Como algunos ya sabréis me llamo Nina. Y esta vez os voy a contar como me tire a una tÃa casada...
Era sábado por la noche, cenamos en un buen restaurante y después nos fuimos de fiesta. Cogimos un reservado y empezamos a beber desenfrenadamente. Llegué a un punto en que me querÃa tirar a todas las mujeres que habÃa a mi alrededor, pero habÃa una que me llamaba mucho la atención. Morena, delgada y no muy alta, y se movÃa como pez en el agua entre tanta gente. Yo estaba arriba y ella abajo, y no podÃa parar de observarla. Estaba muy de buen ver la chica, asà que intenté tener un acercamiento con ella, bajé las escaleras con un poco de dificultad hasta llegar a donde estaba ella y su grupo de amigos. De repente noto un empujón en mi espalda que me hace abalanzarme sobre ella, tirándole toda mi copa encima de ella. Mi cara debió ser un poema, la chica que me querÃa follar ahora me odiaba por mancharle su ajustado vestidito. Aunque la situación me excito un poco al verle sus pechos mojados y pegados al vestido. Le pedà perdón como mil veces y ella solo me miraba con mala cara, con un poco de suerte le convencà para poder acompañarla al baño a intentar arreglar ese destrozo.
En el baño la limpié poco a poco secándole las gotas de alcohol de sus tetas, ella me miraba mientras lo hacÃa, y joder, mi tanga ya se estaba humedeciendo... intenté controlarme, porque entonces me quedarÃa con un buen calentón. Parece que ella se relajó y empezó a entablar una conversación conmigo, en un momento de la conversación no sé porque, noté como sus pezones se ponÃan duros y haciendo que se marcaran perfectamente, asà que deje el pañuelo y me arriesgué! Con la boca le quité todo el resto de alcohol. Al principio me miró con cara extraña, pero a los segundos, ya tenÃa sus dos manos en mi cabeza apretándome contra ella. Seguidamente le comà todo el cuello haciéndole que soltara pequeños gemidos y acto seguido ella me levanto la cabeza para besarme la boca. Le agarre del culo metiéndola en un baño para follarmela. La verdad que no soltamos palabra, estábamos las dos bastantes excitadas... la subà en el lavabo y le quite el tanga negro que llevaba, ella me quito la camiseta y yo la cogi en peso, notando su coño en mi abdomen, lo tenÃa muy muy mojado y empezó a masturbarse con mi propia barriguita, la separe un poco de mi para que mis dedos hicieran su trabajo, pero cuando iba a hacerlo tocaron la puerta, yo hice caso omiso hasta que un hombre gritó Sonia, y ella rápidamente se bajó de mi y se puso muy nerviosa. Le pregunté que que le pasaba y entonces me contó que la estaba buscando su marido, estarÃa preocupado por tardar tanto. Se puso el tanga y salió, escuche a los dos a hablar y salieron de aquel baño... yo estaba entre morbosa por casi tirarme a la mujer de un tonto y de mala leche por no poder haber conseguido mi objetivo. La noche la verdad que termino un poco rara, sin nadie en mi cama, porque solo me imaginaba que fuera la chica del baño...
Al dÃa siguiente tenÃa reunión con mi gerente para arreglar un papeleo, llegue a La Oficina, y salude a Marta, la recepcionista, más de una vez hemos tenido sexo, pero ella dice que no quiere que pase de ahÃ...ella misma me dijo que Carlos, mi gerente, se habÃa cogido vacaciones y que habÃa una nueva chica que seguramente me gustarÃa. Yo estaba deseando verla, pero no sé porque, me vino a la mente la chica de anoche, estuve a punto de tirármela y creo que por eso la pienso tanto... tarde unos cuantos minutos en tocar la puerta de su oficina. Escuché una voz sensual decirme qué pasara... abrà la puerta, levanté la mirada, y me la encontré! Llamémoslo destino, pero la chica que estuve a punto de hacérselo en un baño de discoteca estaba sentada en frente mÃo, con su traje y sus gafas que le hacÃan demasiado sexy. Empecé a notar su rojez en las mejillas, evidentemente ninguna de las dos nos esperábamos. Estaba buenÃsima y yo no soy de andarme con muchos rodeos. Me senté al otro lado de la mesa, y no le quitaba ojo, notaba su nerviosismo y empezó a hablarme sobre el tema del papeleo, cuando termino de explicarme todo me preguntó:
-Sonia: entonces que quiere hacer?
-Nina: follarte aquà y ahora.
En ese momento ella se quedó boquiabierta y yo actúe. Me subà encima de la mesa, gateando hasta ella y me senté sobre sus piernas. Empecé a besar sus labios, los tenÃa carnosos y muy suaves. Noté su timidez al principio, pero se iba soltando poco a poco. Con su voz entrecortada me dijo que lo que estábamos haciendo no era lo correcto, estaba casada y no querÃa ser infiel, a lo que yo le contesté que ya era tarde, pero si querÃa que parase lo harÃa, no le iba a obligar a nada... nos miramos unos microsegundos, para que después ella se lanzara ferozmente sobre mi boca, con eso me demostró que querÃa que siguiera. MovÃa mis caderas sobre ella y pude notar como mi chocho se iba mojando poco a poco. Después de tanto baile encima de su entrepierna tiré todos los papeles que habÃa en la mesa y me senté en frente de ella, me quite los pantalones dejando ver mi tanga color turquesa. Metió su boca entre mis piernas y empezó a mordisquear encima de la tela. Empecé a gemir sutilmente y es que esta mujer me estaba poniendo a mil. Después de juguetear por encima de mi tanga me lo quito y dejo ver mi coño depilado y blanquito, le sonrió tÃmidamente para después hacerme un oral, con mis manos le cogÃa la cabeza para que me lo comiera bien, tenÃa una lengua dura y sabia utilizarla a la perfección, subió un poco hasta llegar a mi clÃtoris y yo pensaba que iba a explotar del placer, notaba que cada vez gemÃa más fuerte asà que me tape la boca con mi propia mano. Miraba al techo, estaba a punto de correrme y se lo avise, pero ella en ningún momento hizo el amago de quitarse, es más, me pidió que me corriera en su boca. Asà que no tardé nada en echar un buen flujo de mi coño, que se tragó enterito dejándome el chocho como una seda. Estaba pletórica, y me la iba a follar sin piedad por habérmelo echo tan bien.
Cambiamos las posiciones y la desnude, creo que ninguna de las dos pensamos en que en cualquier momento podrÃa entrar alguien, por eso mismo le quite todo lo que llevaba... sus pechos estaban bien colocados y empecé a jugar con ellos, después repetà lo mismo que le hice en el baño, cogerla en peso para llevármela contra la pared, ayer me quede con ganas de meterle mis dedos y que los probara y eso hice, la pegue a la pared frÃa para meterle dos dedos en ella, empecé lento a penetrarla, hasta que me pedÃa en mi oreja que la follara más. Asà que metÃa y sacaba mis dedos sin piedad, su chocho se estaba empezando a dilatar y metà cuatro dedos, me estaba jadeando tanto que por un momento creÃa que la que se iba a correr era yo. TenÃa un cansancio considerado de tenerla cogida en peso, asà que la baje y la puse mirando hacia la pared, pidiéndole que pusiera su culo en pompa, lo hizo y empecé otra vez a penetrarla le hice lo que con muchas chicas no puedo hacer, estaba chorreando y le metà el puño, dió un grito fuerte, y le puse mi mano en su boca mientras con la otra le llegaba hasta el fondo de su coño, empecé un ritmo considerable mientras que ella me chupaba los dedos como si le estuviera haciendo una mamada a una polla, que morbosa era.
Después de un rato follandomela note una presión en mi mano que me obligó a sacar el puño, saliendo un chorro espesito de su maravilloso chocho, puso todo el suelo lleno de su increÃble corrida. La volvà a coger en peso con furia y la coloque encima de la mesa y yo encima de ella, entonces me comà ese coño con una fina lÃnea de pelo, sabÃa delicioso y necesitaba masturbarme, asà que mientras le comÃa su pubis, yo jugaba con mi clÃtoris (me encanta hacer esto por cierto) ella no tardo nada en tener otro orgasmo y pare de lamerle para poder llegar al mÃo... jadeante de placer, se abrió la puerta, encontrándonos a Marta, la recepcionista, encima de la mesa desnudas, entonces clave la mirada en los ojos de Marta y mirándola llegue al orgasmo. Ella sonrió, y cerró la puerta sin decir nada, mientras Sonia, estaba loca buscando su ropa. Cuando las dos nos vestimos, la besé, ella me entregó una tarjeta, y me dijo que la llamara para poder finiquitar el papeleo, le guiñe un ojo y salà de La Oficina, habÃa como unas 10 personas esperando, y me dio la risa, me acerque otra vez a Marta para despedirme... y le dije:
-Nina: ese último orgasmo te lo he dedicado a ti
-Marta: todo un detalle señorita Paul, aunque me has dejado un poco caliente
-Nina: si quieres esta noche te puedes venir a mi casa
-Marta: nunca vas a cambiar no?
-Nina: espero que no
Y salà de ese edificio donde habÃa aprovechado bastante bien la mañana. Bueno, hay que decir que esa noche vino Marta a mi casa, y lo hicimos durante horas... pero eso ya lo explicaré en otra historia.
Nina