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Con el chico de la mesa de al lado (mis fantasías)

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Hay veces que una va a cenar y se distrae con una fantasía.

El sábado a la noche estaba junto a mi marido cenado y hablando en forma distendida, y comienzo a ver como aquel chico de la mesa de atrás comienza a dejar su mirada en mi escote, provocándome a descubrirlo, lo pillo un par de veces e intercambiamos risas cómplices, mientras mi esposo continuaba su charla y comiendo.

La situación me comenzó a gustar, con la excusa del calor me solté un botón más de mi camisa, mi marido ni cuenta estaba concentrado en su plato, mientras yo mordía mis labios y cruzaba miradas picaras con aquel chico desconocido, ya la situación y estar límite de ser descubierta me tenían muy excitada.

Él se paró de su mesa y con sus ojos me indicó que lo siguiera, la adrenalina me invadió y mi bombacha se mojó. Me excusé diciéndole a marido que no quiera comer más y que iba al baño a retocarme el maquillaje, ya que luego iríamos al cine.

Llegando al baño me toma de un brazo y se mete conmigo en el baño femenino.

Sin palabras directo besos intensos y manos a mis senos nos encerramos en uno de los reservados, su cuerpo era firme y de manos de trabajador me hacían desearlo, me desprendió todos los botones de mi camisa y mis senos explotaron de mi sujetador salmón y se perdió en un masaje intenso sobre ellos, toda un brutalidad excitante.

Tomé con fuerza su paquete que ya estaba en una durísima erección, lo necesitaba chupar y de rodillas al suelo descubrí su miembro bien oscuro y grueso mis labios y lengua jugaron divinamente con esa poronga, se la mordía, lamia y jalaba con intensidad y desesperación.

Las chicas entraban al baño y nada me importaba más que seguir con aquel trozo en mi boca, profunda y con mucha fuerza era toda para mí.

Sin mediar palabra alguna me levantó sacó un condón de su camisa se lo ayudé a poner mientras me quitada la bombacha de mi pollera.

Me levantó contra la pared y su pene entró sin resistencia alguna en mi conchita que ya estaba bien mojadita, recibía cada embestida con placer sus manos me sostenían en el aire y sólo yo me desvanecía sobre su miembro.

Una chica golpea él reservado preguntando si estaba bien, respondí que sí y seguimos con fuerza controlando no gritar pero el placer era intenso, ese hombre era rudo y algún gemido se me escapaba hasta que mi orgasmo llegó y en seguida el suyo.

Condón al inodoro, se subió el pantalón besó en la mejilla y sin palabra alguna abrió la puerta y se fue, quedando yo impactada con la brutalidad, intensidad y fogosidad de aquel polvo.

Me acomodé toda, un rápido maquillaje y volví a la mesa con mi esposo que al llegar preguntó si me sentía bien y halagó mi maquillaje.

Le dije que un poco agotada por el calor y quizás tanta carne que comí.

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