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Me follé a una madura

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Follando con una madura:

Había llegado la primavera, y como era habitual en estas fechas, las mujeres comenzaban a despojarse de sus abrigos de invierno. Por la calle se podía contemplar a algunas maduras de muy buen ver. De hecho tengo una vecina que, aunque está entradita en años (hablo de unos 45-50) esta de muy buen ver. La semana pasada iba caminando por la calle y me detuve en un escaparate para ver unos artículos, cuando comencé de nuevo a andar, ella iba delante mía, con aquella falda ajustada en su trasero y una blusa casi transparente.

Cada paso que daba su hermoso trasero se movía al mismo ritmo de sus paso, se podía apreciar como sus braguitas, bien ajustadas le marcaban en las nalgas.

La verdad es que iba pensando lo peor con ella. Pero al rato me dije, bueno: a esta no llegaré pero la verdad es que cada paso que daba mi polla se ponía más y más en órbita.

Un día, de estos en los que estas en familia, a mis viejos se le ocurrió invitar a esta vecina junto con su marido. Ella se sentó a mi lado y yo la verdad, es que ya estaba medio empalmado solo de pensar que ese hermoso culo me había puesto la pija dura hacía unos días en la calle. Comenzamos a hablar de todo un poco, cada vez llegaron más y más invitados y nos teníamos que juntar para caber todos sentados a la mesa. Ella sin darse cuenta me arrimó una pierna contra la mía.

Podía apreciar esa carne blandita, ya que estaba entradita en años pero la gota que colmó el vaso fue cuando se levantó para ir al baño y sin querer me todo con su hermoso culo en un hombro. Pude apreciar, sin verlo toda la hermosura de su blando culo. Me propuse tirármela fuese lo que fuese, ya que no podía resistir la tentación de follarme a una tía mayor que yo y ver como respondía con su experiencia.

Habíamos quedado en hacer un día de campo en un monte cercano a nuestro domicilio con una barbacoa y esas mariconadas que le van a los mayores. Ella quedó que haría una tarta de chocolate con nata (otra mariconada más) y que nos daría una sorpresa. La verdad es que a mí me dejó un poco intranquilo con lo de la sorpresa.

Bueno el caso es que llegó el siguiente fin de semana y nos acercamos al lugar acordado. Cuando llegué, tarde como siempre, puesto que el día anterior había ido de juerga con los colegas. De lejos pude ver una tía con un pantalón corto, blanco, que tenía un culo de vértigo, el pelo corto, rubia ( y no de peluquería) y quise saber quien era. Mi sorpresa fue que al llegar a su lado, ella se dio la vuelta y me dijo:

-¡SORPRESA!

… y era ella, joder como estaba la tía.

Tenía una camiseta de estas chorreras de Disney y sus senos parecía que querían salir de su sitio. Me besó, le pregunté:

-¿a qué viene esta mariconada?

Ella me respondió:

– a nada, es que no puedo darle un beso al hijo de mi vecino? Además, podías ser mi hijo (bueno, solo nos separaban unos 20 años). -Yo le respondí: -si pero el caso, es que no lo soy…  La cosa se quedó así hasta la hora de comer. El víctima de su esposo y mi viejo estaban con dos cervezas haciendo la barbacoa. – Ella se acercó a mí y me dijo si la acompañaba a una fuente que había allí cerca, le respondí que estaba cansado y que me iba a tirar un rato a dormir en el campo, pero pronto recapacité y le dije bueno, espera te acompaño, no vaya a ser que pase algo por el medio del monte.

Camino de la fuente empezó con las chorradas de siempre, tienes novia, que haces los fines de semana… le dije mira déjate de coñas y no te preocupes más por mi puesto que no tengo obligación de darte más explicaciones. Luego por el camino ambos íbamos cayados sin darnos palabra. Me pesó contestarle así pero… después del cansancio que tenía encima no me salió otra cosa. Al llegar a la fuente, en medio del monte, no se sentía mas que el canto de los pajaritos (vaya chorrada) ella se agachó y comenzó a llenar las botellas de agua. Pude comprobar como se le subía la camiseta por la espalda, quedándole parte de ella al descubierto, se podía apreciar parte de sus bragas que parecían de estas de puntilla.  Cuando me iba pasando las botellas llenas resbaló y le di una mano, no llegué a tiempo y se cayó en la poza de la fuente. Su camiseta se mojó por completo ella si dudarlo un momento se la quitó para ponerla a secar, joder vaya pedazo de melones que salieron de allí debajo. Tenía un sujetador negro semi-transparentate se podía apreciar unos senos como los de una chavala de 18, parecía que no habían sido usados por nadie. – Ella se dio cuenta y me pregunto:

¿qué no has visto a una mujer nunca en ropa interior? – Yo le respondí que sí pero a una tía con casi 50 tacos y con esos pechos no, la verdad. Ella me dijo:

¿quieres ver si son de verdad? –Ostia, la polla se me subió como si de un fuelle se tratase, ella sin más se me acercó, me agarró una mano y me la metió entre el sostén, me preguntó: –¿qué, son como los de una jovencita?  No sabía que responderle, mi saliva emanaba a mi boca como si estuviese bebiendo en la fuente comencé a frotarle uno de sus senos, ella se apoyó contra la pared de la fuente y comencé a quitarle el sujetador a la vez que me disponía a comer uno de sus pechos, comenzó a gemir de gusto pero lo que más estaba deseando era comerme ese hermoso culo que tenía desplacé uno de mis tentáculos su pantalón y comencé a bajarle la cremallera, ella se dio la vuelta y comenzó a refrescarse con el agua de la fuente, mojaba sus manos y se echaba el agua a sus pechos, bajé de golpe su pantalón blanco y sus braguitas y pude contemplar un hermoso culo que tenía unos 60 centímetros de nalga a nalga. Su ano era hermoso, pequeño pero ella no sabía que alguien se lo iba a agrandar.

Comencé a meter uno de mis dedos en su hermoso culo respingón mientras con la lengua le chupaba una oreja luego el cuello, ella se retorcía de placer y cada vez se mojaba con mayor rapidez, estaba que ardía. Pensé que plantaría fuego en el monte del calor que soltaba. – Sin decirle nada agarré mi enorme polla y después de unos pequeños golpes comencé a introducírsela en el culo. Ella miró para atrás y me dijo por ahí no serás capaz de metérmela puesto que soy virgen, mi marido no se sale de lo clásico y dice que por ahí no me quiere follar, sin más, y después de oír esto, separé sus nalgas y clavé mi polla en todo su culo. Pegó un grito que el eco se oyó en todo el monte, con cara de sufrimiento me dijo: –me duele, sácamela por favor. Comencé a clavarle la polla a frotarme contra su culo, esa expresión de sufrimiento pronto la cambió por la degusto y comenzó a moverse a un ritmo de samba que bueno… yo desde atrás, podía contemplar como mi polla entraba y salía de su culo, desplacé una mano a su clítoris y comencé a frotárselo con la intención de pegarle una follada vaginal al terminar con su culo. Ella no me dio tiempo y cuando estaba a punto de correrme en todo su culo agarró mi polla y comenzó a frotársela contra su concha. Yo estaba para reventar de un momento a otro, nos tiramos en el campo y ella se puso boca arriba, dámela por delante que me gusta más. Cogí mi polla y comencé a introducírsela poco a poco en su húmeda concha. Sus senos bailaban al ritmo de mis acometidas, no aguanté más y ambos nos corrimos al momento. En el momento de la corrida decidí sacar mi polla y toda mi corrida salió como un cañón impactando contra sus senos, ella comenzó a chupar el semen de sus pechos, a mí esto me volvió a calentar y le acerqué la polla a sus pechos.

Comenzó a hacerme una cubana en toda regla, mi polla entraba y salía de sus senos lubricados de esperma ella acerba de vez en cuando su boca y aprovechaba para introducirle mi polla en toda su boca.

No me lo podía creer me estaba tirando a una madura en toda regla. Pronto me acordé de cuando la semana anterior la había visto en la calle y su hermoso culo me había excitado tanto así que decidí darle la vuelta y volver a clavársela por atrás de nuevo. Su agujero estaba aun lubricado, mi polla entró sin encontrar ninguna dificultad. Mientras la estaba enculando ella se retorcía de placer, estábamos al borde de otro orgasmo, la agarré desde atrás por sus hermosos pechos y ambos nos corrimos de nuevo. Después de dos o tres polvos más, ambos quedamos hechos polvo. Ella me dijo: –venga nos tenemos que ir puesto que mi camiseta ya estará seca.

Por el camino ella no paraba de manosearme me contaba que su marido en la cama era de los que en dos minutos acababan y muchas veces se mataba a peras solo de verla desnuda en la habitación, no me extraña puesto que estaba de vértigo. Al llegar a la barbacoa, su marido vio la cara de satisfacción de la mujer, ella le respondió que traía un poco sucia la camiseta porque se cayó por un barranco. Él le respondió: – claro si fueses atenta a lo que tenías que ir no te pasaría nada. Yo que estaba tirado en el campo miré para ella y ella sonriendo me hizo un guiño con un ojo. El caso es que esto se repitió varias veces hasta que por motivos de trabajo me tuve que desplazar a otra ciudad lejos de ella. Pronto me enteré que dejó a su marido y se lío con un tío que tenía 5 años menos que yo. No era de extrañar este cambio en ella. 

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