Nuevos relatos publicados: 18

Historias de oficina (19)

  • 14
  • 5.670
  • 8,67 (9 Val.)
  • 0

Capítulo 19 (IAF)

—Por supuesto que se cómo hacerlos.

—¡Bien! Natalia, necesito que por favor prepares una bandeja entera.

—Ahora mismo.

Seria lindo devolver el favor a Michael. Habían pasado ya quince minutos desde que los había dejado solos, era tiempo de volver y evitar que alguno de los dos cometiera un homicidio, pero al volver me di cuenta que ambos habían desaparecido, aunque para mi gran sorpresa sobre la mesa se encontraba una pistola nueve milímetros “P226, la única arma que conozco ¿Qué me intentas decir Michael?”. Tome el arma y la coloque en mi cintura, recorrí la casa en busca de ellos, aunque no los encontré.

De un momento para otro una idea cruzo mi mente, corrí hasta la gran mesa del comedor principal y tal como lo había pensado ahí estaba. Lo acerque a mi boca y pulsando el botón me anime a hablar.

—…Emm… ¿Hola… me… me escuchan? – comencé diciendo algo torpe con el handie en mi mano.

—Si, Srta. Márquez ¿necesita algo? Somos la guardia de la puerta norte

—¿Vieron salir a Víctor?

—Si Señorita, el señor Vask salió hace aproximadamente diez minutos.

—¿y Michael?

—Salió junto con él.

—Ok, gracias chicos

—A sus órdenes Srta. Márquez.

“¿Se fueron juntos?”

Eso me termino de desconcertar, aunque esperaba que fuera porque comenzaban a entenderse ¿Qué se suponía que debía hacer, aburrirme? No quería tener que salir si eso significaba andar custodiada por un grupo de agentes. Sin ánimos volví a subir a la habitación principal con la esperanza que luego de una pequeña siesta pudiera encontrar algo para hacer que no sea permanecer encerrada. Hice un lado las suaves sabanas, dejé el arma sobre la mesa de luz y me acosté. Ignoro cuantos minutos pasaron mientras daba vueltas por la cama una y otra y otra y otra vez totalmente incapaz de conciliar el sueño, la puerta recibió dos pequeños golpes, Natalia entro pidiendo permiso mientras encendía la luz que se encargó de dañar mis ojos perezosos.

—Uyy perdón.

—No te preocupes Natalia ¿paso algo? - dije tapándome la cara con una almohada.

—Si, una señorita vino a visitarla.

—¡Ya te dije que podés tutearme! – respondí molesta, aunque tal vez haya sido por el hecho de no haber podido dormir a pesar de intentarlo - ¿Quién es?

—Eva Simmons.

—¿Eva? – poco más salte de la cama al escuchar su nombre – Eva esta acá… ¿La hicieron pasar ya?

—Si Mariza, te espera en la sala.

Salí del cuarto corriendo hasta que llegue hasta las escaleras donde me detuve en seco, acomode mi ropa y cabello bajando lentamente las escaleras, no quería que pareciera que estaba ansiosa ante su visita. Fue entonces que la vi, observaba unos cuadros que colgaban en una de las paredes, en ellas se podía apreciar a Víctor casi siempre junto a Lorena.

—¡Hola, viniste! – me acerque

—Hola, tenía ganas de verte.

—Si, ya veo…

—Si molesto me voy – comento desanimada

—¡No! – dije tomándola de la mano – por favor, no quise dar a entender eso, me alegra mucho que estés acá

Nos dirigimos hasta los enormes sillones que se encontraban en la sala.

—Hable con Lucas – comenzó diciendo, mientras tomaba asiento.

—¿Si? Que bien ¿Qué te dijo?

Escucharla decir eso fue algo que me alivio, para empezar que viniera a hablar conmigo de eso tal vez significaba que podríamos dar un paso al frente, dar vuelta la página. Por otro lado, también significaba que estaba vivo y que mi psicópata amigo no le había hecho nada.

—Me dijo que… estaba muy arrepentido, que se aprovechó de vos estando casi sin sentido, que quería que lo perdone…

—¿Y qué le dijiste?

—Que lo perdonaba y que esperaba que donde sea que este pudiera encontrar a alguien para que sea muy feliz

—¿tiene pensado volver?

—Al parecer por ahora no ¿Por qué, lo extrañas?

—¡NO, me preocupo por vos! Creo que seguís esperándolo y como no vuelve te la agarras conmigo. No quiero vernos pelear más, deja de atacarme por favor.

Su vista cayó al suelo como si fue una poderosa fuerza tirara de ella ¿culpa? ¿Orgullo? ¿Rencor? Realmente no sabía cuál se hablaba revoloteando en su mente en ese momento, pero al encontrarme con sus curiosos ojos pude entender que Eva estaba sufriendo en silencio.

Me acerque un poco más a ella sin saber bien que decirle, nuestras miradas se encontraron en una especie de batalla silenciosa, aunque no puedo explicarlo, sé que en ese momento algo sucedió. La tormenta que había entre nosotras se disipo, tomé una de sus manos y bajo su atenta mirada di un suave beso en cada uno de sus nudillos, fue entonces cuando ella tomando una de las mías repitió la misma acción – nena linda – escapo de ambas casi al unísono. Las sonrisas se escaparon al decir eso, lo que condujo a un fuerte abrazo que visto desde mi punto de vista a ambas nos hizo bien.

Conversamos, reímos, intercambiamos chismes, estábamos recuperando el tiempo perdido. Era increíble lo mucho que nos habíamos extrañado, le conté como había seguido mi día luego de mi charla con ella, omitiendo por supuesto los detalles más íntimos.

— Tu novio es todo un romántico – comento descostillándose de risa -es la propuesta más patética que escuche en toda mi vida.

—¿terminaste? – pregunte con mala cara

—Luego de quince minutos reírme como loca… Sí, perdón.

—No pasa nada. Sé que es una propuesta terrible, pero me hizo pensar mucho ¿Casarnos mientras estamos en este enorme problema?

—Entiendo lo que dices, pero ¿no tienes a este sujeto Michael? Me dijiste que él tiene gente, equipos y armas para defenderte. Imagino que si te quiere tanto protegerá también a Víctor ¿porque preocuparte tanto?

— Porque Sara y Michael trabajaron juntos. Imagino que sabe cómo se mueve, pese a todo no tenemos la menor idea de donde está.

Con Eva a mi lado podía sentir como mis energías se recargaban, la necesitaba a mi lado, me hacía bien. El tiempo paso y tras una breve discusión acordamos ir a su departamento para poder relajarnos y olvidarnos de toda esta mierda, pero era más fuerte que yo, le dije que subiría a buscar mi bolso y que ella podía esperarme afuera, subí las escaleras casi corriendo, llegue a la habitación, busque mi bolso guardando el arma adentro. La seguridad de la propiedad nos detuvo en la entrada, Luke apareció frente a nosotros ofreciéndose a llevarnos. Nos negamos completamente comenzamos a discutir hasta que sugerí la idea de que viniera con nosotros en el coche de Eva. Nuestra cara de disgusto era obvia, algo que para nuestro acompañante no pasó desapercibido durante el viaje rumbo a una de las zonas adineradas de la ciudad.

—Y… Luke ¿Cierto? – Comenzó diciendo Eva

—Si, Luke señorita.

—¿Planea acompañarnos todo el tiempo?

—Entiendo su disgusto señorita, pero solo estoy haciendo mi trabajo.

—Estábamos buscando algo de tranquilidad.

—Si le parece bien podría esperar en la puerta de su departamento.

—Perfecto – dijo dándolo por terminado.

La actitud de mi amiga era bastante agresiva, aunque nuestro acompañante muy por el contrario permanecía totalmente calmado decidido a no chocar estrepitosamente contra alguien como ella. Había perdonado a Luke por el hecho de venderme a Michael hace bastante tiempo ya, si me ponía a hilar fino a esta altura estaría muerta de no ser por la protección de mi psicópata amigo por lo que agradecía que las cosas se hubieran dado de esta manera.

Llegamos… nuevamente ese edificio me daba la bienvenida, casi sin notarlo imaginé la última vez que estuve allí, solamente la tristeza reinaba en aquellos recuerdos. Eva debió notarlo porque tomo mi mano segundos antes de entrar al edificio, una cálida sonrisa acompañaba mi entrada muy diferente de la última vez.

—Bien llegamos – dijo mi amiga mientras entrabamos en el departamento.

—Yo me quedo acá señoritas. Custodiare la entrada.

—Luke un momento ¿te gustaría algo para desayunar adecuadamente?

—Ya desayuné – respondió secamente cerrando la puerta tras de sí.

Ella solo se quedó mirando la puerta, luego a mí, luego nuevamente la puerta.

—Pero… es un idiota ¿Quién se piensa que es? – protesto finalmente, tomo asiento a mi lado mientras con sus ojos fijos en la nada continuaba pensativa – Aunque tenía lindos ojos.

Sonreí sin poder contenerme, me resulto divertida toda la escena, si ella supiera que mi relación con él había comenzado de la misma manera a lo mejor podría encontrarle la gracia también. Desayunamos algo simple mientras hablábamos de una infinidad de cosas como el futuro de las empresas, mi casamiento, unas cuantas palabras de Lucas y en mayor medida en cómo nos sentíamos sobre nuestra amistad. El ambiente se puso muy pesado a tal punto que era obvio que ambas sentíamos la misma incomodidad hasta fue cuando mi amiga tomándome de la mano me llevo a hacer algo que me recordó la primera vez que fui a ese lugar. Probarnos ropa.

—¿Te gusta esta? – pregunto mostrándome una hermosa bufanda con tonalidades violáceas.

— Si es hermosa.

—Es mi preferida – dijo colocándosela alrededor de su cuello – la tengo hace varios años ya.

Eva se encontraba totalmente animada y energizada notaba lo nerviosa que estaba, tal vez era el hecho de tener un nuevo cargo en las industrias, tener tanta responsabilidad de las personas que antes solo consideraba compañeros. Hablaba sin cesar de cosas que habían dejado de importarme hacía ya varios minutos, sin darnos cuenta nos habíamos acercado tanto que ahora estábamos una sentada frente a la otra en el frio suelo de aquel elegante vestidor. Un ambiente denso se creó entre nosotras mi mirad se cruzó con la ella permanecimos en silencio durante largos segundos simplemente observándonos hasta que, sin previo aviso, pero casi al unísono nos abalanzamos una sobre la otra uniendo nuestros labios como esa primera vez. Nuestras lenguas se habían extrañado tanto que danzaban en armonía mientras nuestros cuerpos se frotaban uno contra el otro. Nuestra ropa comenzó a estorbar por lo que poco a poco fue desapareciendo mientras recorríamos nuestros cuerpos llenándolos de besos y caricias. Mis manos acariciaron su suave piel hasta llegar a su entrepierna, un gemido cargado de lujuria escapo de sus labios asediados por mis dientes. Su respiración comenzaba a fallar en el momento en que uno de mis dedos se perdió en su interior, podía sentir lo húmeda y caliente que se encontraba lo cual solamente servía para excitarme todavía más, un segundo dedo ingreso en ella arrancándole esta vez un fuerte gemido. Su respiración entrecortada la obligaba a moverse al ritmo de los intrusos que sin piedad se movían en su interior, mi boca bajo has alcanzar sus pechos llenándolos de mordidas, de caricias.

Eva estaba en otra realidad totalmente alejada, su cuerpo respondía a cada uno de mis movimientos y no podía para de gemir.

—Estoy disfrutando yo sola – dijo deteniendo mis movientes en su interior – me toca a mi

Su ataque comenzó con un nuevo y húmedo beso cargado de excitación era una forma en la cual las dos nos entendíamos tan bien, había situaciones en la que sobraban las palabras entre nosotras, su cuerpo me guio poco a poco a recostarme en el suelo dejando que actué con total libertad. Sus besos comenzaron a bajar por mi cuerpo, primero llegando a mi cuello llenándolo de mordidas, luego a mis pechos colmándolos de besos, recorrió mi vientre creando un pequeño y prolijo surco con su lengua, mi respiración se detuvo cuando la sentí como alcanzaba mi entrepierna, podía percibir cada cambio en su respiración. Una fuerte corriente eléctrica recorrió mi cuerpo escapando por mis labios, mi cuerpo se arqueo retorciéndose ante los movimientos de su lengua y las caricias de sus dedos. Podía sentir lo fuerte que mi corazón latía a cada segundo mientras parecía deshacerme frente a ella.

—¡…Eva!

—Relájate mi nena linda. Si nuestra amistad comenzó de esta manera… ¿De qué otra forma podríamos reconciliarnos? – dijo al momento que hundía dos dedos en mi interior.

Un largo bramido salió de mi boca, liberando toda el placer y el morbo que se estaba acumulando en mi interior, ya no tenía deseos contenerlos dejaba que salieran inundando la habitación con cada gemido y espasmo que me causara mi mejor amiga.

Su lengua volvió a subir por mi cuerpo nuevamente, pero sin que sus hábiles dedos se detuvieran dentro de mí. Nuevamente nuestros labios volvían a encontrarse, era maleable ante ella me dejaba hacer totalmente entregada. Nuestras bocas se separaron dándome un tan ansiado respiro, sus grandes e intensos ojos se clavaron en los míos antes de mostrar una bella sonrisa, lamio mi cuello totalmente expuesto varias veces antes de descender hasta mis senos, jugaba con ellos haciendo que mis manos casi con vida propia la apresaran contra ellos, me dio unos segundos de pausa y antes que pudiera decir algo escupió sobre mi piel, su saliva se mezcló con mi sudor resbalando lentamente por mi cuerpo antes de ser que volviera a juntarlo una vez mas con su lengua.

“¿Que? Aghh degenerada hija de puta”

No conocía esa parte tan salvaje de Eva, aunque mi cuerpo solo podía disfrutar y deshacerse ante ella. Nuestros cuerpos dieron una pequeña vuelta formando un pacífico sesenta y nueve, ahí dándonos placer una a la otra fue que nuestros cuerpos terminaron de entregarse entre ellos y explotando casi al mismo tiempo.

Poco a poco nuestra respiración volvía a la normalidad, ahora acostadas una junto a la otra ninguna de las dos decía nada.

“Si nuestra amistad comenzó de esta manera… ¿de qué otra manera podríamos reconciliarnos?”

Su frase permanecía revoloteando en mi mente. Las dos permanecíamos mirándonos mientras una boba sonrisa que intentábamos reprimir decoraba de manera insistente nuestro rostro.

—¡Sos un asco nena! ¿de dónde sacaste eso escupirme?

—Lo vi en una película – respondió riendo.

La idea que las cosas pudieran volver a ser como eran antes era algo que me daba esperanza, estaba ansiosa porque de una vez todo terminase. Nos vestimos y junto a un delicioso té jugamos a que era una psicóloga y mi loca amiga mi paciente, entre chistes y comentarios tontos intente que se tranquilice por su inminente nombramiento como siguiente CEO de Industrias Vask, parecía que lo había conseguido hasta que se escuchó que la puerta recibió dos suaves golpes, ambas nos miramos extrañadas sin saber que era lo que debíamos esperar.

—Esperas a alguien – pregunte

—No, a nadie. – dijo dirigiéndose hacia la puerta.

La puerta se abrió poco a poco mientras revelaba la imagen de Luke escoltando a una joven mujer, tal vez hasta tuviéramos la misma edad, sus finos y ondulados cabellos dorados eran tan parecidos a los míos solo que en ella cubrían hasta poco menos de los hombros. Podía verse claramente que estaba armada, aunque por alguna razón mi guardaespaldas había considerado no desarmarla.

—Buenos días a todos – su sonrisa parecía ser sincera y no mostraba ningún indicio de ser un peligro – oh usted debe ser la señorita Márquez

“Ayy No ¿Por qué yo? Me persigue la gente rara. ¡Estoy harta!”

—¿Quién sos?

—Me llamo Agostina y trabajo para INTERPOL, es un placer conocerla.

—¿INTERPOL? No entiendo nada ¿me buscan a mí acaso?

—Claro que no – dijo sonriente – me pidieron que me reuniera con usted para informarle que estamos al tanto de sus dificultades y que haremos todo a nuestro alcance para poder protegerla y garantizar su seguridad.

Sus palabras sonaban sinceras, no podía ver ni siquiera una pizca de mentira en su mirada – “¿Debo confiar?” – la pregunta se repetía incansable en mi mente una y otra vez.

—Muchas gracias, pero no es necesario. Pueden estar tranquilos.

—Por favor, aunque sea permítase unos minutos para considerar mis palabras, no es necesario que me responda nada. Estaremos en contacto, por favor en muestra de mi buena voluntad me gustaría darle un obsequio.

—¿Un obsequio? No, no hace falta.

—Por favor acéptelo, apenas acabo de iniciarme en esta agencia y mi primera misión es reunirme con usted. Me sentiría realmente desolada si lo rechazara, es solo una muestra de buena voluntad.

Me sentí mal por ella, parecía que se angustiaba frente a mí, por lo que acepté. El regalo solo consistía de una cadenita llevaba simplemente una letra M acompañada de algunos corazones. Me pareció un poco de mal gusto, pero ya había aceptado. Agostina me comento que uno de sus compañeros estaba trabajando junto con Víctor en la captura de Ángela o mejor dicho Hannah, una agente de INTERPOL que había desertado y que tenía pedido de captura internacional. Mi mente absorbía la información como podía, no sabía si sentirme más asustada o más orgullosa de mi misma a fin de cuentas mantuve un combate – o algo así – con una agente entrenada para matar.

Una vez que Agostina se retiró me despedí afectuosamente de Eva para poder volver a la mansión Vask. En el camino mi mente estaba pensando en todavía en la información que mi cabeza intentaba comprender, mi celular empezó a sonar de forma incansable hasta que por fin me digne a contestar. Desconocido.

—Hola ¿Quién habla?

—Mi muy querida Srta. Márquez que lindo volver a escuchar su voz.

—Me preguntaba cuando aparecerías Michael.

—Estaba algo ocupado, pero ahora tengo tiempo para que podamos divertirnos ¿hacemos algo loco?

—¿Qué tienes en mente?

Cambie la ruta que originalmente habíamos tomado siguiendo las indicaciones de Michael, ignore todas las críticas que Luke hacia y obligue a que se detenga en un cibercafé que se ubicaba en el centro de la gran ciudad. Ingrese al establecimiento en compañía de mi guardaespaldas, el lugar era bastante simple, pero al mismo tiempo tenía su encanto, al final del gran salón se hallaba una elegante escalera que conducía al segundo piso un ambiente un poco más tranquilo libre del bullicio de planta baja. Me retire con la excusa de ir al baño, todo era tal y como mi psicópata amigo había dicho “Veamos…ventana del lado derecho, hacer palanca a la hoja izquierda” todo realizado a la perfección, ante mí se hallaba la libertad, en forma de un andamio bastante oxidado, pero libertad, a fin de cuentas. Me trepé como pude a los caños mientras decencia hacia el suelo, ante mí una especie de jardín me daba ahora la bienvenida y con el mi paranoico amigo.

—Ven te ayudo a bajar – dijo tendiéndome la mano

—Que caballero Sr. Michael, una chica se acostumbra a estos tratos.

—Para consentirla, corre…

Escapamos del patio saltando un pequeño tapial quedando en plena calle, la gente nos miraba extrañados, pero Michael solo los ignoro recordándome que estábamos escapando. Sin prisa, pero sin descanso nos alejamos varias cuadras antes que mi celular comenzara a sonar.

<TRES LLAMADA PERDIDAS: LUKE> “No, gracias”

—¿Adónde vamos?

—Que importa.

—¿no importa?

—Mariza…creo que estas sencillamente desbordada. Tal vez lo que necesitas para volver a recuperar tu bella sonrisa es simplemente volver a sentirte como una persona normal. Relájate y disfruta del paseo.

Que palabras tan raras para hacerme sentir mejor, pero al mismo tiempo que efectivas que fueron, tenía razón tal vez lo único que necesitaba era recuperar algo de mi vida normal. Llegamos hasta una hermosa plaza en cuyo centro se hallaba una hermosa y delicada fuente, adornadas con estatuas hechas de piedra, parecía que todo el mundo caminaba libre y despreocupado el ambiente me lleno de paz tanto a mi como a Michael.

—¿Puedo preguntarte algo? – dije sentándome en uno de los bordes de la fuente.

—¿Ya comenzamos con las preguntitas? – me encogí de hombros ante su comentario sin dejar de sonreír - ¿de qué quieres hablar?

—¿extrañas tu vida anterior?

—¿Cuál vida? Nunca tuve una vida anterior la cual extrañar.

—¿y tu familia? Ellos están, siempre estarán.

—Están muertos Mariza, además ya no los recuerdo.

—Si los recuerdas Michael, es solo… que tu mente trata de bloquearlos en un intento de protegerte. No estás solo Michael, me tienes a mi… aunque tengas que trabajar el triple en un intento por protegerme todo el tiempo.

—Es algo que vale la pena – confeso sonriente – tuve muchas vidas anteriores, aunque ninguna de ellas me pertenecía, ese grupo especial que te conté me daba el poder de desaparecer.

—¿Desaparecer? No te entiendo.

—Si, desaparecer. Podía ser otra persona o muchas al mismo tiempo, podía inventarme una vida. Podía ser una persona normal olvidándome por un segundo de armas, misiones rangos o lo que fuera. Para nosotros estar en ese grupo era un sueño, ya no estábamos en el sistema, no seguíamos sus reglas, estábamos sobre él, más allá de él. Podíamos ir a donde quisiéramos, ser quienes quisiéramos. Encontramos eso que tanto anhelábamos… una familia. Suena cursi pero era así éramos como hermanos.

Nuestras miradas se cruzaron, una sonrisa cómplice escapo entre nosotros. Hasta que note que su vista se desvía hacia la M que colgaba de mi cuello.

—Qué lindo – comento irónico – ¿te lo regalo tu novio?

Siempre que intentaba parecer celoso fallaba terriblemente, por lo que ante su curiosidad le conté de donde había salido la M de mal gusto. Michael reacciono peor de lo que esperaba, en un rápido movimiento me arranca la cadena tirándola a la fuente, me toma del brazo y me obliga a salir corriendo. Solamente alcanzamos a llegar a la esquina de la hermosa plaza antes que comenzaran a aparecer patrullas y decenas de policías que cortaron todas nuestras vías de escape apuntándonos con sus armas mientras no dejaban de gritarnos. Fue demasiado para mi frágil persona que sin entender nada simplemente lloraba mientras me metían en uno de sus camiones blindados a base de gritos y empujones. Mi compañero muy por el contrario permanecía totalmente tranquilo mientras caminaba sonriente, parecía como si ninguno de ellos se animara a tocarlo, pero aun así no bajaban sus armas ¿Qué era todo esto?

**********

—Voy para allá.

Corte sin prestarle alguna atención a la respuesta de John, era obvio que se encontraba en las industrias. Ese detestable tipo no me sacaba la mirada de encima, me hacía sentir como si fuese su prisionero en mi propia casa.

—¿Buenas noticas? – pregunto levantándose de su asiento.

—Así parece, me tengo que ir.

—Yo también, te acompaño a la salida – dijo levantándose de la silla - ¿no vas a despedirte de Mariza?

No respondí simplemente di media vuelta dirigiéndome hacia la puerta, tardo unos cuantos segundos en alcanzarme acompañado por esa estúpida sonrisa que tanto odiaba ¿despedirme de Mariza? Solo me ausentaría por unos momentos, por otro lado, la última vez que la deje sola el castigo fue muy gratificante. El tiempo pasaba mientras el auto conducido por Lucio ingresaba en el predio de la compañía, estaba totalmente ansioso y apenas podía esperar que era lo que John tenia para contarme. Me sorprendió la paz con la que me encontré, todos los empleados en sus puestos contentos y animados.

—Buenos días – salude a las chicas de recepción.

—Buenos días señor Vask – respondió una de ellas.

—Buenos días Señor ¿Cómo se encuentra la Srta. Márquez? – pregunto casi al instante su compañera.

—Muy bien, gracias por preguntar. ¿Todo en orden esta mañana?

—Sí señor, La Junta acaba de entregar un informe a su secretaria.

—Ok, muchas gracias.

Continúe mi camino hasta el ascensor principal saludando a cada uno de los empleados que se cruzaban en mi camino. Luego de tanto tiempo me sabia los nombres de cada uno, eso me daba cierta nostalgia y al mismo tiempo mucha tristeza, todo eso estaba a punto de terminar.

Las puertas del ascensor se abrieron dejándome en el último piso, converse con alguno de los empleados hasta que Eva me hizo algunas señas para que me acercara.

—Buenos días Eva.

—Muy buenos días señor Vask – Sonrió mostrando una hermosa hilera de blancos dientes mientras acomodaba una pila de carpetas – Bien, veamos… En primer lugar, está el informe de La junta, todos los sectores trabajan al cien por ciento, la producción es óptima y los todos los contratos se están cumpliendo en excelentes condiciones. En segundo lugar, está el informe financiero, nuestras acciones subieron en un uno punto cuatro por ciento esta mañana, recuperando las pérdidas de ayer. En tercer lugar, llegaron los nuevos contratos, tiene que revisarlos, La Junta ya lo hizo. Y para terminar señor, su jefe de seguridad está esperándolo en su oficina.

—¡Que eficiente que estas hoy, muy buen trabajo Eva!

—Gracias señor Vask, una cosa más antes que se vaya señor por favor – ansiosa reviso entre sobre su ordenado escritorio hasta que encontró mi agenda – revisándola me di cuenta que no tiene nada para hacer hoy, es decir no hay reuniones ni juntas ni nada y yo me preguntaba bueno si no le molesta o si usted cree que no es lo más aconsej…

—Por supuesto Eva, tomate el día.

—¿De verdad?

—Si Eva, de verdad podes irte.

—Gracias, gracias – sorpresivamente se colgó de mis hombros abrazándome, hasta que reacciono y retrocedió avergonzada – ehh lo… lamento. Ya me voy.

Eva salió prácticamente corriendo, una mezcla entre vergüenza y ansiedad diría yo, aunque no fue algo a lo que le di demasiada importancia. Al entrar en mi oficina John efectivamente estaba esperándome sentado frente a mi escritorio.

—John Buenos días – dije estrechando su mano – espero que esta vez me hayas hecho venir por nada.

—Juro Señor que no, por favor tome asiento – espero pacientemente a que diera la vuelta al escritorio y viéndome como cruzaba las manos frente a mí, tomo una bocanada de aire y dio inicio – Bien… gracias al apellido que usted pudo facilitarme pude encontrar una punta por donde comenzar a investigar todo este misterio ¿Debería agradecer a la Srta. Márquez?

—Mejor no, mi dulce Mariza es a veces un poco ingenua. Fue más fácil de lo que pensé, pero preferiría que las cosas quedaran entre nosotros. Comencemos por favor.

—Está bien veamos – comenzó ordenando unos papeles y dio un repaso rápido – mis contactos encontraron el apellido que me facilito entre unos documentos clasificados del M16, junto el nombre Michael, pero lo que me llamo la atención es que este último no es un nombre sino un apodo.

—¿un apodo?

—Si, el nombre real es Martin Arias, es una historia un poco triste. Nació en mil novecientos ochenta y nueve, hijo de una familia típica de clase media, fue el segundo de dos hermanos. Su padre Ignacio Arias trabajaba como carpintero de forma independiente y su madre Teresa era ama de casa. Tenía una hermana de doce años Paulina.

—¿Tenia?

—En mil novecientos noventa y cinco un grupo de hombres asesina a todos los integrantes de la familia llevándose con ellos todo lo que podían, pero cuando la policía científica estudia el área se dan cuenta de algo, el chico no está. Recién para marzo de dos mil uno es que este joven vuelve a ser noticia, una mujer llamada Lucrecia Sáenz lo toma bajo su tutela y lo ayuda a terminar sus estudios. Madre de tres hijos, viuda… bla bla bla.

—¿Vivió en la calle todo ese tiempo?

—Según parece sí señor.

—¿Qué paso después? Estos momentos de su vida no me interesan ¿En qué momento comenzó a llamarse Michael?

—En abril de dos mil siete la Sra. Sáenz fallece a causa de un problema cardiaco y el joven simplemente toma sus cosas y se va. Dos meses más tarde se inscribe en el ejército usando el apellido de la mujer que la salvo de la calle, siendo aceptado y ocupando el rango de soldado raso de la infantería nacional. Sin embargo, a pesar de demostrar un excelente estado físico era un pésimo soldado, era insubordinado y rebelde, gran parte del tiempo estuvo preso, pero a pesar de eso su carisma le hizo ganar la obediencia de sus compañeros por lo que sus superiores lo nombraron sargento poniéndolo a cargo de un pelotón en un intento de mantener la paz.

—¿Sargento? Me parece una pésima idea ¿funciono al menos?

—Si, con él al mando todo quedo bajo control nuevamente, pero al poco tiempo ocurrió un…incidente. Según parece nuestro joven amigo tuvo una pelea en uno de los talleres del regimiento con un grupo de oficiales, exactamente un capitán y tres tenientes.

—¿Qué ocurrió?

—Michael lucho contra los cuatro al mismo tiempo usando una llave Stilson, todos terminaron heridos desde golpes leves hasta cosas más serias como en el caso del capitán que termino con TCE moderado. Se armó una corte marcial de manera urgente, se investigó lo ocurrido y tres días más tarde se sentenció a nuestro amigo. Ese mismo día en el más absoluto secreto, un avión británico entra a nuestro país llevándose al acusado con él.

—Eso es muy extraño ¿Por qué tomarse tal molestia por un simple soldado?

—IAF por sus siglas en ingles International Assault Force o en español Fuerza Internacional de Asalto, era un grupo de tareas especiales creado por el servicio de inteligencia británico y comandadas por su director William Taylor. El objetivo de este organismo era acabar con el terrorismo y bla bla bla… El mismo discurso de siempre, lo que realmente hacían era acabar con cualquier cosa que se interpusiera en los objetivos de Inglaterra y sus aliados. Políticos, sindicalistas, empresarios, grupos separatistas no importaba realmente cual fuera su objetivo era eliminado.

—Hijos de puta, pero… ¿cómo un soldado común es buscado para tareas tan delicadas?

—No son soldados comunes, el grupo originalmente consistía de varias decenas de soldados, pero al final de todo el entrenamiento quedaron solamente once miembros todos de nacionalidades diferentes, con cualidades totalmente opuestas, pero con algo en común eran hombres solitarios, sin amigos, sin familia, nadie que los busque nadie que los reclame. Consistió de tres años entrenando con el grupo seals en EEUU, luego dos años con los grupos británicos SAS, SBS y para terminar un año en Alemania con el KSK, creando así un grupo comandos altamente calificado muy por encima de todos los anteriores, todos recibieran un apodo para que de esa manera borraran por completo conexión con el resto del mundo. Pasaron dos años en servicio hasta que a principios de este año comenzaron los problemas cuando llegaron órdenes a las oficinas de Taylor.

John entonces comenzó a esparcir fotos sobre la mesa, aunque evito mostrarme una de ellas, se observaban claramente ordenes sencillas pero claras.

**

<<ULTIMA MISION LLEVADA A CABO DE MANERA INSATISFACTORIA>>

<<SUJETO MICHAEL REQUIERE SER ESTUDIADO>>

<<SUJETO MICHAEL RESULTA PELIGROSO>>

<<SUJETO MICHAEL PONE EN PELIGRO A TODA LA ORGANIZACIÓN>>

**

—Al parecer había una amistad entre Taylor y Michael quien era líder del grupo. Por eso Taylor intento ignorar todas las advertencias de sus superiores hasta que luego de una discusión llego a las oficinas centrales del IAF un mensaje claro y definitivo.

Puso entonces la última foto y termine de entender que había pasado.

*

<<BORRAR ESCUADRON>>

*

—El IAF fue enviado a Israel con el objetivo de detener a un grupo terrorista que supuestamente atacaría la ciudad de Jerusalén, fueron llevados hasta un cuartel abandonado que les serviría de base mientras se encontraban en el país, pero por desgracia para ellos era una trampa. Fueron acribillados y masacrados sin darles la menor posibilidad. Las fuerzas enemigas por decirlo de alguna manera sabían por dónde entrarían, cuantos hombres eran, que arsenal tenían, absolutamente todo. Traicionados por su propio alto mando el IAF quedo oficialmente extinto, pero para desgracia de ellos cuando revisaron los cuerpos se dieron cuenta que faltaban dos miembros.

—Uno de ellos era Michael ¿y el otro?

—Era un soldado español con el apodado de Máximo, aunque este no fue preocupación por mucho tiempo fue encontrado muerto cerca de la ciudad de Beerseba. Paso el tiempo se ignora como Michael consiguió volver a Inglaterra, pero de alguna manera entro al país. En Northampton disfrazada como si fuera una simple siderúrgica a las afueras de la ciudad se encontraban las oficinas centrales del IAF, era un complejo sistema subterráneo ubicado bajo la fachada que monitoreaba todas las operaciones o la hacía antes que volara por los aires en mil pedazos, nuestro sádico amigo se encargó de hacerla estallar casi en su totalidad. El gobierno hizo pasar todo como si fuera un simple accidente industrial cerrando todas las investigaciones en un abrir y cerrar de ojos.

—Es increíble todo esto ¿te imaginas que sucedería si esta información llegara a los medios John?

—Señor… sencillamente espero que nunca llegue ese día. Tuve que intercambiar muchos favores para acceder a esta información. Si intenta sacar provecho de esto puede que se revierta en su contra señor.

—Puede que tengas razón, no creo que podamos seguir vivos luego de sacar todo esto a la luz. Puedes retirarte John excelente trabajo, como siempre.

—Gracias señor Vask. – dijo retirándose.

La increíble historia que me había contado John seguía presente en mi mente. Aun si todo fuera cierto y que contara con todas las pruebas para mostrárselas a Mariza no lo haría, solamente la comprometería al revelarle información secreta de un gobierno extranjero ¿En qué me beneficiaba eso? En nada, solo la pondría en peligro mientras que por otro lado eso no me aseguraba acabar esa extraña amistad. Además, ella había repetido hasta el hartazgo que solo eran amigos y aunque hubiera pasado algo entre ellos tampoco tenía derecho a decirle absolutamente nada, enterarme de todo logro deprimirme más, no solo descubrí que Michael era un soldado preparado para casi cualquier tarea, sino que además no podía usar nada de eso en su contra.

La puerta de mi despacho se abrió repentinamente dejando pasar a John quien se veía algo nervioso como si necesitara decirme algo, aunque… ¿Qué podría decirme que me alterara todavía más?

—Señor… lamento la interrupción, pero tiene una visita.

—No estoy para nadie John. Que se retire inmediatamente.

—Eso no va a ser posible, Víctor Vask – un hombre trajeado totalmente de negro ingreso en mi oficina, sus oscuras gafas ocultaban sus ojos, aunque podía sentir su mirada clavada en mí.

—No es la primera vez que nos vemos – mi mente trabajaba a mil revoluciones tratado de entender de donde lo conocía – Trabajas para INTERPOL – respondí finalmente

Sonrió al momento que se sacaba sus gafas oscuras tomando asiento frente a mí.

—Buena memoria, mi nombre es Cristopher ¿Dónde está Hannah, Víctor? Creí que habíamos llegado a un acuerdo

—Estoy haciendo todo lo que puedo, mis hombres están buscándola todo el tiempo.

—Parece que no es suficiente. Creí que te esforzarías un poco más, considerando que es tu libertad la que está en juego.

—Bueno no estoy recibiendo absolutamente nada de ayuda de vos ni de tu agencia.

—Mira pichón, estoy acá para asegurarme que vos haces tu trabajo no para hacerlo por vos.

—¿Entonces yo pongo el equipo, el dinero y el personal para capturar a Hannah, pero ustedes se llevan toda la gloria y el reconocimiento? Ándate vos y toda tu puta agencia a la mierda.

—Mira muchachito no sé quién mierda te crees que sos – dijo levantándose frente a mi

Un arranque de ira se apodero de mí y levándome lo tome de su fino traje acercándolo a mí listo para golpearlo con toda la furia que llevaba acumulando dentro de mí.

—Señor Vask – reacciono de inmediato John acercándose – señor por favor suéltelo.

—Vamos muchacho estúpido, un solo golpe y te pudres en una cárcel alemana ¡vamos demuestra de que estas hecho!

—No, Señor por favor suéltelo – dijo sacudiendo mi brazo – señor… ¡Víctor soltalo!

A regañadientes solté al idiota que tenía frente a mi sin poder evitar mirarlo con furia.

—Esta reunión llego a su fin, John acompaña Cristopher a la salida por favor.

—Si Señor.

—Espera un momento, creo que nos precipitamos. Tienes razón, no has recibido ninguna ayuda, pero debes entender que no tengo la última palabra. Mis superiores me presionan a mí y yo te presiono a vos.

—Llegare a mi objetivo sin su ayuda no se preocupe.

John saco a Cristopher casi a las patadas de las industrias Vask, ya no podia aguantar para que todo terminara de una vez, las cosas parecían estar volviéndose cada vez más agotadoras. Lo único que me consolaba era el hecho que una vez que todo llegara a su fin pasaría el resto de mi vida en compañía de mi bella Mariza. Parecía que mis ojos se cerraban solos, mi cabeza reposo contra el fino escritorio mientras el sueño se encargaba de alejarme de la realidad hasta que mi celular comenzó a sonar con ese estúpido sonido.

—Hola – conteste totalmente desganado.

—Víctor ¿Cómo estás?

—Como puedo ¿necesita algo Sra. Hudson?

—Si, llamo para que acordemos una feche para anunciarme como la nueva dueña de la compañía además del nombramiento de Eva como nueva CEO.

La charla se extendió mientras afinábamos detalles, estudiábamos el mercado global y pensamos en como reaccionaria la empresa ante este brusco cambio. Los minutos pasaban y pasaban mientras la charla continuaba hasta que de un momento para otro John ingreso a mi oficina, le hice una seña para que se retirara, pero se negaba permaneciendo en su sitio.

— Bueno es un mercado bastante inestable, si…claro ¿me podría disculpar solo unos segundos? – interrumpí mi comunicación tapando el micrófono del teléfono – John necesito que te retires, sea lo que sea que tengas que decirme tendrá que esperar.

—La Srta. Márquez se encuentra detenida.

—¿QUE?

Mis dedos masajeaban mi frente como si este ejercicio fuera una especie de mantra para poder tranquilizarme ¿Cómo hacía para meterse en esos problemas? El hecho que todos los días algo nuevo se saliera de control me causaba mucho stress. Corte mi comunicación con Hudson de la forma más educada posible y me retire en compañía de mi jefe de seguridad, era tiempo de llamar a mis abogados.

(8,67)