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Familia sin tabúes (11) Jack, Sam y vicio

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No sé en realidad, si la follada que voy a contar es la más morbosa de mi vida, pero si te puedo decir que viciosa y guarrona, es un rato grande.

Le conté a Alfredo, que yo tenía una serie de amigos, que me regalan cosas o dinero por follar con ellos, no era literalmente un chapero, pero se le parecía mucho, más bien un chico de compañía. Se puede decir que tengo unos clientes, Sam y Jack, que son de Inglaterra pero llevan mucho tiempo viviendo aquí, ellos dos son pareja, y me llaman de vez en cuando, para echar un buen rato follando conmigo. Sam tiene 25 años, es delgado de cuerpo pero muy fibroso, morboso de cara, y muy aniñada, que aparenta menos edad. La polla la tiene normalita, pero el culito, ¡Wow!, el culo que tiene es otra cosa, me flipa follarselo y meterle consoladores dentro. Le encanta que le metan dildos por el ano, y contra más grandes y gordos mejor... Y ya si son dos buenas pollas, las que entran por su recto, se pone caliente como una perra desbocada, y te hace todas las guarradas que tú le pidas.

Después está Jack, su marido, él tiene 33 años, su cuerpo es robusto y musculado, más o menos como tú Alfredo, y tiene un tattoo chulísimo, que le cruza el hombro y el pecho. Atractivo de cara con barba, el culo grande con las nalgas prietas y redondeadas, y un pollón grande, largo, anchote, de unos 25 centímetros. Lo que más le gusta a Jack, es ver y grabar, como se follan por la boca y el culito al vicioso de su esposo. Es un puto voyeur, viendo a Sam gozando con los tíos, mirándole la cara de placer tragando pollas, y grabando todas las posturas follando. Tiene infinidad de videos de tíos jodiendo con ellos, un día me enseñó algunos de ellos, y no veas el calentón que pillé, porque algunos tíos estaban buenísimos, y le hacían barbaridades a Sam, mientras se lo follaban. A Jack le gusta ir por libre, mirando, tocando, grabando, y cuando le apetece entra en el juego, y te enverga algún agujero con la polla.

Te voy a contar, la primera vez que follé con ellos. Yo los conocí a través de Andy, otro amigo especial que tengo, más mayor y forrado de pasta, y que muchas veces me pasa contactos de gente. Jack, se puso en contacto conmigo por teléfono, hablamos de lo que querían, y dio las señas de su casa. Cuando llegué a casa de los dos, Sam andaba solo con el tanga por toda la estancia, exhibiendo sus delicadas y sabrosas nalgas. La verdad que fueron muy amables los dos, Jack me acompañó al salón, me sirvió un cubata, y me explicó tranquilamente, como quería que fuera la follada.

- Lo primero Pablo, es que estás en tu casa, y si te apetece hacer algo no tienes que preguntarlo, hazlo por favor. Ya te dije, que me gusta grabar mientras estamos en plena follada, no te preocupes que es para mi colección privada, y te sacaré la cara lo menos posible. Después, Sam coge y hace lo que le da la gana, así que no te extrañes que te provoque bailando, o que entre en el water cuando estés meando, o que se vista de mujer, él es así de loco, pero es muy divertido, y te va a hacer disfrutar muchísimo, ya verás. -

- No te preocupes Jack, que yo no me asusto de nada, y me adapto a todo. Cuando se trata de gozar follando me gusta que cada uno sea como es, y probar cosas nuevas, dentro de un límite, claro está. -

- Claro, claro... Te he puesto un ron cola, pero si quieres otra cosa dímelo, y ponte cómodo, sin vergüenza ninguna, mira como vamos nosotros, yo en calzoncillos, y Sam en tanga, con el culito al aire... A que te gusta su culito, ¿Eh? -

- ¡Uffff!... Me encanta tío, lo tiene precioso, y también me gusta bastante, lo que veo entre tus piernas, Jack, ese paquetón que se te marca, y que se te ve a leguas. -

- Jajaja, que pillo eres Pablo. Andy me ha hablado muy bien de ti, dice que se lo pasa de puta madre contigo, y que le haces unas guarradas increíbles, por eso te he llamado, Sam y yo somos muy especiales. Bueno, aquí tenemos de todo para colocarte y cogerte un buen subidón, si te apetece, coge lo que quieras de la mesita de allí. -

Llevaba razón Jack, al decirme que Sam hacía lo que le daba la gana. Mientras hablábamos, el colega no paraba de sobarme el paquete, me había desabrochado el pantalón dejándome la bragueta abierta, y los calzoncillos al descubierto. Se me podía apreciar un surco mojado en la tela, una manchita circular alrededor de mi capullo, que traslucía su grosor y su color rosado. Sam lamía la mancha con la lengua, humedeciendo aún más la tela del slip, hasta el punto que se había adosado y super pegado, a la piel de mi polla. Estiró con la mano el elástico del slip, destapando mis atributos y dejándolos totalmente al descubierto. Después de encajarme el elástico bajo los huevos, se dedicó a juguetear con el tronco de mi cipote, pasándoles los dedos de arriba abajo hasta llegar al capullo, donde hacía circulitos suaves mientras me restregaba y esparcía el pre-cum por todo su grosor. Jack, había cogido la cámara y lo grababa muy de cerca, con el objetivo casi pegado a mi polla, filmando como Sam pegaba su nariz a mi abdomen, y olía con profundidad mi vello púbico.

Mi polla estaba semi erecta todavía, pero él quería algo duro en la boca, así que pasó su lengua por todo el ancho y largo del miembro, y luego la metió en la boca. Comenzó a mamarla suavemente, tomándose su tiempo saboreando, notando como iba creciendo dentro su boca, y cada vez se me ponía más gorda y dura. A Sam le gustaba ser el centro de atención, el protagonista de la grabación, mientras miraba muy provocativo a la cámara, y a Jack, agarrando mi pollón con la mano, y propinándole una mamada de las buenas. El cabrón me hacía gozar, y retorcerme de gusto, y desde luego sabía chupar una polla. Me di cuenta, de que mi pollón no le entraba entero en la boca, el colega me lo había puesto enorme, yo le cogía la cabeza con las manos, ayudándole y dirigiéndosela hasta que mi capullo tocó su garganta. Le dio una buena arcada cuando mi polla entró entera, tocándole la campanilla con el glande, pero Sam siguió tragando como si nada, con la cara colorada por el esfuerzo, al mismo tiempo que se le salía la saliva por las comisuras de los labios, resbalando por su barbilla y mojándome el pubis y los cojones.

Jack seguía grabando mientras le tocaba el culito con los dedos, veía su ano ansioso de ser sondeado, y como ya lo conocía, de ser agujereado con algo duro. Le introducía un dedo suavemente, hasta deslizarlo en lo más profundo, para luego sacarlo entero y ensalivarlo en su boca, volviéndoselo a meter dentro del boquete. También le daba palmadas fuertes en las nalgas, una y otra vez con sadismo, que se escuchaban en todo el salón, hasta ponerle muy rojos los cachetes del culo, y dejándole la nano marcada. Sam reaccionaba a las cachetadas como era de esperar, como una buena puta, le encantaba al maricón que le dieran, porque no paraba de gemir de placer con mi polla dentro de su boca, y dándome unas chupadas salvajes.

Como lo tenía de lado a cuatro patas en el sofá, le acariciaba los huevos y el cipote, que asomaban fuera del tanga. El mamón estaba super mojado por el capullo, me puso la mano chorreando y pringosa de baboso pre-cum, que su rajita no paraba de rezumar. Le deslizaba la mano hasta llegar a su agujero, notando el calor que despedía, y como mis dedos, ya estaban bien lubricados por su pre-cum, me facilitaba el trabajo para introducirlos y metérselos dentro. ¡Que culito más estrecho!... Estaba loco de vicio, nada más que pensando en follarme ese culito tan delicioso, y envergarle todo mi cipote. Sam era muy espontáneo, él iba a su aire completamente, y cambiaba de postura cuando le daba la gana. Terminó de desnudarme completamente, y me tumbó boca arriba en la ches Long del sofá, dejándome la cabeza por fuera sin ningún apoyo. Se sentó encima de mi entre piernas de espaldas a mí, para que pudiera ver atentamente y sin perder detalle, como se restregaba mi polla por la raja del culo, como si me estuviera haciendo una paja cubana con sus nalgas. El cabrón se restregaba todo el boquete del culo por mi cipote, separando sus gorditos cachetes, y bajando y subiéndome la piel del capullo con cada pasada.

Jack, que no perdía escena con la cámara, iba de acá para allá con el pollón colgando, y por fuera de los calzoncillos. Se colocó detrás de mí, para grabar los refregones del culito de su esposo en mi polla, lo filmaba viéndolo de espaldas, y pronto descubrí, porque me había dejado Sam la cabeza por fuera. Cuando el tío me puso la polla encima de la cara, me quedé sin palabras, jamás había visto un pollón con esas dimensiones, era colosal, enorme, soberbio, con un grosor impresionante y monumental, todo lo que te diga es poco, colega. Colocó su entre pierna encima de mi cara, mostrándome un culazo imponente de nalgas montañosas, una vena super inflada que partía del ano, cruzando todo el lomo del tronco de su cipotón, y unas pelotas colgando, grandes y redondas como naranjas. Se agachó inclinando las piernas, forzando el pollón hacía abajo, mientras lo apuntaba hacía mi boca como un fusil, me restregó el cabezón por los labios, y fué presionando hasta que me obligó a abrir la boca, y comenzar a tragármelo poco a poco.

Yo empecé a tragármelo llegando hasta la mitad, sin poder respirar, con la cara roja por la presión, y dos lagrimones saliendo de mis ojos por el esfuerzo. Mientras Jack seguía empujando, yo pensaba que aquél monstruoso cipote, era imposible que me entrara entero en la boca, aun así, lo intentaría y haría todo lo imposible, porque el pollón del colega merecía la pena y el gusto.

- ¿Te gusta mi polla, Pablo?... Trágatela entera y chúpamela... Verás cuando se la meta en el culo a mi marido, el cabronazo disfruta como una perra, ya verás, como a Sam si le cabe entera... ¡Míralo!... ¿Estás viendo a la maricona?... Ya se a tragado tu polla por el culo, es que no tiene arreglo este tío, no tiene límites, ni vergüenza el mamón, y lo que le cabe ahí dentro, ya lo verás, ya. -

Estaba cabalgándome el cipote reposadamente, se lo tragaba entero despacio y se lo sacaba lentamente hasta el capullo, tomándose su tiempo, ensanchando las paredes del ano con el tallo, y jadeando en voz alta como una guarra. Jack le pasó a mi jinete, un tarrito de poppers de la mesita, aspiró por la nariz dos buenas oliscadas, y el tío cambió su actitud por completo. Me follaba la polla con el culo, como un puto animal salvaje, parecía que me la iba a partir en dos, de la violencia con que saltaba el cerdo, engullendo, tragando, devorándola, mientras chillaba de placer como una maricona loca y plumera.

- ¡Ohhh, sííííí!... Asiiii, sí papi, sigueee cabronazooo, dómame como a puta yegua, sométeme como una putona... ¡Ahhhh!... Hoy quiero ser tu putaaa... Mira Jack, como este cabronazo me clava la polla en el culo... ¡Que gustazo!... ¿Te gusta tío?... ¿Te gusta mi culito?... ¡Mmmmm! -

- ¿Ves lo que te digo, colega?... Este es mi Sam, ya está fuera de control el muy cerdo, así que vete preparando para gozar, Pablo, y no te cortes por nada, disfruta con el mariconazo de mi esposo... ¡Ufffff!... Tienes una polla preciosa tío, y como entra en ese culito mientras te lo follas cabrón... Toma tío, tómate esto, y verás que calentura más grande te entra.

Nos tomamos los tres un líquido de un frasquito, y a los tres segundos me subía por las paredes del calentón, creía que la polla me iba a reventar, tenía el corazón en el capullo latiendo, y la piel me ardía y me sudaba sin parar. Sam se fue directo al dormitorio, y Jack me indicó que lo siguiéramos. Cuando entramos en la habitación, el colega ya estaba encima de la cama a cuatro patas, con el culo en pompa y apuntando hacia nosotros. Tenía en lo alto del colchón todo un arsenal de juguetitos eróticos, bolas chinas, un látigo, tubos de crema lubricante, varios dildos, y algunos de ellos monstruosos de tamaño. Mientras yo me acercaba hasta su boquete, el cual me suplicaba unas cuantas lamidas, Jack seguía grabándolo todo, balanceando y columpiando el pollón por donde iba, manchando el suelo de gotitas de pre-cum. Lo miré un instante con lujuria, recreándome en lo hermoso que era, joder, y separándole con mis manos las protuberantes nalgas, enterré mi boca entre ellas. Le rompí con los dientes la tirilla del tanga, y comencé a chuparle el culo como un puto hambriento, que encuentra un exquisito manjar, después de días sin comer.

Primero fueron simples lametones, pero poco a poco, fui ejerciendo mayor presión con la lengua, para introducírsela a través del agujero, y follárselo entero sintiendo su calor. Para darle mayor placer a Sam, con mis manos le acariciaba las pelotas, y le estiraba la polla con fuerza hacía abajo, enganchándola del capullo con los dedos. Me encantaba ordeñarle el cipote, descapullarlo por completo, contemplando como la piel se plegaba hacía atrás, dejando a la vista un capullo muy rosado, y sacarle por raja el espeso pre-cum, que me otorgaba el masaje. La zorra de Sam arremetía su trasero contra mi boca, golpeándome duro en la cara, metiéndose la lengua entera, mientras le agarraba el pollón a Jack, que estaba a su lado, y se pegaba bofetones con él en la cara.

- Colega, mi putita está deseando que le metas el consolador por el culo, ya está más que lista la guarrilla, y quiero grabarlo. Coge el dildo grande y negro, y atraviésale el ano con él, y goza viendo como disfruta el mamón, ya verás como se corre de gusto. -

Mientras Jack decía esto, Sam seguía arrodillado en el borde de la cama, pero se había agachado completamente sacando su polla por fuera del colchón, dejándome el culito en posición de ataque, y con el boquete del ano bien abierto. Cogí el consolador que me indicó Jack, y lo embadurné con bastante crema. Era el más grande, enorme, como dos veces mi cipote, se lo coloqué a las puertas de su ojete y comencé a introducírselo muy despacio, reposadamente. Conforme entraba perforándole el ano, la maricona no paraba de chillar como una loca, moviendo la cabeza de lado a lado, y retorciendo su cuerpo contra la cama. Jack me animaba a que se lo metiera entero, hasta el fondo, sin piedad ni compasión, y sin un atisbo de misericordia. ¡Increíble tíos!, pero se la tragó entera el vicioso. Yo le miraba el ojete super ancho, grandísimo, un señor boquetón, ¡Que morbazo!, parecía que el dildo era parte de su cuerpo, y que no entraba, si no que le salía del trasero.

Sam se había apoderado del pollón de Jack, y mientras yo lo envergaba con el consolador, él se lo devoraba sin descanso. Le hacía gruñir de gusto al cabrón, la follada que le estaba dando en la boca, corneándola cruelmente, mientras le agarraba de los pelos con la mano, ¡Uffff!, era impresionante. Ahora sé, porque el mamonazo quería que le metiera el consolador a lo salvaje, porque la maricona se ponía a mil por hora, y se convertía en una grandísima cerda. A los pocos minutos de estar así el colega, recibiendo por ambos boquetes, empezó a retorcerse en la cama de placer, la maricona se estaba corriendo de gusto, sin tocarse siquiera la polla, manchando el suelo de semen, al tiempo que su capullo escupía chicates blancos y pringosos. Jack no se quedó atrás tampoco, y con fuerte alarido se vació dentro de su boca, llenándosela de rica leche, la cual su querido esposo bebió como un sediento.

Pensé que después de correrse los dos, nos tomaríamos un descanso, estaba muy equivocado, Sam me tumbó en la cama boca arriba, se subió en lo alto de mi cipote y se lo enfundó dentro del ojete, comenzando a cabalgármelo. Jack se colocó detrás de él, echándolo encima de mi, con su pecho tocando el mío, y le envergó aquél monstruoso pollón en el culo junto con el mío. Cuando noté su cipotón resbalar pegado a mi polla, te juro que hasta me dolía de la presión, así que imagínate lo que estaba sintiendo el maricón de Sam. Gritaba y chillaba como si estuvieran matando a un cerdo, pero en vez de quitarse o sacarse las pollas del culo, el muy vicioso empujaba cada vez con más fuerza y energía, hasta tal punto de tener el ano abierto como una plaza de toros.

Jack fue más o menos suave en las envestidas, para que Sam lo disfrutase sintiendo los pollones entrar, empujando despacio poco a poco, hasta que llegó a lo más profundo de sus entrañas, y el colega adaptara su orificio anal, a las medidas descomunales de nuestros pollones. El maricón lo aguantaba bien, aunque no paraba de gritar de gusto, con cada centímetro de verga que le clavábamos y le desgarrábamos más el ano. Sam berreaba a voces, de dolor, de placer, todo enviciado, pidiéndonos más polla, más guarros follandolo, y que le penetráramos más fuerte. Aquello nos puso muy cachondos, y super salidos a los dos, comenzando a empujar con potencia con nuestras pollas, y clavárselas hasta el fondo resquebrajándole el recto, con cada embestida.

El colmo del morbazo, el punto más caliente, y el vicio más sádico, fue cuando Jack agarró uno de los consoladores, lo colocó entre nuestros dos pollones, y se lo introdujo también en el boquetón del culo. Aquello, ¡Ufffff!, no podía mover mi cipote, me raspaba la polla de plástico y me presionaba mogollón, pero era super caliente a más no poder. Si Sam antes gritaba, ahora se desgañitaba la garganta por completo, pero no paraba de moverse y revolcarse, con las tres pollas dentro del ojete.

- Ya está mi amor, ya te la saco Sam, que ahora me toca el culito de Pablo, así que ve a por tu juguete y enseñale a nuestro amigo como juegas con el. -

- Pero Jack, ¿Tú crees que ese pollón tuyo, me va a caber en el culo?... ¡Joder tío!... Si es inmenso, y mi agujerito muy estrecho. -

- Si te cabe, ya verás. Cuando veas a mi esposo con su juguete, y lo que hace con el, te va a dar un calentón que vas a querer follar sin parar. Toma, bébete otro de estos tarritos, que te va a ayudar bastante. -

Me puso a cuatro patas en la cama, mirando hacía la puerta del dormitorio, y se colocó detrás de mi trasero. Sin dejar de filmar con una mano mis nalgas, restregaba su capullo mojado por el boquete de mi ano, pasándolo suavemente para que notara su grosor, y cruzando con él la raja, mientras separaba mis nalgas. Al momento regresó Sam, ¡Hijo de puta!, el juguetito era un "Cono de Señalización", de los que se ponen en la carretera para parar el tráfico. El muy vicioso se colocó frente al espejo del armario, de espaldas a mi, para que pudiera ver bien como se tragaba y se metía entero el cono por el culo. Yo, después del último tarrito que me tomé, estaba que echaba fuego por el cuerpo del calentón y el frenesí. Solo de pensar en la follada tan grande, que me iba a meter Jack con su pollón, me excitaba al límite, y por supuesto también, ver a su esposo envergarse por el ano aquél descomunal instrumento.

- Miralo Pablo, mira como se lo mete entero por el culo, el cabrón... Desde que lo vio en una película porno, como se lo metía el actor, flipó de gusto, y compramos uno para él. -

- Alucinante colegas, sois los dos unos putos sádicos, pero me encanta vuestro royo, estoy que me subo por las paredes colega... ¡Mmmm!... Méteme la polla, métemela ya cabronazo. -

Jack me había metido ya tres dedos, embadurnados de crema por el ojete mientras hablábamos, pringándolo bien para que resbalara lo que me iba a meter a continuación, y follarme con su pollón como mi puto macho. Entró despacio abriéndose camino por mi recto, hasta llegar a lo más hondo, desgarrándolo, rompiendo y partiéndome el culo en dos con su polla. Yo miraba con ojos de lujuria y perversión, como Sam se había tragado ya la mitad del cono, y como se le habría en canal aquél culito tragón. Empecé a gemir como nunca, sentía el pollón de Jack entrando y saliendo super duro, mientras me follaba el ano cada vez más rápido, clavándomela con más fuerza hasta los huevos, sin parar, sin detenerse, y sin descanso. Sam subía y bajaba su culo sin parar sobre el cono, era todo un espectáculo lo que estaba viendo, ¿Como podía el cabrón, meterse entero aquello por el culo?... ¡Uffff... Que calentón!... Y cuando se sacaba el cono del culito, me enseñaba el boquetón super abierto y profundo, y más vicioso me ponía, joder.

Jack seguía a lo suyo, metiendo y sacando constantemente su pollón en mi ano. Empezó a retorcerse y a resoplar de gusto, acelerando las envergadas contra mi ojete. Me cogió la polla por debajo, masturbándomela mientras se corría dentro de mi culo, y me lo llenaba a rebosar con su carga. El cabronazo, soltaba borbotones de leche caliente por la polla sin parar, me quemaba el ano, y a la vez notaba una presión muy fuerte, por su cipote inflado y latiendo dentro. Cuando estuve a punto de vaciarme, me levanté y le puse mi cipote en la boca a la maricona de Sam. Le pegué cuatro folladas en el boquino, y me corrí dentro, soltándole una buena catarata de esperma, que le bajó garganta abajo.

- Joder Pablo, ha sido super caliente lo que me has contado... Me has puesto el cipote empalmado entero colega, ¡Ufff!... Cuado te vuelvan a llamar, ¿Puedo ir contigo?... Jajaja. -

- Jajaja, Pues claro Alfredo, Además tú polla y tú culo les va a encantar. Bueno, después de estas confesiones podrías chuparme la polla, ¿No?

- Pues claro nene, dame ese pollón tuyo, que te lo voy a devorar.

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