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Aprendiendo con maduros (Final)

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El sexo con maduros me resultaba cada vez mas gratificante. La mayoria de las experiencias que tenia con clientes o conocidos eran gratificantes aunque el unico que me hacia llegar a la locura era Emilio. Varios dias antes de su habitual visita mensual por tema de negocios Emilio me llamo para preguntarme si me apetecia probar algo nuevo con el, algo morboso, excitante y que exigia tener una mente bastante abierta y una confianza total en la persona con la que estabas. Me quede un poco confundida y me lo pense un par de dias, tras lo cual decidi que seria interesante probar esos juegos prohibidos de los que hablaba. Emilio me volvio a llamar para decirme que el se encargaba de comprar lo que necesitaba. Que lo unico que tenia que hacer yo era estar disponible para el desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana.

Emilio llego a la ciudad el miércoles. Cumplio con sus compromisos laborales y el viernes me invito a comer. Yo no tenia problema ya que una compañera me debia un turno asi que se lo pedi que me lo hiciera ese fin de semana. Mientras comiamos charlamos de cosas triviales... el trabajo, el tiempo.... y fue cuando nos sirvieron el café cuando Emilio me desvelo lo que tenia preparado. Me conto como desde que se habia quedado viudo decidio dar rienda suelta a todas cosas que siempre habia querido probar pero que por respeto a su mujer nunca lo habia hecho durante el matrimonio. Dentro de esas fantasias estaba la de la dominación, la de someter a una mujer a su antojo, sin malos rollos ni cosas raras y evidentemente dentro de unos limites que los dictaba el propio sentido común. Emilio me volvio a decir que si no queria probarlo no pasaba nada, algo que siempre heria mi orgullo cuando me lo decian los maduros ya que tenia la sensación de que me consideraban todavía una adolescente. Le dije que estaba preparada para experimentar cosas nuevas y que no tendría problema. Nos dirijimos a la habitación de Emilio y mientras subiamos en el ascensor comenzo el juego: me arrincono, me tiro con fuerza del pelo y me dijo: "bien zorrita, en cuanto salgas del ascensor dejaras de ser Nuria para convertirte en una perrita obediente y complaciente cuyo unico fin sera el de servir a su Amo y aceptar su voluntad sin rechistar". Emilio se habia transformado en un completo desconocido pero yo habia aceptado las reglas del juego asi que decidi seguir hasta el final.

En cuanto entramos a la habitación Emilio me ordeno que me desnudara dejándome solo el tanga puesto y que me quedara de pie en el centro de la habitación. Dio varias vueltas alrededor mio en plan desafiante hasta que se planto delante mio. Agarro mis pezones con fuerza y los pellizco y retorcio hasta que el dolor resulto casi insoportable y mi cuerpo se doblegó y cayo rendido a sus pies: "esa es la posición natural de una perra, a los pies de su Amo" dijo Emilio mientras mis doloridos pezones fueron recuperando poco a poco la normalidad. Cometi el error de incorporarme ante lo cual Emilio reacciono estirandome del pelo y recordándome que no debia hacer nada que él no me hubiera ordenado. Como castigo se sento en la cama, me tumbo boca abajo encima de sus rodillas y me azoto las nalgas, algo que me resulto muy morboso ya que intercalaba los azotes con caricias. Estaba siendo dominada y castigada pero sin saber por que mi coño se estaba empezando a humedecer.

Cuando termino de azotarme me volvio a dejar de pie en el centro de la habitación y me vendo los ojos. Me hizo levantar los brazos, me esposo las manos y con una cuerda bien tirante unio las esposas con una argolla que previamente habia colocado en el techo. Alli estaba yo, atada, sin escapatoria y entregada a un hombre que podria hacer conmigo lo que quisiera. Lo extraño del asunto es que lejos de estar asustada, el estar completamente indefensa y a su merced me hacia sentirme cada vez mas excitada.

Pasaron algunos minutos hasta que me quito la venda. Gire mis ojos hacia la cama y vi que Emilio, que para entonces ya vestia solo con unos boxer ajustados, habia aprovechado para sacar todo el material y ponerlo encima de la cama: pinzas, velas, cuerdas... habia de todo. Se acerco a mi, metio su mano en mi tanga y al notarme mojada se enfado. "¿quién te ha mandado excitarte perra estupida?" El comentario me hizo sentirme muy vulnerable y me entraron ganas de llorar: "vaya, ademas de perra y estupida resulta que eres una niñita llorona... no te mereces un Amo como yo" me dijo. Tomo unas pinzas y las puso en mis pezones. El dolor crecia rapidamente de intensidad y se vio incrementado cuando tomo su fusta y me volvio a castigar las nalgas. Las lagrimas comenzaron a brotar por mis ojos, le suplique que parara, que no podia mas pero pese a que no paraba en mis suplicas Emilio se mostro inflexible hasta que algunos minutos después se detuvo. Se acerco a mi y agarrandome del pelo me dijo: "veo que has aprendido a suplicar como las perras asquerosas y eso se merece una recompensa". Me beso en los labios, libero mis pezones de la tortura de las pinzas y comenzo a lamérmelos con delicadeza. Aquello hizo que me volviera loca. Tenia los pezones tremendamente sensibles y su lengua calida aumento esa sensibilidad hasta un placer difícil de describir. Mi coño, que habia perdido excitación con los azotes, volvia a estar empapado. Deseaba que Emilio me follara... aunque parezca increíble deseaba ser su perra estupida.

Emilio me desato y me llevo a la cama. Me puso a 4 patas, tomo mis brazos, ato mis muñecas a mis tobillos y me dejo en una postura de completa entrega. Mi cara apoyada contra el colchon y mi culo en pompa con mis agujeros totalmente ofrecidos a el.... indefensa pero excitada, sin escapatoria pero entregada, completamente sometida a la voluntad y al placer de mi Amo. Emilio comenzo a comerme el coño controlando que en ningun momento alcanzara el orgasmo. Cuando me puso a punto clavo su polla de un solo golpe y empezó a follarme como un salvaje mientras me llamaba puta, perra, zorra y otras lindezas varias. Tuve un par de orgasmos mientras me follaba pero el no estaba satisfecho y decidio que era hora de darme por detrás. Ensalibo mi ano, acerco su verga y comenzo a empujar con golpes bruscos pero cortos que hacian que su polla se fuera adentrando poco a poco y que abrian un poco mi ano a cada embestida. Me tuvo clavada y sin moverse durante un rato hasta que empezo a follarme mientras su mano iba dando rítmicamente azotes en mis nalgas. Emilio duro una eternidad en mi culo. Cuando estaba a punto de correrse volvia a bajar el ritmo para tranquilizarse. Yo me sentia bien, por un lado porque me estaba gustando y por otro porque la situación de estar indefensa hacia que me excitara. Finalmente Emilio se corrio. Varios chorros de leche habian inundado mi culo dándome una sensación de placer muy cercana al orgasmo. Emilio me desato y me desato y me ordeno que lamiera su polla hasta dejarla bien limpia, cosa que hice encantada.

Al dia siguiente Emilio y yo pasamos el dia en la habitación, tuvimos mucho sexo (en ocasiones bastante subido de tono) y lo pasamos muy bien. Solo se le ocurrio una perversión... que le chupara la polla mientras hablaba con un cliente por el movil, cosa que reconozco resulto de lo mas morboso. Hablamos sobre mis sensaciones del dia anterior y le dije que fueron positivas aunque matizando que lo que realmente me excito fue el hecho de sentirme indefensa y entregada. Los castigos fueron duros (nunca he sabido soportar el dolor) aunque es algo que no se puede evitar ya que entran dentro de lo asumible cuando se participa en roles de dominación/sumisión. Desde entonces lo he vuelto a practicar alguna vez con Emilio y las experiencias han resultado satisfactorias.

Y aquí terminan las experiencias que he vivido hasta la fecha con hombres maduros. Reconozco que me gustaria volver a encontrar a alguien como Carlos para tener una estabilidad y deja de tener relaciones esporádicas que en muchos casos solo las tengo para mantener la dosis de sexo necesaria que toda persona necesita. No digo que no sean satisfactorias, pero si que les falta ese giro de tuerca que me hacia estar completamente entregada a Carlos y que en algunos casos tambien lo he conseguido con Emilio.

(9,17)