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Cuando se me hizo hermoso recibir flores de mi marido (Mis fantasías)

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Tocan timbre, me despierto y de camisón abro la puerta, un chico alto precioso de la florería me entrega un ramo de flores lilas que mi esposo me envía en mí día.

Estaban preciosas, pero me entró la fantasía con el chico de las flores.

Me lo imagine golpeado la puerta y yo recibiéndole desnuda completamente, lo invitó a pasar dejó las flores a un lado y le quitó despacito su uniforme, primero su camisa.

Y comienzo a besar su pecho bajando lentamente por su cuerpo, el intenta decirme que eso no está bien que lo echarían de su trabajo, pero en realidad es poca la resistencia que pone, cuando descubro que su pene ya estaba duro bajo su pantalón.

Le quito todo y su miembro largo y curvado tal cual una banana, lo comienzo a saborear a chupar llenándolo de saliva y apretándoselo, amarsigándoselo con mi boca y labios. Sigue diciéndome que no puede, pero no se nueve mi un centímetro del lugar y toma mi cabeza para dar ritmo a mí oral.

Me siento colgada de aquellas nalgas redondas del chico... dándole una mamada profunda profunda, yéndome toda de ese miembro bananero y mi amiga se mojaba aprontándose para recibir ese rico pene.

Cuando decido que estaba pronta, lo tiro en el sillón y me lo monto sintiendo como su pene se hace lugar dentro mío. Lo cabalgue con fuerza le puse sus manos en mi senos que ricamente supo disfrutarlos en su rebote y movimiento.

Los orgasmos era míos sólo mío con ese pene adentro, lo llene de todos los fluidos entre gemidos y gritos de placer, me estaba sacando la calentura... divinamente.

Dimos vueltas y vueltas en el sillón, me entró por todos lados y posiciones con un misionero dominante exquisito dándome fuerte en la alfombra me llenó de orgasmos macho macho estaba siendo suya. Se venía, salió de mi pidió mi boca y me le lleve todo su semen dentro sin dejar gota alguna, para pasar a abrazarnos en el piso de la sala.

Recogiendo su uniforme y llamando a su trabajo para justificar retraso, por la misma puerta que entró se fue.

Satisfecha por el regalo, las flores las puse en un florero al centro de la mesa, para a la noche recibir a mi marido y agradecerle con una rica cena y estrenar la lencería que me trajo de su último viaje a Italia.

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