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Sigo el viaje con Silvia

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Pues como os iba contando llegamos a Puente Viesgo (Santander) sobre la 11 am, dispuestos a disfrutar de nuestros cuatro días de relax, y de sexo al completo, yo quería que Silvia disfrutara y a su vez follara a tope no solamente conmigo si ella quería con cualquier hombre más joven que yo si era posible y se planteaba.

Dejamos nuestro equipaje en la habitación y nos dispusimos a darnos una sauna y un buen baño relajante, y así lo hicimos nos pusimos nuestros batines que nos dieron a la entrada y nuestras toallas y nos fuimos a la sauna, que para nuestra sorpresa estaba vacía solo estábamos nosotros, cuando entramos y al ver que no había nadie nos quitamos nuestras batas y nos quedamos desnudos los dos como nuestras madres no echaron al mundo.

Yo, que quería recuperarme por lo menos ese día de la follada que nos dimos en Aranda, me hacia el despistado para no mirar mucho ese cuerpo tan bonito que tenía Silvia y tan mal aprovechado, pero con la calor y viéndola lugar por la calor, su cuerpo brillaba como si tuviera brillantina por todo el cuerpo, se sentó frente de mi con todo su chocho a mi vista con su matita de pelos que es como a mí me gusta, el sudor le bajaba por sus pechos a la barriga y bajaba por entre los labios de su precioso chocho.

Ella con sus ojos cerrados relajada con el mismo sudor se lo recogía para flotarse su clítoris como si no tuviera importancia y con un ojo entreabierto me miraba a ver si yo me fijaba en lo que estaba haciendo, yo que estaba viendo me hacia el despistado pero mi polla no podía disimular y empezaba a tomar fuerza, pero yo no le prestaba atención disimulado.

Ella muy picarona se estaba dando cuenta que me estaba empalmado y se acariciaba su chocho con la humedad de la sauna y con su sudor, yo me hice el dormido y ella con su intuición femenina y más cuando una mujer está caliente, cuando vio que mi polla estaba ya tiesa se acercó a ella y despacito empezó a darme unos tiernos besos en mi capullo, como si no quisiera despertarme, lo que consiguió ponerme como un toro, yo seguía haciéndome el dormido cuando ella sin más miramientos se levantó y poniéndose de culo a mí se la empezó a restregar por su pipa, jadeando en voz baja, hasta que vio que tanto su chocho como mi polla estaban lo suficientemente lubricada como para iniciar la penetración como así lo hizo.

Cuando ya se sentó entera sobre ella dio un pequeño quejido y se estuvo parada durante unos minutos, yo sabía porque no se movia, porque la cabeza de mi polla le estaba dando en la misma matriz, y decía muy bajito, “Que pena Juan que seas sacarino con lo que me gustaría que dejaras preñada”, ya a eso no me pude aguantar más la cogí por la cintura ella se dio cuenta porque al cogerla empezó a moverme fuertemente y con cada empujón era un grito de placer, menos mal que la sauna tenia música de Mark Knopflers y con el toque de guitarra no se escuchaba nada fuera, y yo más jugaba con mi polla dentro de su coño porque se la metía y sacaba al ritmo de la música que más me gusta, hasta que ya la tenía a cuatro sobre los asientos de madera y no pude más de un empujón se la deje toda dentro echándole una buena cantidad de semen que ella recibió encantada pero note que un poco disgustada porque mi semen no era fértil, porque me dijo ”mucha leche pero desnatada”, yo le dije que si quería que cuando volviésemos a Huelva, que lo dejábamos porque si ella quería un hijo que yo no podía hacérselo y que seguiría con mi Carmela, que ella solo quería leche desnatada y sin historias a lo que contesto que una caca para mí, que ella quería tener otro hijo, pero que también quería seguir follando sin peligro conmigo con que dice a callar y a follar.

En fin terminamos nuestra sauna-polvo y no fuimos al jacuzzi y a darnos un buen masaje de chocolate por todo el cuerpo.

Allí había una parejita de recién casados en su luna de miel, muy acaramelaos como es normal, él era un chico de 26 años y ella tenía 21, él según Silvia porque a mí los tíos no me gustan era bien parecido de 1,70m y cachas de hacer gimnasio, por la cara que puso Silvia cuando hicimos la presentaciones yo pensé que se lo quería follar allí mismo.

El chico se llamaba Oscar y ella Rocío, y nos dijeron que eran de un pueblo de Sevilla, el cual no voy a dar por razones obvias, con lo cual al ser nosotros andaluces también nos entendíamos en nuestro mismo idioma y con nuestro buen humor, la verdad que hicimos buena amistad porque al ser personas jóvenes y estudiadas tenían un sentido muy liberal de la vida.

La verdad que yo sabía que de allí aparte de una buena amistad saldría más cosas y hasta 2 embarazos jajá pero no míos. Eso será en el próximo relato.

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