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Mi madre y mi amigo - 02 - Secretaria ejecutiva

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Después de la primera experiencia que relaté, donde observé por primera vez a mi madre coger con uno de mis amigos, les contaré ahora la segunda vez que vi a mi amigo Carlos follarse a mi madre.

Tras la primera experiencia sexual entre mi amigo y Sofía, la cual habíamos planeado en conjunto, los “amantes” quedaron de reunirse en otra ocasión para continuar su "aventura". Por supuesto mi amigo no sabía que yo había observado todo lo que había ocurrido aquel día y que estaba al tanto de una posible reunión, la cual no tardó en ocurrir, ya que sólo cuatro días después de su primer encuentro y de haber follado hasta cansarse se produjo el segundo.

Era un día jueves y mi madre llegaba del trabajo a eso de las seis de la tarde, como era común, algo que no les he dicho es que Sofía trabaja como secretaria para una firma de abogados por lo cual siempre debe vestir de ejecutiva, normalmente con faldas oscuras, que aunque no son cortas, si son muy ajustadas y hacen resaltar su hermoso culo, el deseo de muchos en mi edificio, dentro de su traje tampoco puede faltar nunca una blusa con mucho escote que, como ya les señalé en el relato anterior, es una de sus prendas favoritas. Esto era un poco incómodo para mí, ya que muchas veces había observado como mis amigos más altos observaban a mi madre al llegar del trabajo y no me extrañaba que siempre se levantaran a saludarla.

Aparte de este atuendo, ella siempre vestía de tacón negro y sin medias, ya que como iba regularmente al solarium mantenía su piel bastante bronceada, además ella siempre decía que le molestaba utilizar panties.

Volviendo al relato, aquel día jueves mi madre llegó, me saludó  y entró a su pieza, todo normal, como de costumbre. Yo esa tarde iba a salir a reunirme con unos amigos para tomar una cerveza o algo por el estilo, así que le informé de esto a Sofía y entré a la ducha, al momento de salir de la bañera escuché a mi madre hablando por celular y diciendo:

—Si, si, va a salir, yo te llamo cuando salga, ya, chao, chao.

Sofía rápidamente colgó el teléfono y siguió con sus quehaceres de modo normal sin levantar sospechas.  Sin embargo, yo supuse que ella hablaba con Carlos, así que entré a mi pieza haciendo creer a mi madre que no había escuchado nada, me terminé de vestir, me despedí de Sofía y salí por la puerta principal. No obstante, la duda me carcomía los pensamientos así que cuando llegué al hall de mi edificio llamé a mis amigos y les dije que había tenido un problema y que no iba a poder salir con ellos, luego de eso volví, no sabía cómo entrar a mi apartamento sin ser observado, así que hablé con un vecino de piso con el cual tenemos mucha confianza y le dije que había perdido mis llaves y que si podía entrar a mi pieza por su balcón. Mi vecino estaba viendo televisión y ni siquiera se molestó en preguntar y me permitió hacerlo sin ningún problema, fue así como pude entrar en mi cuarto, sigilosamente me escondí en el mismo lugar de la vez anterior y esperé con la esperanza de no equivocarme con mis conjeturas. Luego de unos veinte minutos llegó Carlos, mi madre se había arreglado un poco, pero lo recibió en su ropa de trabajo, con su falda negra, su blusa blanca y sus tacones aún puestos.

Esta vez no hubo presagios, ella cerró la puerta y besó a mi amigo apasionadamente a lo que el respondió comiéndole la boca a mi madre y sobajándole sus partes. Luego de unos momentos así, se escucharon las primeras palabras:

—Que bien que te ves hoy, siempre soñé con tenerte así sólo para mí. Cada vez que te veía así me calentaba, es que te ves realmente exquisita. Decía Carlos, mientras mi madre le besaba el cuello.

—¿Te gusta?... ¿Me veo bien así?

—Exquisita, preciosa. Mi amigo le agarraba fuertemente el trasero por sobre la falda.

—¿Y Jorge, hasta que hora va a estar fuera? Preguntó Carlos.

—Salió con unos amigos, por lo general vuelve como las 10. Sofía ya había comenzado a gemir, mientras mi amigo le chupeteaba los melones.

—Son las 8, entonces tengo dos horas para disfrutarte. Ambos seguían besándose y tocándose desesperadamente.

—Siii, mi amor, estaba deseando esto. Mi madre cada vez se calentaba más.

—Ohhhhh, Sofía, me encantas, mira como me pones. Carlos tomó la mano de mi madre y la dirigió hacía su miembro.

—Ahhhh, me fascina que te pongas así, voy a tener que sacarla o sino va a reventar. Mi madre le sacó la verga del pantalón y se arrodilló delante de él.

Ahí estaba mamá de nuevo, arrodillada frente a Carlos, en la puerta del departamento, chupándole, lamiéndole e intentando tragarse todo el vergón de mi amigo. La verdad es que Sofía es una experta mamadora, primero succionaba rápidamente observando fijamente el rostro gozoso de Carlos, después con una mano lo pajeaba un rato mientras le chupeteaba las bolas, seguía con un movimiento circular de su lengua en la punta del miembro para luego lamerlo lentamente y volver a introducírselo en la boca, repetía esto una y otra vez. Yo escuchaba claramente los típicos "glup, glup" que salían de la boca de mi madre al tragarse la verga de mi amigo, él se quitó la polera, sin dejar de acariciar el cabello de Sofía y sólo decía:

—Ohhhhh, que bien lo haces, que bien lo haces, nunca me lo habían mamado así, eres espectacular, no he dejado de pensar en esto desde el otro día y ya no podía esperar más para que me lo mamaras, ohhhhh que buena eres.

Yo ya me había dado cuenta la vez anterior que las palabras de Carlos excitaban más a mi madre, quien cada vez mamaba más rápido y con más ganas. Sofía estuvo así como quince minutos hasta que el mismo Carlos le pidió que parara diciéndole que ya no aguantaba más. Mi amigo la levantó violentamente y la tomó en dirección a las habitaciones, yo me moví rápidamente para observar mejor, sin embargo cuando llegué a la pieza de mi madre, me extraño que los “amantes de ocasión” no estaban allí, me moví nuevamente escuchando los gemidos de Sofía y los descubrí en mi pieza, eso me extrañó un poco, no podía entender por qué estaban ahí. Sin embargo, creo que el hecho de follarse a la madre de su amigo en la pieza de su amigo provocaba una enorme excitación en Carlos, quien recurrentemente le recordaba a Sofía que él era amigo de su hijo.

Trate de encontrar la mejor ubicación posible. Sin embargo, no podía observar tan bien como lo había hecho en el otro escondite, el cual había planificado desde la primera vez.

Cuando logré ubicarme para mirar, mi madre ya estaba cabalgando a mi amigo de espaldas a él sobre mi cama. Ambos aún estaban con ropa, Carlos tenía sus jeans a la altura de las rodillas, mientras que mi madre estaba saltando sentada sobre su verga, su falda la tenía a la altura de la cintura y tenía la parte superior de su blusa desabotonada, aún conservaba su tanguita negra, mi amigo sólo la había corrido a un lado para penetrarla demostrando que realmente estaba desesperado por clavársela. Desde donde me encontraba no podía ver el rostro de Sofía, pero por sus gemidos y palabras me imaginaba que estaba gozando bastante:

—Siiii, Carlitos, ohhhh, me encanta, sigueeeee, sigueeeee.

—Parece que Ricardo (la pareja de mi madre), no te hace gozar mucho, ¿Ahhh?  Preguntaba Carlos, tomando fuertemente a mi madre por la cintura para penetrarla más profundo.

—Nooo, mi amor, noooo como tú... ohhhh, me encantaaaass.

—Eso, Sofía, muévete sobre mi verga, goza como nunca, a ver si aprende el cornudo de tu novio. Mi madre realizaba movimientos circulares sobre Carlos intentando introducir más la verga de mi amigo en su coñito.

—Siiii, estoy gozando como nuncaaaaa, nunca me habían hechooooo sentir así, siiiiiii, ohhhhhhh, no aguanto másssssssssssssss. Al parecer, mi madre se había corrido.

—¿Y con tu ex marido, el padre de Jorge? Siguió preguntando Carlos.

—Noooo, para nada, ese cabrón nunca tenía tiempo para follarme y cuando lo hacía nunca disfruté tantoooo como ahoraaaaa. Por eso tuve que salir a buscar otra verga que me satisficieraaaaaa.

No podía creer lo que escuchaba, mi madre había engañado a mi padre durante el matrimonio. La verdad es que mi padre siempre fue muy despreocupado de Sofía, creo que le dedicaba todo el tiempo a sus amantes, sin embargo, nunca creí que mi madre había sido capaz de ponerle los cuernos, lo cual estaba haciendo nuevamente… está vez con su novio actual, Ricardo.

Carlos cambió a mi madre de posición, ahora no podía observar a Sofía, la cual estaba de espaldas a mi amigo y mirando a la pared. Sin embargo, aún podía escuchar el diálogo:

—¿Así que engañaste a tu maridito cuando estabas casada?

—Siiiii, él no me satisfacíaaaa y yo necesitaba follaaaaarr, ohhhhh, ssiiii, no pareeees más, mássssssss.

—¿Y con tu amante tampoco gozabas así? Carlos continuaba con las preguntas, claramente esto lo excitaba de sobremanera.

—Noooooo, no tenía una vergaaaa como la tuyaaaaa, ohhhh, la siento tan adentroooooo.

—Ahhhh, ¿te gusta mi verga? Y eso que aún no te la he podido meter todaaa. Carlos imprimía gran velocidad a sus movimientos. 

—Me encantaaaaa, me encantaaaaa, métemela bien adentroooo.

—Eso, recíbelaaaaa, es toda tuyaaa, ahhhhh, me voyyyyy, me voyyyy. Mi amigo estaba a punto de correrse.

—Siiii, dame tu lechecitaaaaa, es la únicaaaaaa que quiero sentir dentrooooooo.

Carlos había acabado dentro de mi madre, tal cual como hacía cuatro días. Ambos quedaron tendidos sobre mi cama durante un rato, besándose y acariciándose, había pasado una hora desde que habían comenzado. Estuvieron alrededor de quince minutos así, descansando y acariciándose a ratos, hasta que mi madre volvió a atacar y luego de besarlo apasionadamente comenzó a pajearle la verga a Carlos, la cual no demoró en empezar a empalmarse de nuevo.

—No podemos perder el tiempo, antes que llegue Jorge...jajajaja. Señaló mi madre, dirigiendo su rostro hacía el miembro de mi amigo e introduciéndoselo de nuevo en la boca.

—Siiii, límpiala todaaaa, mira como se pone con tu boquitaaaa. Sofía chupaba con gran velocidad, lo que hizo que la verga de Carlos se pusiera nuevamente dura como piedra.

Mi amigo sacó su verga de la boca de mi madre y se levantó de la cama. Luego tomó a Sofía y también la levantó ubicándola de pie de espaldas a él. Carlos terminó de quitarle la tanguita a mamá y empezó a comerle el coñito pellizcándole el culo. Sofía estaba apoyada en un mueble de madera que tengo en la pieza.

—Una de mis fantasías era follarme a una secretaria ejecutiva con su uniforme y todo. Decía Carlos, mientras le metía dos dedos en el coñito.

—Siiii, Carlitos, cómete mi coñito, ohhhhhh, que goceeeee.

—Ya sabes lo que me prometiste el otro día… ¿lo recuerdas cierto? Mi amigo agarraba fuertemente el culo de mi madre.

—Siiii, mi amor, lo recuerdoooo, ohhhh, siiii, métemelo por favooooor, métemelooooo yaaaaaaaaaa.

Mi amigo no se hizo esperar y comenzó a lubricarse el vergón, mientras continuaba metiéndole los dedos a mi madre. Carlos dirigió su miembro al ojete de Sofía y comenzó a clavársela poco a poco. El rostro de mi madre indicaba la mezcla de dolor y pasión típica del sexo anal, apretando sus dientes a medida que la verga de mi amigo se abría paso en su agujero.

—Ohhh, que estrecho lo tienes Sofy. Decía Carlos con cara de incredulidad.

—Es que no tengoooo mucha práctica por ahí, mi amooor. Respondía Sofía con una voz ahogada.

—¿Qué? No puedo creer que el cornudo de tu novio no te la meta por este culito hermoso. Carlos seguía tratando de introducir mejor su miembro.

—Noooo, mi vida, ese cabrón nuncaaaa me hace estas cosas. Además, no tiene una verga gruesa y grande como la tuya Carlitos y cuando me folla nunca siento nada, ahhhhh, siiiiii, ahí, esooooo, más adentrooooo. Parecía que mi amigo estaba logrando su cometido.

—Ohhhh, que estrecho está preciosa, nunca pensé que lo tendrías así, he desvirginado el culo de otras chicas, pero ninguna lo tenía así de estrechoooo, me apresa la vergaaaaaa. Es increíble que no te follen este culitooooo ¿Y tu ex marido tampoco?

—Noooo, mi amor con él nunca lo hiceeeee, vamos más profundoooo. La voz de mi madre se oía cada vez más apagada y entrecortada.

—Ohhh, ya tengo la mitad dentro, ohhhh como apretaaaaa. Carlos empezó un lento mete-saca en el culo de Sofía.

—Siiiii, me encantaaaaaa tu vergaaaaa, nunca me había hecho sentir así, siiii, hazme gozaaaaar, ¡ábreme el ortooooo! Mi madre empezaba a recuperar la fuerza  y al parecer ya estaba dejando de sentir dolor, ya que su voz se escuchaba cada vez más fuerte y clara.

—Te voy a tener que follar todos los días el culo para que lo dejes de tener así de estrechooooo, lo tienes aún más apretado que tu coñitoooo. Carlos me había comentado que la primera vez que habían follado no había logrado metérsela toda a mi madre, ya que su coño estaba muy estrecho.

—Siiiiii, Carlooooos, fóllame todoooos los días de mi vidaaaa, me fascina tenerte dentro, siiiiii, como me haces gozaaaaar tanto, no puedooooo paraaaar. Sofía estaba afirmada fuertemente del mueble y podía observar como apretaba las manos cada vez con más fuerza.

—No sabes cuánto tiempo espere este momento, siempre quise follarte por tu hermoso culo, ahora es todo míoooo, todo míooo. Mi amigo tomó a mi madre de la cintura y aceleró los movimientos, pero sin lograr clavarle toda su verga.

—Todo tuyooooo, mi vidaaa, es todo para tiiiii, fóllame el culitooooo, métemela fuerteeee, siiiiiii, me encantaaaa. Sofía había vuelto a gozar como nunca y sus gemidos nuevamente se habían convertido en gritos estruendorosos.

A pesar de que Carlos lo intentaba no lograba meterla más profundamente. Sin embargo, siguió acelerando la penetración, deteniéndose por instantes para introducirle un par de centímetros más con movimientos circulares que intentaban agrandar aún más el orto de mi madre. Reiteraba esto una y otra vez para luego volver a clavársela con velocidad. Claramente, Sofía ya no sentía dolor, sólo pasión, su rostro sudado denotaba que le estaban dando la tunda de su vida y que la estaban haciendo gozar como siempre había querido. Después de unos momentos, el mete-saca de Carlos comenzó a ser más continuo, señal inequívoca que el culo de mi madre se estaba adaptando a su verga o, por lo menos, a parte de ella. Mi amigo continuó con su faena tomando a mi madre de los hombros, la cintura y los pelos con la intención de introducirle más el miembro, lo que provocaba una excitación aún mayor en Sofía que con cada embestida emitía un grito desesperado que fácilmente podía ser escuchado desde el pasillo del edificio. No obstante, el diálogo entre ambos siguió:

—Con los muchachos siempre hablamos del exquisito culote que tiene la mamá de Jorge y ahora estoy acá clavándote mi estaca en la pieza de tu hijo y haciéndote chillar de pasión… ¿Increíble, ahhh? Decía Carlos con un dejo de orgullo por su buen cometido.

—Métemela todaaaaaa, siiiiiii, no pareeeeesssss, sigueeee por favor no pareeeessss. Mi madre ya estaba completamente descontrolada.

—Me encanta tu culo, ¿Me vas a dejar follártelo siempre, verdad? Es de mi propiedad, es absolutamente mío.

—Es todooooo tuyo, mi amooooorr, todo tuyooooooo.

—Los muchachos no me van creer cuando les cuente que te he culeado y que te la voy a meter por el orto todas las veces que yo quiera... Quiero que ellos sepan que este sabroso culote es mío. Mi amigo daba sendas palmadas en las nalgas de mi madre con su mano abierta.

—Cuéntaleeee a quien quieras, mi vidaaaaa, que todoooos sepan como me haceeeess gozaaaaaar, siiiiiii, sigueeeeee, no te detengaaaaaas, ahhhhh, me corrooooo, me corrooooooo. Sofía había acabado una vez más, sin embargo a Carlos todavía le quedaban un poco de fuerzas.

—Estoy cumpliendo el sueño de todo el barrio, follarme el culo de la madre de Jorge, jajajajaja que fantástico. No sabes el morbo que me da clavártela en el orto y acá en la pieza de tu hijo. Jorge también debería enterarse de lo caliente que es su madre. Sofía ya no respondía nada y sólo recibía las fuertes embestidas de mi amigo.

—Siiiii, vas a recibirla toda en tu culito, te voy a llenar el orto con mi lecheeeee, eso, esooooooo, estrújala todaaaaaa. Pude observar cómo mi madre levantaba su cabeza, soltaba un último gran gemido y abría bastante los ojos al sentir la descarga de Carlos dentro suyo.

—¿Te gusta sentir mi lechecita, verdad Sofy? Preguntaba un exhausto Carlos dejándose caer sobre mi madre.

—Me fascina, Carlitos, me encanta tener tu leche calientita dentro de mí. Fueron las últimas palabras de Sofía antes de que ambos se recostaran un par de minutos sobre mi cama.  

Tras unos momentos observé como Carlos se subía los pantalones, mientras mi madre lo besaba para luego entrar al baño donde se arregló lo más que pudo su ropa. Después de esto ambos se despidieron no sin antes prometerse repetir la sesión de sexo que habían tenido aquel día.

Yo me mantuve en mi escondite hasta que mi madre salió del departamento y cuando ella volvió yo estaba cómodamente en mi recamara viendo televisión. Aunque debo reconocer que cuando entré limpié toda mi pieza en especial mi cama, cambié el cubrecama y apliqué desodorante ambiental, ya que aún se podía sentir el olor a sexo. Mi madre llegó ya entrada la noche, entró a mi pieza y me saludó diciendo que se iba a dormir porque estaba muy cansada, ¿y cómo no? Pensé yo después de la tunda que había recibido en la tarde.

Esa fue la segunda vez que observé a mi madre y a mi amigo en sus aventuras. Sin embargo, lo mejor aún estaba por venir.   

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