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Primera visita a un club de intercambios

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Os actualizamos unos relatos que teníamos publicados en otra web para compartirlos también con vosotros.

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Seguimos contando más cosas después de un largo periodo sin noticias nuestras. En esta ocasión decidimos acudir a un club de intercambios. Os relatamos más o menos como fue la cosa. Evidentemente no es lo mismo vivirlo que contarlo, ya que se pierden muchos detalles, de todos modos, hay va...

Con todos estos sucesos nos picó la curiosidad de ir a un club de intercambio de parejas. Así yo podría también probar un coño distinto al de mi mujer, ya que en todos los sucesos anteriores solo participaron hombres. Así pues se dispuso todo y tras los nervios de la indecisión acudimos. Nos recibió el dueño del local, el cual muy gustosamente nos lo enseño para ver si decidíamos quedarnos.

Comenzamos tímidamente la visita ya que no es lo mismo compartir en lo privado que delante de tanta gente. Pero aun así nos lanzamos a la aventura. Lo primero que nos encontramos fue un guardarropa para los abrigos. De aquí se pasaba a la zona de barra, donde se podía tomar una copa y tantear ya algo el ambiente. De este se pasaba a la zona de sillones donde la luz ya era tenue, a diferencia de las anteriores, y donde uno ya podía intimar algo con las otras parejas. Allí estaba el acceso a los vestuarios, ya que a partir de esta sala solo se podía pasar sin ropa o con toalla. De esta zona se pasaba a un pasillo el cual daba acceso a un cuarto oscuro para poder jugar a la gallinita ciega y otras cosas, je je je. Al final de este pasillo se tenía acceso a la sala del jacuzzi, un grupo de camas, la habitación de la cama redonda, y luego a otros receptáculos con más camas. Vamos que había más camas que en un hotel, solo que no para dormir. El jacuzzi estaba muy bien, cabrían unas tres parejas y era visible desde la primera zona de camas. Apenas había tres parejas, pues aún era temprano.

Durante el paseo el dueño del local saludó a una pareja diciéndoles “aquí os traigo amigos nuevos”. Recuerdo que la mujer se alegró y dijo “bienvenidos” mientras con la mano tanteó mi mercancía sobre el pantalón. Al finalizar el recorrido el dueño nos advirtió que había que utilizar preservativo siempre, que en la barra se le podía pedir a la camarera todos los que necesitásemos, que disponíamos de duchas y toallas, etc....

Total que decidimos probar. Así pues pasamos a los vestuarios y tras quitarnos la ropa y colocarnos la respectiva toalla. Pasamos a la zona del pub para tomar una copa e ir suavizando la situación pues a pesar de que ya sabíamos lo que era el sexo compartido estábamos un poco nerviosos. Tomamos la copa y pasamos a la zona de sofás y nos pusimos a ver el ambiente. En una de las esquinas estaba sentada una pareja, la cual ya andaba en los metimientos de mano.

Total que después de terminar la bebida decidimos pasar al jacuzzi. Estaba vacío. Nosotros nos metimos y comenzamos a acariciarnos y besarnos. Acto seguido yo me senté en el borde y ella se arrodilló delante y comenzó a chupármela con mucho afán. En eso vimos dos parejas que estaban en la cama de enfrente los cuales no se perdían el espectáculo mamatorio que estaba dando mi mujer. Era muy excitante la escena, ella chupando y la pareja mirándonos. Eso la excitó más, cosa que noté por cómo comenzó a chupar más fuerte.

Así pues cambiamos las tornas, ahora fue ella la que se sentó en el borde con las piernas abiertas y yo el que comenzó a comerle el coño. Mientras se acariciaba las tetas sin perder vista del resto de parejas que seguían mirándonos con interés. Seguramente pensarían, “carne nueva...”. En eso estuvimos un rato hasta que decidimos seguir disfrutando del resto del local. Seguidamente decidimos pasar al cuarto oscuro. A éste se accedía por una puerta que tenía una cortina. Una vez dentro estaba todo vacío, al final había un poyete acolchado para sentarse, así que yo me senté y mi mujer se puso de espaldas a mí restregando su culo contra mi polla. Me encanta cuando me pone la polla entre sus cachetes y comienza a mover el culo, yo le digo la lavadora. Al instante entro un chico. Se quedó mirando unos segundos. Luego se acercó lentamente y se quedó delante mirando, lo poco que dejaba aquella penumbra, a mi mujer. Tímidamente alargo una mano y empezó a acariciarle uno de los pechos. Luego ya paso a tomar ambos pechos con la mano. Acto seguido se liberó de la toalla, quedando delante de ella con la polla al aire. Yo para entonces ya andaba metiendo mi polla en su coño desde detrás.

El chico se inclinó un poco y empezó a chuparle los pechos. Entonces ella estiró una de las manos y comenzó a tocarle la polla suavemente, para luego seguir pajeándolo. El sonido de los gemidos del chico, y nuestro se debería escuchar detrás de la cortina, ya que en unos minutos entro otro chico. Este se acercó de lado y estiró la mano hacia uno de los pechos. El chico de antes, gentilmente, le cedió uno de ellos. Ahora estaban los dos chicos chupando cada uno un pecho, y ella para corresponder tenía sus respectivas pollas en cada mano. Yo para entonces seguía disfrutando de la follada desde atrás sin perder detalle de la situación, la cual era súper morbosa. En eso estuvimos un rato hasta que ella les soltó la polla e hizo ademán de querer salir, cosa que entendieron rápidamente cediendo el paso a la puerta.

Ahora entramos a la habitación de la cama redonda. Era pequeña, solo había sitio para la cama. Allí estaba una pareja follando tan ricamente. Nosotros nos tumbamos al lado y comenzamos un sabroso 69. Yo no veía nada. Solo el coño de mi mujer sobre mi cara, pero ella si tenía acceso a la follada de los vecinos. Era algo diferente y excitante estar follando junto a otras personas. Junto con la mamada de mi mujer notaba una mano tocándome los huevos, que luego me corroboró ella que era de la otra chica. Tras un rato de 69 ella se puso a cuatro y de cara a la puerta de la habitación. Yo comencé a follármela desde detrás mientras la otra pareja, con él tumbado boca arriba y ella montada sobre su polla follaba y nos observaba. En eso estaba yo follando a mi mujer cuando noto que desde detrás me vuelven a sobar los huevos. Al girar mi cara veo como la otra chica sonríe pícaramente. En eso que por la puerta pasaron los dos chicos de antes, los cuales al ver la cara de mi mujer tan cerca de ellos, sin dudarlo se quitaron la toalla y le ofrecieron sus pollas. Mi mujer les dedicó una mamadita a cada uno muy gustosamente mientras yo seguía dándole desde detrás.

Estos tras recibir su dosis de mamada siguieron su camino por el local. La pareja de al lado para ese entonces ya se había ido a otra cama junto con otra pareja, donde allí cambiaron de respectivos. Nosotros al rato decidimos seguir disfrutando de las visiones que se encontraban por el resto del local. En una cama había una rubia algo madurita que se la estaba chupando a un tío. Mi mujer me invito a unirme a ellos mientras ella se quedaría mirando.

Así que yo me fui entre las piernas de la rubia que seguía chupando polla. Comencé a comerme ese coño, lo cual ella noto enseguida y agradeció con un gemido. Tras un rato de darle gusto en el coño mi polla quiso probar esa boca, así que me acerqué a su cara y le ofrecí la mía, lo cual ella acepto gustosamente devorando mi polla con tremendos legüetazos. Mientras con la mano pajeaba al otro tío. La verdad es que el tacto de la piel de aquella mujer era muy diferente al de la mía, parecía más blando, y sus pechos si bien no eran pequeños no se acercaban al tamaño de los de la mía ni de cerca, pero estaba bien probar algo nuevo y diferente. Así estuvimos un rato hasta que se puso a cuatro y mientras seguía chupando la polla del tío, yo condón enfundado, me dispuse a penetrarla desde atrás. Mi mujer miraba desde la esquina de la habitación muy atenta. En eso que mientras me miraba se le acercó un chico por detrás y comenzó a acariciarle los pechos. Ella se dejó hacer y yo seguía a lo mío.

Aquella rubia tenía un coño enorme, la verdad es que para el tamaño de mi polla, que es normal, aquel agujero se quedaba algo grande, pero seguí en ello. En eso que me giré y vi que mi mujer ya no estaba. Me picó la curiosidad de saber dónde fue, así que deje a la rubia con el otro tío y al pasar al otro lugar de camas me la encontré a cuatro siendo follada por un gordito, el cual parecía encantado con el culazo de mi mujer ya que no paraba de sobarlo mientras la follaba. Al verme, mi mujer me miró chupándose los labios con la lengua. Yo me tumbé delante y ella me agarró la polla para comenzar a devorármela mientras el gordito seguía a lo suyo desde detrás.

Al rato la cara del gordito indico que su corrida era inminente. Empujo fuerte su polla y se corrió. Éste tras darnos las gracias por el momento de diversión se fue, así que nosotros nos pasamos de nuevo al jacuzzi, donde yo la tome a ella desde detrás y ofreciendo al resto del local la vista de sus pechos comencé a follármela rápidamente. Allí estaba ella, de cara a la gente, gimiendo y con sus pechos bailando de mis embestidas. Cuando le dije que me corría ella se giró y me ofreció su boca, donde fue a para toda mi corrida. Allí nos quedamos un rato acariciándonos, besándonos y relajándonos.

Ya para entonces sería las 4 de la mañana, así que nos fuimos a la ducha, nos vestimos y tras pasar por la barra a despedirnos dimos por finalizada la jornada. La verdad es que la experiencia fue tremendamente excitante y decidimos que había que repetir.

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