asa

—Sii Ahh hazlooo

Mientras estaba a punto de correrme una de mis manos recorría su polla que botaba al ritmo que le follaba, mientras la otra le acariciaba unos de los pezones. Giro el cuello entre orgasmos y me beso. Con toda esa excitación no aguante más:

—Ya estaaa Ahh me corroooooo

Todo el semen que me quedaba salió disparado dentro de su ano.

Nos quedamos tumbados en la cama exhaustos cogidos de la mano:

—Te ha gustado – me pregunto sonriendo.

—Me ha encantado. A sido una experiencia maravillosa.

—El tiempo que te quedes quiero que disfrutes.

—Eso seguro.

—Y no te importado lo de mi hermano.

—No. Cada uno se acuesta con quien quiere. A demás, cuando le hemos puesto el pijama le he visto desnudo y no está nada más.

—Oye -me dijo dándome un codazo- te pone más mi hermano que yo o que.

—Tranquilo – me acerque a el- tu eres el que más me gusta.

Nos dimos otro beso y momentos más tarde nos quedamos dormidos, desnudos en la cama de sus padres cubiertos de semen y sudor; sin saber que unos ojos nos habían estado espiando desde la puerta, ahora vacía y donde solo quedaba un poco de semen en el suelo de una corrida ajena a la nuestra.

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