Nuevos relatos publicados: 13

Antonio, la asistenta y la hija de su pareja

  • 13
  • 16.958
  • 9,60 (35 Val.)
  • 1

Cada vez que recordaba lo sucedido la mañana anterior, se excitaba y ya se había tenido que masturbar dos veces para calmar la calentura que sentía. Todo había empezado por casualidad el día anterior, su madre había tenido que salir de viaje de negocios hacía dos días, esto no era raro pues era una alta ejecutiva de una importante empresa. Era principio de verano y Olga estaba un poco aburrida esa mañana, su grupo de amigos se habían ido de acampada y ella no había podido ir por estar castigada por no haber aprobado el acceso a la universidad, decidió ponerse el biquini y darse un baño en la piscina, eligió uno que a su madre no le gustaba que se pusiera, por lo poco que tapaba su juvenil pero rotundo cuerpo. El bikini en cuestión era un conjunto tanga blanco que resaltaba su prieto culo y apenas tapaba los pezones de sus turgentes senos. No era alta pero en conjunto era un bombón.

Paso la siguiente hora tomando el sol y leyendo hasta que se el sol le hizo desear bañarse. Después de salir de la piscina se tumbó otra vez a broncearse y al rato le apeteció tomar algo fresco, aunque siempre entraba a la casa por la puerta de delante por estar más cerca, esta vez decidió entrar por la cocina, no quería encontrarse con Antonio, la pareja de su madre pues estaba enfadada con él por no mediar para suavizar el castigo y cuando ya se iba con una coca cola, oyó unos murmullos que llamaron su atención, con cuidado fue hacia el pasillo que llevaba al cuarto de la plancha pues parecían venir de allí, al acercarse a la puerta entreabierta pudo escuchar dos voces que identificó como la de Antonio y la asistenta.

-Por favor don Antonio, déjeme que puede pillarnos la señorita

-No te preocupes, está en la piscina y si vuelve la oiremos llegar

- No, suélteme, me prometió que no me lo iba hacer más.

-Si ya sé que te lo prometí pero no puedo parar, cada vez que te veo se me van las manos.

Olga oyó como se besaban, un ruido de ropa y a la asistenta decir entre suspiros de gusto

-No, no, déjeme.

-Déjame solo tocarte el chochito y después te suelto.

Olga decidió arriesgarse a mirar a través de la puerta entreabierta, vio como Antonio tenía agarrada a la asistenta del culo, la otra mano no la veía pues la pareja estaba casi de espaldas a la puerta, pero imaginaba perfectamente donde la tenía .Pensó en entrar y montarles una bronca pero aunque estaba cabreada por la infidelidad de Antonio con el putón de la asistenta, se dio cuenta que podía aliviar su castigo si manejaba bien la situación con Antonio.

Olga pensó en que debería irse pues corría peligro de que la pillaran mirando, pero estaba fascinada por lo morboso de la escena, sentía que su chocho se estaba humedeciendo y sus pezones los tenía tiesos por la excitación de ver la escena, había visto sexo en internet pero era la primer vez que veía esto en directo. Mientras Olga tenía estos pensamientos, Antonio había convencido a la asistenta para que le chupara la polla, no había tenido que insistir apenas, la asistenta se dio la vuelta para arrodillarse y hacerle la mamada (Olga se escondió tras la puerta para que no la descubriera) debía chupársela bien pues Antonio empezó a hacer ruidos de satisfacción mientras balanceaba suavemente el culo, debía estar follándole la boca.

Al poco rato, Antonio levanto a la asistenta girándola hacia la mesa de la plancha, la obligó a apoyarse en esta mientras le subía el uniforme dejándole el culo al descubierto, la asistenta protesto otra vez:

-no, déjeme, me ha dicho que solo tocarme el chocho.

Él se terminó de quitar el bañador sujetando a la asistenta y ladeándole el diminuto tanga se la clavó en el lubricado chocho, la asistenta dejo escapar un gemido de gusto y recostándose lentamente en la mesa, dejo que la follara a placer.

Olga mientras tanto notaba como su chochito se humedecía cada vez más, oyendo los gemidos de la asistenta, le hicieron pensar en que o bien Antonio la follaba muy bien o tenía la polla bien grande, o las dos cosas a la vez.

 Después de un rato vio que Antonio aceleró el ritmo del culeo y los gemidos de placer de la asistenta se hicieron más intensos y se dio cuenta que se iban a correr pronto, por lo que sin hacer ruido se alejó de la puerta y saliendo de la casa fue hasta la piscina.

Olga todavía estaba en shock por la escena que había visto, pero lo que más la alteraba era lo calentorra que se había puesto mirándolos, decidió meterse en la piscina a ver si se le pasaba, pero transcurrido unos instantes pesó que lo mejor era masturbarse, total si salía alguien no la vería hacerlo dentro de la piscina y así seguro que se le pasaría el furor uterino que sentía.

Al rato salió Antonio, la saludó y quitándose la camiseta se tiró a la piscina. Olga tenía que reconocer que bien mirado, para la edad que tenía (45 años) estaba aún atractivo, no es que fuera muy guapo, pero lucia bien, sobre todo porque conservaba un cuerpo esbelto y suavemente musculado. No es que a ella la pusiera, pero ahora lo veía de otra forma después de verlo follar y haberse fijado, a través de sus gafas de sol, en su paquete bastante abultado cuando había salido a bañarse.

Antonio estaba satisfecho del segundo encuentro con la asistenta y decidió que por la noche tendría otro encuentro más largo, la asistenta le daba mucho morbo, tenía un cuerpo muy sensual. No entendía como no se había dado cuenta antes.

El primer encuentro con la asistenta había ocurrido dos días atrás por la tarde, su pareja (Claudia) había salido de viaje de negocios Antonio estaba tumbado indolentemente en un sofá del salón pensando en sus asuntos de negocios, cuando la asistenta entró, se quedó un poco parada al estar el señor allí, porque esperaba no encontrar a nadie, tenía pensado limpiarlo ahora que tenía tiempo, por lo que decidió pedirle permiso para hacerlo.

-¿Le importa que limpie el salón?

-Tranquila, puedes limpiar, no me molestas.

Ella fue limpiando y quitando el polvo mientras Antonio la observaba con discreción, la chica tenía unos 30 años, cara agradable, piel clara, melena lisa y negra recogida en una cola, buen tipo y unas piernas largas y torneadas. La asistenta empezó a limpiar el salón y se acercó a la mesita de café que estaba delante de Antonio. Para limpiarla tuvo que inclinarse por lo bajo de la mesa, y Antonio no dejo de ver, a través del escote de la bata-uniforme que le quedaba algo grande, uno de sus senos, la asistenta no llevaba sujetador y tenía el botón superior desabrochado, por lo que pudo verlo con bastante detalle, no lo tenía muy grande, pero el pezón era carnoso y la aureola oscura y muy grande.

La asistenta se dio cuenta y ruborizándose un poco, se llevó la mano a la pechera tapándose.

-Perdón señor

-No tengo nada que perdonarte, es lo más bonito y sensual que he visto hoy.

-No sea travieso señor, que puede oírle la señorita Olga.

- no te preocupes, Olga está en casa de una amiga, oye, traerás a los hombres de cabeza detrás de ti, con ese cuerpazo que tienes.

- pero señor, no está bien que me diga esas cosas.

-Solo te digo lo que ven mis ojos.

La asistenta, que se llamaba Adela, lleva trabajando dos meses en la casa, el señor la ponía cachonda y estaba harta de masturbarse, pues como estaba interna , no había tenido sexo desde que entrara a trabajar en la casa, y decidió aprovechar que estaban solos, para para ver si podía poner cachondo al señor. Siguió limpiando y para limpiar las cortinas por arriba se subió a la escalera que había traído, la escalera no era muy grande por lo que Adela subida al último peldaño se estiro para alcanzar a limpiar la barra de las cortinas, con este movimiento sus muslos y parte de su culo quedaron a la vista, pues la bata-uniforme que llevaba era bastante corta. Antonio no dejaba de mirarla pues si la visión de la teta de la asistenta lo había puesto bastante cachondo, esta nueva vista lo había terminado de calentar, se levantó y acercándose le dijo:

-Ahí estas muy inestable, te voy a sujetar para que no te caigas.

-No se moleste señor, estoy acostumbrada.

Antonio no le hizo caso y la sujeto desde detrás por los muslos. Adela levanto todo lo que pudo los brazos, sabía que eso le dejaría ver al señor mejor su culo realzado por el tanga negro que se llevaba puesto.

Mientras la sujetaba, Antonio fue acariciando esos muslos suaves y tersos, pasando una de sus manos entre sus muslos, Adela protesto pero él siguió acariciándola hasta rozar su sexo a través de la delgada tanga, mordisqueando y lamiendo el excitante culo de la asistenta mientras ella intentaba seguir limpiando y bajarse la bata de la cintura donde él se la había subido sin dejar de protestar por los tocamientos de el.

-Señor, estese quieto, pare.

Antonio estaba excitado y completamente lanzado, pasó la mano hacia el pubis metiéndola por dentro de la tela y se apodero de su sexo, ella volvió a protestar bajándose de la escalera, pero Antonio sin dejar de tocarle el chocho la sujeto contra si besándola para callarla, ella forcejeó sin demasiada convicción hasta que se rindió y correspondió al beso abriendo sus labios y sus muslos diciendo entre beso y beso:

- Déjeme por favor, es usted un sinvergüenza aprovechándose así de mí.

-No lo puedo evitar, tienes un cuerpo muy sensual y cuando te he visto la teta, me has puesto a tope.

Antonio le abrió la bata sin hacer caso de sus nuevas protestas y se apodero con la boca de un seno chupando y lamiendo el pezón y la tersa y grande aureola, succionándolos y probando su rico sabor

-Pero no está bien lo que me hace, si se entera la señora me despedirá.

Antonio la callo besándola y la llevo hacia el sofá, se quitó el pantalón corto que llevaba, su gorda polla estaba completamente dura, se sentó y situó a la asistenta de rodillas a su lado sin dejar de tocarle el chocho por detrás, le llevo la mano de ella a la polla, la beso y siguió disfrutando de sus tetas mientras la asistenta le masturbaba lentamente, dejándose acariciar. Antonio estaba deseando sentir su boca en la polla, la agarro de la cola y bajo su cabeza hasta que noto como la viciosa asistenta le chupaba el glande con ganas, le fue dirigiendo la cabeza arriba y abajo para que se la comiera como a él le gustaba.

 La asistenta sintió como dos dedos del señor penetraban en su mojado coño, estaba cachonda a mas no poder, la ponía muy cachonda llenarse la boca de polla y el señor la tenía de tamaño XL, apenas le cabía , estaba deseando que el señor la follara, ella por supuesto protestaría.

Antonio estaba disfrutando de lo lindo con la mamada, pero no quería corrérsele hoy en la boca, quería follarse el chochito caliente y mojado que estaba acariciando, libero la polla y se colocó entre las piernas de la asistenta que empezó a protestar girando la cabeza para mirarle mientras trataba de alejarlo empujándolo débilmente con la mano:

-No señor no, follarme no.

Antonio no le hizo caso, le coloco la polla en la entrada de su lubricada vagina y se la clavo muy lentamente hasta que notó la humedad de sus labios en la base de la polla, sin dejar de mirar como la asistenta ponía esa expresión de placentero “sufrimiento” frunciendo sus cejas y abriendo su boca por el placer. Dejó pasar un instante para que el sexo de la asistenta se acostumbrara a su grueso pollón y sujetándola de la cintura le fue marcando el ritmo y la intensidad del movimiento a su gusto.

Adela estaba disfrutando de lo lindo, la polla del señor le llenaba el sexo a tope, hacía tiempo que no se follaba una de ese tamaño, siguió las indicaciones del señor mientras contoneaba sus caderas con movimientos suaves disfrutando la follada, después de un rato sintió como el orgasmo crecía en su interior, lentamente como a ella le gustaba, el señor le acaricio una teta pellizcándole el pezón erecto por la excitación, era su punto débil y Adela empezó a correrse.

Antonio no pudo aguantar más y le regó la vagina con una abundante corrida que lo dejo extenuado de gusto.

La asistenta se levantó y haciéndose la ofendida, le dijo:

-Es usted un sinvergüenza y un aprovechado, pero no piense que esto va a pasar más.

-No te preocupes, no sé lo que me ha pasado, te prometo que no volverá a pasar.

La asistenta salió del salón arreglándose el uniforme y satisfecha de haber logrado su propósito. O mucho se equivocaba o no iba a faltarle sexo de aquí en adelante.

Al recordar este momento, Antonio notó como su paquete aumentaba de tamaño, decidió pensar en otra cosa, quería salir del agua y no deseaba que Olga, la hija de Claudia que estaba tumbada en la tumbona al lado de la piscina, lo notara.

Olga decidió pasar al ataque y sacar beneficio de haberlos pillado follando en el cuarto de la plancha, para conseguir que Antonio le dejara salir cuando quisiera sin que se enterara su madre.

-Antonio ¿has visto a la asistenta?

-Pues no, estará limpiando por la casa.

Olga decidió jugársela a tope.

-No me mientas, he visto cómo te la follabas en el cuarto de la plancha.

-Pero .., no es lo que parece, yo..

Olga lo interrumpió.

 -Mira, no me importa lo que hagáis, pero si no quieres que se lo cuente a mi madre, vas a tener que dejarme salir y hacer lo que quiera.

-Joder, no pensaba que fueras tan calculadora y borde.

-tú no eres precisamente alguien que pueda llamarme la atención por eso, ¿ hay trato o...?

-Vale, tus ganas.

-Ok, sabía que aceptarías.

Olga estaba muy satisfecha de cómo había manejado la situación y se le ocurrió ponerlo a prueba.

-Antonio, puedes darme crema protectora, no quiero quemarme.

-Pero…

Olga le tendió el bote y se recostó en la tumbona.

A Antonio no le quedó más remedio que coger el bote y empezar a extender crema por la espalda de Olga que llevaba suelto los cordones de la parte superior del minúsculo biquini. Mientras hacía esto se fijó que la parte de abajo del dichoso bikini apenas le cubría los glúteos,

-Joder con la niña – pensó Antonio admirándolos.

Olga estaba disfrutando de la situación y queriendo llevarla más allá le pidió que le diera crema por toda la piel porque no quería quemarse.

Las manos de Antonio extendiendo la crema por sus piernas y por su culo la estaban excitando y sin pensarlo, se dio la vuelta en la tumbona quitándose el desabrochado sujetador quedando sus juveniles y duras tetas desnudas a la vista, le daba morbo ver la cara que ponía Antonio.

-¿Pero qué haces?

-No creo que escandalices ahora, tú ya has visto muchas tetas, anda dame crema, quiero que se me bronceen para tenerlas bonitas.

Antonio se estaba hartando del juego de Olga y decidió pagarle con la misma moneda, se untó las manos de crema y se dedicó a extendérsela por toda la piel, sin olvidar por supuesto , las duras y tersas tetas, haciendo con su masaje que los sensibles pezones se pusieran duros y erectos .

Olga no había calculado esta reacción de su cuerpo, y por ello le había dado a Antonio un pequeño triunfo sobre ella, aguantó el tipo disfrutando del magreo - ¿estaba loca?- hasta que Antonio termino de extenderle la crema.

Tengo que hacer unas gestiones, nos vemos para comer, se despidió Antonio al terminar de extenderle la crema. Olga respiro aliviada por lo bien que había ido la situación y se metió en la piscina a refrescarse, el masaje la había excitado más de lo que quería reconocer y ahora tendría que masturbarse otra vez para calmar la calentura de su fogoso cuerpo.

Continuará.

(9,60)