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Betsy -2

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Seguimos con ese sábado delicioso. Como recordarán, después de haber estado juntos, Betsy y yo decidimos que era momento de darnos una ducha. Por lo que, desnudos como estábamos, nos dirigimos al baño, sólo calzados con nuestras sandalias de baño, y tal calor en nuestros cuerpos que ni siquiera pensamos en preparar agua caliente.

Total, nos metimos a la ducha y estando ambos bajo el agua, tomé el jabón y empecé a pasarlo lentamente por todo su cuerpo: cuello, hombros, tetas (y vaya tetas), y así seguí hasta que llegué al principio de sus piernas, momento en el que ella me quitó el jabón y repitió casi como un espejo lo que había hecho pero ahora sobre mi cuerpo.

Después de eso nos abrazamos y besamos bajo el agua, y estábamos a mil los dos, por lo que acerqué mi pene a su vagina y empezamos nuevamente con un rico mete-saca que nos mantuvo ocupados un buen rato, hasta que ella empezó a gemir y yo no aguanté más y me vacié en ella.

Entonces ella se volteó, y después de pasar jabón sobre su trasero, me guio para invadirla por ese nuevo hoyito. Fue difícil, pero la calentura que tenía fue más y con la ayuda del jabón finalmente empecé a entrar por su agujerito tan estrecho. Ella estaba agachada y con las dos manos en la pared, mientras yo con una mano acariciaba sus tetas y con la otra su vagina. Así estuve un rato hasta que nuevamente exploté dentro suyo. Después de eso se volteó, y después de tallarnos se arrodilló y entonces me chupó hasta que le dije que iba a terminar, y entonces me soltó, con lo que terminé llenándole la cara de semen.

Una vez más nos enjuagamos, tomamos las toallas, nos secamos uno al otro y fuimos nuevamente a mi cuarto, donde estuvimos acostados un rato, abrazados y acariciándonos. Yo empecé a bajar nuevamente por su cuerpo, le besé y mordí esas tetas que me tenían loco, y continué hasta llegar a su vagina, donde empecé a chupar y morder suavemente cuanto había a mi paso. Al parecer eso le gustó, ya que comenzó a jadear y me pidió que entrara en ella, donde después de otro rato, y con tanto calor afuera y adentro, no aguanté más y vertí mi semen en ella, sintiendo desfallecer.

Después de eso recordamos que en cualquier momento llegaría alguien de la familia y nos sorprendería en esas andanzas, con lo que después de un beso bien caliente nos paramos, nos vestimos y arreglamos todo para que nadie notara lo que había ocurrido aquella tarde, y esperando tener otro igual o más rico que ese.

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