Nuevos relatos publicados: 16

Un sueño

  • 2
  • 10.583
  • 6,50 (2 Val.)
  • 1

Estaba dormida, la noche era cálida y tranquila. Los arboles se agitaban produciendo un aire fresco que recorría mi cuerpo.

Los grillos entonaban sus melodías.

Quede profundamente dormida ante tales condiciones, un sueño, tuve un sueño en el cual me encontraba en las orillas de un rio, el olor a las aguas, el sonido de la corriente, era hermoso aquel lugar. A lo lejos podía observar a unos chicos jugando, decidí entrar al algua, era fresca, pura y relajante.

Los pequeños peces jugaban en mis pies, me producian cosquillas, volvi a observar a los chicos pero ya no estaban. Estaba sola, un ruido perturbó aquel silencio, era música y el ruido del motor de un auto.

Se detuvo , observé atentamente, era una pareja. Bajaron del auto, caminaron hacia la sombra de un árbol y se besaron, asi continuaron, el la desvistió, le abrió las piernas con una delicadeza, le beso su sexo, ella se arqueaba del placer que su chico le producia. Yo solo observaba atenta a aquel espectáculo, me escondí entre unos arbustos y sin hacer ruido continue observándolos.

Ella lo puso boca arriba, metió el miembro a su boca, lo chupaba como si fuese un caramelo, subia y bajaba con su boca, su lengua la pasaba por sus testículos, acariciaba aquel órgano externo como si fuera una pieza importante, un regalo como todo niño cuida y protege. El gemía de placer, le sobaba la cabeza, empujaba su pelvis hacia la cara de ella, tratando de que no quedara ningun extremo fuera de su boca.

Un gemido fuerte fue el aviso de que había descargado su placer en la boca de ella; escurría un liquido blancoso y espeso por los lados de la boca de ella, ella se acerco a la boca de el y se besaron. Se amaban mutuamente, el le acariciaba las manos, el trasero y empezó a sobarle ese orificio pequeño al que comunmente se conoce como culo, ella deliraba, parecia una muñeca de trapo, ella tomo el pene y lo dirigió a su entrada, de un senton lo introdujo todo a su vagina, arqueando la espalda, cabalgándolo como si se tratara de un caballo. Ella decia: me agrada, que bien, sigue,y otras cosas que no logré entender.

Prosiguieron su actividad y despues de un largo tiempo ella se contrajo, teniendo como resultado un orgasmo placentero por lo que pude apreciar.

Se dieron otro beso, se pusieron de pie y se marcharon, desnudos, pude ver a lo lejos como ella se agachaba y tomaban su rumbo.

Regrese al rio , me quede observando al cielo y desperté.

(6,50)