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Mi padre y su amigo - Parte 2

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Con el tiempo, mi papá se fue apoderando de mí y de lo que hacía. Muchas veces hasta pedía consejo a su amigo, e incluso, en varias ocasiones, vino a casa para enseñarle. Después de aquella noche empezó a castigarme por tonterías de aquella forma: sobre sus piernas y con los pantalones bajados y, si gritaba mucho, me bajaba la ropa interior. Sentía que quería sentirse como... "poderoso" ya que le gustaba ver mis piernas temblar y que le suplicara llorando que parase... Siempre le notaba su polla erecta a través del pantalón. Pero de eso sí siento que se avergonzara, y eso me agradaba. Sentía que era como si se arrepintiera de ser así conmigo, como si en realidad me quisiera bien.

En una ocasión, grité con un azote, y él me bajó la ropa interior... me abrió las piernas y tras darme un azote en mi cosita, lo acarició despacio desde el clítoris hasta mi agujerito. Luego, le dio por enfadarse porque siempre estuviera depilada y suave. Me dijo que lo hacía para provocarle y a continuación me apretó mis labios vaginales y grité:

- aaah...! papá ya basta, por favor.

- Con qué derecho te crees a andar siempre en casa sin sujetador, marcando esos pezones... con esas faldas que te pones... o cuando se te moja la camiseta del pijama después de ducharte y se transparentan tus tetitas... Arrgg... siempre portándote mal, siempre haciendo que sea malo... pero es que te lo mereces!!- decía a regañadientes, mientras de rascaba la cabeza caminando de un lado a otro sin sentido, nervioso.

- Lo que pasa es que eres un salido de mierda, y te molesta que tenga calor y ande como quiera por mi casa! No soy yo quien debería de vestir con más ropa... o es que acaso crees que no noto tu polla erecta a través del pantalón cuando me ves? O cuando me pegas?- le gritaba entre sollozos, desafiante.

-sabes? Estoy cansado de que juegues conmigo, no podré tocarte porque eres mi hija, pero nadie dice que no pueda hacerlo yo. -Así que se dirigió a su despacho. Desde el salón pude escuchar cómo hablaba con David. Él también iba a venir...Yo no entendía que pasaba y me quedé llorando de rodillas sobre la alfombra del salón. A los 10 min mi padre volvió con una cámara de fotos, me ordenó que fuera a lavarme la cara y dejase de llorar. Su voz... su tono... su actitud eran diferentes. No me atrevía a rechistarle nada y obedecí. Fue como si asumiera el control de todo lo que pasaba y estaba a punto de pasar...

Empezó ordenarme que pusiera diferentes posturas, que posara para él y a decirme que si conseguía buenas fotos no me mandaría hacer poses peores y se conformaría con esas. Yo no me sentía nada a gusto, pero lo hice sin oponerme, mirándole perpleja. Poco a poco, se volvió a calentar. Lo notaba en su forma de respirar cuando me sacaba las fotos, en que se apretaba su polla cuando cambiaba de postura y sobre todo, porque cada vez enseñaba más mi cuerpo. Pasó de sacarme una foto de frente mientras hacía que miraba el móvil, con una falda puesta y las piernas un poco entreabiertas... a que me mojara el pelo como si acabase de ducharme para que mojase mi camiseta blanca y se transparentasen mis tetas. Le gustaban mis pezones, pequeñitos y duros. Yo miraba para la cámara, mordiéndome el dedo índice y con cara inocente. ¿Acaso empezaba a aceptar el juego? ¿ O es que me estaba acostumbrando a la situación?

Al poco sonó el timbre, era David, quien traía una bolsa en la mano. Se dieron un apretón de manos y mi padre le agradeció que viniera. David manipulaba a mi papá y él era tan tonto que hasta le daba las gracias... David decía cómo debía ponerme y qué hacer, mientras, yo... tan solo obedecía esperando que acabase pronto. Pero el asunto empezó a torcerse pues... David empezó a acariciarme los pezones para que se vieran duros de nuevo en las fotos y pude ver que eso a mi padre no le agradaba mucho. Entonces empecé a poner caritas a la cámara, como de niña dulce... como diciéndole en silencio que no dejase que me hiciera nada, que era su niña. Más tarde, David me puso de rodillas en el sofá hacia la pared, encorvada posando mi pecho con el respaldo de éste. De esta forma se dejaba ver mi tanga por debajo de la falda. David me subía la falda y aprovechaba para acariciarme mi culito en pompa. Me miraba con la misma lujuria con la que lo hizo la primera noche, en la discoteca cuando trabajaba. Me acarició mi vaginita y yo di un pequeño salto.

-shh... no te muevas. Solo quiero saber cómo es... - mientras tanto mi padre estaba anonadado mirándole, quieto. Luego me apartó el tanga hacia un lado y me pasó su dedo por toda mi cosita y dijo:- pero si estás mojadita... -sonrió.

- yo no... quería.- dije mirando a mi papá, preocupada. Al tiempo que David se chupaba el dedo con el que me había tocado.

- Déjame olerte... Ese olor virginal, ese olor de niñita dulce e inocente.- susurraba mientras acercaba su cara a mi cosita.

- papá... - dije temblorosa, pidiéndole ayuda, pidiéndole que le frenase.

- creo que voy a rozar mi polla con tu coñito niña, quiero ver cómo se siente con este agujerito tan pequeñito. Acaso eres virgen?- me preguntó lascivamente el amigo de mi padre.

-YA BASTA! Vete de mi casa, esto es demasiado!!- gritó papá, interrumpiendo la escena.

-Para esto me haces venir? Para que me provoque y luego no pueda jugar con ella?

-VETE DAVID, es demasiado, es MI hija!!- recalcó.

- Acaso pensaste lo mismo cuando la tocaste mientras dormía el día que os quedasteis en mi casa!? Te vi, maldito hipócrita!- le gritó.

Yo quedé atónita. Sabía que David me deseaba, había pensado todo ese tiempo que quien me tocara aquella noche había sido él y no mi padre. Entonces, ¿de qué se trataba esa situación? ¿Quería salvarme de la depravación de su amigo o es que acaso me quería sola para él?

- Si no quieres que te reviente la cara, sal ahora mismo de mi casa!!!- Dijo mi papá, serio y atemorizante.

David se fue pegando un portazo. Mientras yo miraba a papá desconcertada, preguntándole con la mirada porqué lo hizo. Pude ver que se sentía culpable. Que se sentía mal por hacerme daño y ese tipo de cosas.

- Vístete. Eliminaré todas las fotos. Lo siento... -Y se fue de casa igual de serio.

No podía creer que sintiese pena por mi papá después de todo lo que me hizo, pero al fin y al cabo era padre y sentía que él estaba luchando contra sí mismo, e hice lo siguiente:

Me di una ducha caliente y larga, me maquillé un poco y me vestí sin ropa interior. Solo con el pijama de verano que más le gustaba a papá. Quizás por su sencillez, o por ese tono de ternura y sexualidad que me hacía un simple pantalón corto de estrellitas apretadito y elástico y una camiseta de tiras rosada apretadita también. Comencé a sacarme fotos con el móvil, provocativas y sensuales, pero sobre todo dulces e inocentes. Las envié al correo, las imprimí sobre los folios y las recorté y las guardé en un sobre en el que puse " lo siento papi, esto es para que me perdones", en la mesa de su despacho.

Papá llegó de madrugada, borracho. Pude sentir cómo mamá se enfadaba con él por volver otra vez oliendo a alcohol así que le dijo que esa noche durmiera en el sofá. Abrió despacio la puerta de mi habitación y pude sentir como se me quedaba mirando. Tras resoplar, cerró la puerta y se fue para el sofá. A la mañana siguiente papá me levantó a eso de las 10 y fui a desayunar a la cocina. Él ya estaba vestido y trajeado pues, había quedado con un cliente a la hora de comer (debieron ser los nervios que se preparó horas antes de marchar). Me dijo:

- Termina de desayunar y pásate por mi despacho.

Cuando fui, me senté en frente suya. Nos separaba una mesa de madera y las fotos desperdigadas por ésta.

- Por qué hiciste esto? -preguntó serio

- No sé... -contesté mirando al suelo.

- Es que acaso quieres que te vuelva a azotar, acaso te gusta?- dijo muy serio. Yo seguía sin mirarle, avergonzada. - Ven aquí.

Me levanté e hice lo que me pidió. Esta vez, despejó la mesa y me mandó tumbarme boca abajo sobre ella. Mientras tanto, él quedaba sentado en su silla de frente a mi culo y mi vagina. Con su pulgar empezó a acariciarme el agujerito de mi vagina y me decía:

-Te gusta...? es esto lo que buscabas? Que tu padre no aguantase las ganas de follarte?..

En cuanto me giré hacia él para contestarle, apretó su dedo contra mi cosita y no pude evitar gemir. ¡¡Se me escapó un gemido con los tocamientos impuros de mi padre!! Papá volvió a apretarme mi cosita esperando que volviese a gemir pero yo me limité a morderme el labio inferior. Comenzó a acariciarse su pene erecto mientras me veía y me tocaba. Suspiró y metió su cabeza entre mis nalgas, aún con el short de pijama puesto. Pero no duró mucho así pues, me bajó el pantalón diciendo que "un padre tiene derecho a conocer a su hija en todos los aspectos". "ooh, pero mira esto... que preciosidad…" suspiraba mientras me acariciada el clítoris. Dijo que quería verme mejor y me cogió del pelo levantándome, y me giró dejándome boca arriba sobre el escritorio. Mi padre cogió de la bolsa que se le había quedado a David en casa, una cuerda y me ató las piernas a la altura de los tobillos. Luego, con una mano, los levantó mientras que con la otra me acariciaba mis labios vaginales. Los apretaba, jugaba con mi clítoris y observaba cómo empezaba a mojarse mi cosita... Yo trataba de mirarle aunque a veces cerraba los ojos por la excitación. Los abrí de repente cuando sentí que casi se me rompía la camiseta al tirarme papá de ella. La había bajado de un tirón dejando que mis pechos redondos quedaran al desnudo. Me miró fijamente, con cara de depravado, de vicio, de lujuria... empezó a jugar con mis pezones, acariciándolos rápidamente viendo de reojo cómo no paraba de lubricar. Empezó a soplarme y yo, a mover mis caderas inconscientemente. Le debió de gustar mucho porque sentí su lengua en mi clítoris, subiendo y bajando, soplando despacio, jugando... Esta vez me apretaba los pezones y decía "Te has portado mal Sarita, no obedeces y esto es lo que pasa cuando provocas a tu papi...". Me agarró del cuello y me volvió a levantar de la mesa. Quedándome de pie, frente a él, me dijo "dile a tu papi que quieres que te amamante esas tetitas..." al tiempo me las manoseaba con gran deseo. Sentía su respiración en mi oreja y me dijo de nuevo "hazlo cariño..." (Vaya, sentía que así podría conseguir que mi papá me quisiera y dejase de pegarme, hacía muchos años que no me decía "cariño".) Acto seguido, le dije avergonzada mientras le miraba "papi… puedes… chuparme las tetitas... por fi?", "¿Cómo crees que te puedo hacer eso hijita? Soy tu padre" dijo actuando. Al parecer, quería hacerse creer que todo esto era obra mía, que realmente se lo pedía y yo era la putita que él se pensaba. Aun así, le seguí el juego.

- papi, por fa... solo un poco...

- Sara, soy tu padre. No está bien...

- Ayúdame... quiero que me crezcan... jo papi... mira... míralas... - le respondí mientras me quité la camiseta, me aparté el pelo hacia atrás, y le cogí las manos dejándoselas en mis pechitos.

- Uff… cariño, no son tan pequeñas como crees... son perfectas

Yo acerqué mi cuerpo hacia la altura de su cara, apoyé mis brazos sobre sus hombros mientras él estaba ya en la silla sentado. Me puse entre sus piernas y le susurré "papi, hazlo por mí sí? Pásale la lengua aunque sea..." Él lo hizo lentamente, todavía actuando. Los empezó a lamer y a chupar.

- ooh... pa-pá…! sí... sigue... - gemía.

En ese momento me metió de golpe su dedo corazón en el interior de mi cosita, moviéndolo contra la pared vaginal que da al ombligo. No pude evitar retorcerme y agarrarle el pelo a mi padre. Al poco tiempo me empezaron a temblar tanto las piernas, que acabé de rodillas frente a mi papá. Todavía tenía la cuerda que ataba mis tobillos.

-Sigue cariño- Me dijo mientras me acariciaba la mejilla con el dedo que me acababa de meter, restregando mis jugos por mi carita. Papá quería que siguiera complaciéndole en su juego, en su mentira. Y no se me ocurrió otra cosa que decirle...:

-Papá... me... enseñas tu cosita? - supliqué mientras me mordía el labio e inconscientemente acariciaba mis pechos en sus rodillas.

- Sarita, cariño... ya me pasé sobándote tus pechos. No deberías, soy tu padre...

-Solo déjame verla... - dije mientras se la sacaba de su calzoncillo. La miré con devoción, y lo cierto es que tenía muchas ganas de metérmela en la boca.

Si os gustó, comentad... y me animo a seguir contando cómo acabó esto... todavía me sonrojo al pensarlo...

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