Nuevos relatos publicados: 0

Mi primera vez como mujercita con un hombre

  • 5
  • 17.742
  • 8,70 (10 Val.)
  • 3

Todo empezó hace mucho tiempo, como he relatado en la sección de amor filial tengo una linda hermana menor que yo dos años a la que le gusta que le llamen por el nombre de Lora, siempre me pareció fascinante su ropa, adornos, ropa inerior, etc. Yo desde que recuerdo me gustaba vestirme con sus vestiditos y jugar con ella como dos hermanas. Sentir la suave textura de unas pantaletas, de un fondo de seda, de medias apretando las piernas, del suave meneo de un lindo vestido, verte bonita gracias al maquillaje y todo eso me hacía inmensamente feliz, como ser humano pleno y lleno de vida.

Sucedió pues que una ocasión estando solo en casa di rienda suelta a mi deseo de verme aunque fuera solo por un ratito como una chica, verme en el espejo de la recámara de mamá y que el reflejo resultara en una hermosa jovencita, con pendientes, collares, diademas, pulseras y tacones. Saqué algo de ropa de mi hermana, vestidos, minifaldas, blusas, calzones y brasieres y me probé lo que me parecía se veía mejor en mí, mi cuerpo delgado sin bello, de facciones afeminadas y un poco de maquillaje lograron el efecto deseado, me vi en el espejo enorme de mamá y ahí estaba mi verdadero yo, una mujercita, hermosa con ojos cautivadores y tiernos ¿Qué me faltaba? ¡Claro el cabello más largo!

Busqué en el tocador de mamá la peluca de la tía Conchis que le dio a mamá hacia algunos años y por fin la encontré, metida en una malla, la sacudí y amorosamente la peiné lo mejor que pude, ésta era de pelo natural y no tengo idea de porque la tía se la dio a su hermana pero, ahí se quedó, en el tocador de mamá. Me la puse y el efecto me sacó lágrimas de alegría ¡Yo era una mujer, debía ser una mujer! Contenta me salí al patio para que a la luz de esa mañana me pudiera ver a mis anchas, descolgué un espejo que había en el pasillo y me salí a mirarme desde muchos ángulos, distraída como estaba no me di cuenta que tenía un mirón que me observaba desde el techo de la casa vecina, fue hasta que este personaje se movió un poco que por la sombra que noté en el piso me di cuenta de que no estaba sola.

Corrí a meterme a la casa y ahí me sentí segura ¡Nunca pensé que el vecino se iba a descolgar hacia mi casa y me atraparía! Y eso exactamente sucedió, me senté a la orilla de mi cama para comenzar a desvestirme y esperaba que la persona que me había visto me hubiera confundido con Lora, eso era factible y no sucediera nada, comencé a quitarme las zapatillas de tacón de mi hermana y, de repente una voz que provino de la puerta que daba al patio me congeló la sangre ¡Qué guardadito te lo tenías! Volteé aterrada y miré al tío de mis vecinos, un señor como de unos 45 años que me miraba con una sonrisa burlona. No pude balbucear ningún sonido, algo gutural fue lo único que pude emitir. No te preocupes, no le voy a contar a nadie de que eres un pinche putón, una nena, un marica que se viste de mujercita. Mire Don... No es lo que cree...es que... Nada, no pasa nada ¿Puedo entrar? Sí, pues pase. El hombre era de cabello crespo, con la coronilla de la cabeza ya sin pelo, de bigote recortado, medio canoso, delgado y musculoso, más o menos de mi estatura, yo siempre lo había saludado y cruzado algunas palabras con él, sabía que tomaba casi todos los días y que estaba viviendo en casa de una sobrina porque su familia lo botó, que era alegre y dicharachero y venía del DF.

Vestía en ese momento un pantalón de mezclilla muy ajustado, una camisa de manga larga de vaquero, abierta casi hasta el tercer botón y zapatos de baile como los de Michel Jackson con todo y sus calcetines blancos, llevaba unos golgajos de hipie en la muñeca izquierda y un reloj grandote y corriente en la izquierda. Se sentó junto a mí en la orilla de la cama y me puso su mano en la espalda ¿A que hora viene tu jefa? ¿Dónde está Lora y tus hermanos? Hoy no hay clases ¿A dónde fueron? No estan, fueron a visitar a una comadre de mi mamá a un pueblo, regresan como a las siete de la noche ¡Ahh, oye te ves muy linda de nena! ¿Es ropa de tu hermana verdad? Sí, contesté apenada hasta lo más hondo de mí. Pues te le pareces mucho.

Me levanté de la cama para empezar a desvestirme pero él se interpuso entre la puerta del otro cuarto (el de Lora) y yo, se recargó en el marco de la puerta y me tomó la mano derecha, la jaló hacia su entrepierna y con mi mano se sobó el paquete de huevos y una verga bien tiesa. Si me agarras la palanca no le digo a nadie, si no, le diré a tu mamá y cuando venga tu padre le dire que su hijto es una pinche puta ¿Qué dices? No dije nada, simplemente le sobé encima del pantalón, se bajó el cierre y se sacó tremenda verga peluda y cabezona, estaba ya lubricada por una gota de liquidito, lo tomé y comencé a acariciarlo, me jaló a la cama, me sentó y me metió su verga en los labios y en la boca, se lo mamé ¡y me calente! Me levantó el vestidito y untándome crema en el ano, me metió mi primera verga real en el culo... Fue delicioso. Lo hicimos después varias veces. Me volví su puta. Continuará.

(8,70)