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Mi primera vez como mujercita con un hombre -2

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Una vez ya con el pene adentro, el dolor dió paso a una exquisitra sensación de placer, en el momento en que mi vecino me tomó de las caderas y comenzó a empujarme y halárme hacia él supe que esas manazas de macho eran el remedio a todos mis días de frustración intentando verme y sentirme mujer. La edad mía de cuando ocurrió este suceso la dejo a la imaginación del lector, les puedo decir que era muy joven entonces, mido 1 metro 67 centímetros, soy bajito, delgado moreno claro, comencé a usar hormonas a esa edad, me las compraba mi hermana Lora, eran anticoncepticvos inyectados que ella usaba, así gradualmente mi cuerpo de por si afeminado comenzó a verse como el de una linda señorita.

Regresando a la situación, yo no comprendí en el momento cómo fue que mi vecino se descolgó hasta el patio e interior de mi casa, solo después me percaté que lo hizo saltando al techo de un pequeño baño que había en el patio y de ahí se descolgó por la ventana. Recuerdo que me bajó las pantaletas hasta las rodillas, me inclinó sobre la cama, hizo que pusiera las rodillas en la orilla y me dobló hacia abajo la cabeza, sabía qué venía para mí en ese momento, algo que había anhelado por mucho tiempo, creo que desde que comencé a tener consciencia del sexo, fue una vez, en que un compañero de la escuela se pusó detrás de mí, en una banca de madera, yo estaba con las piernas separadas atándome las agujetas en short, mi compañero se puso detrás y me repegó su pene, la verdad es que sentí rico y lo dejé hacerme esa maniobra precoz, luego metió la mano en mis nalgas buscando afranosamente mi culito, me reacomodé un poco para facilitarle eso, entonces logró insertarme por unos breves segundos su dedo anular de la mano derecha en mi culo, lo sacó y me lo puso en mi boca para que lo lamiera, no lo hice y fingí molestia, tanto él como yo sabíamos que nos había gustado el "jueguito" pero no pudimos volver a hacerlo. Ahora por fin iba a saber lo que se siente con un macho real.

Lo primero que hizo después de bajar mis pantaletas fue tocar mi ano, masajearlo sabiamente, yo sentía un placer increíble por estar ahí, en esa posición, a expensas de lo que este hombre me quisiera hacer, untó aceite de BB y metió su dedo anular de la mano izquierda, luego otro dedo, que supongo era el otro de enmedio de su mano, urgó en mis entrañas lo más que pudo mientras yo a propósito separaba mis nalgas con mi manos para que el pudiera penetrarme, sacó los dedos y llevó su pene bien parado a mi cosita, poco a poco me fue penetrando, un ardor enorme y comezón fuem lo que sentí en un principio, apenas tendría yo metido medio tronco, de repente me tomó de la cintura y me penetró por completo, lágrimas de dolor y angustia salieronde mis ojos pero, con maestría y suavemente me comenzó a follar, un enorme, increíble e inenarrable placer me inundo todo el vientre ¡Era su nena, su putita! Con dulces palabras en mi orejita derecha y besaándome el cuello y la espalda se rwscostó encima de mí, yo mantuve separadas las piernas lo más que me lo permitieron las pantaletas de mi hermana, él las quitó y me abrió más las piernas, así, encima totalmente de mí me lo metía y casi sacaba, una y otra vez, yo cerré los ojos y me dejé llevar a ese nuevo mundo de sensaciones placenteras que no conocía hasta ese momento, cierto es que me había introducido velas, zanahorias y un mango de un cepillo pero esto era otra cosa, era diferente, hermoso. Me dijo cuando se vino. Te los voy a echar adentro para que te vuelvas una perra, mi puta perra y se vino.

Yo me quedé mojada, sintiendo cómo escurria de entre mis nalgas el semen aun caliente, se despegó de mí, me bajó el vestidito de Lora amarillo que tenía un lindo lazo en la cintura y me dijo: No se lo cuentes a nadie. Me levanté de la cama y me puse de pie con las piernas adoloridas y aun escurriendo su semen. Me haló hacia él y me besó en la boca, de una manera increíble, exquisita, me volvió a meter un ndedo por el culo y me hizo masturbarme enfrente de él mientras jugueteaba con mi culo y mis nalgas, arrojé una cantidad enorme de semen gimiendo y llorando de intenso placer. Pues así fue mi primera vez con un macho, me metí a lavar al baño, guarde la ropa y las cosas de Lora, esperaba que cuando regresara mi hermana y tuviera un poco de tiempo le púdiera contar de esta mi primera vez, ahora yo la entendía mejor, era la puta de su hermana, puta igual a ella.

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